Quedan apenas dos meses para que acabe el año, pero no podemos relajarnos en lo que a correr se refiere.
Particularmente, en estos meses suelo correr bastante afrontando fríos y lluvias y, particularmente, en Navidad -apenas ya mes y medio- la acumulación de kilómetros que suelo hacer cada año es alta ya que no suelo dejarme arrastrar por los fastos y ágapes de estas fechas. Así que el tiempo extra de estas fechas es de bastante entreno a pesar de que la luz del día se escape de las manos como una pompa de jabón.
De ahí que esté buscando alguna competición en diciembre para no perder el ritmo, a pesar de que deba desplazarme a provincias limítrofes o no tan limítrofes. Y eso es porque me temo que Córdoba, casi con toda seguridad, volverá a ser una opción fallida este año por motivos personales, pero mucho me gustaría estar en la ciudad califal porque estratégicamente es una buena opción para rebajar en algún minuto el tiempo cosechado en Granada dado su trazado más llano. Pero me temo que habré de esperar a Almería a no ser que en diciembre haya algo por ahí interesante y de perfil similar al de Córdoba.
Por lo pronto sé de la programación de aquella para olvidar Sevilla-Los Palacios a mediados de diciembre y la Media Maratón de Cieza en Murcia que, al parecer, tiene un recorrido llano. Bueno... son dos opciones que habrá que barajar.
Por lo pronto seguiré rodando como hasta ahora: alrededor de 50 kilómetros semanales, incluyendo los kilómetros basura de las series, e incluso, barajando la posibilidad de ir aumentando progresivamente el kilometraje semanal de cara al maratón que haré en 2012 que podría ser Madrid o, incluso, Sevilla. Desde ya descarto Málaga.
Otro factor a tener en cuenta en estas fechas es el de la alimentación. Lo digo por las fechas que llegan. Los corredores estamos en el mundo como cualquier ciudadano y, aunque, intentemos no pecar de exceso de calorías siempre es inevitable ingerir lo que no debemos ya que hay estímulos por doquier: en el trabajo, en los comercios, en la casa de familiares y amigos, en el propio hogar... Sin duda, hay que redoblar la contención aunque sin pasarse, que lo nuestro es afición y no profesión.
Pero ocurre que a mucha gente -lógicamente quien no corre- le cuesta comprender que rechaces una bebida espirituosa o algún dulce muy refinado y, sinceramente, es una tarea bastante ingrata -por lo menos a mí me lo parece- explicar que una dosis añadida de calorías basura nos perjudica a nosotros -los corredores- más que a ellos por una sencilla razón: nuestro organismo está acostumbrado a quemar las calorías buenas (hidratos de combustión rápida que apenas necesitan digestión, principalmente), de manera que en el momento que introduzcas calorías basura sufre un mundo para deshacerse de ellas, además de que suelen ser alimentos muy molestos para rodar a nivel de digestión. No se trata meramente de ganar más peso.
Sin embargo, hay opciones intermedias que pasan por buscar dulces no tan refinados y basados en alimentos más integrales y dietéticos que cada vez el mercado lanza con más insistencia, aspecto que hay que aprovechar junto a evitar comidas copiosas sobrecalóricas. De hecho, yo suelo comer chocolate negro todo el año y pocos días recuerdo que no haya tomado un par de cervezas, pero eso sí, son alimentos que metabolizo bien porque son naturales y no tienen las calorías indeseables de otros alimentos.
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