07 julio 2020

¡ES LA ECONOMÍA, ESTÚPIDO!

El individuo asiste desde su terraza favorita a un reguero de mascarillas de todos colores y formas. También lo hace el individuo playero que sonríe ante el desfile de máscaras por el paseo marítimo.
Soy un privilegiado, se dice.
Pero todos lo pueden ser. Todos lo podemos ser.
Es fácil. 

Fase 1 de la desescalada: retomar el contacto social, terrazas ...

Son las dos de la tarde y el mercurio está más cerca de los cuarenta grados Celsius que de los treinta y el individuo apenas puede respirar porque las autoridades le indican que debe de andar con un trozo de tela con filtro adosado a su nariz y su boca, como aquel extraño organismo extraterrestre que se adosó a la cara de uno de los viajeros de la nava interestelar en Allien. Nada más fácil: siéntate en una terraza; despójate de tu ropa, ponte en bañador y túmbate en la arena de la plaza.
Se acabaron las limitaciones y las restricciones. Además estarás cumpliendo con la ley.
Porque así de tonta y de caprichosa, a veces, es la ley, así lo son quienes las hacen. 
Porque no se trata de que estar en una terraza al aire libre rodeado de gente o en una playa rodeado de más gente aún te haga inmune al contagio, nada de eso: es la economía estúpido, como dijo algún político a alguien cuando este cuestionaba algunas cosas.
Sí, es la economía. La que está por encima de la salud, por encima del bien y del mal y de todas las cosas celestiales o infernales.
En Groelandia serán los icebergs, pero aquí son la hostelería y la playita (porque si a playa le quitamos la a y le ponemos ita, queda mucho más ocioso y disfrutable, más cool). 
Así de absurdo a veces es la ley. Así lo somos casi siempre nosotros.
Y ocurre que siempre pasa más o menos igual: a quien cumple, a quien lleva la mascarilla y por descuido se la quita en la calle porque le pica la nariz o se la ha introducido una avispa, podría ser sorprendido por un feraz guardia, mientras el que no la tiene que llevar (por ley) puede aplastar a esa avispa de un plumazo. Y arrascarse la nariz sin violentar la ley a sus anchas. 


04 julio 2020

ME GUSTA EL CALOR PARA CORRER Y UN LAGARTO EN EL CAMINO

El calor ha entrado con fuerza. Lo hizo incluso antes de que el verano hiciera su irrupción oficial. Siempre pasa así en el sur de España: no te avisa. 
Por tanto, has de estar prevenido ante la falta de notificación.
Llevo corriendo con bastante regularidad desde que nos dejaron hacerlo tras el confinamiento. Lo que hacía antes no era en realidad correr aunque los quince metros de terraza, a veces, me ofrecían la sensación de estar haciéndolo. Solemos sacar partido a lo más pequeño. Recuerdo una tarde lluviosa, ya casi apareciendo el manto de la noche, en la que corría por mi terraza. Solía vestirme con mi ropa técnica para que pareciera lo más real posible. Esa tarde también me puse el chubasquero técnico y cuando tenía enfrente la luna y a lo lejos la Vega de Granada la sensación era casi la misma que si estuviera corriendo por ella bajo una fina y reconfortante lluvia.
Pero a partir del dos de mayo ya comencé a correr en la calle y fue bastante catastrófico. Tenía todos los músculos entumecidos y apenas conseguía alcanzar los seis minutos de media por minuto. No ayudaba que tuviera que correr por la ciudad y en ocasiones encontrándome con mucha gente. Eran los días en los que todo el mundo se lanzó a la calle tras casi dos meses sin apenas pisarla.
Pero de todo eso ya parece haber transcurrido un año. El tiempo es muy relativo.
Y ahora estoy corriendo regularmente, como decía, y con calor. Intento no salir más tarde le las diez de la mañana, pero a esa hora el sol penetra en tu piel y aprecias su intensidad. Sin embargo, algún día he salido a correr a más de la once de la mañana. Esos días me gustan, aunque son realmente duros. Atravesar un camino de Vega que parece en llamas, polvoriento y solitario siempre me ha parecido épico; y si en el trayecto hay alguna cuesta, por efímera que sea, también me he sentido bien dentro de la dureza y el sufrimiento que conlleva subirla.
Jewelled Lizard (Timon lepidus) male found under a stone by Jean NICOLAS (14166347788).jpgCuando hoy a más de las doce de la mañana un lagarto sorprendentemente verde de unos cuarenta centímetros de largo pasaba casi por debajo de mis pies, asustándose a mi paso, comprendí que estoy corriendo con las condiciones y en los escenarios que me gustan. 

01 julio 2020

CINE: THE VAST OF NIGHT (EEUU, 2019)

The Vast of Night  

De vez en cuando el cine moderno que se hace en Estados Unidos nos sorprende con películas que aportan algo novedoso, aunque para ello haya que volver la vista a los tumultuosos años cincuenta. Me cuesta mucho atreverme a ver algo nuevo, sobre todo si se trata de ciencia-ficción (mientras siga formando parte de la ciencia-ficción la aureola en torno al fenómeno OVNI), pero no sé por qué me atreví con The Vast of Night, una película que ha producido Amazon y que está disponible en su plataforma. Reconozco que antes había leído alguna crítica fiable, pero aún así renqueaba para acomodarme, dar al mando a distancia y decir: que comience el espectáculo.
Fue una buena decisión, un poco tomada a ciegas, es cierto, pero buena decisión a fin de cuentas. Sí, se trata de una película distinta a lo que ahora podemos ver bajo la etiqueta de ciencia-ficción, en la que no existe acción sino diálogo, no existe violencia sino formas educadas, no existen apenas efectos especiales, solo los necesarios y argumentados. Verla fue, como se dice, una bocanada de aire fresco. Pero la satisfacción principal no fue la emoción impostada de ver decenas de OVNIS invadiendo una remota población, sino la grandeza de sus diálogos y una fotografía que conecta directamente con el espectador, sin la necesidad de estar demasiado pendiente sobre qué pasara en el cielo en las próximas horas de esa noche oscura de un remoto pueblo de Nuevo México, que no tiene mayor diversión que emocionarse con el comienzo del campeonato de su equipo de baloncesto del instituto de la localidad. 
Una película que cuenta con los elementos necesarios para que no se echen de menos otros: una emisora de radio, una extraña señal, luces en la noche, testimonios sorprendentes, unos jóvenes curiosos y el resto del pueblo en el partido de baloncesto.
Una pequeña joya que hay que ver.


30 junio 2020

ABANDONAR LAS REDES

Resulta paradójico que siempre huyamos de sogas, de cuerdas, de cadenas... de redes, pero que sigamos tan enganchados a la versión social de todas esas ataduras enunciadas. Una red puede ser algo físico, pero también puede ser una metáfora de ese elemento tangible. Unirle social a todo eso puede ser una verdadera perversión si lo pensamos detenidamente.
Y yo lo he pensado detenidamente.
Comencé a disponer de Facebook muy tarde, en 2015. Desde mi blog, desde este blog, veía esta red social con desdén, como mirándola por encima del hombro, incluso con desconfianza. Yo seguía con mis textos casi diarios sobre literatura, sobre mi pasión por correr, sobre cine, sobre política, sobre música...Y no entendía que debiera también estar en Facebook. Es más, vivía al margen de todo eso. He de reconocer que desconfía mucho de esta red: la veía como una amenaza para ese mundo de los blog creado pieza a pieza y con tantas dificultades, años atrás.
Un día, una conocida me dijo que había subido a Facebook algo que yo había escrito en este blog y que estaba teniendo mucho éxito. ¿Mucho éxito? Me pregunté. ¿Un texto que he escrito casi para mí, estaba teniendo mucho éxito? Descubrí que sí, que era cierto. No tenía acceso a  Facebook pero comencé a ver ese texto mío –en realidad, un relato corto sobre la corrupción, tan de moda– por todas partes; y si estaba por todas partes, estaba por toda la red, básicamente por Facebook que era la red más importante y casi única que existía por entonces (es posible que alguna más, no lo sé). Aún así, no di el paso y no me abrí una cuenta, un muro, como se decía a nivel de calle.
Pero lo di a principios de 2015 y casi sin querer. Yo había publicado mi primer libro Conversación en la taberna y 41 relatos –donde se encontraba ese relato exitoso y que daba título al libro– y alguien conocido lo puso en un grupo público de mi pueblo. Aquello se disparó. Y como soy agradecido decidí abrirme una cuenta para dar las gracias a todas esas felicitaciones de toda esa gente que me conocía directa o indirectamente. Así comenzó todo.
Han sido más de cinco años con altos y bajos y ha sido en Facebook y después algo en Instagram donde he volcado toda información sobre mis libros y donde comenzaron a surgir los primeros lectores. Por lo tanto, no me voy a ir dando un portazo. Aquello fue útil al principio. Hasta que observé que todo el mundo quería vender libros a través de las redes sociales, sobre todo escritores no conocidos y autopublicados. Yo me estaba convirtiendo en uno más, y aunque no escribía en Facebook solo con ese fin, reconozco que también me movía esa idea. Pero no, Facebook ni ninguna red social es útil para vender directamente libros, sobre todo cuando no te conocen. Es similar a entrar en un bar donde tampoco nadie te conoce vociferando que compren tu libro. Y aunque te conozcan, no será nunca el método adecuado. No, no funciona así. En todo caso, podrá servir para dar a conocer tu estilo y, eventualmente, en qué estás trabajando o acabas de publicar. Pero nada más. 
Pero no es esa la razón fundamental por las que abandono las redes sociales, ni tampoco por la que he estado en ellas cuatro largos años. Lo hago porque ya no me aportan nada, es más me roban tiempo, energía mental y, en ocasiones, ofrecen disgustos e incomprensiones. He comprendido que todo lo que necesites buscar está en Internet, sin necesidad de pasar por las redes sociales, que, en todo caso, lo que estas hacen es comprimir en píldoras informativas, casi siempre mal diseñadas y engañosas, la información que con más amplitud y rigor puedes encontrar en la red o, mucho mejor, en los libros físicos o digitales, que para el caso es igual.
Irme también es una forma de intentar regresar a una época en la que me sentía más a gusto y en mayor conexión con lo que escribo y leo. Volver a una etapa más analógica alternándola con otra digital representada en los blogs, que visto lo visto hoy día son casi herramientas analógicas si las comparamos con la digitalización mal concebida de las redes sociales, las cuales tienen un porcentaje demasiado alto de postureo y egocentrismo y muy poco de verdadero aporte cultural e informativo, con las excepciones que siempre las hay, las cuales naufragan en el inmenso océano de inanidad en que se han convertido (las redes sociales). 
Soy consciente que es ir contra contracorriente, aunque eso nunca se sabe, porque el futuro está cambiando a un ritmo imposible de seguir. Quizá mucho más tras la etapa que hemos vivido o estamos viviendo desde mediados de marzo. Pero ir contracorriente no significa que sea negativo, todo lo contrario. Dejé de hacer turismo de masas porque era imposible disfrutar de encantadores e icónicos lugares y me acostumbre a disfrutar de los espacios, en principio, inanes pero vacíos, por lo que supongo que igual ocurrirá ahora abandonando las redes. Será una soledad placentera y cálida a la que te acostumbras pronto. 
En todo caso, el cambio es connatural a nuestra existencia, una opción de crecimiento que no se ve al instante, pero que es efectiva.
Saludos blogueros. 






05 abril 2020

UN DIARIO SINGULAR PARA UNOS DÍAS SINGULARES

El diario que cada día escribo desde que se decretó el Estado de Alarma que obliga al confinamiento, con motivo de la irrupción del virus COVID-19, es un diario singular. El diario como ejercicio memorístico es un instrumento que ha existido desde siempre, desde aquellos que se escribían con pluma (quién sabe si muchos siglos atrás con cincel sobre piedra) hasta los más modernos, escritos digitalmente en ordenadores, tablet o incluso móviles de pantallas gigantes. 
     Yo inicié este diario singular (e inesperado) el primer día del Estado de Alarma y lo fui publicando en mi cuenta de Facebook cada día y así fue hasta el día undécimo, pero me detuve. Es decir, detuve la publicación en la red social pero no detuve la escritura diaria del diario, el cual tengo intención de publicar en un eBook autopublicado en Amazon junto a mis otros nueve libros (en puridad, siete libros y dos relatos cortos o cuentos). Escribir cada día un diario no es fácil en estas circunstancias, sobre todo porque todos los días son prácticamente iguales, incluso las noticias casi lo son, pero desde el primer día me he esforzado en darle un cariz distinto a cada día, vertiendo impresiones personales junto a alguna noticia relevante y que no se haya repetido como una comida indigesta. 
     La idea, como se supone debe ser la de todos los diarios, es plasmar las impresiones personales que se poseen en un momento concreto, pero debe ir más allá: aderezar esas opiniones con una noticia objetiva que surja. Por decisión personal, he decidido alejarme lo máximo posible de la intoxicación informativa que abunda por doquier, de ahí que visite poco las redes sociales, tal vez las más intoxicadas, pero tampoco me parecen demasiado fiables las noticias de los medios de comunicación. No obstante, hay formas de informarse sobre lo más básico sin necesidad de empacharse de información vana.
  Cuando comencé este diario consideré, como muchos consideramos, que no habría que escribir más de quince días, pero el diario se podría convertir en tres veces más extenso de lo inicialmente previsto, tal vez más. Por lo pronto, está cantado que hasta el día veintiséis de abril, pero es posible que vaya más allá, y esa será la principal dificultad a la hora de escribirlo, sobre todo para no caer en la repetición. Algo se repetirá, por supuesto, pero, en mi caso, intentaré que sea lo menos posible, porque es viable ver los días diferentes dentro de la repetitividad a la que asistimos.
       Otro elemento que me parece ilusionante es su publicación, que será autopublicación en Amazon. La idea no es que se venda mucho ni mucho menos, sino dejar constancia de una mera impresión personal que con el paso del tiempo se pueda cotejar con otras impresiones. Eso sería bonito. Bonito e interesante. Además, quienes escribimos, casi nos vemos impelidos a plasmar por escrito la realidad que vivimos cada día, mucho más cuando se trata de una época tan singular. 




07 febrero 2020

NOVELA EQUÍS QUERÍA CORRER














SINOPSIS:

     Equis es un tipo normal que un buen decide comenzar a correr. Lo ha intentado en varias ocasiones sin éxito, por una razón o por otra. Curiosamente, siempre desea comenzar a correr cuando decide cambiar algún aspecto de su vida, que no le satisface. Su estrecho entorno no comprende que desee correr ni cree que esté preparado para ello, y menos que nadie su esposa, la cual prefiere que siga en el bar maltratando su hígado a que corra. La aversión de ella a esa práctica deportiva es casi enfermiza. Eso produce una tremenda crisis en el aparente tranquilo matrimonio. Pero, siempre hay un pasado sorprendente, y se vuelve a constatar que las cosas no son como parecen en esta historia de encuentros y desencuentros.

CRÍTICA LITERARIA DE HEYDEVENIR:

¿Quién no ha intentado alguna vez empezar a hacer ejercicio y desiste a los dos días? Equis quería correr cuenta la historia de Equis, una persona aparentemente normal que, cansada de ciertos aspectos de su vida, trata de cambiarlos corriendo. Es una novela con encuentros y desencuentros, de amores y desamoresEs un libro muy humano que hace que el lector se sienta identificado en algún momento conforme devora las páginas, porque sí, quien se anime a leerlo, las devorará. Equis quería correr posee una estructura sencilla y una narrativa muy amena, lo que facilita su lectura, y bajo una apariencia trágica debido a los blancos y negros, amores y desamores, éxitos y fracasos, etc., cuenta con unos toques de humor que consiguen que la lectura sea divertida. A primera vista puede parecer una novela que trata sobre el deporte, sobre correr. Pero como bien nos contaba su autor, José Antonio Flores Vera, en la entrevista que le hicimos, realmente se trata de un tapiz de fondo sobre el que se desarrolla la historia, que no quita que un aficionado a correr vaya a disfrutar más o menos del libro, pues como os decíamos, la historia es tan humana que cualquiera se siente identificadoEquis quería correr es una novela sencilla, entretenida, triste, alegre, divertida y sorprendente, pues el final no dejará indiferente a nadie. Desde Devenir recomendamos encarecidamente su lectura. Enhorabuena a José Antonio por este gran libro.

Si estás interesado en esta novela la puedes adquirir en Amazon: 


05 febrero 2020

EBOOK: REFLEXIONES Y POEMAS NOCTURNOS DE UN CORREDOR

Reflexiones y poemas nocturnos de un corredor es una obra intimista, introspectiva, como reza su subtítulo. Un libro de los que se escriben por el placer de escribirlos, sin ataduras ni artificios. Como todo libro de prosa, pero sobre todo de poesía, las palabras bailan a un ritmo de una música silenciosa y penetran en el sentimiento del lector de una manera muy directa. Quienes gustan de correr saben perfectamente que esta actividad va más allá del mero deporte; correr es una fusión con tu ser interior y con la naturaleza y lugares por los que corres. Cada zancada es una incógnita y cada kilómetro una aventura, de ahí que sea bastante frecuente que al corredor habitual correr le aporte sentimientos que solo es posible experimentarlos cuando se corre y también cuando en la noche, ya relajado, repasa su entrenamiento mentalmente y vuelve a sentir esas magníficas sensaciones. Son esas sensaciones nocturnas placenteras las que han inspirado este libro, que se divide en dos partes: reflexiones y poemas. Las reflexiones surgieron en un momento, quizá, amargo, como amarga es siempre una lesión. El corredor se lesiona y para no perder un ápice de sensaciones se propone cada noche escribir una reflexión, que culminan en cuarenta y dos, que son los kilómetros de los que consta un maratón; los poemas han ido salpicando páginas en blanco en distintos momentos, pero casi siempre inspirados tras un buen entrenamiento o una buena carrera. Es el propósito del autor que estas reflexiones y estos poemas no se queden encallados tan solo en el lector corredor sino que también lleguen al corredor que no lo es. Con esa idea se ha escrito este libro. Por tanto, amigo lector, corredor o no, tienes en tus manos un libro de vocación artesanal, escrito sin imposturas, un libro sincero y que intenta, a la vez, aportar prosa y poesía modestamente. Si consigue todo eso, el autor, con toda seguridad, será el más agradecido de todos los mortales.

Si estás interesado en este peculiar libro, lo puedes descargar aquí (Amazon): 

UN VIAJE A PARÍS (I)

Existen ciudades que pueden ser contadas y otras que tiene que ser visitadas para poder contarse. Entre estas últimas está París.      No es...