21 septiembre 2014

VIGILAR Y CASTIGAR (IDEAL, 22/9/2014)

Conocer los procesos que llevan a la corrupción de la cosa pública es un asunto complejo. Una tarea de investigación que han de llevar a cabo especialistas de distintas áreas del conocimiento, desde sociólogos hasta juristas, pasando por filósofos, antropólogos y es posible que hasta psiquiatras si se concluye que corromper y corromperse es una especie de enfermedad mental que resulta incurable para algunos.
            De todas maneras, al margen de desviaciones psicológicas o sociológicas, es fundamental tener presente siempre la historia para valorar por qué en determinados países la corrupción está más presente que en otros y tendrá mucho que ver la concepción de lo público y lo privado, así como la forma de entender la economía. En ese sentido, en nuestro país nunca se ha distinguido muy bien lo público de lo privado y ese hecho es siempre un caldo de cultivo idóneo para que aflore la corrupción. Por su parte, en países en los que hay una clara separación entre estas dos vertientes, la corrupción existirá -es una lacra universal-, pero tal vez más en la vertiente privada que en la pública. Lógicamente, mucho tendrá que ver la contundencia de la ley, porque está claro que el género humano varía muy poco de unos lugares a otros y tan sólo el vigilar y castigar de los Estados como detentadores de la violencia legítima será determinante.
            En la España democrática -que es la etapa política en la que la corrupción resulta más abominable- la asociación negocio-Estado, en cualquiera de sus vertientes territoriales, ha estado siempre muy presente, algo muy similar a la conexión negocio-familia de que se nutren las relaciones ilícitas en las distintas mafias transalpinas. Este tipo de conexiones son básicas para que se pueda tejer un entramado corrupto. También son elementos fundamentales la complicidad y el silencio. De hecho, los cuantiosos casos de alta corrupción política y empresarial en España siempre se han abierto por la falla de alguno de estos elementos.
            Otro factor importante, en mi opinión,  para que en España se hayan dado tantos casos de corrupción -aún hay muchos que no se conocen, pero que aflorarán- es el poco apego a la causa estatal -o autonómica o local- que siempre han demostrado los políticos en general y los corruptos en particular. Cuando no interesa la deriva de un país y no se cree en sus instituciones, la única motivación -que también se convierte en ventaja- para formar parte de la élite dirigente son los negocios propios, los del partido y los de la familia, de manera que una vez ostentado un cargo con mucho poder y conociendo que los mecanismos legales son torpes, ineficientes y lentos, el itinerario para enriquecerse es francamente favorable; lo es si la idea de entrada es servir y no robar, mucho más lo será cuando la idea de entrada es sólo robar. De ahí que los mecanismos necesarios que impidan la corrupción no pueden ser de mero maquillaje legal y político sino más mucho más contundentes y estructurales.
            Y esa contundencia -lo decía más arriba- no puede ser otra que el vigilar y castigar de manera contundente, pero para ello es fundamental que la democracia española se sostenga de veras en un verdadero Estado de Derecho, con sus tres robustas patas independientes: un poder legislativo que legisle de manera consecuente, un ejecutivo que ejecute lo legislado y un judicial que juzgue e interprete la ley sin contemplaciones y en plena igualdad. Pero para ello, hay que conocer desde la escuela qué significa el juego democrático. Lo que no puede significar bajo ningún concepto es ser la mercadería en que la han convertido la mayoría de los políticos de este país, el negocio particular de personas que han accedido al poder gracias al voto -eso sí, indirecto- de los ciudadanos.
            Hay políticos y juristas que sostienen que una democracia se ha de forjar a base de tolerancia y leyes lenitivas porque consideran que ese será el elemento diferenciador con los sistemas dictatoriales, pero esa premisa no es siempre válida. Nada impide que un sistema democrático posea normas contundentes que impidan la corrupción. De hecho, éstas serán la mejor garantía para evitar que se asiente. Para buenos ejemplos, contamos con los de determinados países de nuestro entorno, los cuales gozan de mayor recorrido democrático y, por lo general, asisten a bastantes menos casos de corrupción. Eso se debe -entre otras razones ya aludidas- a la contundencia de sus normas y a una más eficaz separación de poderes. En ese sentido, me contaron que en la República de Irlanda se acordó que un importante político acusado de corrupción debía de devolver hasta el último euro de lo sustraído y dejarle sin recursos, al tiempo que decidieron que el Estado no tenía por qué gastar un centavo en él albergándole en la cárcel. No es mala solución si consideramos que en nuestro país las sentencias que resuelven enviar a la cárcel a políticos corruptos son muy pocas -la mayoría resuelven inhabilitación de varios años en cargos públicos, que ya no ejercerán-  y jamás se les exige la devolución de lo robado. Es más, en la jungla política y empresarial corrupta española muchos actores de tramas de alto nivel ya han presupuesto las penas que pueden caerles si son cogidos y han comprendido que siempre es rentable arriesgarse. Mientras tanto, lo robado descansará sin riesgo alguno en algún oscuro paraíso fiscal a la espera de poder ser disfrutado por el hacedor y su familia.             

19 septiembre 2014

MÚSICA: AMON AMARTH (SUECIA, 1992-ACT.)

Amon Amarth es un banda de Death metal melódico procedente de la ciudad sueca de Tumba. Su nombre significa 'Monte del destino', en Sindarin, una de las lenguas élficas de la Tierra Media, que creó Tolkien para su magna obra ' El Señor de los Anillos'.  
A pesar de cultivar el Death no introducen teclado en su formación, que está compuesta de dos guitarras -un principal-, guitarra bajo y batería. La voz es independiente y es con mucha frecuencia gutural. Ya hice una reseñas de ellos hace tiempo y afirmaba que el Death no era uno de los estilos metaleros que más me gustaba, pero he de decir que con esta banda he aprendido a comprender este estilo y ya está entre mis predilectos (soy muy abierto a escuchar todas las tendencias).
Su estética es muy nórdica, muy tipo 'viking', porque casi todas las bandas nórdicas tienen afición a este tipo de estética, que es una forma de reivindicar su pasado más oscuro. Ese pueblo nórdico con mala fama cuyas tradiciones, religión y forma de vida, está a mitad de camino entre la realidad y la leyenda (en ese aspecto, impagable la documentada serie 'Vikings'). 
Han publicado nueve trabajos de estudio, el último en 2013 y sus directos son muy demandados. Suelen, como casi todos los grupos de este tipo de música y estética, decorar sus escenarios con motivos de su cultura ancestral, pero no son tan rocambolescos y espectaculares como otros de su cuerda y estilo. 
Por tanto, el éxito de su directo está en su buen hacer. Es un grupo que a mí me gusta, básicamente por el buen equilibrio entre instrumentos y voz. Poseer dos guitarras es una magnífica opción que ofrece mucho juego en el escenario y este grupo explota muy bien ese aspecto. Además, el bajo se puede dedicar a su función propia, que es algo mucho más difícil cuando hay una sola guitarra como es el caso, no sé, de Warcry en España (no significa que Warcry cultive el Death melódico), por poner un ejemplo. 
También valoro la voz que no es demasiado gutural -demasiado cansa-. El vocalista de esta banda, Johan Hegg, la tiene bastante equilibrada y gutural, como decía. Además, se compenetra muy bien con los instrumentos, creando un buen equilibrio natural. 
Si os gusta este música u os estáis iniciando en ella, os sugiero que escuchéis el vídeo que inserto para comprobar las magníficas melodías de las guitarras, que son el alma del grupo y el perfecto acompañamiento de bajo y batería, no creando confusión ni discordancia la voz.
Este vídeo corresponde a una de sus últimas actuaciones, en el Wacken de 2014.

16 septiembre 2014

LA SALVAJADA DEL TORO DE LA VEGA DE TORDESILLAS

He estado dos veces en Tordesillas. Me gusta este pueblo; me gustan sus históricas calles, sus históricos monumentos y tiene una de las plazas mayores más coquetas y bonitas de España.
Además Tordesillas forma parte de la historia de España con mayúsculas. No en vano en este pueblo vallisoletano se firmó en dos palacios, conocidos como 'Casas de el Tratado' -aún ambos en pie- el conocido como 'Tratado de Tordesillas', el 7 de junio de 1494,  que supuso el fin oficial de las hostilidades entre el Reino de Castilla y Aragón y Portugal en el Atlántico y en el Nuevo Mundo, recién descubierto por Colón. Para tal fin se trazó un meridiano imaginario en alguna zona del Atlántico que pusiera paz a los dos países protagonistas en las nuevas tierras. 
Además, Tordesillas goza de infinidad de monumentos religiosos y civiles que quitan el hipo, declarados oficialmente como Patrimonio Nacional.  
Pero ocurre que no todo el monte orégano como se suele decir y es bastante habitual que pueblos que han sido cultos o que han contribuido de forma decisiva a la formación de los Estados sean indolentes en otros aspectos. Tradiciones dicen sus defensores, pero no es sostenible una tradición si para preservarla han de torturarse animales. Lógicamente, me refiero al tema estrella de estos días 'El Toro de la Vega', una salvajada propia de otros tiempos que de forma incomprensible es el acto central de las fiestas de este histórico pueblo. 
Es tan repugnante que cuando la visitamos por última vez, hace dos años creo recordar, y nos sumergimos en su Plaza Mayor, cada vez más concentrada de 'peñas', ciudadanos y visitantes, percibía que todo aquello me estaba sentando cada vez peor. Nos pareció excepcional el ambiente, la puesta en escena de las fiestas, sus terrazas, sus barras, el pueblo todo, pero sabía que esa misma tarde se iba a celebrar esa animalada y eso me hizo -nos hizo- sentirnos cada vez peor.
Tanto es así que cuando llegué a Granada envíe un correo electrónico a la Delegación del Gobierno de la Junta de Castilla y León en Valladolid, pero no me hicieron ni puto caso. Y eso que lo razoné lo mejor que pude para que no pareciera un cabreo espontáneo de un ciudadano. Unos años antes escribí otro al Ayuntamiento de San Sebastían con relación a la explotación de un pony en una atracción en el Monte Igeldo y al menos me contestaron que estaban en ello, pero que se trataba de un espacio privado y tal.
En la queja a la Junta de Castilla y León, venía a decir más o menos lo que aquí cuento: que si no está justificada una tradición si se tortura a un animal, que si en los tiempos en los que estamos esto no tiene lógica y atenta contra todas las leyes positivas y naturales...en fin que eché la pota de la forma más elegantemente posible, pero ya digo, ni caso.
Para entonces, muchas asociaciones en defensa de los animales ya se estaban moviendo y todo parecía indicar que aquellas movilizaciones iban a ir 'in crescendo'. Así ha sido.
Porque cuando escribo esta entrada -noche del 16 de septiembre-, la noticia es que ha habido enfrentamientos entre partidarios y nos partidarios, con algún herido incluido. 
Lo más lamentable de todo esto es que los políticos no son capaces de coger el toro por los cuernos -nunca mejor dicho- y poner fin a esta barbarie. Pero, claro, no olvidemos que estamos en el país de las corridas de toros y que eso es oficial en este país. De hecho, acabo de firmar una petición a la UE para que se controlen las subvenciones agrícolas que se dan a determinadas CCAA y al Estado porque, al parecer, parte de esas subvenciones sirven para financiar espectáculos taurinos. Subvenciones que no sólo salen de esos fondos sino del bolsillo de todos nosotros, dóciles pagadores de impuestos. Es decir que con mis impuestos sostengo no sólo a los Borbones sino las corridas de toros. En realidad, si se piensa en frío dan ganas de pasar a la acción y dejarse de palabras. 
En fin, que me desvío, decía, que en este país es oficial matar toros en una plaza bajo el aplauso de reyes, políticos, personal y medios de comunicación púbicos y privados, pero es ilegal matar una perdiz en el monte si no es periodo de caza. Lógicamente, no estoy diciendo que me parezca bien matar una perdiz porque odio la caza en cualquiera de sus manifestaciones, pero pongo el ejemplo para ilustrar la hipocresía social y legal que existe en este país en cuanto al asunto de los animales. 
Volviendo al Toro de la Vega, confío que esta mal llamada tradición acabe pasando a la historia en breve como han pasado otras fiestas y tradiciones que se sostenían y sostienen aún en el linchamiento y asesinato de un animal. No se trata más que de sentido común. Porque si se afirma que las tradiciones han de continuar, tal como hacen algunos políticos y responsables, no estaría nada mal que hubiera seguido la tradición de cortar cabezas que se inició en la Revolución Francesa. Seguramente que esa tradición a muchos políticos y monarcas no les parece tan preservable. 
Tradición también fue -como escribí en algún sitio- la celebración de los Autos de Fe en las plazas públicas de todas las ciudades españolas entre los siglos XV y principios del XVIII. Por tanto, de seguir alimentándolas -porque las tradiciones hay que preservarlas dicen algunos-, todavía sería posible ver arder a alguien en cualquier plaza pública. 

           

15 septiembre 2014

EL TEATRO ROMANO DE CARTAGENA

Foto de J.A. Flores

















Si hubiera que destacar algo extraordinario en los últimos lustros en materia de arqueología, ese algo sería el caso del Teatro Romano de Cartagena. 
La ciudad portuaria vivió hasta 1988 sin nociones concretas de la existencia del teatro, a pesar de que estudiosos de la historia de Roma y la arqueología antigua barruntaban la posibilidad que existiera al ser Carthago Nova una de las ciudades más importantes de la España romana en el periodo anterior y posterior a la supuesta irrupción en el mundo de Jesucristo. Existía mucha lógica para pensar de esa forma, básicamente porque esta ciudad de antecedentes íberos fue la elegida por las huestes de la civilización púnica para implantar en la antigua Hispania la capital de su imperio ubicado inicialmente en el norte de África -actual Túnez-, el cual fue destruido por el más avanzado y poderoso ejército romano dirigido por Escipión, llamado el Africano, dando lugar a lo que se conoció como las Segundas Guerras Púnicas. Pero, en fin, esa es otra historia, si bien no ajena a lo que ocurrió con este majestuoso Teatro Romano de Cartagena. 
Decía, que la ciudad vivió hasta 1988 sin nociones de su existencia. Ese mismo año, unas prospecciones arqueológicas en el solar de la Casa-Palacio de la Condesa Peralta pusieron sobre la pista a los arqueólogos, gracias a la existencia de estructuras arqueológicas divididas en capas que sugerían mucha importancia. Dos años más tarde, se encontraron los primeros restos del Teatro Romano, el cual pudimos recorrer hace unos días.
La gran pregunta que se hicieron los expertos y que nos hacemos todos es cómo un elemento arqueológico tan enorme -tenía capacidad para 7000 espectadores- y en lugar tan céntrico y alto del centro de la ciudad ha podido estar escondido durante tantos siglos. La razón, una vez explicada y leída, es más fácil de comprender. 
Foto de J.A. Flores
Construido a finales del Siglo I a. C., fue abandonado a medida que las sucesivas civilizaciones fueron apoderándose de la antigua ciudad de Cartagena. Ni bizantinos, ni visigodos, ni árabes, ni cristianos hicieron gran cosa para mantenerlo a vista de todos, más bien al contrario. Bizancio construyó en su solar un mercado y los árabes un barrio. Y una vez expulsados éstos y tomado el control por los cristianos, el Teatro Romano sirvió de solar parcial para la construcción de la conocida como Catedral Vieja. Bajo sus muros y bajo las humildes casas de un barrio de casas pequeñas y modestas estuvo durante siglos sumergido esta gran obra arquitectónica y así ha sido hasta hace poco. ¿Curioso, no?
Por suerte, a día de hoy se ha podido recuperar y restaurar casi por completo, aprovechándose asimismo el Palacio Pascual de Riquelme y un corredor arqueológico bajo la Iglesia de Santa María -la Catedral Vieja- para unir el Museo del Teatro Romano, diseñado por Rafael Moneo, y el Teatro en sí. 
Todo un descubrimiento que no pudimos disfrutar en nuestra primera visita en 2007 a esta magnífica ciudad portuaria de la Comunidad murciana. Por aquel entonces, el Teatro estaba en pleno proceso de restauración y el Museo aún no estaba construido y por eso mismo la ciudad era muy distinta a la que hemos descubierto. Tendrán que decirlo sus moradores, pero la ciudad ha evolucionado gracias, entre otros aspectos, a la apertura del Teatro Romano, al que acompañan maravilllas arqueológicas romanas y púnicas, como son, entre otras, el fastuoso barrio del foro romano molinete y el resto de la muralla púnica, respectivamente. 

Curiosamente, tenía muchas ganas de visitar este Teatro Romano desde que vi hace un par de años la película de Alex de la Iglesia -una de las peores que el buen director vasco ha dirigido-, 'La chispa de la vida'. Y es que ésta se filmó durante la construcción del Museo del Teatro y la restauración del Teatro Romano, debiendo de hacerlo de noche y de madrugada para no entorpecer las obras. 
¿Recordáis al humorista José Mota unido a una tabla por la cabeza por medio de un clavo, sin poderse mover, robando todo el protagonismo de la inauguración al encolerizado alcalde, protagonizado por el desaparecido Juan Luis Galiardo?       

14 septiembre 2014

CINE: CRÓNICAS DIPLOMÁTICAS (FR, 2013)


Esta comedia política francesa navega muy bien por la pantalla siguiendo las máximas de Heráclito. Ese podría ser un digno resumen de esta excelente comedia de casi dos horas. Inteligente y tratada con fino humor, su director,  el francés Bertrand Tavernier, dirige una muy completa película en clave crítica y ácido humor sobre la alta clase política francesa de la mano de un Ministro de Exteriores, cargo fundamental en la política francesa dada la presencia de Francia en el antiguo mundo colonial. Una crítica ácida que también es extrapolable a cualquier alta clase política de los países poderosos del primer mundo, tan divididos en mantener su poder, sus colonias y sus chanchullos a la vez que de aparentar ser los guardianes de la paz mundial. 

Me ha gustado esta película porque es ocurrente, inteligente, irónica y desenvuelta. Alejada de topismos propios de películas de este tipo, también es desenfadada. Contemplándola uno puede imaginarse en clave de humor las venturosos castillos de naipes que han de llevar a cabo los caóticos gabinetes de los ministros, en este caso del Ministro de Exteriores francés. 
Cuando uno se enfrenta a una película francesa, le pueda pasar de todo. Desde que se trate de una película muy retroalimentada y encantada de haberse conocido así misma, hasta encontrar un pequeño tesoro o algo muy original que no haya visto nunca. Eso es lo que tiene el cine francés: enorme cine -del que disfruto enormemente- pero al mismo tiempo cargado de esa especie de chauvinismo que caracteriza a los vecinos del norte. Pero quizá también en esa dualidad radique su genio, su calidad. 
De ahí que cuando en la tarde del domingo me acomodé en mi salón una vez bajadas las persianas y corridas las cortinas, no sabía con qué tipo de película me iba a encontrar. Tan sólo contaba con lo que me había contado, Juan Carlos, un compañero de trabajo y amigo con el suelo coincidir en gustos cinematográficos. Lógicamente, eso me infundió confianza. 
Así que a medida que iban pasando los fotogramas, me percaté que me encontraba ante una excelente película cuyo argumento giraba en torno a las peripecias del ministro y su gabinete, tirando del hilo argumental el protagonista encargado del lenguaje en los discursos. Un tipo que jamás parece acertar, no porque no ponga empeño y saber, sino porque es imposible acertar con la visión de la política que tiene el peculiar ministro, algo que ya saben los veteranos y veteranas del gabinete. Como trasfondo, como antes decía, las máximas peculiares del filósofo presocrático griego Heráclito. 
Un ministro que no lee lo que le escriben, a lo sumo la primera línea, en la que espera encontrar una interpretación de una máxima de su filósofo favorito. Si no es así, ese discurso se inutiliza rápidamente. 
Mucho disfrute, por tanto, en esta comedia francesa, de la que no hay que perder comba en cuanto a sus diálogos y situaciones. Muy aconsejable, desde mi punto de vista, claro. 

11 septiembre 2014

CINE: 'LA VIDA INESPERADA' (ESP, 2014)

Había escrito en el margen derecho unas breves palabras en la sección dedicada al cine 'Me gustó...', pero tenía interés en alargar unas cuantas palabras más sobre ella. Más que nada porque me ha parecido una película interesante a la par que incierta. Es como si algo fallara en ella y que de no haber fallado, la podría haber convertido en una película mucho mayor. 
No soy experto en cine -sólo opino sobre lo qué me parece la película que veo-, pero, ya digo, la sensación que tienes cuando acabas de verla es como si algo hubiera fallado en ella. Tal vez la dirección, tal vez el guión, no lo sé...Porque lo que me queda totalmente claro es que no ha fallado el descomunal esfuerzo interpretativo de su protagonista principal, el bueno de Javier Cámara que como le ocurre al buen vino, con los años va avanzando enteros en este difícil mundo de la interpretación. Excelente actor para la comedia y excelente actor para el drama. También ha estado a buen nivel el trabajo del coprotagonista, el más joven y menos experimentado Raúl Arévalo, un actor muy dotado también para la comedia, como ya ha demostrado en varias películas, destacando por encima de todos su papel en la magnífica 'Primos', de Daniel Sánchez Arévalo.
El guión de Elvira Lindo, sobre el papel es muy interesante porque ha sabido atrapar bien el espíritu de la ciudad de New York, gracias a sus largas temporadas pasadas allí junto a su pareja, el escritor Muñoz Molina. En ese sentido, hubo momentos en la película en los cuales contemplé cierto paralelismo con lo que nos cuenta el escritor ubetense en el magnífico libro de viajes 'Ventanas de Manhattan'. De hecho, los créditos iniciales de la película se acompañan de imágenes de ventanas de edificios neoyorkinos, siempre ausentes de cortinas, que es algo a lo que se alude en el transcurso de la película como podrá comprobar el espectador. Decía que el guión es interesante: vida precaria de españoles en la Gran Manzana persiguiendo sueños que son muy duros de conseguir.  Y es también excelente la ambientación y la fotografía. Luego, es bastante probable que la dirección de Jorge Torregrossa no haya logrado conectarnos con el film. A excepción de los últimos veinte minutos finales -los más intenso e interesantes-, donde se trasluce de manera clara lo que pretende contarnos. Los ochenta minutos anteriores, aunque divertidos, se debaten entre la comedia y ese a punto de concluir en algo pero que no llega a concluir. 
Consideré como hipótesis bastante aceptable, una vez vista la peli, que se consigue transmitir lo que se quiere transmitir gracias al descomunal esfuerzo interpretativo de Javier Cámara, pero no tanto a la mano de la dirección. Pero, claro, es tan sólo una sensación, más que una opinión. 
De todas formas, es una película que gusta ver (no diré que sea una película que guste volver a ver, que de ésas no hay demasiadas) porque nos divierte y nos introduce en una ciudad como si se tratara de una visita que nos mostrara una persona observadora y cualificada, y en se sentido se aprecia muy mucho la mano de Elvira Lindo, la guionista. De hecho, para hacer creíble que estamos en Nueva York -como estamos- ha sido muy acertada la introducción de dos desconocidas actrices norteamericanas y no cuesta nada leer la traducción en pantalla para quienes, como yo, pillamos pocas palabras del idioma de Shakespeare.         

07 septiembre 2014

LIBROS: 'LOS DETECTIVES SALVAJES' DE ROBERTO BOLAÑO

Este verano ha sido -está siendo- muy intenso en cuanto a lecturas. Y entre ellas, algunas asignaturas pendientes, esas que sabes que no has de demorar más para sumergirte en sus páginas. 
En ese sentido, mucho escuché y leí sobre la calidad de 'Los detectives salvajes' del desaparecido Roberto Bolaño, así que me dije que, a pesar de sus más de seiscientas páginas, era hora de comenzar por la primera. 
Cuando me enfrento a un libro o a una película, intento no leer demasiado sobre lo que les ha parecido a otros, por tanto, quienes consideren que leyendo esta entrada se verán influenciados por la futura lectura de esta obra, pueden optar por no continuar leyendo, aunque diré en mi descargo -como ya saben los más antiguos del lugar- que jamás destripo un libro o espoleo el argumento de una película, todo lo más comento y opino sin intentar entrar en argumento alguno -alguno no siempre lo consigo-. Pero eso sí, daré mi opinión. 
Y mi opinión sobre 'Los detectives salvajes' es ambigua, porque ambigua es la obra. En principio, hay que decir que escapa a la concepción argumental de lo que entendemos por novela moderna, algo que jamás se ha superado desde 'Madame Bovay'. No encontramos 'En los detectives salvajes' los mismos esquemas y tópicos de una novela moderna. Existe una estructura original, que yo no había leído hasta ahora. Y probablemente en esa estructura tan original radique la fama y aprecio que tiene esta novela tanto en el mundo hispano como en el anglosajón de Estados Unidos. 
Ahora bien, hay que decir que a quien guste de la novela bien estructurada, esa que conlleva un encabezado, un cuerpo y una culminación, 'Los detectives..' le sabrá a algo distinto, ya que no se trata de una historia propiamente dicha, sino de muchas historias que penetran en lo más hondo de lo existencial literario si es que se me permite acuñar ese término. Pero esas historias son siempre una. O mejor dicho, historias en una en torno a unos cuantos personajes del mundillo literario de México D.F.
He de decir que no estoy muy seguro de afirmar si me ha gustado o no esta obra de Bolaño. La he disfrutado en ocasiones y en otras no tanto, aunque a decir verdad, no me ha aburrido nunca. 
Gente que se mueve por el terreno literario poético de México D.F., y que describe una época y unos paisajes concretos. Vida de poetas y gente bohemia que se prodiga desde la capital mexicana a otras ciudades de distintos países, siguiendo un movimiento poético ficticio denominado 'real visceralismo', cuya creadora en la novela es Cesárea Tinajero, una búsqueda que adquiere elementos surealistas y también muy realistas en ocasiones, pero no estoy seguro de saber en qué dirección nos quiere llevar el escritor chileno. 
Supongo que nos quiere mostrar vivencias propias y de su generación, algo muy encorsetado en una época y en unos lugares concretos, pero que difícilmente puede extenderse hacia la universalidad, entre otras cosas, porque se tratan presumiblemente de sus vivencias personales. Por tanto, el sustrato que saqué de la lectura es literario en parte, pero no demasiado más. Eso no significa que no considere interesante la novela, pero me hubiera conformado con menos páginas que me dejaran más tiempo para leer otras cosas que me parecen más interesantes. Por ejemplo, las más de mil páginas de que se compone la trilogía de Torrente Ballester 'Los gozos y las sombras', magna obra a la que estoy ahora dedicando mi tiempo en alternancia con la 'Justicia desahuciada' del expedientado juez del caso Blesa y Banco de Miami, el granadino Elpidio José Silva, que no es que sea una lectura con la que uno disfrute, como se hace con una buena novela, pero que cuenta algo muy turbio de la última turbia realidad española.       

UN VIAJE A PARÍS (I)

Existen ciudades que pueden ser contadas y otras que tiene que ser visitadas para poder contarse. Entre estas últimas está París.      No es...