En estas últimas fechas, prolijas de regalos, me cayeron entre libros y cine, un BD -en realidad dos- de esos que merecen estar en un lugar preferente de deuvedéteca o bedéteca. Se trata de los dos volúmenes de Kill Bill, en mi opinión lo mejor que ha escrito y dirijido Quentin Tarantino, ese extraño director con cara entre atontada y esquizofrénica que también hace excéntricos y extraños cameos de vez en cuando en sus propias películas o papeles con más caché en otras dirigidas por colegas suyos, como es el caso de "Abierto hasta el amanecer", de Robert Rodriguez.
Y es que Kill Bill es otra cosa. Es otro cine. Bebe tanto del gran cine clásico, y muchos son sus guiños hacia él, como de las películas b de bajísimo presupuesto del buen cine japonés, así como del mundo del Manga -que decir cómic Manga es una redundancia- y todo ello mezclado en un explosivo cóctel hecho a la forma de un director que más que dirigir ve el cine de otra manera. Pareciera que este hombre sólo ha mamado cine desde su nacimiento.
De Kill Bill me gusta todo y no sabría con cuál volumen de los dos quedarme, porque el volumen I no es nada sin el II y viceversa.
En el cine de Tarantino hay que destacar sobremanera sus diálogos. Muy trabajados y sin desperdicio, pero también hay que intentar digerir la violencia que imprime en sus películas. Lógicamente, no es una violencia gratuita, como ocurre en el mal cine sino necesaria, muy acomodada a las temáticas que suele manejar. Sus mundos son violentos y sus personajes no son precisamente monjas de clausura. De ahí, que el desenvolvimiento general sea la violencia sin mesura.
En esta edición de BD que me ha sido regalada hay detalles de verdadero lujo. Unido a la alta definición propia de este formato, la versión española viene con un sonido de lujo, quizá uno de los mejores formatos de audio del mercado: DTS-HD algo no muy común en películas dobladas y que se disfrutará doblemente dado que es una cinta que permite un buen juego de sonidos. Además, como ya es habitual en Tarantino, contamos con una banda sonora muy variada, bien elaborada y muy divertida, en la que igual mezcla corridos mejicanos con flamenco a la vez que utiliza estridentes sonidos sesenteros.
En fin, podría estar escribiendo sobre esta excelente película -rodada en dos partes- horas porque todo en ella me parece destacado, pero quizá la mejor opción es poder tener una buena edición como ésta y volver a visionarla con la frecuencia que el interés marque.
Y es que resulta cierto lo que se dice de los obras maestras del cine: puedes verlas infinidad de veces y siempre tendrás la sensación que estarás viendo una película distinta.