
Que la industria del cine no puede dejar de parir películas es un hecho, sobre todo si se trata de la meca del cine. Pero no todo ha de valer, sobre todo cuando se trata de versiones modernas de producciones anteriores.
Aquella "Conan, el bárbaro" de 1982 protagonizada por Arnold Schwarzenegger no fue gran cosa, principalmente porque su director John Milius (que también dirigió "Amanecer Rojo") no acertó en cuanto al protagonista, pero contaba con unos efectos especiales brillantes y una portentosa banda sonora compuesta por el griego Basil Poledouris, que es ya un clásico en el género.
Sin embargo esta versión de 2011 ni tan siquiera cuenta con una BSO que deleite y nada es apenas destacable en la película a no ser que sólo se pensara en la versión 3D, que por ahora intento no ver.
Es una película que se deja ver a ratos, pero que aburre en otros muchos, los más. Y, para colmo, no ha existido por parte de los ingenieros de sonido demasiada preocupación por dotar a la peli de un Dolby de calidad.
En ese sentido, curiosamente, un día antes vi Super 8 (una más que aceptable película de la que comentaremos algo) y contaba con un excelente Dolby muy logrado, en el que los sonidos del 5.1 eran reales y podían detectarse por toda la habitación. No es así en el caso de "Conan, el bárbaro" que, en definitiva, se trata de una película para olvidar; o bien, para contemplar todo ese trabajo de gimnasio del bueno de Jason Momoa que, eso sí, al menos intenta hacer un trabajo digno.