
Existe para casi todos nosotros hechos ordinarios y comunes, asuntos que normalmente están relacionados con el trabajo, estudios o el ritmo de cada día. Pero también existen muchos sucesos extraordinarios, que no deberían pasar, en absoluto, inadvertidos.
Un año puede ser el resumen de los intereses que tenga cada persona. Podría ser la suma de libros leídos, películas vistas, música escuchada, páginas escritas, kilómetros hechos. Incluso, el año en el que cambiamos de vivienda, de coche o de pareja. Un año, ya digo, da para mucho.
Desde hace tiempo no creo en los propósitos para el próximo año. Me he cansado de escuchar a gente que juraba y perjuraba que con el nuevo año dejaría de fumar, y sin embargo, enfrascados en un cotillón o fiesta familiar lo primera que hacían nada más sonar las campanadas, nada más comenzado el año, era fumar compulsivamente. O personas que prometían correr tres veces por semana nada más comenzara el nuevo año, pero se ha presentado la primavera y los ha sorprendido con más michelines y ningún kilómetro en sus piernas. Decididamente, no creo en los propósitos de año nuevo, considero que son muletillas, autoengaños perfectos para asegurarse que nunca se comenzará nada. Los que creemos en los propósitos verdaderos sabemos que no es necesario que comience un nuevo año para hacer lo que queremos hacer.Por tanto, lo importante es contar con propósitos y no dejarlos en cuarentena para que comiencen en una fecha culturalmente simbólica. Algunos no saldrán y otros sí, pero ninguno arranca el 1 de enero, eso seguro.
Un año da para mucho, aprovechémoslo.
OS DESEO UN BUEN AÑO PARA TODOS LOS AMIGOS-AS QUE LEÉIS ESTE BLOG.