30 junio 2010

ANGELO BRANDUARDI

Volvamos a la música, que llevamos tiempo sin recomendar nada. En esta ocasión recomiendo a un músico italiano de largo recorrido. Muchos lo conoceréis; otros no. Fue bastante conocido en España en un momento concreto, pero mientras que aquí llenaba teatros, en el resto de Europa llenaba -llena- Estadios. Y en Italia, su patria se le reverencia con pasión, a la altura de Franco Battiato, con el que guarda cierta semejanza musical si bien sus estilos son distintos.
A Ángelo Branduardi le he visto en directo en dos ocasiones. La primera en el teatro de Santa Fé y la otra en un marco incomparable: el Castillo árabe de Salobreña. Y, en ambas, me ha deleitado. De sus conciertos sale la gente electrizada y si tenéis ocasión de verle en directo en alguna ocasión no perdáis es oportunidad.
Ahora os dejo con un concierto reciente interpretando una de sus más míticos temas: "La luna", una deliciosa poesía cantada. Es una de sus piezas más íntima, pero también sabe hacer saltar al personal cuando imprime ritmo a sus melodías, muchas de ellas rescatadas del medievo italiano y europeo.
Con el tiempo mis gustos musicales han evolucionado como le ocurre a todo el mundo, pero jamás he perdido la referencia de Branduardi al cual estoy escuchando últimamente.

28 junio 2010

DE ANIMALES, DE RUTAS Y OTROS ASUNTOS


Finalmente, como dije, no tuve la desgracia de que ningún ofidio se cruzara en mi camino como sí le ocurrió a mi amigo Paco.
Pero sí se cruzo una ardilla por el poblado bosque de pinos que rodea el Pantano del Cubillas camino de Caparacena, circunstancia ésta muy curiosa que jamás había presenciado, a pesar de las decenas de ocasiones en las que he hecho esa ruta.


Por suerte hasta ahora en todas las rutas que he hecho corriendo he tenido la dicha de encontrarme con animales agradables a excepción de aquel perro peluche salvaje que me cerraba el paso a la entrada de Caparacena, incluyendo entre esos agradables animales a aquel bulldog francés que a pesar de su cara de pocos amigos y sus colmillos asomándole por encima de su labio superior, optó, ante mi asombro, por efectuar graciosos saltitos jugetones a mi alrededor.
En otra ocasión, subiendo al Torreón se cruzaron dos libres, animal bello donde los haya, dada su presteza en avanzar y su lado salvaje, que apenas recuerda a nuestro conejo común. Aunque ni recordar quiero a aquella rata negruzca de acequía que, quizá, más asustada que yo una tarde de verano por la Vega corría con aspavientos en mi misma dirección, temiendo seriamente ser mordido por el roedor.


La ruta de veinte kilómetros en bicicleta del sábado a mediodía me dejó unas sensaciones magníficas. Una ruta exenta de cuestas duras y en la que me congracie de manera importante con los pedales. Con una bicicleta que cambiaba las marchas de manera milimétrica cuando accionaba la palanca de cambios y unos neumáticos que se defendían de manera resuelta ante los duros baches de los caminos.
Normalmente cuando no supero los 30 kilómetros de recorrido en bicicleta me siento cómodo, pero comienzo a tener problemas de resistencia cuando supero los 40 kilómetros. En las primeras salidas del verano pasado solía hacer rutas cercanas a los 50 kilómetros, y a pesar de ir bien a nivel aeróbico, que es la herencia que ofrece el correr, el pedaleo cada vez era menos armónico. Por tanto, la mejor opción es no superar la treintena y esperar la mejora poco a poco.
De ahí que en la tarde de ayer domingo me sintiera con fuerzas para hacer 12 kilómetros corriendo. En principio, con dos claros riesgos en mi contra: uno, el rodaje por encima de los nueve kilómetros tras el parón por lesión que pudiera hacer resentir el problema muscular; dos, la hora de la salida, que bien podría considerarse "la hora de los ofidios". Por suerte, esos dos riesgos pasaron a la historia sin salir a escena.
Efectivamente, decidí salir a las 18,30, con casi 33 grados de temperatura. Opté por hacer la ruta de Fuente Vaqueros, sabiendo que de necesitarlo allí encontraría una buena fuente de agua para refrescarme (no en vano Fuente Vaqueros siempre ha sido el pueblo del agua). Y así fue. Gracias a esa hidratación en el séptimo kilómetro de la ruta pude afrontar con garantías los cinco kilómetros restantes ante un sol plomizo y veraniego. Por suerte, en los últimos tres kilómetros una nube amplia ocultó el sol y dejó que por los cuatro puntos cardinales de la Vega se iniciara un agradable viento fresco. No obstante, las pulsaciones se dispararon muy por encima de lo habitual en esta ruta debido a dos causas principales: la falta de rodaje y el abundante calor.

25 junio 2010

YA ESTAMOS EN RUTA


Esta tarde - viernes -, decidía arriesgarme y desafiar el calor y las cuestas para iniciar lo que espero sea un verano próspero en kilómetros.
Salí temprano, a eso de las 18,30, con 32 grados centígrados cayendo inmisericordes sobre la gorra técnica roja "Adidas Marathon", que es imprescindibles en días así. No sé por qué pero corriendo por una zona de secano -todo lo contrario a la Vega- y a esas horas, en todo momento tuve presente la posibilidad real de que cualquier ofidio me sorprendiera durmiendo la siesta, principalmente, en el recóndito camino del Cortijo de Santa Rosa, que es el que podéis ver en la fotografía de Google, que visualiza el recorrrido trazado por el Forerunner.
Y pensaba en esa posibilidad a raíz del comentario que me hacía un compañero de trabajo sobre la aparición de un ofidio por esa zona cuando circulaba en moto. Y pensaba: en moto, seguramente, no supondría un problema, pero sí corriendo. Y la verdad es que a esa hora, todo era posible porque el campo se encontraba embelesado en una quietud estival y la presencia humana era prácticamente inexistente a esa hora. Y entonces me acordé de la anécdota que ocurrió a mi Compae Paco cuando acostumbraba a trotar por la Vega a las cuatro de la tarde en el infernal agosto. Un buen día hubo de darse la vuelta porque en el camino por el que debía de continuar reinaba un enorme lagarto. Indignado, Paco me dijo que ese hecho le había roto el entrenamiento, a lo que contesté que el intruso a esa hora era él, no el lagarto, que efectivamente estaba en su hora feliz. Y es que en este mundo de dios todo tiene un orden determinado y hay que intentar respetarlo.
Mi intención y lo razonable hubiera sido salir a trotar a eso de las ocho, pero tengo la vena del fútbol en el cuerpo, porque a pesar de que hace mucho tiempo que no lo practico yo comencé mi periplo deportivo en el balonpié y España podría hacer grandes cosas en este mundial de Sudáfrica (en otra entrada escribiré sobre la influencia que está teniendo la selección española de fútbol en nuestras vidas en estos días de crisis, desánimo y hartazgo político).
Una parte del solitario camino de Santa Rosa, entre el Pantano Cubillas y Caparacena. Es un camino que a mi me estimula mucho.

Pero hablemos de lo ocurrido hoy, que es lo importante. Decía al principio que decidía arriesgarme y hacer una ruta de las consideradas duras, a pesar de no haber corrido apenas en el último mes.
Tenía en mi contra que los gemelos pudieran resentirse, pero es mucha la confianza depositada en el reposo hecho y las dos sesiones en el fisio. Además he seguido su tratamiento minuciosamente hasta llegar a la conclusión que en la última sesión de ayer, los dedos de Luis -el fisioterapeuta- se deslizaban con bastante sencillez y comodidad, al contrario de lo que ocurrió la semana anterior: sencillamente ya tenía los músculos descontracturados, a pesar que sufrí también lo indecible. De ahí que hoy saliera con esa confianza, aunque siempre con alguna reserva.
El reencuentro con ese recorrido que va desde el Pantano del Cubillas hasta Caparacena y vuelta no es de los cómodos. En nueve kilómetros el terreno está roto y las cuestas aparecen por doquier. Pero era necesario que probará en ese terreno y no en la Vega donde correr exige menos esfuerzo para la musculatura.
El ritmo ha sido muy bajo 5,40 el kilómetro. No tanto por la falta de capacidad aeróbica, la cual no he perdido en gran parte, sino por la necesaria adaptación que hay que dar al soleo dolorido. Sin embargo, me he sentido en todo momento muy cómodo a pesar del fuerte calor.
Por tanto, podría presumir de haber superado esta nueva crisis física y ya poder programar un largo verano kilométrico como decía en la anterior entrada. Toquemos madera.

UN VERANO DE PROYECTOS


Cumplida ya la segunda sesión de fisio, doy por "inaugurado" el amplio verano deportivo que espero culmine con un buen puñado de kilómetros.
Estas dos sesiones de fisioterapia han dado un excelente resultado porque tenía bastantes músculos contracturados, a pesar del adecuado desarrollo muscular que favorece que esas contracturas "en vosotros, los deportistas, sean más fácilmente eliminables", en palabras del fisioterapeuta. No obstante, si me admitis un consejo, no postergueis los masaje si no queréis sufrir como ha sufrido quien esto firma.
Por lo general, los corredores -exceptuando a algunos, envidiablemente cuidadosos-, no solemos preocuparnos por otras cosas que no sea correr: estiramos poco, calentamos poco, no reforzamos la musculatura a principio de temporada o cuando decidimos correr una prueba dura, vamos muy poco al masajista, y un largo etcétera. Si corremos sin dolor y sin demasiadas molestias, nos limitamos a correr y a poco más. Lo lamentable es que pronto llegan los problemas y las lesiones.
Por tanto, decía, comienzo ya a planificar a partir de mañana el nivel de entrenamiento que quiero llevar a cabo durante todo el verano. Por lo pronto, si me respetan las lesiones y no recaigo, me dedicaré durante dos o tres semanas al volumen kilométrico progresivo empleando un ritmo de entre 5' y 5'30 el mil. Una vez superado ese periodo, lógicamente, no perderé la referencia de la tirada larga semanal, pero comenzaré a subir cuestas con moderación inicial. Deseo fervientemente volver a subir a Tiena y al Torreón de Albolote.
Para dinamizar estas sesiones, introduciré una sesión, al menos, cada diez día de MTB, que las bicicletas son para el verano, como diría el desaparecido Fernando Fernán Gómez.
En la tercera semana de julio, aproximadamente, será un buen momento para introducir rodajes de calidad, pero deseo que éstos lleguen de una manera natural, sin forzar la máquina, que conozco las consecuencias.
En cuanto al peso, he tenido la suerte de no aumentarlo, pero es importante eliminar entre dos o tres kilos, principalmente para rodar de manera más eficaz y con menos riesgos. Porque llegarán las vacaciones y con ellas los excesos culinarios y será inevitable coger algunos kilos. Es la gran ventaja de no se un corredor de élite.
En cuanto a la competición, ésta se adormece durante el verano. Así que la única prueba que habrá que considerar es la siguiente prueba del Circuito de Diputación, la del Río Dílar, y ya esperar las medios maratones de otoño, siendo el primero si no me equivoco el del Melocotón de Guadix.
En fin, muchos proyectos y mucha ilusión depositada que espero no eche por tierra una nueva recaída, que intentaré evitar con sesiones de recuperación del electroestimulador Compex y, al menos, una sesión mensual de fisio.
¿ Qué os parece ?

23 junio 2010

POCAS COSAS EN EL ZURRÓN



Siempre llego a la conclusión que hay que intentar correr siempre, sin postergaciones, sin mezquindades de agenda, sin abulias varias u otras cuitas de diverso pelaje. Sólo una cosa nos impedirá correr: las lesiones.
Soy consciente que si afirmo todo esto de forma categórica es porque la inmensa mayoría de vosotros, que seguís graciablemente estas líneas, la mayoría de vosotros, decía, sois corredores y corredoras, de lo contrario no podría afirmarlo de forma categórica en otros ámbitos distintos al correr. No sin que me tomarán por un loco de atar.
Porque creo que hablamos un lenguaje común y porque sé que hay poquísima gente que habiendo corrido de manera regular se ha visto privada de experimentar las sensaciones que ofrece el correr.
Sensaciones que no sólo nos asaltan cuando corremos, también cuando no lo hacemos. Y es a lo que me quería referir en esta entrada.
Como sabéis llevo casi un mes sin correr por la única causa que impide hacerlo, pero en todo ese tiempo no he dejado de pensar ni un sólo día en correr. He recorrido mentalmente mis circuitos amados, he visualizado caminos y veredas, y en más de una ocasión no me he podido evitar abrir el armario y hacer una visitar ocular a las zapatillas y ropa técnica. Y como he tenido tiempo para pensar en el correr, he ratificado una vez más que correr es una religión, una forma de vida. Y que a medida que pasa el tiempo -supongo que nos pasa a todos- hay muchas cosas que no me interesan y voy dejando por el camino, pero entre esas cosas con las que me quedo y que aligeran cada vez más mi zurrón siempre estará el correr, siempre habrá lugar para unas zapatillas.
Podría en el futuro no interesarme la competición, podrían no interesarme las marcas ni los kilómetros recorridos, pero jamás dejará de interesarme el correr. Y a estas alturas ya tengo claro que envejeceré corriendo.

20 junio 2010

...Y OTRA VUELTA A LOS CAMINOS


Tras la formidable "paliza" que el pasado jueves me dispensó mi fisio Luis, sesión en la que sufrí de lo lindo, no tanto en la zona del soleo, que es la parte realmente afectada, como en el cuádriceps izquierdo, una zona que no pensaba que estuviera tan contracturada y que, probablemente, está provocando ese eventual dolor de rodilla, el cual por cierto ha desaparecido casi por completo, por lo que la tesis de la contractura parece más que razonable; tras esa formidable paliza, decía, he vuelto por enésima vez a los caminos el pasado sábado por la tarde para hacer cerca de nueve kilómetros en compañía de Emilio, que también está intentando retomar el correr tras algunos meses de retiro involuntario por diversos motivos.

Volver a la Vega siempre, siempre es una recompensa.

Un recorrido placentero por nuestra Vega, una ritmo suave de 5'25'' el mil que es el que vemos en el gráfico y un buen rato de charla ante una Vega no demasiado calurosa pero aún verde por las últimas lluvias primaverales.
Y, posteriormente, cómo no, otro buen rato de charla ante unas verdes heladísimas en la fresquísima terraza del apreciado bar de Marino.
Volvemos, retomamos, los hábitos perdidos. Seguimos corriendo que es lo importante, con la ilusión puesta en los largos meses de verano con sus tardes infinitas que ofrecen infinitas posibilidades de recorrer nuestros lugares si las lesiones lo permiten.

18 junio 2010

CON LA MUERTE DE SARAMAGO MUERE UNA PARTE DE LA GRAN LITERATURA ACTUAL




Hay muertes que te son más indiferentes. Se trata de muertes de personas conocidas pero que tu no conoces y conoces la noticia porque aparecen hiperrepetidas en todos los medios de comunicación.
Pero hay otras muertes de personas que, igualmente, no has conocido pero cuando aparecen hperrepetidas en todos los medios de comunicación te impactan como si se tratara de la muerte de alguien cercano, de alguien a quien conoces.
Eso me ocurre poco. Particularmente a mí me ha ocurrido con algún que otro conocido que, con independencia de su faceta, he admirado su obra, su talento deportivo, musical, etc.
Y es eso lo que me ha ocurrido hoy, cuando apenas una hora más tarde de su fallecimiento los medios digitales anunciaban la noticia con grandes columnas: Ha fallecido José Saramago. Y con él ha fenecido la obra pendiente de escribir que es lo que me produce mas vacío, porque la que ya está escrita podré seguir saboreándola.
Hace apenas un par de meses acabé su última novela: Caín, y seguía apreciando su frescura literaria, como si no la hubiera escrito un tipo de casi noventa años. Su perfecta utilización de las palabras, de las frases, su fina ironía, su alta literatura....
Sinceramente, lamento mucho la muerte del escritor portugués porque era uno de los autores que más me convencían, de los pocos contemporáneos que he leído que me convencen.
Además, también me ha dolido su muerte por cierta cercanía. No conocí personalmente al escritor aunque es algo que me hubiera gustado mucho, pero conozco a algunos miembros de su familia política: los muy numerosos Del Río, de Castril.
Muchos de sus cuñados y cuñadas viven en Granada y con algunos me he cruzado y confraternizado por distintos motivos. Una anécdota lo simplifica todo: cuando a Saramago le otorgaron el Nobel de Literatura en 1998, uno de sus -por entonces- recientes cuñados, Jesús, me comentó, que iban a ir a Cuba invitados por su cuñado. Lógicamente, le comenté que debía tener mucho dinero. Sí, me dijo, el Nobel de Literatura, al parecer, lo pagan bastante bien.
Hasta ese momento no conocía que una de las hermanas Del Río se había casado con el genio portugués.

UN VIAJE A PARÍS (I)

Existen ciudades que pueden ser contadas y otras que tiene que ser visitadas para poder contarse. Entre estas últimas está París.      No es...