04 diciembre 2013

EL RELATO: 'EL BARRENDERO QUE LEÍA A KANT', PREMIADO.

Se comenta por ahí que las malas noticias casi siempre llegan por teléfono, pero no siempre es así. Prueba de ello es la llamada que recibí la semana pasada: mi relato 'El barrendero que leía a Kant' ha sido premiado en un concurso de relatos.
Se trata del concurso que ha organizado el Colegio de Abogados de Almería con motivo del 25 aniversario de su revista colegial "Sala de Togas", que es así como se llama el certamen. Para tal fin, se está preparando la edición y difusión de un libro que contendrá los tres relatos ganadores (el segundo corresponde al mío) más un tercero 'ex aequo' y diez finalistas más, procedentes de toda España y países hispanoamericanos. Por tanto, satisfecho, he de decir. 
En próximas entradas abordaré con más amplitud esta noticia, así como la publicación del relato en sí. Sólo espero poder estar aquí el día de la entrega de premios, que espero sea a mi vuelta del viaje que tengo/tenemos organizado para empaparnos de la magia de los mercados prenavideños alemanes. 

03 diciembre 2013

MICRORRELATO: DOS PERROS HABLAN.

Esto que ahora relataré podrá parece increíble y ciertamente lo es: yo en una ocasión vi a dos perros hablando. Estaba lejos de ellos, como a cincuenta metros, y lo primero que presencié fue algo muy común: dos perros andando juntos. Podrían ser de esos que, habiendo nacido en la misma camada, han adoptado la costumbre de ir siempre juntos; o bien, podría tratarse de un macho y una hembra, ambos en celo, buscando la oportunidad para aparearse. Me acerqué al observar algo extraño en la actitud de ambos.
Y entonces fue cuando los vi hablar. No les escuché, pero uno movía la boca mirando al otro y ese otro atendía atentamente lo que fuera que el primero dijera. Iban paseando como dos personas, andando al mismo par y la escena era idéntica a la que protagonizan dos personas cuando van paseando y charlando. Así que no pudiendo ocultar mi cada vez más creciente curiosidad me acerqué. Y eso sólo sirvió para corroborar lo que ya sospechaba: los perros se hablaban entre sí. ¿De qué? No lo sé. Ya digo que no pude escuchar nada, ni tan siquiera un ladrido, que se supone que es el lenguaje de los perros. Pero sus respectivos movimientos de boca evidenciaban que articulaban palabras o lo que fuera. Entonces me acordé de lo que se decía en mi casa del perro que teníamos cuando yo era pequeño: tan sólo le falta hablar. 
Al menos estos dos parece haberlo conseguido, me dije. 

01 diciembre 2013

CINE: EFECTOS SECUNDARIOS (USA, 2013)

'Efectos Secundarios" es una película juguetona (es decir, que juega con los planteamientos apriorísticos del espectador), pero muy seria, tanto en la temática que aborda como en su hechura. Una película cuidada tanto en la fotografía como en los diálogos, su director, Steven Soderbergh, también ha querido cuidar la presencia de la actriz principal, Rooney Mara -que ya nos convención en la saga Milennium USA- , de enigmática presencia. 
Cuenta esta película con una particularidad que no es fácil encontrar en todos los filmes de impronta juguetona: la seriedad del planteamiento. Y esa seriedad te aborda y atrapa desde el principio, entre otras cosas, porque el tema de la depresión como temática central no es un asunto con el que se deba de jugar de cualquier manera. Y eso parece tenerlo muy claro tanto el director como el guionista. Sería terrible que un tema tan tremendo fuera abordado con impronta comedística; de ahí el riesgo que supone jugar con el espectador. 
Vale, es algo que ha funcionado muy bien en películas míticas como 'El golpe' o 'The Game', pero todos sabemos que en éstas está de fondo el divertimento y no otra cosa. 
En 'El Golpe', pillos intentan engañar a pillos; y en 'The Game' la avaricia y el dinero hacen su jugada. Nada que objetar. Pero no funciona así con asuntos tan tremebundos como la depresión. Y es ahí -desde mi punto de vista- donde radica la calidad de esta película, al margen de la que tienen las interpretaciones -excelente Jude Law-, la fotografía o los diálogos, como citaba al principio. 
Considero, por tanto, que estamos ante una de las mejores películas realizadas en 2013 -siempre desde mi punto de vista-, que, por supuesto, hay que ver.              

29 noviembre 2013

MÚSICA CLÁSICA: JOSEPH HAYDN (SINFONÍA Nº 94 en G Mayor -Suprise- )

La música clásica es atemporal; de ahí su éxito. Pero si hay algún periodo del año en el que sea muy agradable escucharla es éste. Por tanto, cada sábado de diciembre -si no tercia nada que merezca la pena más- introduciré un corte de algunos compositores que me gusten -y espero que vosotros-as- también-. Comenzaré por Haydn, el compositor austriaco nacido en el siglo XVIII y al que se le considera creador de la sinfonía. Además, mentor de Mozart, según se dice,  y uno de los pocos músico que Mozart llegó a admirar. 
Su obra más conocida es 'La creación', pero a mi particularmente me gustan mucho sus sinfonías, porque ponen en juego la mayor parte de los instrumentos de una orquesta y está dotada de enorme vitalidad y musicalidad. La que inserto, es la  94 en G Mayor -Suprise-, interpretada en este caso por la Orquesta St. Cecilia. No la más conocida del compositor, pero muy estimulante.  




   

27 noviembre 2013

EL DINERO DEL FÚTBOL Y LA SELECCIÓN (IDEAL, 27/11/2013)

He hecho la cuenta por encima y creo que con este ya son cinco los artículos que he publicado en Ideal con relación al fútbol, es decir, protestando y quejándome sobre los privilegios y oscuridad de este opio del pueblo o el reactualizado 'Panem et circenses'. 
Nada tengo contra el fútbol. He jugado muchos años, incluso federado, y me parece un noble deporte, pero no lo que le rodea; no con los privilegios y los oscuros e interesados personajes que lo manejan.
Porque si España está jodida y se está metiendo en cintura a tantos sectores, ¿Por qué el fútbol sigue con esas ínfulas? 
Un artículo que establece un paralelismo con la España rica que fuimos y lo que es ahora, con referencia también a la selección. 
Por si por lo que sea no has podido leerlo en papel, aquí lo reproduzco completo:   



EL DINERO DEL FÚTBOL Y LA SELECCIÓN


          

          Cada día me interesa menos el fútbol, porque la nebulosa que circunda a su alrededor es poco menos que nauseabunda por mor de la excesiva entrega al dinero que, además, cuenta con el beneplácito del gobierno, el cual temeroso de provocar una descomunal protesta e, incluso, una subversión ciudadana, prefiere dejarlo estar y no someterlo a rigores presupuestarios, fiscales o, sencillamente, contables, como sí ha hecho con otros sectores del espectáculo más minoritarios y silentes. Pero eso no es una acción de un gobierno serio. Un gobierno serio tiene que intervenir en el dinero poco claro del fútbol profesional y despejar de una vez por todas las dudas que se generan en torno a este monumental negocio, por lo general, poco transparente.
            Un gobierno serio (¿cuándo tendremos un gobierno serio?) tiene que hacer lo que hacen algunos gobiernos europeos, es decir, imponer que las cuentas de los clubes españoles estén totalmente claras y saneadas para evitar que no tengan esas deudas dantescas a la Hacienda Pública y a la Seguridad Social que tienen la mayoría de los clubes profesionales, mientras que los jugadores cobran cantidades insultantes a la vista del resto de los ciudadanos. Nada tengo que objetar a eso. Si las cuentas fueran transparentes y los clubes se financiaran correctamente a través de lo que pagan el espectador en directo o el televisivo nada objetaría, porque lo mucho que cobren otros no debe ser preocupación de los que no tenemos ese privilegio. Pero todos sabemos que eso no funciona así. Los clubes prefieren hacen fichajes millonarios antes que saldar sus deudas públicas o privadas y un gobierno serio no debería permitirlo.
            Dicho esto, contemplemos el lamentable espectáculo pesetero (esa palabra no debería perderse de nuestro léxico costumbrista, a pesar del euro) que últimamente está montando la selección española y que hace que vaya dejando trozos de su bien ganado prestigio por países sin importancia futbolística. Una selección entregada al becerro del oro gracias a la política que, en mi opinión, dicta el personaje que preside la Federación Española de Fútbol, un tipo que parece estar obsesionado con el dinero y el poder y que  contagia todo eso a directivos, técnicos y jugadores (el dinero es la enfermedad que más rápidamente se contagia). Porque, de qué otra forma se pueda entender que sin sentido, sin lógica y sin ganas, en el momento del año en el que estamos, jugadores ya de por sí riquísimos se planten en países africanos pobrísimos a perder partidos y/o mostrar un lamentable espectáculo. Eso sólo se puede entender si la pretensión no es otra que exprimir al máximo esa máquina de hacer fortuna en que se ha convertido la mejor selección nacional de todos los tiempos. Es algo similar a lo que nos pasaba a los españoles años atrás. Como éramos ricos, no importaba el futuro. Vivir el presente, ganar pasta sin control y gastarla sin mesura era lo importante. Porque el sol no permitía ver los nubarrones que indeleblemente se iban formando en el horizonte.

            Pero se ve que en este país siempre hemos sido así. Es más, estoy convencido que si volviéramos a entrar en la fiebre del ladrillo, volveríamos a repetir el mismo esquema económico que nos ha llevado al desastre. Si perdimos un imperio, lo podemos perder todo. Mucho más el prestigio futbolístico mundial, que no es más que una escaramuza de la ilusión.       

  

26 noviembre 2013

LA MELANCOLÍA DEL OTOÑO

Esta tarde-noche, mientras paseaba por el centro de Granada, me he acordado de la melancolía portuguesa. Siempre consideré que una buena forma de morir en la nostalgia es pasear por una calle de Lisboa en otoño y a una hora tardía. Nada hay más melancólico que eso. 
Y si, durante tu andar solitario, consigues ver pasar un decrépito tranvía vacío que refleje su luz mortecina de pobre neón en la acera, ya conseguirás tener el plano perfecto para que la melancolía rebase tu piel y se extienda como una hiedra por tu cuerpo hasta que consiga acabar contigo súbitamente. Sin duda, es una buena forma de dejar este mundo. Al menos, es una buena forma poética.
Pero no ocurre de ese modo en el sur de España, aunque el otoño es melancólico en cualquier lugar del mundo. De hecho, las hojas caídas que alfombran las calles y  plazas muestran un tapiz de por sí melancólico y deja una leve sensación de sueños pretéritos. Pero en absoluto es Granada una ciudad melancólica. Todo lo contrario: es una ciudad de luz, la cual rebosa, incluso en las noches oscuras. Pero el frío, los escaparates clausurados, los bares semivacios y los pasos lentos hacen que cualquier ciudad lo sea.
Por eso me ha venido Lisboa al pensamiento. Una ciudad seria y de impronta británica, en la que todo es silencio, tanto como el sordo rumor de sus tranvías y en la que la luz del Tajo es insuficiente para eliminar su melancolía. Es más, una de las pocas ciudades en la que llegó a quebrar  un Macdonal. 
Como lo es Évora, la capital del Alentejo y ciudad más importante de la antigua Lusitania romana y en la que descubrí, no sin estupor de los sentidos, que una primorosa primavera puede ser un triste otoño. 
Pero, insisto, Granada no es así. La luz se quedó para siempre desde que fuera iluminada por esforzadas antorchas de su pasado nazarí. Una ciudad que no necesita un gran río que la ilumine. Basta con el blanco lumínico de la Sierra.
Pero la melancolía es un atributo del otoño y por eso me ha venido Lisboa a la mente esta tarde, mientras paseaba -paseábamos- por una hermosa Granada.

25 noviembre 2013

CINCO REFLEXIONES PRENAVIDEÑAS

I
   La Navidad, esa entelequia. Esa frase corta me asaltó cuando presencié las voluminosas y cegadoras luces de Navidad en el Corte Inglés del centro de Granada. Un espectáculo visual, sin duda, que incita al consumo.  Supongo que debe ser así, me dije. Porque la ilusión vende. La de los niños, por supuesto, esa que hace que los padres se arrasquen el bolsillo; pero también la de los mayores que, al menos, se retrotraen en el tiempo y se ven niños.  
   Luces solitarias, que a estas alturas de noviembre aún no vienen acompañadas por las públicas, las propias del ayuntamiento. Éste las conectará dos semanas más tarde. En tiempos de crisis unos necesitan que la luz propicie mayor consume y otros necesitan que la factura de la luz sea menor.     En realidad es triste suponer que las luces van a cambiar algo la perspectiva de la gente en tiempo de crisis. O, al menos, de la mayoría de la gente, la que padece los estragos violentos de recortes de nóminas o la sencilla eliminación de ésta. Sin embargo, otros siguen paseándose en su suntuoso coche por el centro de la ciudad, dejando que las abrasadoras luces se reflejen en los impolutos brillos del capó, como si se tratara de un fiel espejo. Es así como funciona el mundo. Supongo. 

II

    Sin embargo, hubo un tiempo -hace pocos años- en el que todo era distinto: nadie se sentía víctima de crisis alguna. La ciudad poblada de grúas y las hormigoneras móviles sin detenerse durante las veinticuatro horas. Caras rebosantes de felicidad fatua y pieles de zorro o de visón en los nada elegantes cuellos de señoras de mediana edad, no hechos para estos menesteres. Grandes puros, grandes y suntuosos coches, grandes barrigas repletas de codillo, grandes de todo. Era otro tiempo. Pero ya pasó. 
    Recuerdo aquellos años con inquietud. Me asfixiaba en la calle ante tanta estulticia, ante tanta exhibición vacua. Había algo que no comprendía, pero años después lo comprendí -todos lo comprendimos- cuando se desmontaron esas grúas y se detuvieron esas hormigoneras móviles.

III

   ¿Dónde está ese dinero? ¿A dónde se fue? Pareciera que haya desaparecido por el arte de birlibirloque, como eliminado por un fuerte ácido sulfúrico altamente corrosivo, mucho más fuerte que el utilizado por Walter White en Breaking Bad. 
    Debió irse hacia alguna parte. Al parecer, los bancos no lo tienen o lo tienen y lo han desviado a otros lugares emergentes; tampoco, los constructores -o al menos eso mantienen-; tampoco, el gobierno. Parafraseando a lo que dijera Guillermo de Baskerville (¿Dónde están los libros? ): ¿Dónde está el dinero? 

IV

    El Corte Inglés tiene clara nostalgia de esa época de gasto descontrolado. El paradigma de las clases medias y medias altas tiene nostalgia. Es lógico. Y, quizá, por eso conecta sus luces, fiel y puntual, como siempre. Para que parezca que nada ocurre, que todo sigue igual. Pero nada sigue igual. 

V

Cuando llegó el día anunciado y el mayor y más conocido centro comercial de la ciudad no encendió sus luces navideñas, casi todo el mundo sintió indiferencia. No hubiera sido así en años anteriores, pero ese año que ya se iba evaporando no había sido en absoluto el mejor de todos".
Así es como comienza un cuento de Navidad que escribí. Un presagio de lo que podría pasar pero que, finalmente, no ha pasado. Quizá, por suerte.
  

SINOPSIS AMPLIADA DE LA NOVELA MI LUGAR EN ESTOS MUNDOS

La inusual historia que se narra en esta novela comienza con un misterioso  mensaje recibido en su teléfono móvil  por el protagonista, Migu...