04 septiembre 2013

FIDELIDAD A LAS RAÍCES

Quienes por diferentes motivos hemos dejado de vivir en la localidad que nos vio nacer y criarnos, por lo general, deseamos seguir manteniendo algún tipo de nexo de conexión con ella, pero cada vez éstos son más débiles por mucho que queramos evitarlo. Se supone que es ley de vida. 
Mi caso particular no es ninguna excepción. Los nexos con el pueblo en el que nací y crecí siguen existiendo pero percibo que cada vez son menos sólidos y cuesta un mundo seguir alimentándolos. Sin embargo, he de admitir que  ese cariño a la tierra -no tanto ya al ámbito social- sigue siendo inalterable y es bueno que así sea. Aún sigo disfrutando de sus rincones y espacios naturales. Es más mis entrenamientos suelo hacerlos por ellos. Se produce una dualidad curiosa. 
Hace muy poco se celebró en Pinos Puente, mi pueblo, la anual romería que suele ser el plato fuerte de las fiestas (lo sé muy bien porque fui concejal responsable en el periodo 1995-1999). Se trata de una romería más de las muchas que se celebran en todo el territorio nacional, aunque a decir verdad ésta tiene la particularidad de ser completamente laica, no hay santo ni virgen de por medio. Sea lo que fuere, desde siempre, ese acto festivo ha sido el lugar común donde todo el pueblo ha confraternizado y los amigos hemos coincidido. En los años de juventud se trataba de una bacanal de farra y alegría, pero con el paso de los años se ha ido convirtiendo en uno de los pocos nexos de unión con el pueblo. Y aunque aún sigo asistiendo con un cada vez menos numeroso de amigos del pueblo (este año se ha reducido a Emilio y a mí, de entre los más íntimos), cada vez lo hago con menos convicción, si bien algo en mi interior me pide que lo siga haciendo porque es de los pocos argumentos válidos que me siguen uniendo al pueblo y una de las pocas ocasiones para ver a los amigos de siempre. Siento que cuando deje de hacerlo ya se habrá roto lo poco que queda, aunque se supone que no tiene por qué ser así.
Y es que con el paso de los años nos cuesta cada vez más ser fiel a las raíces. La familia va desapareciendo, a los pocos amigos que quedan en el pueblo, absorbidos por su propia vida, cada vez los vez menos y muchos de ellos también se fueron de la localidad. Luego, ésta se va transformando y cada vez cuesta más reconocerla. 
No es aún mi caso, pero me temo que pueda serlo dentro de poco. Por lo pronto, deseo que sigan vivos esos pequeños nexos de unión porque siempre he considerado que hay que ser fiel al terruño y a las raíces. De hecho la foto que actualmente preside este blog es un homenaje a la tierra.

02 septiembre 2013

CINE: ONDINE: LA LEYENDA DEL MAR (LA MUJER QUE VINO DEL MAR) -IRLANDA, 2009-


Acabo de ver una película ciertamente cautivadora. De hecho, muchas de las que dirige el realizador irlandés Neil Jordan lo son. Pensemos, por ejemplo, en aquella obra maestra 'En compañía de lobos' (1984) o 'Juego de lágrimas' (1992), por hablar tan sólo de dos que me hayan cautivado de este singular director. 
En esta ocasión se trata de una de sus últimas películas 'Ondine: La leyenda del mar' (2009), excelentemente protagonizada por el singular actor irlandés Colin Farrel (y la más desconocida, pero también efectiva, Alicja Bachleda-Curus). Y es que no en vano, una película -y una historia- de tantas señas de identidad irlandesas no podría ser mejor interpretada y dirigida por naturales de tan mítico lugar. 
La película posee alma irlandesa y ya desde la primera escena una extraña impronta mágica. El ritmo de la narración, la fotografía, la banda sonora, el halo y el lugar en el que se desarrolla la historia...,todo destila una impronta que deriva de un material muy similar al que se usa para fabricar los sueños, que alcanza su mejor versión en la textura de las ancestrales y antiguas leyendas irlandeses relacionadas con el mar y lo mítico de esta civilización ciertamente fascinante. 
Pero como ocurre también en parte del cine de Jordan no hay ausencia de historias paralelas de carne y hueso e, incluso, de elevada sensibilidad social como ya demostrara con 'Michael Collins' (1996). 
Historias mágicas -o al menos la insinuación de ellas- y cuentos de hadas para adultos mezcladas con duro realismo social con las agrestes y misteriosas costas irlandesas de fondo. 
Una mezcla entre lo divino y lo humano harto difícil de fundir y que tan sólo el bisturí cinematográfico de una mano experta puede llevar a buen puerto. Uno podría considerar -y de hecho temí que me ocurriera- que la historia se fuera al traste desde los primeros fotogramas porque no hubiera mucho más que contar, pero de nuevo Neil Jordan emerge, como guionista en esta ocasión, y saca lo mejor de una mítica historia que probablemente en manos de otro director y guionista no diera más de sí y acabara siendo un bodrio. Esa es una de las facetas fascinantes de este maestro del cine. 
Por todo ello y por más cosas que el espectador descubrirá aconsejo ver esta peculiar película que, en mi opinión, no defraudará.       

29 agosto 2013

RELATOS DE VERANO: EL BARRENDERO QUE LEÍA A KANT

En mis veintitrés años que llevo ejerciendo la abogacía jamás me había entrado un asunto tan complicado; o mejor dicho: tan curioso. Y, la verdad, desde que Adela, mi secretaria, lo pusiera encima de la mesa de mi despacho a primera hora de la mañana no he parado de darle vueltas. Tomen nota. 
Juan Francisco Rodríguez González, de 45 años de edad y con una antigüedad de veinticinco años en el Servicio Municipal de Recogida de Residuos Sólidos Urbanos, ha sido súbitamente despedido después de atesorar una impecable hoja de servicios. O, al menos, eso es lo que indica el dossier que me dejó Adela esta mañana en la mesa.
A priori, no parece un caso muy distinto a los muchos que entran en mi despacho de abogado laboralista, pero si les dijera la causa del despido, seguramente, comprenderán mi inquietud: Juan Francisco Rodríguez ha sido despedido por leer a Kant durante el horario de trabajo. En realidad, no está claro si ha sido despedido por leer a Kant o, sencillamente, por leer en plena jornada laboral, pero el caso es que, Juan Francisco, barrendero de varias de las calles más céntricas de la ciudad, solía quedarse horas y horas ensimismado leyendo a Kant. Se apoyaba en su enorme escobón y ajeno a las miradas de todo el mundo, abría su ajado libro y se absorbía en la lectura del filósofo alemán nacido en el siglo XVIII. 
He de reconocer que estoy muy perdido y no sé cómo plantear la defensa. Para colmo, el asunto se ha convertido en mediático por inusual y ha saltado a las primeras páginas de los periódicos de la ciudad e, incluso, ha saltado a la prensa regional y nacional, circunstancia ésta que suele arruinar los casos judiciales. Pero lejos de parar ahí la cosa, como era de suponer, se ha complicado aún más, ya que amplios sectores sociales y culturales de la ciudad y del país están tomando partido; unos -los menos- a favor de Juan Francisco Rodríguez y otros -los más- en contra. 
En contra, lógicamente, está la empresa, la cual ha enviado a mi despacho la fotocopia de la somera comunicación de despido. La transcribo para mejor entendimiento: "A fecha de hoy la empresa concesionaria del Servicio Municipal de Recogida de Residuos Sólidos Urbanos "ALIMPIAR" ha decidido rescindir el contrato de forma irrevocable al operario Juan Francisco Rodríguez González por incumplimiento de sus funcioness como barrendero al descuidar las tareas encomendadas, dedicándose durante la jornada de trabajo a la lectura de Camps (es así como lo escribe textualmente la empresa, deduciéndose su origen valenciano)". Por su parte, el Comité de Empresa ha emitido un comunicado harto confuso, dejando entrever el fuerte debate interno que ha debido surgir en torno al despido de Juan Francisco. Trascribo el comunicado para mejor entendimiento: "El Comité de Empresa de la Empresa concesionaria del Servicio Municipal de Recogida de Residuos Sólidos Urbanos 'ALIMPIAR" entiende que el despido de nuestro compañero Juan Francisco Rodríguez González forma parte de una estrategia de la empresa para reducir la plantilla y, de esa manera, aumentar los magros beneficios como concesionaria del Servicio Municipal indicado, el cuál se financia en exclusiva con las altas tasas tributarias que abonan los ciudadanos...". Como se puede comprobar, el Comité de Empresa -algo que suele ser habitual- ha pasado de puntillas por la verdadera causa del despido, con el que está de acuerdo parte del comité según me han informado mis fidedignas fuentes, principalmente, porque consideran una agravio para la clase obrera que un miembro de la misma se dedique a leer las chorradas que escribe el chorizo de Camps. 
Pero no acaba ahí la cosa, porque a los pocos días de publicarse la noticia en prensa, el Instituto Nacional de Estudios Kantianos (INNAESKANT) ha decidido inmiscuirse en el anuncio tomando partido a favor de Juan Francisco. Transcribo el mensaje que han enviado a todos los medios de comunicación de la ciudad para mejor entendimiento: " La Junta Directiva y la Asamblea de socios de INNAESKANT en reunión extraordinaria de 4 de agosto, conocida la situación de nuestro asociado Juan Francisco Rodríguez González, hace el siguiente comunicado: conocida la decisión de la empresa "ALIMPIAR" de despedir a Juan Francisco por leer a Kant (omite que lo hacía en horario de trabajo), nuestra asociación rechaza rotundamente tal despido ya que con el mismo se demuestra un profundo desprecio por la obra de uno de los mayores pensadores mundiales. Por tanto, en defensa de este desagravio la asociación INNAESKANT ha decidido personarse en el procedimiento iniciado ante la jurisdicción laboral, reservándose el derecho de querellarse penalmente contra 'ALIMPIAR". 
Como es fácil deducir, la opinión pública de la ciudad está dividida, siendo mayoría la que considera que debe ser despedido por descuidar sus tareas encomendadas.
Y yo, en medio de todas las miradas, estoy sopesando abandonar el caso. Es más, en mis años de instituto se me atragantó 'Crítica de la razón pura".

            

27 agosto 2013

LITERATURA DE VIAJES (IDEAL 24/08/2013)

Reproduzco a continuación el artículo que me publicó el diario Ideal el pasado 23 de agosto y que con tanto cambio, hasta ahora, no me ha sido posible subir al blog.

LITERATURA DE VIAJES     


Cuando nos referimos a literatura de viajes no estamos aludiendo a meras guías de las muchas que pululan por el mercado y que solemos adquirir cuando visitamos una ciudad o un país. Son guías útiles y prácticas, bien escritas por alguien que ha hecho el recorrido que nosotros pretendemos emular y cumplen con creces la función para la que nacieron. Podríamos decir que son como libros de autoayuda aplicadas al turismo, nada más.
            Sin embargo, si nos referimos a literatura de viajes aludimos a otra cosa muy distinta. Nos referimos a un género literario que ha ido tomando cuerpo poco a poco en nuestro país, muy auspiciado por esos célebres viajes por España de autores románticos franceses e ingleses en el siglo XIX; y diversas muestras hay de viajeros de esos y otros países por España en ese siglo, cuando viajar por nuestro país era más una aventura que un viaje a causa de la inseguridad de los caminos que unían ciudades y pueblos. Así lo viene a indicar el escritor francés, Théophile Gautier, en su obra 'Viaje por España, Ed. 1843' que relata un viaje de seis meses que lleva a cabo en 1840 por algunas de las ciudades más importantes de nuestro país.
            No obstante, no fueron los viajeros franceses e ingleses los únicos que plasmaron en papel sus impresiones viajeras. De hecho, un buen ejemplo es nuestro universal escritor accitano, Pedro Antonio de Alarcón, que perteneció a ese exclusivo grupo de literatos españoles que apostó por este tipo de literatura, llegando a dedicar un libro de viajes a  la Alpujarra en el último tercio del siglo XIX.
            Pero hubo que esperar hasta 1948 para que el panorama de la literatura viajera en España diera un giro copernicano gracias a la pluma del nobel Camilo José Cela, el cual en su 'Viaje a la Alcarria, Ed. 1948' introduce una impronta que, en mi opinión, dista mucho de ser romántica, si bien todo lo que tenga que ver con los recuerdos, las añoranzas y los sentimientos, atributos básicos en la literatura viajera, de alguna manera lo es por muy decimonónica que sea esa corriente literaria. Y es que con Cela se inaugura  una nueva manera de contar y narrar los viajes. Fiel a su estilo directo, desvergonzado y sin tapujos, pero no exento de calidad literaria, 'Viaje a la Alcarria' supuso una bocanada de aíre fresco en la forma de ver y contar con prurito literario lo que podría pasar desapercibido al viajero que no viaja con esa vocación.  
            Además, ese libro contribuyó a poner en el mapa a esa comarca repleta de pequeñas poblaciones, muchas de las cuales fueron importantes en distintos periodos de la historia de España como es el caso de Pastrana y su relación histórica con Ana de Mendoza y de la Cerda, conocida como la Princesa de Éboli, o el de Cifuentes, lugar de nacimiento de la indicada noble española que tan peculiar papel desempeñó en la intrigante corte de Felipe II; o la estrecha relación de este pequeño municipio alcarreño con el literato y noble Don Juan Manuel, en cuyo término mandó construir el autor de 'El Conde de Lucanor' en el siglo XI el castillo que aún se muestra enhiesto presidiendo alto y orgulloso la pequeña villa.
            Porque la buena literatura de viajes contribuye a la idealización del lugar narrado y  nos acerca a los hechos históricos,  contados de primera mano por el literato viajero con una prosa literaria cálida y cercana  ausente en los libros de historia. Una literatura que nos anima a visitar ciudades y lugares que ya quedarán para siempre en la retina. Sin embargo, no existe una visión unívoca  dentro de la literatura de viajes. De hecho, quien esto suscribe se sintió defraudado cuando se adentró en las páginas del libro citado anteriormente, 'Viaje por España', de Gautier al comprobar que en las páginas dedicadas a la Granada de 1840 -a pesar de los profusos datos sobre la Alhambra y el Albaicín, incluso sobre Sierra Nevada-, ofrece una visión muy sesgada de la ciudad a nivel social, principalmente - él mismo lo viene a insinuar en algún momento-,  por haber conectado el viajero romántico tan sólo con el entorno social y económico más privilegiado de la ciudad, sin que tengamos referencias concretas sobre el costumbrismo latente en el pueblo.

            Ese aspecto es mejorado en la literatura viajera de Cela, autor muy minucioso con los pequeños detalles de su viaje a pie por gran parte de la Alcarria en junio de 1946, aspecto éste que nos ha permitido a sus lectores tomar el puso al 'modus vivendi' de esa comarca gracias al contacto directo del autor con las gentes llanas del lugar, gran mayoría por entonces, en esa zona deprimida de la España rural de la posguerra. Casi cuarenta años después el propio Cela, ya escritor consagrado, repitió ese viaje en 1985 -'Nuevo viaje a la Alcarria', Ed. 1986-,  en Rolls-Royce, con choferesa negra y con gran aparataje mediático; e, incluso, en esa revisión del primer viaje encontramos una literatura viajera de alto nivel que ha sido continuada con posterioridad por autores más jóvenes, como es el caso de Julio Llamazares, por citar tan sólo a uno de los escritores actuales que fomentan este tipo de literatura.                 

25 agosto 2013

NUEVO CICLO, NUEVO RETO

Como ya indiqué hace unos días, 'Opiniones Intempestivas' como tal deja de existir, pero quedan su esencia y contenido, ya que seguirá ahí de forma permanente y servirá para consultar algo de lo mucho que ahí hay escrito sobre correr y otras cosas -incluso para mí, que suelo consultar para refrescar cosas-.
Pero ahora comienza otro ciclo. Y la mejor manera de hacerlo es mantener el equilibro entre lo nuevo y lo antiguo: lo nuevo se irá creando poco a poco; y lo antiguo permanecerá para siempre. Y la mejor manera de hacerlo es cambiar el nombre del blog sin eliminar un ápice su contenido. Un equilibrio perfecto.  
Y en ese equilibrio es donde radica un aspecto principal que me ha llevado a modificar el blog, que ha estado con nosotros bastantes años. El equilibrio y la continuidad. Ésta me la exigía como lo exige el correr y esa exigencia temporal no me dejaba demasiado tiempo y tranquilidad para la creación literaria, proyectos en los que me quiero volcar a partir de ahora -además de las habituales colaboraciones en Ideal y otros medios en los que he escrito y espero seguir haciendo-. Esos proyectos, están bastantes avanzados y sé que será muy difícil publicarlos -y mucho más en este momento en el que todo lo que tenga que ver con la publicación y las editoriales está por los suelos-, pero aún así son proyectos que quiero culminar. Esos proyectos tendrán cabida en el nuevo blog, o al menos tendrán cabida reflexiones o resúmenes de esos proyectos, algo que me tomaré con la tranquilidad que piden este tipo de objetivos; de ahí que el nuevo blog será mucho menos mediático que éste, de consume más lento y mucho más minoritario. Pero seguiré escribiendo que es lo que deseo.
Y espero que sigáis estando ahí, a pesar de que sé que muchos visitáis el blog que ahora cierro por el asunto de correr. Aún así, os animaría a que no perdierais la costumbre de seguir leyéndome de vez en cuando que puede ser que os parezca interesante lo que escribo. Es más, como el correr es algo que va a seguir formando de mi vida hasta que el cuerpo así lo quiera, seguramente alguna vez publicaré algún texto sobre nuestro bendito deporte; es más, el último artículo de Ideal no hablaba sino de correr ('La soledad del corredor de fondo'). Eso seguirá estando presente.  
Un objetivo de cara al nuevo proyecto es abordar de manera original los asuntos que introduzca, pero no sé si lo conseguiré. Es más, no sé si conseguiré una mínima parte de lo que me propongo.
Por tanto, se trata casi como empezar de cero. Lo nuevo que cree tardará en ser conocido si es que llegar a serlo y doy por sentado que no tendrá el seguimiento de mis anteriores blog, pero asumo el reto. ¿De qué está hecha la existencia si no es de nuevo retos? 

23 agosto 2013

'CONVERSACIÓN EN LA TABERNA', EN EL CONCURSO DE RELATOS DE VERANO DEL DIARIO IDEAL

El relato 'Conversación en la taberna' -revistado para la ocasión y que ya había publicado aquí en mi blog y del que se habían hecho eco muchos lugares de internet- sigue su camino de aceptación y una muestra más es la publicación del mismo en el concurso de Relatos de Verano que organiza el Diario Ideal.  Una relato cada día a lo largo del mes de agosto, que luego serán recopilados en un libro. Hoy día 23 ha sido el mío el seleccionado, algo que me alegró cuando abría las páginas de este periódico esta mañana mientras tomaba un café en la calle San Juan de Dios de Granada . Ahí va: 

CONVERSACIÓN EN LA TABERNA  


-¿Qué vas a tomar?
-Una Alhambra especial.
-Por favor, dos Alhambras especiales.
-Oye, ¡cuánto tiempo sin vernos!
-Sí, ya era hora que echáramos unas cervezas y charláramos.
-¿Cómo te va?
-No me puedo quejar. Sigo aún con el taller en el pueblo. ¿Y tú?
-Bueno, pasé por el tribunal médico y me dieron la invalidez gracias a Juan Sola, el abogado del pueblo, pero sigo atendiendo el negocio con mi mujer aquí en la capital.
-Has hecho bien porque está muy jodida la situación. Yo tenía a tres trabajadores contratados en el taller, pero hablé con ellos y llegamos a un acuerdo de despido, pero siguen trabajando.
-¿Están despedidos y siguen trabajando?
-Sí. Nos viene bien a todos: yo me ahorro los seguros sociales, que son altísimos y ellos cobran el paro y el sueldo, pero claro les pago menos que cuando tenían contrato. Todos contentos: Ellos ganan más y yo también.
-¿Y si te enganchan?
-¿Quién va a pasar por el pueblo? Además, los tres talleres del pueblo hacemos lo mismo y no nos vamos a denunciar unos a otros porque nos perjudicaríamos. 
-!Ah¡ vale. A nosotros, en el negocio, un día nos visitó un inspector de trabajo y, por suerte, yo me encontraba en la puerta del local, fumando un cigarrillo.
-¿Pero estaría tu mujer?
-¡No, que va! El negocio en realidad lo llevo yo, pero les dije que lo regentaba mi mujer, que es la que aparece en los papeles, y que yo estaba allí ocasionalmente porque ella había salido un minuto a un asunto urgente. Suerte que al 'panchito' que tengo allí sin contrato estaba ese día en el médico..
-¿Y se lo tragó?
-Al parecer sí. De hecho se fue y no ha vuelto más. Pero sí, me acojoné un poco ya que si el inspector no se traga aquello nos multa y a lo mejor hubiera perdido yo la paga. Al menos eso me dijo Juan Sola.
-La verdad, es que estos inspectores son unos crédulos o a lo mejor es que están desmotivados porque ganan menos. Total, para lo que hacen, mucho ganan aún. Hablando de inspecciones, mi hija pequeña estuvo a punto de perder la beca porque alguien fue por ahí contando que el taller no estaba declarado y nos daba muchos ingresos y tal. Desde ese día le he prohibido que vaya con su BMW A3 y su iPhone 5 a clase.
-¿Y qué pasó?
-No nada, no se pudo demostrar lo que decía el cabrón anónimo ya que lo tengo bien atado. La niña sigue cobrando todos los años la beca máxima, unos 5000 euros, que son para ella solita.
(Irrumpe un tono de teléfono móvil: ¡¡Por mi hija maaaaato!!)
-Tío, que me he llevado un repullo con ese tono de la tipa esa de la tele ¿cómo se llama...?
-Sí, la Esteban, esa sí que es lista, jeje, perdona, que es un proveedor. ¡Oye, que significa esa factura con IVA del otro día! ¿Cómo? Nada de eso. Me la emites de nuevo sin IVA o no cobras...sí, hasta las seis estoy allí. Hasta luego.
-¿Te quieren meter el IVA?
-Sí, se lo he dicho al tío de las pizzas mil veces  y sigue dale que te pego con el IVA de los....,y para colmo ahora que lo han subido los chorizos estos del gobierno. 
-Sí, vaya mierda de país, con tantos impuestos.
-Por cierto, sabes que me he comprado un Audi.
-¿Sí ¿Cuál?
-El Q7
-Joder ¡el que llevan los futbolistas!, que pedazo máquina...te habrá costado un pastón.
-Sí, es caro, pero me he ahorrado una pasta. Si quieres te digo cómo.
-Dime, dime...
-¿Tienes a algún minusválido en tu familia o  a alguien de confianza que lo sea?
-Pues no sé, tendría que verlo...
-Yo lo he puesto a nombre de mi padre que, como sabes, tiene una gran minusvalía. Me he ahorrado el Impuesto de Matriculación, me han hecho una rebaja en el concesionario, no pagaré jamás el Impuesto de Vehículos al Ayuntamiento y, para colmo, aparcaré donde me salga, en cualquier plaza de aparcamiento reservada para minusválidos ¿Por qué te crees que hay tanto coche de gran cilindrada con el cartel de minusválido en las calles?
-Estás en todo, macho, pero ¿se tragarán que tu padre conducirá eso con 80 años siendo  minusválido?
-Éstos del Ayuntamiento se lo tragan todo. Por cierto, hablando del Ayuntamiento ¿te has enterado lo del alcalde del pueblo? ¡Qué cabrón! ¡Qué bien amañado lo tenía todo! ¡Qué poca ética! A mí me extrañaba que la recogida de basura siempre la ganara la misma empresa.
-Sí, ¡qué cantidad de corruptos nos gobiernan! Y para colmo hay que sostenerlos a todos. ¿Y los asuntos esos de los ERES y la Gürtel?...¡qué caterva de corruptos! ¡vaya mierda de país!
-Ni que lo digas, vaya país de sinvergüenzas y corruptos nos gobiernan. No hay que votar a ninguno, que son todos iguales. Van a lo que van.
-Oye, quieres otra cerveza.

-Sí, sí, vale. Pero disculpa un segundo, que voy a asomarme a ver el coche, que está en segunda fila. 

18 agosto 2013

PRIMER TRAIL 'RUTA DE LOS BADLANDS' DE FONELAS (18/08/2013)

LogoUna prueba que se calificara de Trail y que respondiera al exótico nombre de 'Badlands' a celebrar en un inusual 18 de agosto en el interior de la provincia de Granada tenía toda la vocación de ser anotada en mi agenda. Tenía cierta hambre de competición y los entrenamientos estaban saliendo bien, amén de tener las lesiones alejadas de mi cáliz. 
¿Pero dónde está Fonelas? me pregunté. Por la zona de Guadix, eso lo sabía, pero ¿dónde exactamente? Repasemos un poco de geografía y tiremos de Wikipedia: datos más importantes a tener en cuenta: 1. Municipio de 1085 habitantes -según el censo de 2012-, ubicado en la Hoya de Guadix. 2. Importante por ubicarse en su término yacimientos paleontológicos de grandes mamíferos, además de la 'Necrópolis megalítica de Fonelas', de cuyo lugar procede la conocida 'Estela de Fonelas' que ilustra tanto su escudo como su bandera y que se encuentra expuesta en el Museo Arqueológico y Etnológico de Granada. También se han localizado algunos dolmenes. 
Por ese lugar de la prehistoria hemos corrido.     

Cuando acudimos a correr a un sitio del que no conocemos su recorrido, intentamos visualizarlo. Pues bien, mi visualización -ayudado por referencias e imágenes, lógicamente- ha coincidido en gran medida con la realidad: paisajes abruptos y secos en la mayor parte del recorrido, pero suavizados también en otros tramos por frondosos y frescos árboles junto al río Fardes a cuya orilla izquierda se encuentra la población.
Una organización perfecta como ha sido la de esta carrera se aprecia ya desde que llegas a la población: zona de aparcamiento especial. No demasiado grande, pero lo suficiente para que una parte importante de los vehículos de los corredores pudieran aparcar sin problemas, facilitando además que los que no pudieran aparcar en ese lugar no sufrieran el embotellamiento que a veces se sufre en poblaciones pequeñas que organizan pruebas de atletismo. Un ejemplo a seguir sin duda. Esa organización perfecta, posteriormente se confirmaría en todos los aspectos que engloban una prueba: entrega de dorsales, puntualidad, seguimiento por megafonía de los aspectos importantes de la prueba, avituallamiento, que ha sido más que atento y de calidad en cuanto a la temperatura del agua y demás productos que dispensaban, excelente señalización kilométrica y de control de cruces, abundancia de voluntarios -con excelente humor y buen carácter- en la entrega de la más que generosa bolsa del corredor con vistosa camiseta técnica roja incluida, abundancia de bebida y alimentos en la zona de refrigerio....no exagero si afirmo que ha sido una de las pruebas en las que me he encontrado más cómodo y mejor atendido. Hay que decir que ayudaba el hecho de que no fueran muchos los corredores y senderistas, pero ese argumento está vacío de contenido si rememoramos el nivel organizativo de otras pruebas en poblaciones de similares características. Se percibía que esta prueba ocupaba un lugar importante en la agenda de las fiestas de agosto de la localidad. Había ilusión por parte de sus organizadores para que saliera todo bien. Y sí, ha salido todo bien, muy bien. 

LA PRUEBA
























Hay que decir dos cosas básicas antes de analizarla: 1. En puridad, a pesar de que la mayor parte de su recorrido es por camino de monte, podría pasar por no ser un Trail en sentido estricto y esa denominación podría no ser compartida por los más avezados y puristas de esta disciplina, como me venía a decir Javi. 2. Es una prueba dura, aspecto que será explicado convenientemente. 
Los primeros seis kilómetros son agradables y en ellos se puede adoptar un buen ritmo auspiciados por la benignidad del terreno, la aún frescura de las piernas y la agradable temperatura en los dos primeros de esos seis que emana de la frondosidad de la abundante arboleda del entorno del Río Fardes. Nadie me discutiría si dijera que esos dos primeros kilómetros son casi paradisíacos. Ahora bien, todos esos atributos positivos irán desapareciendo como 'lágrimas en la lluvia', a medida que pasan los kilómetros y penetramos en las tierras áridas, en las 'badlands'. No obstante, hasta el kilómetro 6,5 todo son parabienes, los kilómetros pasan raudos y es posible coger buenos ritmos sin muchos problemas. Pero, de pronto, alguien que conoce la zona dice: 'se acaba lo bueno'. Y es entonces cuando a partir ese punto kilométrico comienza una hostil subida que conducirá hasta la ermita de San Torcuato. No se trata de una subida muy larga pero sí del tipo de las que hacen añicos el corazón y las piernas y la recuerdas durante todo el recorrido. Un carril muy vertical y muy escarpado, situación que agrava la pisada de los corredores y la hace aún más intensa y dura. Superada la infernal rampa, de pronto, el terreno comienza a suavizarse, a pesar de que se aprecia aún una ligera inclinación más que llevadera. Eso será así hasta el paso por la Ermita de San Torcuato, situada en el ecuador de la carrera. 
A partir de la ermita, el terreno ya es muy otro. Una enorme meseta abrupta y árida en la que no se aprecian más que solanas nos acompañará un buen rato. Me quito las gafas  de sol Adidas para contemplar el inusual paisaje y consigo hacerme a la idea a la perfección de la prehistórica presencia de grandes mamíferos, los cuales, sin lugar a dudas, contarían con amplias lagunas para asegurar su ciclo vital y, probablemente, un Río Fardes más generoso en líquido elemento. A partir de ese momento, aprecio que comienza una fuerte bajada por inhóspitos caminos en los que tienes que reparar bien si no quieres sufrir un percance. El terreno es tan extraño que sobrecoge y algunas bajadas son de una intensidad que casi da vértigo. 
La bajada sigue siendo continua y en ocasiones se alterna con tramos llanos. Incluso cuando se sale a la zona de asfalto en torno al kilómetro 11,5 de la prueba el terreno es suave y se adentra de nuevo en el entorno del Río Fardes por lo que se circula por una pequeña carretera en la que la arboleda y la frescura climatológica son como dos piernas más. Minutos antes, en la bajada, ya se podía ver la población de Fonelas. 
Pero tenía pendiente de explicar la dureza, parcialmente ya explicada con la rampa salvaje anteriormente descrita. Ahora es el momento. 
Podría sostenerse que esta prueba es bastante asequible - a pesar de la rampa salvaje- si todo el terreno que quedase hasta llegar a meta fuera de similares características; de hecho, siguiendo por esa agradable carretera local en el entorno del río se llega directamente a la población (debe ser el paseo natural que los lugareños frecuentan en las frescas tardes de verano) en apenas un par de kilómetros. Sin embargo, no todo es tan prosaico como pareciera. 
Yo voy confiado -como supongo que irían la mayoría de los corredores-, las sensaciones son buenas y la bajada te ha recuperado de la rampa salvaje. Realmente no conoces el terreno y no sabes si esa carretera local será suficiente para completar los 18,5 kilómetros que tiene la prueba. Confías en que así sea. Los músculos van relajados y comienzas a percibir esa especie de vacío propio de las bajadas; es más, piensas que ese terreno llano en el entorno del Río Fardes te ha venido de perlas porque ya te estabas cansando de tanta bajada que, además, agota. Vas más o menos liado en esa línea de reflexión, cuando de pronto un cartel amarillo de los muchos que encuentras en el recorrido, te escupe a la cara informándote que hay que volver a pisar tierra; que hay que volver a subir rampas; que has de olvidarte de las sombras y fresquito de la frondosa vegetación; en definitiva, que hay que volver a sufrir. Ahí radica -a mi entender-,la dureza de la prueba. Porque eso ocurre justo en el kilómetro 13,6 de la misma, cuando espoleado por las reflexiones a las que antes me refería y el aumento del calor, no sabes cómo subir esas rampas intensas, que no llegando a la categoría de salvajes si suponen un rompepiernas de gran calibre, toda vez que las has de asumir cuando aún están activos los músculos de la bajada y, por lo tanto, dormidos ya los de la subida. Un corredor que había estado haciendo una especie de tirabuzón conmigo durante varios kilómetros y que finalmente se aleja de mí unos metros, durante la subida, me comenta defraudado ese hecho. Es uno de esos puntos de inflexión vitales que se presentan de vez en cuando en algunas pruebas de considerable recorrido.
Eso hace que muchos corredores decidan subir esos carriles intensos andando. Yo lo pensé varias veces pero finalmente decidí bajar el ritmo paro no echar a andar. Eso hubiera sido peor. Por suerte, unos cientos de metros antes del kilómetro 15 el terreno se suaviza profusamente y ya desde el 17, tocando ya las primeras casas de Fonelas y hasta la meta el terreno se estira en una suave y cómoda bajada.
Particularmente, logré cumplir el objetivo marcado que era entrar en torno a la hora y media y por debajo de los 5' el mil. Por lo tanto, satisfecho. 

UN VIAJE A PARÍS (I)

Existen ciudades que pueden ser contadas y otras que tiene que ser visitadas para poder contarse. Entre estas últimas está París.      No es...