29 agosto 2013

RELATOS DE VERANO: EL BARRENDERO QUE LEÍA A KANT

En mis veintitrés años que llevo ejerciendo la abogacía jamás me había entrado un asunto tan complicado; o mejor dicho: tan curioso. Y, la verdad, desde que Adela, mi secretaria, lo pusiera encima de la mesa de mi despacho a primera hora de la mañana no he parado de darle vueltas. Tomen nota. 
Juan Francisco Rodríguez González, de 45 años de edad y con una antigüedad de veinticinco años en el Servicio Municipal de Recogida de Residuos Sólidos Urbanos, ha sido súbitamente despedido después de atesorar una impecable hoja de servicios. O, al menos, eso es lo que indica el dossier que me dejó Adela esta mañana en la mesa.
A priori, no parece un caso muy distinto a los muchos que entran en mi despacho de abogado laboralista, pero si les dijera la causa del despido, seguramente, comprenderán mi inquietud: Juan Francisco Rodríguez ha sido despedido por leer a Kant durante el horario de trabajo. En realidad, no está claro si ha sido despedido por leer a Kant o, sencillamente, por leer en plena jornada laboral, pero el caso es que, Juan Francisco, barrendero de varias de las calles más céntricas de la ciudad, solía quedarse horas y horas ensimismado leyendo a Kant. Se apoyaba en su enorme escobón y ajeno a las miradas de todo el mundo, abría su ajado libro y se absorbía en la lectura del filósofo alemán nacido en el siglo XVIII. 
He de reconocer que estoy muy perdido y no sé cómo plantear la defensa. Para colmo, el asunto se ha convertido en mediático por inusual y ha saltado a las primeras páginas de los periódicos de la ciudad e, incluso, ha saltado a la prensa regional y nacional, circunstancia ésta que suele arruinar los casos judiciales. Pero lejos de parar ahí la cosa, como era de suponer, se ha complicado aún más, ya que amplios sectores sociales y culturales de la ciudad y del país están tomando partido; unos -los menos- a favor de Juan Francisco Rodríguez y otros -los más- en contra. 
En contra, lógicamente, está la empresa, la cual ha enviado a mi despacho la fotocopia de la somera comunicación de despido. La transcribo para mejor entendimiento: "A fecha de hoy la empresa concesionaria del Servicio Municipal de Recogida de Residuos Sólidos Urbanos "ALIMPIAR" ha decidido rescindir el contrato de forma irrevocable al operario Juan Francisco Rodríguez González por incumplimiento de sus funcioness como barrendero al descuidar las tareas encomendadas, dedicándose durante la jornada de trabajo a la lectura de Camps (es así como lo escribe textualmente la empresa, deduciéndose su origen valenciano)". Por su parte, el Comité de Empresa ha emitido un comunicado harto confuso, dejando entrever el fuerte debate interno que ha debido surgir en torno al despido de Juan Francisco. Trascribo el comunicado para mejor entendimiento: "El Comité de Empresa de la Empresa concesionaria del Servicio Municipal de Recogida de Residuos Sólidos Urbanos 'ALIMPIAR" entiende que el despido de nuestro compañero Juan Francisco Rodríguez González forma parte de una estrategia de la empresa para reducir la plantilla y, de esa manera, aumentar los magros beneficios como concesionaria del Servicio Municipal indicado, el cuál se financia en exclusiva con las altas tasas tributarias que abonan los ciudadanos...". Como se puede comprobar, el Comité de Empresa -algo que suele ser habitual- ha pasado de puntillas por la verdadera causa del despido, con el que está de acuerdo parte del comité según me han informado mis fidedignas fuentes, principalmente, porque consideran una agravio para la clase obrera que un miembro de la misma se dedique a leer las chorradas que escribe el chorizo de Camps. 
Pero no acaba ahí la cosa, porque a los pocos días de publicarse la noticia en prensa, el Instituto Nacional de Estudios Kantianos (INNAESKANT) ha decidido inmiscuirse en el anuncio tomando partido a favor de Juan Francisco. Transcribo el mensaje que han enviado a todos los medios de comunicación de la ciudad para mejor entendimiento: " La Junta Directiva y la Asamblea de socios de INNAESKANT en reunión extraordinaria de 4 de agosto, conocida la situación de nuestro asociado Juan Francisco Rodríguez González, hace el siguiente comunicado: conocida la decisión de la empresa "ALIMPIAR" de despedir a Juan Francisco por leer a Kant (omite que lo hacía en horario de trabajo), nuestra asociación rechaza rotundamente tal despido ya que con el mismo se demuestra un profundo desprecio por la obra de uno de los mayores pensadores mundiales. Por tanto, en defensa de este desagravio la asociación INNAESKANT ha decidido personarse en el procedimiento iniciado ante la jurisdicción laboral, reservándose el derecho de querellarse penalmente contra 'ALIMPIAR". 
Como es fácil deducir, la opinión pública de la ciudad está dividida, siendo mayoría la que considera que debe ser despedido por descuidar sus tareas encomendadas.
Y yo, en medio de todas las miradas, estoy sopesando abandonar el caso. Es más, en mis años de instituto se me atragantó 'Crítica de la razón pura".

            

2 comentarios:

  1. Me gustan este tipo de relatos, que imaginación (la tesis, conversación en la taberna). Ahora me río de mi mismo cuando pienso que al decirme un compañero de trabajo: "...pues este muchacho escribe cosas en Ideal, y las escribe bien"; yo interprete que escribias "cartas al director sin faltas de ortografía" ¡que sorpresa cuando empece a leerte en el blog!

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  2. Gracias por tus palabras Carlos. Casi siempre los relatos se quedan cortos si los miramos con el tapiz de la realidad.
    Ya sabes lo que ocurre en la función pública: vamos y venimos pero es complicado -o está mal visto- saber qué cosas en realidad nos gusta hacer entre las 3 de la tarde y las 8 del día siguiente como escribir o leer filosofía, por poner sólo dos ejemplos cercanos. Un abrazo.

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Sin tu comentario, todo esto tiene mucho menos sentido. Es cómo escribir en el desierto.

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