La aclamada y premiada 'Drive' es una película distinta. Dotada de un lirismo cinematográfico con el que no existe parangón en otras películas, ni tan siquiera del género negro. Lógicamente detrás de la dirección de Nicolas Winding se aprecia la mano experta de un escritor que, he de decir, para mí ha sido todo un descubrimiento. Se trata del avezado escritor norteamericano James Sallis, en cuya novela, igualmente, denominada 'Drive', está basado el guión de esta excelente película. Y proverbial también es la actuación del cada vez más destacado joven actor Ryan Gosling, que ya me pareció una revelación en la curiosa película 'Crazy, Stupid, Love' junto al genial nuevo "Superagente 86" Steve Carell, que también bordó su interpretación en la última versión cinematográfica de 'La cena de los idiotas'. Pero volviendo a esta película que reseñamos, es destacable en ella que la alta dosis de violencia se de la mano con los buenos sentimientos y alta dosis de nobleza humana, una mescolanza muy usada en el cine negro, si bien aquí se exterioriza de una manera sobrecogedora. Unido a ello hay que celebrar el acierto de la banda sonora conjugando las voces cercanas al jazz con la buena música electrónica -no confundir con la bacalaera, por favor-, que hacen derivar la película a una ciudad de Los Ángeles actualizada -con presencia en su inicio, incluso, de uno de los iconos de la ciudad como son los Lakers del bueno de Gasol-, pero que sigue guardando toda esa esencia negra de bandas más o menos organizadas, mafiosillos del tres al cuarto y mucha violencia propia de una megaciudad americana.
Por ello decía que la buena mano de un escritor siempre se ha de ver en una excelente película. De hecho, los mejores ejemplos de cine negro de calidad se han apoyado o basado en buenas obras literarias de este género.
Realmente para mí ha sido un agradable descubrimiento esta película que, en mi opinión, pasar por ser de lo mejor que he visto en los últimos tiempos. Un film que no te deja relajarte ni un segundo, sin necesidad de usar grandes efectismos; por el contrario, todo en ella es nocturno y sombrío y poco margen deja para el optimismo. Sin embargo, hay algo en ella que reconcilia en parte con el género humano. Seguramente será por esa exteriorización de la nobleza humana que destila el protagonista a pesar de que pudiera parecer lo contrario si analizamos su trayectoria y su retorcido oficio. Genial.