23 octubre 2011

CUESTIÓN DE PRIORIDADES



¿Qué representa una hora y media -dos a lo sumo- en el ancho devenir de una jornada dominical? La respuesta dependerá mucho de a quién se le pregunte porque existen las prioridades y todas son legítimas.
Sin embargo, una de las cosas a las que la mayoría de la gente le gustaría emplear ese tiempo -según los empeños de futuro que cada cual se hace al comienzo del año-, es a correr, junto a dejar el tabaco o comenzar a aprender un idioma -principalmente el inglés-. Está claro que todos los empeños se formulan para jamás ser cumplidos. De hecho, existe una mentira congénita en perjurar que se comenzará a correr el día uno de enero, algo en la practica imposible si la noche anterior la hemos "tirado" en un cotillón de esos interminables y aburridos (es lo que pienso ahora, pero hubo un tiempo en el que me lo pasé muy bien, pero no corría).
No, no es de esa forma como una persona se convierte en corredor.
Decía lo de la hora y media -a lo sumo dos- porque basta con ese poco espacio de tiempo, que ocupa tan sólo algo menos del diez por cierto del un día de cualquier persona, para decidirse a trotar un buen puñado de kilómetros, perdiéndose por esos caminos y veredas, en plena naturaleza, que todo el mundo tiene al alcance de la mano, de acceso y disfrute gratuito.
Insisto que se trata de prioridades, pero a mí en particular -que es lo que he hecho esta mañana de domingo: diecisiete kilómetros esplendidos por una Vega asombrada por las primeras lluvias- no se me ocurre mejor manera de aprovechar ese escaso intervalo de tiempo -incluidos en él los preparativos necesarios antes y después del entrenamiento-, a sabiendas que quedará mucho día para estar con la familia, de dedicación a la lectura, al cine, a escribir.... en fin, cada cual con su actividad preferida.
Pero, ya digo, es cuestión de prioridades.

21 octubre 2011

SERIES



Sí, el jueves por la tarde-noche hice series, pero ¿hasta cuando durará esa iniciativa? Hasta ahora, todas las iniciativas intentadas han fracasado después de dos o tres sesiones. Me rajo, me inclino por correr perdiéndome por caminos y veredas, me intento no disciplinar. Pero es cierto: sin disciplina la mejora no llega, o llega con cuentagotas.
Se puede optar por sesiones rápidas. Sí, es una buena opción, pero se da la circunstancia que siempre que salimos a entrenar no vamos rápido y si lo hacemos, lo hacemos de una manera muy anárquica y poco o nada controlada.
Por tanto, las series son el único ejercicio de calidad que te permite completar el rodaje propuesto aprovechando al máximo.
¿Pero por qué las abandonamos? En mi opinión las abandonamos porque solemos "quemarnos" al primer intento. Solemos hacerlas a más velocidad de la debida y al sufrir como un bestia nos acaban produciendo rechazo.
Por supuesto que en las series hay que sufrir, porque de lo contrario la mejoría no se experimenta, pero es distinto sufrir que autoinmolarse.
La experiencia de ayer en Atarfe por sugerencia de Javi fue gratificante. Tardé en decidirme por encontrar el cuerpo destemplado todavía a las siete de la tarde. Había dormido una siesta y no me levanté para muchas batallas. Pero acabé cogiendo el bolso y me fui sin pensarlo demasiado a una buena pista -probablemente la mejor del entorno de Granada-. Allí ya se encontraba Javi y Domingo. Ellos ya estaban a punto de acabar y yo a punto de comenzar. Charlamos dando una vuelta de rodaje y cuando ellos se marcharon me quedé sólo haciendo 5X1000 a un ritmo de entre 3'50'' la más rápida y 4'05'' la más lenta. Satisfecho porque en todas estuve en ritmos aeróbicos más bajos que los asumidos en competición, que es de lo que se trata y tampoco sufrí como una bestia, hay margen. Os aseguro que dejan muy buen sabor de boca una vez hechas.
Finalmente, estiré e hice abdominales en el césped artificial. Y todo ello me hizo sentir físicamente pleno y con ganas de volver a repetir, no la semana que viene porque no estaré en Granada, pero sí la siguiente. La intención es incluirlas una vez a la semana. Confío en acostumbrarme si no me excedo y creo que cada vez me resultarán más gratificantes.

20 octubre 2011

¿IPAD O PERIÓDICO?

Me gusta el IPAD; de hecho, estoy decidido a hacerme con uno, pero este anuncio me ha convencido que no se puede comparar con un periódico....


18 octubre 2011

ARTÍCULO IDEAL (17/10/2011)


Este artículo que publiqué ayer lunes en el periódico Ideal podría sonar como un ataque incontrolado de imaginación, pero no, es totalmente real y lo pude comprobar, cuando pasaba por la calle....,pero bueno, mejor será leerlo si no lo habéis hecho en la edición escrita -en el caso de residir en Granada o provincia-. Os garantizo que con independencia de la calidad que tenga el artículo o no -sobre esto habrá diversas opiniones y seguramente todas razonables-, se trata de algo original. A ver qué os parece.


PERSONA PASEANDO CON MASCOTA

Hace unos días una persona paseaba tranquilamente por la calle Alhamar con su mascota a la que llevaba sujeta por una correa. En principio esa escena nada aporta de tan habitual y cotidiana; de hecho, a los demás viandantes, que se movían raudos hacia sus tareas o compras en esa céntrica y ajetreada calle de Granada, nada les llamaba la atención y ninguno reparaba en esa escena tan común en las calles y plazas de cualquier ciudad. Pero yo sí reparé en ella porque la mascota que sujetaba esa persona no era un perro y ni tan siquiera un gato -animal poco proclive para ser paseado en plena calle, dicho sea de paso-. Se trataba de un mapache, que es lo que deduje un poco más tarde consultando Internet porque en ese momento tan sólo alcancé a comprender que se trataba de un animal salvaje que solía salir con frecuencia en los documentales de la 2.

Y aunque extraño, quizá lo fuera más comprobar cómo ninguna de las decenas de personas que pasaban a escasos centímetros de esa peculiar mascota y de su dueño reparaban en el animal, probablemente, tan acostumbradas a esa escena cotidiana de persona paseando con mascota o, probablemente, tan ensimismadas en los quehaceres cotidianos o preocupaciones varias. De hecho, la persona que llevaba el mapache hizo todo lo posible para que los demás repararan en su peculiar acompañante, a mitad de camino entre perro y no se sabe qué tipo de pequeño animal salvaje. Y, decía, que el dueño hizo lo posible para que observaran a su mascota porque posaba –más que estaba- en un cruce de esquinas bien visible, estando el día en su plenitud de luz y siendo la hora una de las de más tránsito. Pero aún así, observé que excepto yo ningún viandante desvió la mirada hacia esa peculiar escena porque seguramente sus mentes les transmitía una imagen habitual, es decir, nada que pudiera considerarse extraordinario.

Pero sí lo era, aunque no llego a tener claro si es más extraordinario el hecho de poseer –y pasear- este tipo de mascota o la ceguera que todos mostramos ante hechos extraordinarios de tan acostumbrados como estamos a fijar en nuestra retina las cosas ordinarias que pululan a nuestro alrededor.

Normalmente circulamos por la vida con unas imágenes preestablecidas, confiriendo más importancia a la forma que al fondo. Si, por ejemplo, la persona que llevaba la mascota paseara un perro vulgar pintado de verde o vestido de torero, la mayoría de la gente hubiera reparado en su presencia y, muy pocos, -tal vez los más despistados o ensimismados- no hubieran reparado en esa estampa. Es más, con toda seguridad se hubieran formado corrillos y surgido comentarios jocosos. Pero resulta que el mapache -que a mi entender no está en la categoría de los animales domésticos- provisto de un tupido pelaje grisáceo se confundía perfectamente con el paisaje urbano y por su tamaño y forma de andar en casi nada se diferenciaba del típico can pequeño de raza caprichosamente cuidado por su dueño. Es más, en mi larga observación comprobé cómo el animal en una posición muy canina, sentado sobre su cola levantaba sus patas delanteras, como si de un perro se tratara, para llamar la atención de su orgulloso dueño, probablemente frustrado ya al comprobar que sólo yo había reparado en su peculiar mascota, aunque disimulé para no mostrarle mi extrañeza ya que en asuntos de mascotas nada aún parece definido. Como casi nada en nuestro extraño existir.

16 octubre 2011

28ª MEDIA MARATÓN DE MOTRIL (16/10/2011)



Cuando a la llegada de la prueba, Francis Rodriguez Tovar, excepcional corredor, desde lejos, me preguntaba que cómo me había ido, le respondí sin dudar que había que entrenar más. Y él que es un corredor concienzudo no pudo estar más de acuerdo conmigo.
A Francis le respondí que había que entrenar más porque, precisamente, esa era la idea que llevaba en la mente al entrar en meta. Durante una hora y treinta y siete minutos había sufrido y aprecié en todo momento a lo largo de la carrera que un entrenamiento más específico -y más largo- me posibilitaría ir mejor y acercarme a esos noventa y cinco minutos.
No obstante, los noventa y siete minutos y medio estaban dentro de lo que podría considerar, a priori, un tiempo aceptable, según mantuve en la anterior entrada. Haber hecho cien minutos -también mantuve- me habría defraudado algo más.
Pero la realidad es que aunque acaricié en algún momento de la prueba llegar por debajo de los noventa y cinco minutos, la carrera me puso en mi sitio -principalmente, a partir del kilómetro quince- y opté por despedirme de ese tiempo. Iba de más a menos y en esos seis últimos kilómetros desperdicié bastante de la renta que había adquirido hasta ese momento, si bien ésta la obtuve básicamente hasta el kilómetro trece porque a partir de ahí comencé a perder tiempo de manera acusada. Basta echar un vistazo al Forer para descubrir que en los primeros trece kilómetros le media por kilómetro era en todos los casos inferior a 4'30'' el mil -en algunos kilómetros, incluso, inferior a 4'10''-, para ir aumentando progresivamente hasta los 5'02'' en el último kilómetro de carrera. Por tanto, no es baladí considerar objetivamente la falta de entrenamiento, principalmente, en distancias superiores a los catorce o quince kilómetros.
Y, claro, a partir del kilómetro quince, sin llegar a sentir pájara en sentido estricto, si comencé a sucumbir al cansancio, al calor y a la fuerte humedad de la costa y ya preferí dejarme llevar sin forzar demasiado para no sucumbir a una posible bajada de forma.
Como bien dije en mi entrada anterior, en esta prueba -que no es nada fácil, digámoslo claro- la carrera verdadera se dilucida a partir del kilómetro quince y así lo pude comprobar en los rostros de los demás corredores, siendo bastantes los que optaron por parar y andar en los tres o cuatro kilómetros últimos.
Para ejemplo un dato: en los primeros seis kilómetros -aún fresco y sin tocar apenas la costa- marqué veintiséis minutos, mientras que en los últimos seis tuve que emplear tres minutos más. Pero ocurre que ya a estas alturas estábamos en otro tipo de carrera, no sólo por los kilómetros superados sino por el aumento del calor y, por tanto, de la humedad.
Esos primeros cálculos optimistas me hicieron abrazar en algún momento la posibilidad de atravesar la meta en noventa y cuatro minutos, objetivo que se fue esfumando sin remedio.
Sin embargo, sería ingrato decir que estoy defraudado ya que la prueba de media maratón tiene vida propia y nada es lo que parece. Por ejemplo, en esta Media de Motril, a pesar de ser llana -apenas hay una picada, al final-, se manifiestan otras dificultades añadidas, como es el caso de la humedad y el calor. Cuando la prueba se hacía en el mes de septiembre era verdaderamente temida pero en este octubre de 2011 los efectos han sido similares dadas las altas temperaturas que estamos sufriendo, anormales, para esta época.
Y decía, que sería ingrato estar defraudado porque esta prueba puede azotarte a lo bestia y dejarte tirado en las amplias playas del recorrido. En otras palabras, es una media maratón traicionera porque un golpe de calor o una excesiva deshidratación debida a la humedad puede dejarte listo a falta de unos pocos kilómetros y lo que se presumía pudiera ser una marca aceptable se puede convertir en una marca calamitosa. De eso pueden dar buena fe muchos corredores que han participado en esta prueba. Corredores que fácilmente están en los noventa minutos en otras medias sucumben ante esos factores y acaban en cien minutos o, incluso, más y de nada sirve una planificación previa porque esta se puede ir al garete.
En mi caso particular, luché de forma denodada porque esa planificación previa no sucumbiera. El propósito estaba en no alejarme en cada kilómetro de los 4'35'', y aunque no es fácil hacer la media en plena carrera, intenté por todos los medios no está por debajo de los 4'15 ni por encima de los 4'50'', si bien en algunos kilómetros no pude evitar bajar o subir esas medias respectivamente.
Sin duda, hay otro tipo de medias maratones -Córdoba, Almería y es posible que hasta Granada- que no existiendo grandes rampas y tampoco humedad, se puedan asumir esos últimos cinco o seis kilómetros de manera más solvente, pero no es el caso de Motril, a no ser que se cuente con una preparación muy específica que incluye entrenar en la costa, al menos, en un par de ocasiones.
En otra línea argumental, hay que reconocer que la Media Maratón de Motril, por su organización, ciudad, asistencia y circuito, se está convirtiendo en una de las más importantes de Andalucía. Existe un superávit organizativo destacable y su apuesta de futuro es decidida al contar con atletas africanos de nivel en la mayoría de las ediciones anuales. Sin lugar a dudas, en mi opinión, su nivel está bastante por encima de las otras tres medias maratones de la provincia, incluida Granada- y a niveles muy similares a las organizadas en Málaga y Almería.

15 octubre 2011

PREPARADO PARA MOTRIL


Ciertamente, por unos motivos u otros, no han sido muchos los kilómetros hechos esta semana, pero sí los he hecho con cabeza: en todos he buscado la calidad, más que el trote.
He de reconocer que las últimas tiradas me han confirmado que hay recuperación y más punta de velocidad que en el mes de septiembre. No sé, percibo como si las piernas fueran menos pesadas y gracias a ello percibo también que elevo con más facilidad las rodillas. Sin lugar a dudas, esas sensaciones recién adquiridas se deben a que han transcurrido más de dos meses desde que subí al Veleta y, desde entonces, la musculatura de las piernas y el entrenamiento en llano han afinado los músculos de los miembros inferiores. En pocas palabras: ya no tengo esa sensación de pesadez que aún tenía en la Media de Guadix.
La última tirada la hice el pasado jueves y fue de quince kilómetros y medio, corriendo por una ruta totalmente llana y alejada de tráfico y la contaminación. Y eso debió sentar bien a mis pulmones porque a pesar de hacer medias kilométricas muy similares al ritmo de competición, me encontraba entero y con la respiración normal.
Por tanto, confluyen dos ingredientes fundamentales para asumir una media maratón: piernas ligeras y ritmo aeróbico a buen nivel. Asimismo, en el plano nutricional estoy consiguiendo ese ritmo descendente idóneo que me aconsejaron en el Centro de Medicina Deportiva de Granada, gracias a esos pequeños cambios nutricionales e intentar evitar el "picoteo" y, sobre todo, el tapeo, tan agradable en Granada, pero tan nocivo para, nosotros, los corredores. Sin embargo, no renuncio -ni renunciaré- a la cerveza, si bien la tomo con control, sin acompañamiento calórico y, sobre todo, en casa, que es la mejor manera de controlar.
El pasado viernes no me apeteció correr los ocho kilómetros que tenía planteados, pero opté por técnica de carrera y una tabla básicamente dedicada a abdominales y goma. Todo eso me sentó bien y sirvió para no cansar las piernas ahora que están ligeras y descansadas.
Así que todo indica que me he preparado mental y físicamente para hacer el mejor tiempo posible en Motril. Estaría muy bien cumplir esos noventa y cinco minutos para volver a estar en la línea en que me encontraba a principios de año, pero si no es así tampoco me defraudarían los noventa y siete, pero sí los cien. En fin, ya se verá porque son los kilómetros de la competición los que realmente te ponen en tu sitio y a lo largo de una carrera de veintiún kilómetros puede pasar de todo y, además, en el caso de mañana domingo, dado el calor que aún está instalado en el sur, la humedad típica de los lugares de costa será una rémora, principalmente, a partir del kilómetro quince.
Para pedir de boca tan sólo faltaría que esta noche el Granada ganará al Atlético, pero ese ya es otro cantar. Y otra historia.

09 octubre 2011

OPTIMISTA DE CARA A MOTRIL

Los últimos rodajes me hacen ser optimista de cara a marcar los noventa y cinco minutos (por ahora descarto los noventa) en la próxima Media de Motril, pero dependerá mucho -como bien dice Alfredo- de la humedad con que nos encontremos en la capital de la costa granadina.
Particularmente, en la tarde del domingo he rodado con facilidad, fuerza y velocidad en los catorce kilómetros de rodaje planificados. Además, a nivel aeróbico me he encontrado fenomenal y no me han pesado las piernas en absoluto, a pesar de haber rodado la tarde anterior otros trece kilómetros por terreno algo más duro.
Los días anteriores, desde la prueba de Almuñecar, me he dedicado a rodar sin más en distancias medias y zonas no cargadas de demasiadas cuestas para ir refrescando las piernas, tan pesadas tras la prueba del Veleta y sus previos entrenamientos en alto. Porque qué duda cabe que un entrenamiento que es válido para una determinada prueba no lo es para otra y resulta que, en mi caso, he acusado mucho esos entrenos en altura, en los que las piernas se endurecen como el acero pero también se ralentizan. Es el momento de sacar provecho de la fuerza ganada en agosto en cuanto se aligeren algo las piernas.
Normalmente, y por la experiencia de años anteriores, en estos últimos meses del año entreno bien sin que me afecte que llegue el frío y la lluvia; de hecho esos buenos entrenos en los últimos meses del año posibilitaron que este pasado enero bajara de los noventa y cinco minutos en la Media de Almería. Busco que se repitan esas circunstancias.
Sigo sin hacer series porque no encuentro el momento ni las ganas para hacerlas (definitivamente, no me gustan) pero sí he incrementado los cambios de ritmos y los ritmos controlados a velocidad más alta, que a todo eso da lugar en un rodaje medio o largo.
Sin embargo, me inquieta no poder llegar al domingo con las piernas tan descansadas como las siento en este momento, por lo que seré prudente en cuanto a kilometraje en esta semana, pero sí incrementaré la elongación, abdominales y flexibilidad. También he llevado a cabo algunos cambios en el aspecto nutritivo, ahora que no hay tantos viajes en el horizonte. Intentaré sacar provecho a este aspecto hasta, al menos, los albores de la navidad, época en la que todos nos solemos desmadrar un poco en cuanto a comida y bebida, aunque, en mi caso, existe bastante control ya que, por lo general, reniego de comidas de empresas y ágapes similares.

REFLEXIONES SOBRE LO QUE RODEA AL ENTORNO DE MI PRÓXIMA NOVELA MI LUGAR EN ESTOS MUNDOS (Y DE LOS LIBROS EN GENERAL)

En pocos días mi tercera novela Mi lugar en estos mundos verá la luz en la plataforma de Amazon , que a pesar de lo criticable que pueda se...