
Con Mario (que ha vuelto a clavar su buen tiempo del año anterior), minutos antes de la salida.
Cuando el joven camarero del restaurante Ruta del Sur de Purullena me preguntó cómo había quedado no supe que responderle. En algún lugar indeterminado, balbuceé. Posteriormente el joven camarero, con aspecto de corredor, aunque no corría de manera habitual (aunque sí le gustaba correr), probablemente, a modo de excusa comenzó a hablar de la dureza de este terreno.
Podría haber utilizado su propio argumento para, aferrándome a modo de excusa, justificar mi más que discreto crono, pero eso hubiera sido más un argumento mas exculpatorio que veraz y, además, poco podría interesar ese tema al joven camarero que lo único que pretendía era ser amable y de camino conocer algo más de la prueba.
Sí, es dura. La más dura de las cuatro medias maratones que tiene la provincia de Granada, sin duda, acabé confesándole antes de bajar la cabeza y seguir ojeando Ideal mientras tomaba una fresquísima cerveza.
Lo cierto es que no he tardado más, pero tampoco he tardado menos que el año anterior. He clavado el mismo discreto crono, corriendo a una media de cinco minutos el mil (el año pasado la organización me daba 4'59'' el mil), sin que tenga importancia que haya tardado treinta segundos en atravesar la salida ni que la prueba tuviera casi trescientos metros más de los indicados.
El caso es que estoy a un año vista tal como estaba. Mantengo el mismo peso y mantengo ritmos idénticos en pruebas idénticas. Por medio ha estado el Veleta y los test realizados, pero éstos no aportan velocidad aunque sí es posible que resistencia y fuerza, que habrá que intentar hacer explotar.
¿Pero cómo me he visto en cuanto a resistencia y fuerza? No mejor que el año anterior. De hecho, la falta de rodajes largos en el último mes y medio se ha dejado notar desde el kilómetro 17 y coger un ritmo por debajo de 4'30'' sólo ha sido posible en el escaso terreno picado para abajo. En verdad, no esperaba otra cosa, como ya venía observando en los últimos y escasos entrenamientos.
La Media Maratón de Guadix no es una prueba fácil para demostrar que se está en forma, sin lugar a dudas. Su abundante trazado roto, repleto de vaivenes, la dificultad del terreno en los cinco o seis kilómetros antes de llegar a Guadix e, incluso, esas insensatas cuestas antes de la meta, hacen de esta prueba una carrera difícil, mucho menos asequible que la Media Maratón de Granada, por poner un sólo ejemplo.
Como bien me decía Francis Rodriguez Tovar (cuarto en esta prueba), al que agradezco que se asome por aquí de vez en cuando, todo el mundo habla de la subida a Purullena, pero es mucho más dura la segunda parte de la carrera. Es cierto.
Sin embargo, a pesar del mediocre crono, el objetivo personal está más que cumplido, que no es otro que buscar ir afinando de cara a las próximas medias maratones y, principalmente, cerrar la etapa del Veleta que deja algo desgastados los músculos.
Por ahora, el objetivo de acercase a los noventa minutos está algo lejano por lo que el entrenamiento específico de velocidad en las próximas semanas será decisivo para acercarse a ese tiempo.
Sin embargo, a pesar de todo, he vuelto a disfrutar corriendo, que es lo importante.