Si ayer me sentía bien en la ruta de 13 kilómetros en compañía de Abel y Víctor, esta tarde a las 14 horas, sin esperar a cumplir 24 de descanso, decidí retar a la forma física - y mental - y recorrer más de 17 kilómetros entre el Pantano del Cubillas y Pinos Puente, volviendo de nuevo al pantano. Un recorrido que puede ser agónico si no acompañan las fuerzas y duro, en todo caso. Pero se trataba de probar si la recuperación era efectiva tras un año torpón y torticero, a excepción de algunos periodos benignos. Y hay que decirlo el reto ha sido satisfactorio. Adecuando el ritmo a las sensaciones, o viceversa, disfrutando de la esencia del correr sin que importaran otras cosas, olvidándome por completo de futuras competiciones. Correr por correr.
Y, curiosamente, a lo largo de esa casi hora y media, a un ritmo cómodo de 5 minutos el mil, he podido reflexionar. He intentado deconstruir lo andado hasta ahora, principalmente para buscar respuestas al apagón neurológico del pasado domingo en Santa Fé (lo dijo sabiamente Francis Tovar: eso esconde algo), llegando a la conclusión que los primeros pasos de este correr concienzudo los dí hace tres años aproximádamente y que en aquellos momentos probablemente tenía la cabeza mejor amueblada y las cosas más claras en cuanto a la esencia de lo que era correr. Competí mucho, sí, pero esa acción no era más que la prolongación de un entrenamiento concienzudo. Así que me dije que eran esos pasos los adecuados: anteponiendo el entrenamiento a la competición y viceversa. Uno está en esto para disfrutar, para comprobar que no te estás convirtiendo en un ser sedentario, para demostrarte a tí mismo que el paso de los años podrá alejarte de muchas cosas, pero jamás te alejará del verdadero cordón umbilical que te une con la naturaleza, negándote de plano a convertirte en un ser vegetativo, orondo y achacoso, un "zampabollos", vamos, como dicen en mi pueblo. Y si esa es la esencia, el verdadero móvil, la verdadera razón ¿para qué buscar otras? Así que hoy estoy satisfecho porque sé que las fuerzas no me han abandonado y he vuelto a recuperar la cordura de la que nunca debí alejarme. Correr, correr, correr, sin otras pretensiones; acumular kilómetros, sin otras pretensiones; conectar con la naturaleza, que es la verdadera esencia del ser. También he comprendido que las raíces son importantes. Conectar con los lugares queridos, con las rutas que te motivan y te estimulan. Si es cierto que el asesino siempre vuelve al lugar del crimen, yo como corredor tengo necesidad siempre de volver a mis rutas de siempre. Para sentirme corredor, para sentirme dichoso.
Si estas reflexiones positivas son resultado de las buenas sensaciones que ofrecen el correr, no hay duda que ese es el camino.
PROYECTO FLORENS

Mi querido vecino virtual y Álter ego a la sazón, ha introducido en su blog pateador una nueva entrada dedicado a nuestro común proyecto. "Hay que seguir siempre adelante alter. Siempre adelante" me comentaba con rotundidad en un correo electrónico reciente. Razón no le falta. Ese proyecto, más allá de lo que en él contemos, obedece a una idea, a una acción común y se va a continuar, no cabe ninguna duda. Feneció mi anterior blog "Diario de un corredor", pero ahora está éste, "Opiniones intempestivas", que es una nueva forma de dar una opinión sobre lo que observo y me rodea, sin que el correr y su mundo hayan tenido salida - acepté el parecer más votado en la encuesta sobre incluir temas de correr en este blog-. No obstante, obedece más a otros asuntos que me preocupan. Y, lógicamente, el proyecto Florens tendrá en él una etiqueta. Para esta "reentré", Jesús ha preparado una tremenda entrada dedicada a una fuerza de la naturaleza: el incombustible Rafa Nadal, el mejor tenista español de todos los tiempos, porque Nadal no es solamente un jugador de tenis, ya que posee un poder mental y un pundonor digno de estudio. Una ambición impresionante. De todo eso trata la nueva entrada del proyecto que si no habéis leído ya en el blog de Jesús Lens, podéis leer en éste. La entrada consta de dos partes. Para leer la primera pinchad aquí, y para leer la segunda aquí. Estoy seguro que disfrutaréis de su lectura.