El espectacular iMAC de Apple, con todas las funciones integradas en pantalla.Desde hace algún tiempo estoy muy interesado en las virtudes de las marcas. Me refiero a todo ese trabajo de I+D que conlleva el nacimiento de un producto con marca propia. De cualquier marca que sea solvente.
La situación de crisis por la que atravesamos ha hecho que proliferen las llamadas marcas blancas. Y con esa proliferación han surgido debates polémicos sobre esa tendencia, que abunda en todas las grandes superficies. Se mantiene que no garantizan una calidad mínima, o que en el mejor de los casos copian banalmente las propiedades de las marcas. Pero lo que sí parece unánime es que adolecen de I+D y eso es negativo. De hecho, puede ser el fin de la creación de productos de calidad.
Obviamente, el nivel de riesgo para el consumidor que consume una marca blanca no es el mismo. Dependerá de qué tipo de producto estemos consumiendo.
Podríamos no sufrir ningún ataque a nuestra salud si vestimos un pantalón de Alcampo o Carrefour, pero ¿hablaríamos en los mismos términos si se trata de alimentación o cosmética? Obviamente, marca no es siempre similar a calidad, pero existen muchas posibilidades de que la calidad esté garantizada. En primer lugar, porque va en beneficio de la propia empresa que lanza el producto; y en segundo lugar por lo que decía al principio: existe un I+D garantizado garantizado con horas de trabajo e inversión. Y esos dos puntos no los garantizan con las marcas blancas.
Nada tengo en contra de éstas; de hecho, son varias las que consumo - si bien cada vez menos- , pero intento preocuparme de donde proceden. Por ejemplo, Carrefour, Mercadona y otros grandes superficies acostumbran a etiquetar con su marca blanca productos que son adquiridos a marcas solventes, si bien no es totalmente comprobable que se trata de productos de igual calidad a los que envasa la marca original. Pero no siempre es así y, en ocasiones, el producto de la marca blanca tiene un origen desconocido.
En otro orden de cosas, hace ya tiempo que dejé de comprar productos "chinos". No me refiero a los productos que las marcas solventes fabrican en China, que no es más que un proceso de eliminación de costes laborales, algo totalmente criticable, si bien la calidad del producto no suele decaer toda vez que tal producción está controlada por la empresa dueña de la marca. Por ejemplo, quienes corremos comprobamos que la mayoría de los artículos técnicos que compramos, con independencia de la marca, están fabricados en China. Sin embargo, la calidad está garantizada.
Ahora bien, los productos de imitación que proceden de China, sin control alguno, es otra cuestión que habría que combatir, ya que no asegura calidad alguna y en determinados casos se han demostrado peligrosos para la salud y la seguridad del consumidor.
La microcadena HI-FI de alta calidad S-81 DAB de DENON
Motocicletas chinas que no ofrecen garantías de seguridad; ropa china que no responden a patrones determinados, por poner unos sólo ejemplos. Además, se da la circunstancia que en más ocasiones de las debidas bajo esta premisa existe explotación y proliferación de mafias.
La sin par Kayano, de ASICS
¿Significa esto que las marcas no utilizan prácticas mafiosas y explotadoras ? En absoluto. De hecho, muchas han sido las denuncias hechas por esos motivos.
En este periodo de crisis galopante, las grandes marcas han comprendido que su razón de existir pasa por combatir a las marcas blancas de la única manera que es factible: abaratando sus precios. Y lo están haciendo sin que se pierda toda esa calidad que garantiza la marca en sí.
Curiosamente leyendo los dos primeros libros editados en España de Stieg Larsson, correspondientes al ciclo Millennium comprobaba que el autor aludía constantemente a marcas, algo que despertó mi curiosidad intelectual. Si hablaba de un ordenador, normalmente decía: Compaq, o bien, iMac de Apple; y si hablaba de coches decía Volvo, Renaült u Honda. Y esa forma de denominar a los productos me parece interesante. Igualmente compruebo que algo similar ocurre con el escritor japonés Haruki Murakami. Y eso es así porque las marcas, cuando adquieren un prestigio y se comprueban empíricamente sus prestaciones, se apoderan del género y establecen una confianza ciega en el consumidor; de manera -a modo de ejemplos- que si hablamos de imagen basta decir Sony o Loewe, igual que si hablamos de sonido de alta calidad diríamos Denon, Cambridge Audio o Nad, o si hablamos de coches hablaríamos de coches alemanes (Mercedes, Audi, BMV) o japoneses (Toyota, Honda, Mazda, etc.).

Un modelo de TV LCD de la impresionante serie W de Sony.
Eso es lo apasionante de las marcas y es por eso por lo que cada vez me interesa más su puesta en escena, trayectoria e historia propia. Y porque me interesa sobremanera la investigación más el desarrollo. Y, claro, eso hay que pagarlo.