Francesco Forgione y Roberto Saviano coinciden en dos cosas, al menos: ambos son italianos y ambos denuncian a mafias de su país. Además, ambos están amenazados por aquellos a quienes denuncian.
Leo una entrevista hecha a Forgione y aparece con una sonrisa relajada, aunque sabe que tiene detrás, permanentemente, a un pistolero sin escrúpulos de la "Ndrangheta", una de las mafias más peligrosas del mundo, la temida mafia calabresa. Y eso es así desde que denunció a esta "famiglia", a través de un informe denominado explícitamete "Ndrangheta". Pero a él eso no parece preocuparle.
Un tanto de lo mismo pasa con Roberto Saviano -al que ya dediqué una entrada hace unos meses-. Este joven autor italiano optó por denunciar en "Gomorra", su libro superventas y ahora también película, a la mafia napolitana, su tierra de nacimiento.
Pero también ambos autores comparten un don especial: el arrojo y la valentía.
Cuando uno les mira en fotografías aparecidas en prensa, en las solapas de sus libros o en entrevistas en televisión, siente cierta envidia. Obviamente, no por estar en su pellejo, pero sí por su determinación en denunciar un mal que devora los cimientos de su tierra y a sus gentes. Por su sólido compromiso.
Un dato muy importante que ambos ratifican: ambas mafias están muy arraigadas en España, principalmente en las costas españolas y muy especialmente en la Costa del Sol. De todo esto escribí hace unos meses en un artículo publicado en Ideal.
Y es entonces cuando te preguntas si nuestros prohombres -hombres y mujeres- políticos españoles han movido algún dedo cuando a sus suntuosas mesas de sus despachos han llegado informes policiales corroborando que una gran parte del negocio turístico e inmobiliario está participado por estas mafias. ¿Lo sabía Chaves antes de irse a Madrid? ¿Lo sabía González ó Aznar? ¿Lo sabe Zapatero?
Quizá lo importante sea que las fuerzas de seguridad sí lo saben y son muchos los mafiosos que están engrosando la lista de presos en España, gracias a ese esfuerzo de las fuerzas de seguridad y a la necesaria colaboración con las fuerzas de seguridad italianas. De hecho, la fiscalía anticorrupción española está denunciando en estos días saturación y falta de medios.
Pero no son las mafias italianas las únicas que se pasean por España. También están las mafias rusas y de diversos países del Este. Sin olvidar los diversos cárteles de la droga hispanoamericanos.
Son tantas las mafias asentadas en nuestro país que uno no tiene más remedio que interrogarse con una pregunta desdoblada en dos: ¿Qué tiene o de qué carece España para que sea tan atractiva para el crimen organizado?
Aunque no tengo bases suficientes para opinar, me lanzo a la piscina: supongo que por motivos geográficos, España es un lugar idóneo pues es el paso más cercano entre África y Europa. Por otro lado, el que sea un país atractivo turísticamente, permite camuflarse a un mafioso extranjero (o español, que también los hay) con mayor facilidad. Asimismo, me imagino que la legislación española es más blanda que la de otros países y esto permite que confluyan aquí las actividades mafiosas pues de ser cazados, las penas serían menores. Ese boom económico con tanto ladrillo y cochazo, ha servido como tapadera para el blanqueo de las ganancias obtenidas por las actividades delictivas.
ResponderEliminarPuede que haya cometido algunos errores en mis apreciaciones puesto que no estoy al tanto de la legislación de otros países y el periódico no es algo que llegue por aquí. Así que, asumo que no llevaré razón, seguramente.
Gregorio, esgrimes similares razones a las que yo calculé cuando escribí esta entrada y el artículo de Ideal, en su día. Pero me quedo con lo de la legislación blanda, que para mí es una de las razones más importantes, sin omitir todo ese conglomerado que une turismo a ladrillo. Añadiría alguna más, y llenas están las hemerotecas: la corruptabilidad de determinados políticos, principalmente locales, pero también a otros niveles más importantes, ¿será porque somos latinos y nos va ese doble juego público-privado? Yo creo que has dado en el clavo.
ResponderEliminarEsto me recuerda a aquella ETA y a sus paseos a cara descubierta por la Francia de los años 80. Mientras asesinaban todo lo que podían, y más, en cuanto pasaban la frontera entraban en el paraíso de la inmunidad.
ResponderEliminarEn España, y concretamente en Barcelona y la Costa del Sol, las mafias han encontrado un paraíso para limpiar sus billetes ensangrentados. Y la construcción (recordemos a Gil y esa Marbella irreconocible) ha sido el detonante en donde invertir todo ese dinero ensangrentado.
Si a ello, juntamos el turismo -España es el primer o segundo destino mundial- y a un Código Penal que ataca con más fuerza y virulencia a un inmigrante que vende CDs, que a cualquier mafiososo por receptación, pues ¡ apaga y vámonos !
Saludos. Toni Sagrel.
En mi modesta opinión, sobre todo prevalece la blandita legislación que, como bien dice Alfa, apabulla al pobre vendedor de cds, mientras los verdaderos magnates y sinvergüenzas parecen acojonar bastante. También añadiría el factor del carácter latino (en eso coincidimos con Italia, qué casualidad), que tantas cualidades aglutina, mezcla de picaresca e ignorancia, al mismo tiempo. Debemos asumir que nuestro país ha sido carne de cañón para estas mafias.
ResponderEliminarAmigos, ya sabéis que en este país el débil es jurídicamente manipulable, pero atrae sobremanera el mafioso cargado de pasta. Pero la mafia sabe donde operar y eso es lo que hace en nuestro país.
ResponderEliminarNecesitamos normas más contundentes y políticos menos favorables a ciertas amistades. Pena de país.