Jesús Lens y servidor, un minuto antes de la salida. Al fondo, Rocío. Lloviendo torrencialmente.
Si este aciago mundo del correr no fuera tan impredecible no sería un mundo tan adorable. Me explico.
De todas las pruebas que he hecho del Circuito de Diputación, y creo que en los años que llevo corriendo las he hecho todas, ésta siempre ha sido para mi la más indeseable. Por dura, por exigente, por sus cuestas, por el calor.
Sin embargo uno nunca sabe cuando lo indeseable se puede convertir en armonioso y entrañable. En la vida y en las carreras todo es impredecible.
Algo así pensaba cuando cruzaba la meta de Alhama en 52 minutos y 30 segundos, sintiéndome entero y reconfortado, aunque empapado hasta las cejas como cada uno de los valientes corredores y corredoras que nos hemos atrevido a correr 11,5 kms., bajo una impresionante manta de agua y un frío, que en algunas lomas altas ha podido estar en torno a los 4 grados centígrados.
Las manos paralizadas de frío, los brazos entumecidos e inmóviles, pero las piernas trabajando acompasadamente con corazón y pulmones.
Subíamos a buen tren Mario, Jesús y quien esto suscribe por la dura vía de monte que recibe a los corredores a partir del tercer kilómetro de carrera, sabedores que entre subidas y bajadas ya no habría tregua.
Y como sempiterna acompañante la lluvia. Una lluvia densa, hambrienta, helada, sin tregua. Y el peligro inherente a la bajada, ante la presencia de pequeñas lagunas de agua que iban destrozando las zapatillas sin piedad alguna, jugándonos el pellejo, sin duda.
Miré el cronómetro en el kilómetro tercero y la media no subía de 4:15 el mil, pero lógicamente vendrían las infernales subidas y la lógica pérdida de tiempo que las fuertes bajadas apenas compensan el tiempo perdido. Una estampa muy "proustiana".
Conservo una imagen muy precisa del kilómetro siete y la sensación de haber llegado a él rápidamente, pero entre éste y el nueve se encontraba la última subida tras atravesar el embalse y el río Alhama, para inmediatamente, sin tregua y reprogramando la zona muscular de las piernas, tener que emplearme a tope en la fuerte bajada de dos kilómetros aproximados que conducen a la localidad y, por ende, a la meta donde, justo unos metros antes de ese gran globo rojo que a todos nos encanta atisbar, se encontraba la famosa calle Fuerte, que este año para mí no ha sido la mitad de dura que en años anteriores.
Este año no sufrí tanto como el anterior. (Alhama 2007)
Escribía al principio de las pruebas indeseadas, que se pueden tornar deseables y armoniosas. Y vuelvo a explicarme. Vuelvo a narrarlo con otras palabras, con otras sensaciones, como si la cámara que acostumbra a narrar Murakami, visionara el antes, el durante y el después de la carrera y ésta se enfocara desde otro ángulo: vas con gente grata, compartes charlas diversas, kilómetros y sensaciones; llegas a un pueblo que inspira lejanía y lo encuentras desperezándose, pero matizado con una lluvia que amenaza y que de pronto irrumpe. Con violencia. Pareja pero con violencia. Y ese frío que deja ateridos nuestros cuerpos. Y ese café que te tomas con Mario en un acogedor bar en la plaza del pueblo. Y esas charlas con las buenas y sencillas gentes del lugar que te preguntan inquietas si te dispones a correr con esta lluvia. Y esos amigos que siempre celebras ver. Ese "padre" de nuestro club, Caja Rural, Alejandro, que siempre tiene atenciones con los miembros del club (gracias, Alejandro), que sigue tus carreras y te pregunta cómo te encuentras. Todo ese enjambre de corredores del club que forman piña antes y después de la carrera. Esas conversaciones entrecortadas por nuevos saludos con unos y con otros. Esas charlas amenas en el coche a la vuelta y a la ida con Mario, con Jose "del Oliver", con Rocío y con Jesús, ese Alter de uno con el que conectas siempre en ideas y sensaciones, con el que hablas de literatura, de política, de cosas diversas, siempre con su mochila repleta de libros, una suerte de biblioteca portátil (gracias amigo, esa lectura será prioritaria). Y para colmo, la satisfacción de haber corrido con fuerza, con ganas, con buenísimas sensaciones, bajando dos minutos la marca del año anterior, que no es lo importante, pero que reconforta. Todo eso justifica más que de sobra que un circuito indeseable -aunque bonito- se torne entrañable, bello. Y todo eso se debe a ese gran invento, tan antiguo como el hombre mismo, tan lejano como la vida misma, como es la sencilla acción de correr.
Jose Antonio, todo lo que rodea al correr forma parte de los que nos engancha a ello. Yo también me he puesto como una sopa...jajaja.Saludos
ResponderEliminarla marca reconforta, pero no hay duda que esta mañana de primavera con aire invernal ha tenido otras recompensas.
ResponderEliminarUnos tres minutillos le he quitado yo a mi tiempo, pero lo importante, como dices tú y señala Mario, además del pastel, eran esas otras sensaciones que flotaban en el ambiente.
ResponderEliminarQué buenos momentos hemos pasado por esos caminos y, lo mejor, ¡¡¡cuántos más nos quedan por disfrutar!!!
PD.- En junio tendremos ocasión de hablar de nuevo de Sankara.
Que bien lo describes y mejor lo narras en tu cronica de alhama 09, es como correr en primavera con tiempo de invierno. es una de las pruebas mas duras del circuito y hoy la lluvia era un duro handican a superar, por lo demas buenas saencasiones, 1 minutillo menos que el pasado año, reconfortante el pastelillo y no pudimos compartir tercer tiempo siempre ameno agradable, esperamos que en santa fe cambie la climatologia
ResponderEliminarsaludos roberto
Una vez mas, estoy contigo. ¡¡que bien nos sentimos al acabar pruebas tan duras!! Un abrazo
ResponderEliminarPaco, somos masocas ¿ o somos corredores ? jeje.
ResponderEliminarMario: lo pasamos en grande, a pesar de la dureza.
Alter: ¿ Habrás dejado algo de torta a Rccío?, que además fue ella a comprarla. En mi casa también ha tenido éxito; si lo sé compro la grande.
Muchas ganas de leer y hablar de Sankara.
Roberto, no nos vimos, pero pregunté por tí a gente de tu club. Gracias amigo por tus palabras.
Paco, muy cerca estuviste de Alhama. El año que viene subes por Vélez y corres, que merece la pena.
Bueno, bueno, la dimensión épica del correr. El final tuvo que ser apoteósico. Buena marca, por cierto, enhorabuena. Antonio y yo corrimos por la mañana (canal dela Espartera) y justo al acabar misteriosamente la primaverca dejó paso al invierno, a llover aguanieve. Increíble.
ResponderEliminarEn otro orden de cosas: ¿tienes la Ola en DVD? Te agradecería enormemente que me la grabaras, o si no puedes, me la dejases. Necesito ponérsela a los chavales. Yo la vi descargada de Internet y me gustó mucho.
Otra cosa: Coincidimos en la lectura actual. Adquirí el sábado pasado Sauce ciego, mujer dormida, de Murakami, y tentado estuve de comprar After Dark. Luego nos contamos.
Espero que nos veamos pronto.
Un saludo
Debisteis venir a Alhama, ya que fue una experiencia gratísima. Subir esas cuestas con esa lluvia se convirtió en épico.
ResponderEliminarEstoy finalizando After Dark y quiero comprar Tokio Blues para hacerme una idea más global de la literatura del escritor japonés. En una primera apreciación ha despertado mi curiosidad por su forma de narrar.
Alquilé La Ola, no la tengo. Es buena idea que se la pongas a tus alumnos, pero advirtiéndoles que no la emulen....¡¡¡ Saludos.
Según cuentas, el desierto no está hecho para ti. Vamos a tener que ir pensando en organizar una carrerita allá por Malasia en la que la lluvia está asegurada.
ResponderEliminarMe imagino lo que pasaríais. Nosotros estuvimos en Alcudia de Guadix en una romería con unos amigos, nos cayó la lluvia y sentí el frío más intenso en mis manos que pueda yo recordar (y eso que ya tenemos unos añitos).
Estas gestas engrandecen a los corredores populares. Mis felicitaciones.
No hay dolor, Jose Antonio, ¿eso somos? ¿masocas?, no, yo me quedo con corredores o gente que tiene unas ganas de vivir impresionante, de compartir buenos momentos, aunque sean de un esfuerzo barbaro o simplemente tener un reto cada carrera, cada entrenamiento y cada tirada con los amigos. Gracias por la cronica, me quedo con los detalles del frio, aun los recuerdo. yo no tengo referencia con el año anterior, pues es la primera que hago Alhama, pero la termine que era mi principal objetivo. Estamos en contacto.
ResponderEliminarSaludos a todos.
Daniel.
Greg, esperaba verte por Alhama. Un buen punto de toque para La Ragua. Disfrutamos chapoteando los charcos, pero hubo cierto peligro en las bajadas. Saludos.
ResponderEliminarDani, me han llegado tus palabras. Creo que a todos nos encantó la prueba y nos invadió un halo de buenas sensaciones, ¿ la lluvía ? Es posible. Te imagino subiendo esas cuestas con tu fortaleza peculiar. ¡ No hay dolor ! Genial frase.