05 octubre 2014

MOMENTOS MÁGICOS

El pasado sábado a eso de las nueve de la noche competí en Granada, pero en realidad no lo hice. Es fácil de entender, pero también difícil, como bien saben testigos presenciales -Paco, Paquillo, Meli, María...- y como también saben testigos no presenciales -Luís Alberto-. 
El caso es que, como si hubiera sido teletransportado (tendré que dejar de ver películas de ciencia-ficción), me ubiqué corriendo en calles señeras de Granada para hacer un total de 5600 metros en un tiempo de 23 minutos y 47 segundos, a una media de 4'15'' el mil, datos que no me parecieron nada mal y que están mucho en consonancia con los mejores tiempos, a pesar de que este año -aunque se está remontando- no es ni de lejos mi mejor año deportivo.
Pero lo importante fue que ese yo teletransportado (¿o imaginado?) lo pasó muy bien gracias a varios factores: la ciudad nocturna, el buen tiempo, el deporte favorito..., pero sobre todo el disfrute de la buena compañía. Todo a pedir de boca. Una noche de esas extraordinarias, de las que entran pocas en un kilo, como se podría decir en lenguaje más coloquial y castizo. 
La noche antes, a una hora aproximada y a pocos kilómetros de allí, mis piernas reales se encontraban corriendo bajo el manto oscuro de la Vega granadina con frontal en la frente y eso también resultó mágico. Está claro que esto de correr por la noche se está convirtiendo en algo adictivo. Seguramente porque te reconcilia con el ser más ancestral que está agazapado en lo más hondo de todos nosotros; ese que, en algún momento, salió por primera vez de una caverna y se topó con el azulado reflejo de la luna en un río poco profundo y eso provocó su primera emoción inolvidable. 
Son momentos mágicos, decía. Esos momentos que otros aspectos menos interesantes de la vida nos impiden ver. Esos momentos que alguna gente jamás lleva a vivir; es más, que jamás llegan a imaginar que puedan existir. 
Momentos sencillos y que están ahí a nuestro alcance, pero que una venda oscura y sólida nos impide ver. Una venda que está fabricada por los más perniciosos enemigos que nos roban el tiempo, el alma, el espíritu y la felicidad y que nos hacen pensar que están ahí para adornarnos la vida, pero lo único que hacen es arrebatárnosla. Esos enemigos adquieren muchas formas y por eso es tan difícil de advertirlos. En ocasiones se visten de cosas materiales, ya sean grandes coches lujosos, grandes objetos carísimos, que en realidad sólo sirven para hacernos más desventurados y apartarnos de lo que realmente importa, y en otras ocasiones no son más que supuestos entretenimientos que salen de la caja tonta o de compañías nocivas que con el propósito -dicen- de entretenernos lo único que hacen es alienarnos y apartarnos de lo más vital e importante. 
Por eso, esos mágicos y sencillos momentos adquieren tanta importancia. 

04 octubre 2014

MÚSICA: CREMATORY (ALEMANIA, 1991-ACTUALIDAD)

Crematory es una banda alemana que surgió en 1991 y que se mantiene hasta nuestros días, con una pequeña interrupción en 2001 de apenas un par de años. 
Cultiva Death melódico básicamente, con algunos elementos de Gothic, pero siendo siempre el metal su razón principal, ya que se trata del clásico grupo metalero apegado a sus orígenes como pocos; fiel a su estilo y formas de hacer y crear música. 
Intercambia dos vocalistas de registros muy variados. Uno de ellos, Matthias Hechler, con una voz mucho más limpia y de reminiscencias más góticas; y el otro, Gerhard 'Felix' Stass, con una marcada voz gutural, más Death. El primero también toca la guitarra principal; el segundo sólo voz, y por eso su protagonismo con el micro es mayor. Me parece muy interesante ese juego de voces, algo que no se da demasiado en el panorama metálico. Además, hay una guitarra bajo, una batería y un teclado de registros sonoros muy originales accionado por una chica. Incluyen sonidos de percusión muy bien avenidos con las guitarras, la batería, el teclado o las voces.
Es una banda magnífica, que se deja escuchar de maravilla, ya que sus sonidos, sus voces y sus ritmos están perfectamente compenetrados y hacen que el Death melódico que, básicamente, interpretan se convierta en todo un carrusel de sonidos agradables para el oído. Muy francos y honestos en la concepción del sonido y muy fieles al sonido que gustan interpretar.      
Todo ese conjunto hace que sean muy demandados para actuar en directo y pocos son los grandes festivales mundiales a donde no acuden. 
Os inserto aquí uno de los vídeos 'lives' que, en mi opinión, mejor suena. Se trata de su actuación completa en la edición del Wacken de 2008. 


01 octubre 2014

TÉCNICAS PARA ALEJAR LA RUTINA Y OTRAS COSAS DEL CORRER

   El último entrenamiento del mes de septiembre ha servido para volver a coger el frontal, además de para hacer diez kilómetros y medio excelentes. En pocas ocasiones había encontrado tan plácida la Vega: el sol poniéndose, nada de calor, nada de frío, nada de aire, casi nadie de gente, ni de vehículos. Mirabas para atrás y veías el largo camino solitario y ya casi oscuro, levemente regado aún de la lluvia caída los días anteriores. E intentabas imaginarte a ti mismo corriendo (a esa retroalimentación llegamos a veces los corredores), incluso a vista de pájaro y las plácidas sensaciones eran más especiales.
   Devorando kilómetros con facilidad. Adentrándome en caminos estrechos que provocaban que la visión cambiara. Si el camino viraba al norte, el sur lo veías frente a ti; pero si el camino viraba al este, perdías de vista el sur de manera momentánea. Ha sido gozoso. Y nuevo. 
 
Cruce Carretera de Tiena-Olivares. Al fondo, el histórico Cerro de
Los Infantes. Comienzo de ruta de entreno del sábado (Foto de J.A. Flores)  
 Últimamente utilizo con frecuencia una técnica, que no es nueva. Resulta que a estas alturas casi conozco todos los tramos de un área concreta, pero si esos tramos los altero, los uno de forma distinta, el resultado es un recorrido nuevo. En ocasiones, incluso, dejo el coche en un lugar determinado de la ruta y la recorro a la inversa o recorro un trozo y lo uno con otro. Por ejemplo, el pasado sábado corrí por una ruta que en un momento volvía a pasar de nuevo por el sitio donde estaba aparcado el coche. Y esos cambios que parecen insignificantes, en realidad no lo son. Te alejan de la rutina, que es la esencia de la persistencia, esa que acaba por devorarlo todo. Cuando sueles correr solo, has de utilizar estas técnicas, ya que la mente necesita cambios y novedades. 
Por tanto, hay que vencer a la rutina tanto en la vida diaria y en las relaciones personales, como en asuntos tan aparentemente alejados de éstas como es correr. Esos pequeños cambios nos van a posibilitar seguir corriendo durante mucho tiempo, porque nada hay más tedioso que repetir siempre la misma ruta -o, no sé, cepillarse con el mismo cepillo los dientes-, a pesar de que nos ofrezca ciertas ventajas en cuanto al conocimiento milimétrico del terreno.   

CON EL FRONTAL EN LA MOCHILA

Decía que hoy he vuelto al frontal. El sol se pone cada vez antes y es fácil que nos coja el manto de la noche en mitad de una ruta si corres por la tarde. Por eso, desde que compré este aparato para el Trail de 'La Huella del Búho', siempre va en la mochila, junto a las gafas, los apósitos de ampollas, el protector solar, la crema calentadora...Ya forma parte de esa pequeña colección, porque nunca sabes cuando vas a tener que utilizarlo, principalmente, ya digo, en estos meses que se avecinan en los que la noche ya gana al día. 
   Para llevarlo encima, y no estorbe para correr, he encontrado una solución perfecta:  lo coloco en la frente y, simplemente, le doy la vuelta. Es decir, el foco va en la nuca y la cinta me sirve como elemento válido para que absorba el sudor de la frente y no llegue hasta los ojos. Actúa como cinta de tenista. De manera que cuando lo necesito conectar, basta con darle la vuelta. Otra opción es llevarlo en el cuello, como si fuera un collar. No es molesto porque apenas pesa unos cientos de gramos.
   Y eso es lo que he tenido que hacer hoy: darle la vuelta en los últimos dos kilómetros, básicamente, para no entrar en los charcos del camino, que aún estaban repletos de agua por la lluvia de los últimos días. De esa manera, el frontal ya es un amigo más, como el GPS, las gafas, la ropa técnica, las zapas...   

29 septiembre 2014

SER TORO EN ESPAÑA (UNA REFLEXIÓN ANTIAURINA)

Soy antitaurino y seré tajante desde el principio: las corridas de toros me parecen una abominación y una involución humana. Algo vergonzoso.
Lo digo con tanta convicción que no me retractaría ni aunque me encontrara en la situación del tío del grabado. Para mí tengo que este espectáculo de violencia y sangre es una de las asignaturas pendientes más escandalosas de la supuesta civilización humana.
            Ajusticiar a un animal me parece una salvajada, pero hacerlo en público ante vítores y aplausos me parece demencial, algo que ya no encaja –si es que alguna vez ha encajado- en los tiempos actuales. En ese caso no sé bien si me preocupa más el asesinato del toro o el jolgorio por ese motivo.   
            Puedo admitir, por ejemplo, –aunque no comprenda ni comparta- que el personal sufra esa especie de síndrome de Stendhal ante un paso de Semana Santa, pero jamás podré comprender ni compartir que ese síndrome se produzca ante la condena gratuita a la que se somete al animal.
            Estoy convencido que la desecha  España no dejará de ser lo que siempre ha sido si siguen existiendo las corridas de toros que, además, se están quedando cada vez más aisladas tras el casi total rechazo y erradicación de esas fiestas salvajes de pueblo que consisten en hacer sufrir infinitamente o asesinar a un animal, ya sea una cabra, un gallo o un toro. No en vano el asesinato anual de toros en Tordesillas ya va camino de convertirse en un debate nacional e, incluso, internacional. Ese es el camino.
            De ahí que, en su día, viera con muy buenos ojos la iniciativa que tuvo hace unos años el Parlamento de Cataluña de eliminar las corridas de toros de su territorio por mucho que quieran los taurinos hacernos creer que lo que se quiere conseguir con esa iniciativa es rechazar sutilmente la pertenencia de Cataluña a España, dando a entender que España es lo que es gracias a que existe la fiesta taurina, algo inconsistente, perverso y manipulado. Pero aunque así fuera, el fin justifica los medios en este caso.
            En España somos muchos (y se nos escucha poco) los que consideramos que por encima de la tradición y la fiesta está el derecho del animal y tarde o temprano será la fuerza emergente de las nuevas leyes la que eliminará esta aberración de nuestras vidas. No puede ser de otra forma. No debe ser de otra forma. No es posible promulgar cada vez más normas (algunas de ellas penales) contrarias al maltrato animal –doméstico o salvaje- y mantener como legal ese maltrato institucional del que participa y gusta tanto mandatario público, que con su apoyo y presencia oficializa algo que cada vez menos personas admitimos. Además –y eso resulta escandaloso- se destina dinero público, dinero recaudado con los tributos, para apoyar y fomentar esa orgía de sangre en que se convierten las plazas de toros.     
            Estamos sin duda ante una hipocresía de magnitud histórica. Una sociedad que lanza mensajes de protección animal y buen rollito ecológico pero que machaca y fomenta la violencia extrema contra los toros y por añadidura contra los caballos que también reciben su parte en este desquiciado espectáculo. Y esa forma de actuar no puede ser otra cosa que producto de una esquizofrenia preocupante.
            Pero tampoco vale afirmar que las corridas de toros son tradición cultural porque ésta no puede sostenerse si se alimenta de una práctica denigrante. La tradición puede ser cultura, sabiduría, arte o buenas costumbres, es decir, todo aquello que sublima y enriquece el alma humana pero no la aniquilación de animales, porque si cometemos el error de apoyarnos en esa pretendida tradición, aún a día de hoy podríamos asistir a aquellos vergonzosos Autos de Fe -como ya he mantenido en otros artículos- que se sintetizaban con el ajusticiamiento público de seres humanos cada fin de semana de hace algunos siglos en las plazas más céntricas de las ciudades ante la algarabía del pueblo, que seguramente contaba con un sector discretamente crítico.
            En nuestra era moderna, otras tipos de plazas siguen siendo las protagonistas de estos nuevos Autos de Fe. Incluso se ofrece el perdón al animal, ahora más conocido como indulto. Sólo falta que el animal haga penitencia.

                 

28 septiembre 2014

CINE: A PROPÓSITO DE LLEWYN DAVIS (USA, 2013)


Una nueva película de los Hermanos Coen siempre es una buena noticia. Otra cosa muy distinta es que estos enormes cineasta -guionistas, directores, productores..-, de talento repartido, acierten siempre. Aunque en justicia hay que decir que un 'Fargo' y un 'El gran Lebowski' no sale todos los años, ni tan siquiera cada cinco años. Pero siempre hacen películas especiales, muy originales en cuanto al guión, dirección y temática elegida. 

Disfruté mucho con la anterior, el remake de 'Valor de ley' de igual título, hasta el punto de inclinarme más por el remake que por la original. En ese sentido algo tuvo que ver que el protagonista fuera uno de mis actores predilectos: Jeff Bridges; igualmente me cautivó la anterior a ésta: 'Quemar después de leer', pero siempre me quedaré con una de mis películas predilectas, tanto de los Coen como del cine en general: 'El gran Lebowski'. Pero aún no me he atrevido a ver 'Crueldad intolerable', que según dicen, es una de las cagadas de los hermanos. 
Esta última: 'A propósito de Llewyn Davis', también se apunta al grupo de películas interesantes de los hermanos de Minnesota, o al menos a mí me lo parece. 
Desigual en su ritmo, es una película con momentos muy brillantes y contada como 'road movie', siendo la canción folk norteamericana la que sirva de tapiz; una canción, que bien podría compararse con la canción de cantautor en nuestro contexto cultural español. Una película sobre perdedores que intentan sobrevivir en un mundo musical despiadado a principios de los años 60. 
Proverbial la actuación de su protagonista, el guatamalteco Oscar Isaac, actor que a mi me gustó -y así lo manifesté en su día- en 'Ágora', el filme de Amenábar. Un actor no demasiado conocido ni demasiado llamado a interpretar papeles importantes -tal vez por su origen, no lo sé-, pero que actual con mucha convicción. Los Coen, que es gente de cine con olfato, no han dudado en llamarle para contar la historia de un músico de canción folk, ya que en la vida real, Isaac, es también músico y, lógicamente, eso evita el engorro de actuar en 'playback', que es algo que por bien que se haga siempre resulta algo artificioso (que se lo digan a Penélope -perdón, Pen-, Cruz imitando cantar con la voz de la granadina Estrella Morente en 'Volver', de Almodovar). 
En fin. Comentaba sobre la última película de los Coen que contaba con un ritmo desigual. O al menos, a mí me lo ha parecido. Proverbial en su primera media hora, pierde algo de interés posteriormente, para volver a interesar hacia el final. Pero es tan sólo una apreciación personal. No obstante esa apreciación, nada le quita mérito a esta buena película en la que los gatos -ya lo verán- tienen bastante protagonismo. Que no sólo el escrito Murakami está obsesionado con estos felinos.
Por tanto, si os convence el cine de los Coen, no podéis perderos su última película.  

25 septiembre 2014

CORRER EN LAS CUATRO ESTACIONES

No sé si a vosotros-as, lectores corredores os ocurre, pero a mí me cuesta arrancar a correr cuando cambia la estación del año. En verano llevo mal el principio del calor; en otoño, percibo la melancolía del final del verano y me cuesta adaptarme a la menor luz y a las tardes más oscuras y solitarias; en invierno, el frío me abofetea la cara sin piedad y me cuesta verme en los caminos gélidos; y en primavera, aunque me cuesta menos correr, las alergias por mínimas que sean y la excesiva luz que penetra de golpe en las pupilas me impiden desacostumbrarme al invierno como debiera.
Sin embargo diré que me gusta correr en todas las estaciones, porque al final me encandila cada paisaje estacional, cada secuencia que voy percibiendo mientras corro. 
Porque en verano, cuando ya voy tomando contacto, me gusta el calor, sumergirme por esos caminos polvorientos de olivos o de vega; o sumergirme en una recta carretera y ver a lo lejos las manchas de agua que el fuerte calor provoca en nuestra falsa visión óptica. 
Porque en otoño, que quizá sea mi mes predilecto para correr, me gusta pisar las hojas caídas y escuchar su crepitar al tiempo que contemplo las alamedas peladas y esqueléticas. Percibir la tenue lluvia que cae en tu cara y ese olor a tierra mojada, que junto al del pan recién el hecho, es lo mejor que nos han ofrecido los dioses para el olfato.
Porque en invierno me gusta enfrentarme a la épica de las tardes oscuras, frías y lluviosas; y observar cómo no se ve un alma mientras corres; y contemplar a las avefrías en la Vega para admirarme de cómo estos grandes pájaros aguantan el frío con estoicidad cartujana. 
Porque en primavera me ilusiona observar el renacimiento de la naturaleza y escuchar los primeros cantos de las pájaros venidos de climas más cálidos y saber que hay más día y mejor temperatura para poder correr. Y volver a reencontrarme con la ropa técnica más ligera. 

La Vega en otoño. Foto de J.A. Flores


Por eso, la otra tarde comprendí que la apatía con la que corría los primeros kilómetros no era más que la adaptación necesaria para comenzar a correr en otoño que, como decía, es quizá la estación en la que más me gusta correr, una vez superado este periodo de adaptación incierto. 
 
  

23 septiembre 2014

MICRORRELATO-FÁBULA (HIPOPÓTAMO): LA MALDITA DIETA.

Dan coloreado
De gaharu.subcultura.es
Desde que llegó a sus manos aquel folleto, Julio no podía quitarse el tema de la cabeza. Desde siempre había soñado con hacer dieta, por lo que encontró en aquella información la excusa perfecta para comenzar. Estaba totalmente convencido, ya que no soportaba verse en la edad adulta con el peso y la falta de forma de sus progenitores. 
Sin embargo, había un problema: aquella dieta mandaba comer sólo carne. ¿Carne? ¿No le habían dicho desde niño que la carne genera estrés nutricional en los de su especie, que los volvía violentos? Pero no había vuelta atrás, su decisión ya estaba tomada.
Al poco tiempo fue fruto de las miradas de sus vecinos y familia. Se le veía realmente estilizado, pero también le observaron un carácter cada vez más agrio y taciturno. Con el paso del tiempo, su delgadez fue a más, pero también su comportamiento fue empeorando y cuando quiso echar marcha atrás ya no pudo. Se había convertido en un violento ser delgado y atlético, que cada vez disfrutaba más de la compañía de los leones.   

UN VIAJE A PARÍS (I)

Existen ciudades que pueden ser contadas y otras que tiene que ser visitadas para poder contarse. Entre estas últimas está París.      No es...