11 junio 2014

SERIE: ROMA (USA, 2005-06)


 Nunca me habían contado la historia de Roma como lo ha hecho la excelente serie norteamericana -con colaboración de la BBC y se nota- de HBO. 
   Sabíamos de las aventuras y desventuras de César, de Julio César -antes Octavio-, hijo adoptivo de aquél, de Marco Antonio, del Triunvirato formado por éste, el anterior y Lépido -que fue un convidado de piedra, más que otra cosa por su prestigio militar-. Sabíamos de Cleopatra, la reína Tolomea de Egipto descendiente de Alejandro, las luchas palaciegas por el poder y en el campo de batalla, de las conquistas de Roma, gran potencia de la época -como ahora Estados Unidos o como lo fue España en los siglos XV, XVI y parte del XVII-, pero, insisto, nadie me lo había contado como esta serie. Corta serie, lamentablemente, de tan sólo veintidós episodios, repartidos -doce y diez- en dos temporadas- y que no se sabe  bien por qué no siguió porque filón había para hacer veinte temporadas. Al menos hasta la caída del Imperio Romano a manos de los bárbaros del norte. 
   Seguramente porque ha debido ser ser una serie muy cara. No en vano se ha rodado en los prestigiosos y únicos estudios de Cinecittá de Roma, lugar predilecto para los mejores y mayores producciones de los clásicos romanos que todos tenemos en la mente y que nos suelen recordar por Semana Santa. 
   Pero 'Roma', es una serie que rompe con toda esta estética de las películas 'de romanos'. Es otra cosa. Montada sobre la base de dos grandes estructuras o historias paralelas, éstas se retroalimentan y conectan de manera ejemplar. Una de ellas, la oficial, la de las luchas palaciegas y en el campo de batalla por el poder; la otra la microhistoria de algunos protagonistas anónimos, en principio, pero mucho más importantes de lo que pudiera parecer al principio. 
   La forma de contar es tan visceral, descarnada, cruda, violenta, exacta, milimétrica y diseccionada que pareciera que estamos junto a los personajes, algo parecido a cuando acudes a una obra de teatro. Percibes los movimientos, los gestos, las expresiones, los excelentes diálogos. Nada escapa a tu atención. Por eso mismo, te sientes dentro de las historias, de las grandes y de las pequeñas. Te ves como testigo de excepción de esa historia que fue real y que nos ha sido transmitido gracias a la excelente pluma de historiadores, filósofos y  escritores de la época. Una historia que es la nuestra, la de las civilizaciones -no diré países- que fueron sometidos y 'socializados' por el genio romano. Por ello todo lo que ves te es familiar, máxime cuando has tenido la oportunidad de estudiar su derecho en la licenciatura, en mi opinión el más genial y perfecto, a pesar de coexistir con un nivel insoportablemente cínico de corrupción y de deterioro moral y ético (¿nos suena de algo?)- 
   La dimensión que alcanzan series como ésta, como ya conté con 'Deadwood', es tan elevada y  está tan presente que se convierten en series de culto, de esas que trascienden al mero entretenimiento para convertirse en algo más que eso. Es probable que me esté dejando llevar por mi apasionamiento hacia series de este tipo, pero creo que no exagero. Y no lo hago, porque todo está muy cuidado por su creador, el prestigioso y experimentado John Milius. Desde la cabecera, que es magnifica, hasta la banda sonora pasando por el nivel de las interpretaciones. Nada es improvisado. De hecho, este tipo de series de calidad extrema y de culto no suelen ser largas por eso mismo: por la dificultad de mantener ese nivel máximo durante tanto tiempo.
    No diré más. Tan sólo una cosa: obligatorio verla.       

09 junio 2014

EL DESÁNIMO TE HUMANIZA

Podría ser que quienes nos ven correr por caminos, calles, carreteras y otros lugares, nos imaginan seres estables, sanos, esforzados, gente que dedica parte de su tiempo libre a ejercitarse  y a acumular kilómetros, prescindiendo de otros placeres en los que ocupar ese tiempo. Eso podrá parecer bien a la mayoría e, incluso, podría ser considerado como ejemplar. Entre otras cosas, porque no todo el mundo tiene esa teórica voluntad para ponerse a correr ya llueva, haga calor o el frío congele la sangre, y si la tiene no siempre encuentra el momento para comenzar. Pero ocurre que no siempre lo que reflejamos con nuestra actitud deportiva es un trasunto de lo que nos va dictando la mente o las sensaciones. 
Porque más veces de lo que se piensa los que corremos de forma habitual somos víctimas de lo que yo denominaría 'el síndrome del corredor de fondo'. Un síndrome que tiene muchas caras y que opera más en lo anímico que en lo físico. Podrás ir mal físicamente y eso, lógicamente, se traslada a la parte anímica, pero es mucho peor cuando ocurre al contrario. 
No se trata tanto de correr anímicamente mal cuando algo en tu vida personal te está afectando de manera importante. Es más, yo siempre aconsejo procurar salir a correr cuando eso ocurra, ya que el ejercicio al aire libre suele ser una buena terapia. Me refiero a otra cosa y que en el entrenamiento del sábado experimenté y que trataré explicar, si bien, creedme si os digo que es muy difícil hacerlo con palabras.
'El grito' de Munch
No es algo muy frecuente. Sí me ha ocurrido que he sentido apatía corriendo, generalmente por sobreentrenamiento, o desconfianza, cuando he salido de una lesión y he vuelto a los caminos. Ambas cosas son normales. Pero lo del sábado fue otra historia. 
Una especie de vacío ontológico que duró tan sólo unos segundos. Había superado el kilómetro once de mi ruta de trece y me encontraba en un lugar de terreno de vega muy descubierto. No había apenas árboles y la tarde estaba ya en su ocaso, además, no había un alma en el camino. Todo eso hizo que en mi mente aquel camino se me representara como un páramo. Un terreno excesivamente yermo y raso en el que era difícil establecer referencias. Es un camino que conozco bien y que no había visto nunca de esa manera, pero en mi mente se representó así de hostil en esta ocasión.
Y fue entonces cuando esa visión se mezcló con la motivación de seguir corriendo e, incluso. de seguir escribiendo (de nuevo el ¿qué hago aquí?). Momentos en los que una gran pregunta de vocación ontológica se cierne sobre tu cabeza con una lucidez inusitada. Supongo que alguna endorfina que no ha encontrado su ruta correcta, me dije cuando llegue al coche. Por buscar alguna explicación.   
Lo curioso es que a pesar de no atravesar mi mejor forma por las muchas circunstancias por las que he atravesado, no iba mal a nivel físico, es más, percibo que crezco cada día.  A un ritmo constante de entre 4'55'' y 5'05'' el mil y sin demasiado sufrimiento, por lo que el problema físico no tuvo nada que ver con el estado anímico. Unos segundos de zozobra, de inseguridad, de indecisión, los cuales también tenemos que glosar aquí para que se observe y aprecie que no todo lo que nos ocurre a los corredores es miel sobre hojuelas. Porque esos momentos nos humanizan y hacen que nos percibamos a nosotros mismos con más transparencia y objetividad. No diré que sean momentos agradables, pero sí necesarios. Aunque, eso sí, muy cabrones.                

08 junio 2014

LOS RENOVADOS SUELDOS DE LA CASA REAL Y DEMÁS ADYACENTES

Es curioso, ahora que habrá nuevo rey y que España sigue estando como el culo en materia económica, a ningún fontanero de la casa real -con minúsculas- se le ha ocurrido aplicar una política de austeridad, aunque sólo sea para quedar bien con los súbditos y atenuar el cabreo generalizado. Que se sepa, no hay intención de bajar dotaciones -que es como le llaman a los sueldos del rey, príncipe y demás personajes- ni gastos de representación de éstos ni de los demás miembros de la casa. 
Es más, es probable que lejos de bajar sueldos sean mayores las dotaciones y gastos de representación tras la abdicación, sencillamente, porque más gente ocupará nuevos cargos e inéditas situaciones. Una sencilla operación nos lleva a lo siguiente, usando el presupuesto de este año: 

El rey saliente dejará de percibir la dotación de 140.519 € y los gastos de representación asignados de 152.233 €. Pero no nos hagamos ilusiones, ya que esas mismas cantidades se asignarán al rey entrante. Es decir, que este tipo -que a mi siempre me ha caído como el culo- va a tener una considerable subida de sueldo.
Pero lejos de pensar que lo que el recibía -el 50% tanto en dotación como en representación, de lo que cobraba el rey-, se ahorrará, esa cantidad pasará a la nueva princesa de Asturias, que es lo mismo que decir que al nuevo rey, ya que es su hija, menor de edad. Por tanto, la cantidad que se llevará al bolsillo será descomunal. Y cuando ésta crezca y se empareje, su pareja también obtendrán una dotación y gastos de representación que supondrán el 35 % de lo asignado al rey. Por lo tanto, jóvenes en paro de este país id espabilando y dejad de plantearos de emigrar a Alemania y a otros países a ganaros la vida. 
Su amante esposa, la nueva reina plebeya, pasará a ocupar la nómina de la anterior reina -la patricia griega-, es decir, que obtendrá unos gastos de dotación -sueldo- y representación del 45% de lo que tiene asignado el rey. Es decir, si sumamos lo que va a entrar en esa casa, nos entran ganas de echar la pota (dotación+gastos de representación del rey+dotación+gastos de representación de la reina+dotación  gastos de representación de la nueva princesa de Asturias. Haced la cuenta que yo ya me estoy mareando). Y todo eso libre de polvo y paja porque a diferencia de la fea costumbre que tenemos todos los españolitos de pagar nuestras facturas, ellos no pagarán nada de nada. No pagarán ni hipoteca, ni la luz, ni el gas, ni el servicio doméstico, ni la comida, ni los viajes, ni los colegios de los niños. O sea, es como decirle a un hipotecado español que el mes de junio se podrá quedar con toda la nómina él solito, que no se preocupe por nada, que ya lo paga el Estado.  
Pero lejos de pensar que todo se quedará ahí, a quién con dos dedos de luces se le ocurriría pensar que el rey y la reina salientes se iban a quedar sin asignación alguna. Sin duda, junto a la ley que les dotará de inmunidad, se les asignará una cantidad muy apañailla, que seguramente será muy similar a la que le asignan a los expresidentes del gobierno, si no mayor.
Al parecer, las hermanas -la imputada y la divorciada- no formarán parte de la casa real, por aquello que han hechos méritos más que ostentosos -principalmente la primera- para ser expulsadas, pero ¿eso significa que se les dejará sin un euro? A la imputada ya se le dejó sin gastos de representación -según se deduce de la propia página web de la casa real-, y a la segunda se le tenía asignada una cantidad de 25.000 €. Habrá que ver en qué situación se queda ahora.  Otra pregunta en el aire: ¿habrá asignación para la hija menor de los nuevos reyes, por aquello de que no odio a la hermana princesa? Al tiempo. 

En cuanto a lo material, me pregunto ¿qué ocurrirá con las dos casas? Se supone que la Zarzuerla será la que ocupará el nuevo rey, pero ¿quién ocupará la que se le hizo con todo lujo de detalles al príncipe cuando se casó? Lógicamente, no la va a ocupar la nueva princesa de Asturias que es aún menor de edad (con el tiempo la ocupará, cuando se empareje).¿La podría ocupar, pues, el rey saliente y la reina saliente? Es probable. Además, estos dos últimos necesitarán más coches y personal para su nueva situación jurídica. Es algo que aún no nos han contado. 

Por tanto ¿Esto era la democracia? ¿Esto fue la transición? ¿Hay alguna forma de darse de baja de este país?, pregunto.    

Con esas cifras, ¿cómo no va a haber motivos para sonreír? (o sea, reírse de todos los españolitos): 

   

05 junio 2014

LA MUY VERDADERA Y REAL HISTORIA DE LA ABDICACIÓN (HUMOR BORBÓNICO)

Seamos prácticos. Si ya está decidido; si no va ha haber proceso constituyente para iniciar la reforma de la Constitución; si ya el heredero le ha tomado apego al trono sin reinar aún; si ya sueña con más fama, poder y fortuna; si nadie de los que mandan de verdad está dispuesto a mover un dedo para que la cosa cambie, pues seamos prácticos y hagamos como los británicos (aunque estos si que llevan en los genes la monarquía, inseparable del nacimiento como nación; hasta los holligans la defienden, palabra): riámonos y contemos chascarrillos y chistes de esta tropa borbónica, que desde que se alzaron con la corona española -con no demasiadas interrupciones- allá en el año 1700 de la mano de Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia y que se puso el nombre de Felipe V. Por tanto, ya tenían gana de que el V se convirtiera en VI. Soñaban con ello. 

Última portada de la revista 'El Jueves', censurada
por su grupo editor RBA. Este hecho ha
provocado la dimisión de varios de sus más 
prestigiosos humoristas. Primeras 'víctimas' del nuevo 
rey de todos los españoles, vascones, catalanes
 y demás pueblos patrios.  
Ya antes en la segunda mitad el siglo XVI los 
Borbones ya habían hecho sus pinitos en la Corona de Navarra, pero eso es otra historia. Aunqueo les sirvió bastante para posicionarse. Observaban cómo la Casa Austria se estaba desmoronando con los ineficaces Austrias Menores y aprovecharon bien la ocasión para ocupar el trono español. Listos y oportunistas como pocos. Y así siguen: aferrados al poder y a la riqueza, sin que haya necesidad que sean buenos estadistas, gente seria o ética. Es igual: esto es España. Qué más da. 
Pero no me enrollaré, porque lo yo quiero aquí hoy es contar la verdadera historia de la abdicación de Juan Carlos I. No fue como no lo contaron. Veamos. 

Resulta que estaban en Zarzuela dando una recepción, como un día cualquiera. En esta ocasión se recibía al presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, que son tipos muy importantes allí. 
Y este tipo, conocedor de la afición enóloga del rey, le trajo un excelente caldo californiano. Y el rey, no pudiendo esperar, mandó que lo descorcharán. Se sirvió y de forma espontánea -porque nuestro exrey es de sencillo que te cagas- exclamó con esa media lengua que dios le ha dado: '!Qué zdico..¡' Le gustó tanto el vino que no pudo evitar alabar su calidad. 
En la sala estaban los periodistas acreditados por Zarzuela para sus distintos medios. Pero ese día había un becario sustituyendo a uno de ellos que se encontraba mal, no se sabe de qué medio de comunicación. Y como becario que era, por aquello de los nervios y la falta de experiencia en estos menesteres regios, al escuchar esa exclamación del rey, no dudó un segundo en coger su smartphone y tuitear: 'El Rey acaba de decir: ¡Que abdico! Y claro, ya navegando el mensaje por la red a velocidad de vértigo y tratándose de un asunto de Estado, la noticia se extendió como la pólvora hasta acabar en los ordenadores centrales de los medios de comunicación de medio mundo. Y ya nada se pudo hacer.
Así que eso fue todo. Que de malentendidos está repleta la historia de la humanidad. 

     

04 junio 2014

CONCURSOS LITERARIOS

Advierto que esta entrada es de consumo propio, retroalimentada y específica, muy específica. Inicialmente de interés para quienes suelan frecuentar, conocer e interesarse por los certámenes literarios. O a lo mejor ni tan siquiera de interés para éstos. En todo caso, no la haré excesivamente larga porque me gustaría que todo el mundo la pudiera leer, propios y extraños. Al menos por aquello del interés general. A ver si consigo hacerla interesante.

Hay que decir que hay escritores consagrados que jamás se han presentado a ningún concurso literario. Y hay escritores totalmente desconocidos que suelen ganar muchos de estos certámenes. Leía el caso de un escritor totalmente desconocido para el gran público que llevaba ganados más de mil, creo. Por su parte -por ejemplo- Pérez-Reverte no suele frecuentarlos y todo el mundo sabe lo que vende. Arthur Conan Doyle, tampoco obtuvo nunca en vida ningún premio, a pesar de que su personaje Sherlock Holmes formaba ya parte del imaginario colectivo de Londres, Inglaterra y medio mundo.  Por tanto, no seré yo quien defina dónde está la calidad literaria. 
Los grandes certámenes, donde hay dinero y fama, están previstos para nombres conocidos y más que concursos son premios. Y, por tanto, suelen premiar una trayectoria o gente vinculada a la editorial que sustenta el certamen. Pero también es cierto que hay certámenes de mucha importancia que lo ganan gente hasta ese momento desconocida pero con mucho talento literario. Éstos certámenes suelen ser los más prestigiosos y auténticos y es importante que no se pierdan.   
Por su parte, los certámenes de ámbito más pequeño, generalmente local o regional, no están pensados para gente consagrada. Es posible que sea la rampa de lanzamiento, pero generalmente no. Por tanto, a este tipo de certámenes se presenta gente sin nombre, pero eso no significa que no posean talento literario. Hay de todo. Y también hay de todo en cuanto a la apreciación de los obras que se presentan. Más que nada porque esos jurados tampoco son profesionales. Por lo general, esos jurados están compuestos por gente interesada en la literatura y que como tales tienen sus gustos literarios concretos. De ahí que no siempre quien gana sea el que más talento literario aporta sino el que más gusta a esos lectores del jurado. O, incluso, es posible que gane quien más encaja en la forma de concebir la literatura que tienen los miembros de ese jurado (no profesional). Uno es lo que lee o ha leído durante toda su vida. 
Por lo general, este tipo de certámenes más de ámbito local y regional suelen ser de relato corto. Entre otras cosas porque no hay suficiente gente o tiempo para leer no sé cuántas novelas. El relato corto se lee más rápido y más rápidamente también se capta la esencia del texto. Hablo de relato corto libre, ya que los que se atreven a enviar un relato libre a un concurso con modalidad específica (terror o que la trama se tenga que desarrollar en el Valle de los Pedroches), no lo ganarán por bueno que sea el relato.

Pero hacer más gráfico todo esto, hablaré de mi corta experiencia personal que es la que más conozco. Por lo general, nunca me han interesado demasiado los concursos (será porque una vez formé parte de uno), pero comprendo que es una forma de extenderte públicamente. Y porque a quienes nos gusta escribir nos gusta publicar, aunque escribir -al menos para mí- sea lo más importante (pero, ojo, también publicar). Por tanto, midiéndolo mucho, desde hace algún tiempo, he optado a presentarme a alguno de relato corto -también lo hice en artículo periodístico, pero de éstos hay menos-.
Y no me puedo quejar. sabedor que es difícil ganarlos (por varios motivos que ahora no valoraré), me he sentido a gusto con un segundo premio o tercer premio o con formar parte de la publicación que se ha hecho para integrar a los finalistas. En ese sentido ha habido un porcentaje alto de acierto, pero en otros casos -hay  que decirlo- la respuesta ha sido el silencio. Nada que objetar. Se trata de un juego en el que se gana o se pierde, y si cuando un relato mío ha sido seleccionado o ha ganado algún premio he considerado que no es para tanto, tan sólo que ha gustado a un puñado de personas del jurado no profesional, también he pensado de similar forma cuando ha ocurrido al contrario. 
Sin embargo, dicho esto he de decir que también me he equivocado en alguna ocasión enviando algo a un concurso -cosa, ya digo, que no hago con mucha frecuencia, sólo cuando me apetece o tengo algo que enviar-. Y esa equivocación me ha pasado hace poco. No diré nombres ni lugares.
Envíe un relato de corte histórico muy vinculado a la localidad -que conozco bien- que convocaba el concurso y quedé satisfecho. Pero no reparé o no recordé que el jurado -que sé como funciona en ese caso concreto-, no iba a tener en cuenta la singularidad -no digo la calidad, que en eso no entro y es siempre subjetivo-, ya que se trata de un jurado al que le cuesta salir de un tipo de literatura en concreto, esa que utiliza muchas metáforas y tiene una impronta de prosa poética (el fervor de su mirada se encendió como si se tratará de un fuego fatuo, por ejemplo), de hecho todos los años suele ganar un relato de este tipo. Mucho 'poeta' en ese jurado, cosa que ya sabía. 
Así que nada más enviarlo me arrepentí, pero ya estaba hecho. Abrigué la posibilidad de que el jurado hubiera cambiado, pero no, no lo había hecho. No lo ha hecho en muchos años. Por tanto, todo el trabajo de documentación para el relato de siete páginas de nada sirvió. Todo esfuerzo por dejar entrever en el mismo una época importante por un hecho casual que aconteció en la localidad de nada sirvió. Y sí, eso sí me fastidio. No tanto que el  relato no hubiera sido seleccionado -lo cual siempre admito porque son las reglas del juego-, sino que no se hubiera sabido ver su singularidad. Allá ellos. No volverá a pasar. 
En todo caso, ya digo, lo importante es escribir. Lo demás es siempre añadido y secundario.                 

02 junio 2014

MICRORRELATO-FÁBULA: (CUCARACHA): LA MISIÓN

Lo único cierto es que Ramona había desaparecido. Nadie sabía qué había podido pasar. Cuando se supo hubo mucho revuelo en la comunidad. Todos sabían del riesgo que suponía llevar a cabo esa misión. Era algo que se aceptaba con entereza. Salieron para la misma veinte, las más preparadas, pero volvieron sólo diez. Otras nueve habían sido aplastadas por un enorme zapato humano, con una escoba o, incluso, envenenadas con algún líquido frío y viscoso que salía de un bote a través de un minúsculo orificio. Nada que objetar. La misión en ese archivo de antiguos libros y legajos era muy arriesgada, todas lo sabían. No se podía luchar contra el destino. Se sumaron las bajas y se recuperaron los cuerpos -o partes de ellos- de las nueve malogradas para homenajearlas y honrarlas por los ritos ancestrales, pero nada se supo de Ramona. Es más, era la primera vez que no se había recuperado un cuerpo o parte de él. Todo el mundo estaba de los nervios, hasta que un buen día llegó una carta. Era de la desaparecida. Se miraron unas a otras sin comprender hasta que, finalmente, Gertrudis, su amiga de alma, se decidió a leerla: 
'¿Cómo va todo por ahí, chicas? Sé que habéis llorado mi desaparición, pero no sufráis por mí. Sigo donde me dejasteis. No sé cómo ocurrió, pero lo cierto es que comencé a leer uno de esos viejos libros del archivo. Trataba de un humano que por la mañana al levantarse se había convertido en uno de los nuestros, ¡uno de los nuestros! ¡No os parece impresionante!. No creeríais lo importante que fue esa historia y su autor para sus congéneres. Y tras ese viejo libro leí otro y después otro. Desde entonces no he podido parar de leer. ¡Nuestra historia entre los humanos es tan interesante....¡            

01 junio 2014

SABER ESCUCHARSE

El pasado jueves estuve a punto de inscribirme en la prueba de Órgiva. Órgiva-Lanjarón-vuelta. Duro correctivo para las piernas, el corazón y los pulmones. Una prueba con vocación épica. Casi diecinueve kilómetros subiendo rampas y bajándolas. Siempre me ha gustado esta prueba y siempre he intentado correrla. De hecho, pocas veces he fallado.
Pero este año ha podido más la prudencia.
Me dije: tranqui, vas bien, pero tranqui. Y me hice caso. Recordé lo que sufrí hace dos sábados para terminar dieciocho kilómetros en llano, y volví a constatar este último sábado que a pesar de no sufrir tanto -porque hice dos kilómetros menos- también sufrí. Vale, es cierto que suelo salir a horas en las que el termómetro casi está en treinta grados (curiosamente el sábado, comenzó a ponerse tormentoso cuando acabé mi entrenamiento), pero eso no quita para saber de primera mano que no estás bien, lechón.
Por tanto, el pasado jueves hice lo correcto no inscribiéndome en esta prueba. Me veía llegando a las calles de Órgiva con la mirada perdida, con el estómago revuelto y comprobando cómo me adelantaban hasta los niños de teta y no quise hacerle ese daño a mi autoestima. Mejor déjala que vaya aumentando poco a poco, me dije. Y, ya digo, me hice caso por enésima vez.
Y es que hay que aprender a saber escucharse. No es fácil. Yo antes apenas lo hacía y me costó años hacerlo. Es más, pasé de no escuchar mi cuerpo a escucharlo con atención y solemnidad; y he pasado de no hacerme caso a hacerme el mayor caso posible, casi como su fuera una orden militar, si  yo supiera lo que significa eso.
Ahora sigo mi ritmo progresivo sin grandes aspavientos. Y gracias ese ritmo constante y progresivo me suelo llevar gratas sorpresas. Por ejemplo, la que me llevé el pasado jueves por la tarde.
El entorno del Torreón -al fondo- a la salida de Albolote.
Salí a hacer una ruta sin grandes pretensiones. Iba a ir a la Vega, pero como aún no había decidido no ir a Órgiva, opté por meter algo de cuestas. Así que me fui a la salida de Albolote, hacia esa bonita zona que te dirige hacia el Torreón, el Pantano del Cubillas o las inmediaciones de estos lugares ubicados en la  histórica zona del contorno de Sierra Elvira. 
Sabía que el circuito que había programado no era largo -9,200 kms.-, pero contaba con dos dificultades que debía superar. Llevaba sin subir cuestas bastante tiempo, desde antes de mi intervención, y me venía bien espabilar un poco. Lo sorprendente -y es lo mágico de este deporte- es que me vi subiendo la cuesta de la Residencia Entreálamos, una vez superado el extinto campo de golf del pelotazo de los años del ídem, con una facilidad desconocida. Se trata de una rampa de unos seiscientos metros que siempre notas en las piernas, pero en esta ocasión más que subir parecía que bajaba. Aún me estoy preguntando qué paso. Iguales sensaciones tuve en la minúscula carretera que une la carretera principal con el Torreón. Así da gusto correr, me dije. Gracias dije no sé a quién. Y con esas sensaciones llegué a casa. No es de extrañar, por tanto, que con esas endorfinas subidas estuviera a punto de inscribirme a la prueba de Órgiva. 
Dos días después, el sábado pasado, programé dieciséis kilómetros en llano por la Vega y me costó. Sobre todo a partir del trece. Por tanto, ahí está la clave: meter kilómetros progresivamente.
A las próximas pruebas del circuito es casi seguro que sí iré. Y es posible que a una bastante simpática y nueva, que le propondré a mi amigo Paco por si quiere acompañarme.  Estoy seguro que cuando sepa dónde es podría aceptar.      
       

UN VIAJE A PARÍS (I)

Existen ciudades que pueden ser contadas y otras que tiene que ser visitadas para poder contarse. Entre estas últimas está París.      No es...