19 julio 2011

SEGUIMOS CON EL PLAN


Bueno amigos, sé que no sois muchos los que estáis ahí enfrente de la pantalla, algo lógico por las fechas en las que estamos, pero me parece oportuno seguir contando mis entrenamientos solitarios de cara a la subida al Veleta, cada vez más cercana.
Recordemos que inscribirme fue más un acto de revelación que de reflexión, pero es cierto que el corredor en su fuero interno sabe o al menos intuye a qué pruebas puede apuntarse y tener bastantes posibilidades de acabarlas.
Sé que el Veleta es otra cosa pero, como dije en un comentario, si es una locura correrla, también lo es no correrla. Así que ante esta dualidad de locura he optado por hacerla. La suerte ya está echada y tan sólo queda apurar los días y cumplir el corto pero ambicioso plan de entrenamiento -cuyos consejos como los de Mario y Alfredo, valoro positivamente-.
Tras la mini-subida al Veleta del pasado sábado, con un resultado satisfactorio he de decir, sigo cumpliendo este solitario plan y hoy ha tocado el Torreón, que nada tiene que ver con el Veleta pero hay una importante subida y mantiene el tono muscular para afrontar lo mejor posible lo que nos esperará el próximo siete de agosto.
Y sobre la subida al Torreón de esta tarde quería hacer una reflexión que tenía en mente a lo largo de los doce kilómetros y medio de recorrido: y es que no diré que me ha parecido una tachuela porque la subida es dura y contundente, pero sí he percibido que tras subir desde la Hoya de la Mora al Veleta, esta subida se ha quedado en menor, perdiendo mucho de su épica. Sin embargo, para mí sigue siendo un lugar difícil al que hay que subir mentalizado y con un mínimo de preparación porque no se trata de un circuito fácil.
El domingo y el lunes encontré las piernas aún cargadas; y aún hoy las notaba algo cargadas, pero la subida de esta tarde del martes las ha descargado y ahora las percibo frescas y enteras.
La siguiente etapa del entrenamiento será la subida desde el Dornajo por la antigua carretera de Sierra Nevada -que me dejó perplejo y sorprendido cuando la recorrí el pasado sábado con el coche-. Si no calculo mal, desde el Dornajo hasta la Hoya de la Mora hay 15 kilómetros -quizá los psicológicamente más duros de la prueba-, e intentaré hacerlos todos en el entrenamiento aunque tenga que alternar correr y andar.
Hay que cumplir el plan sin desmayo y, efectivamente, entrenar en altura.

16 julio 2011

SÍ, TENGO UN PLAN



Porque no se puede afrontar una prueba como la Subida al Veleta sin plan.
Lo hablaba esta mañana con dos corredores que acababan de bajar del Veleta: cuando uno se apunta a esto es porque sabe que puede acabarlo. Pero eso no es suficiente.
Se puede tener la base y uno sabe que ha respondido en pruebas duras como la Media Maratón Calahorra-La Regua. Pero, a pesar de que esa prueba es dantesca en sus últimos nueve kilómetros, principalmente, nada tiene que ver con la prueba del Veleta. Probablemente, pocas tendrán que ver con ella.
Por eso hay que tener un plan lo más ambicioso posible.
Y éste ha comenzado esta misma mañana (ver imagen). Sé que he acudido con poco tiempo pero he pensado rápido y sé lo que haré de aquí al tres de agosto, aproximadamente, teniendo en cuenta que a finales de julio interrumpiré el plan durante cuatro días porque haremos un viaje de ocio a tierras levantinas, algo que no me preocupa demasiado. En todo caso, un día antes de salir me encargaré de hacer algo duro y contundente para que esos cuatro días sirvan de descanso. Hasta eso lo tengo planeado.
Reconozco que desde que tomé la decisión de participar en el Veleta vivo algo acojonado porque mi propósito es llegar corriendo hasta el punto kilométrico máximo y, posteriormente, alternar el correr con el andar rápido. Pero siempre cabe la posibilidad que una pájara o un derrumbe psicológico te deje antes del kilómetro veinte. Me estoy preparando psicológicamente para que eso no ocurra y entrenaré en consecuencia para llegar más allá del Centro de Visitantes de "El Dornajo", si fuera posible. A partir de ahí, que Dios o quien sea reparta suertes.
Decía que el plan ha comenzado esta misma mañana. En la Hoya de la Mora. Lo primero que deseaba era hacer la mini-subida al Veleta, precisamente para conocer la parte más dura del recorrido y ver cómo respondía sobre todo a la altura, más que a las piernas y al cansancio.
Y sí, he respondido bien, a pesar que he optado por detenerme en varias ocasiones a beber líquido y andar algo. La altura ha hecho estragos.
Sin embargo, no he sufrido en exceso y el tiempo ha sido bueno: 1 hora y 15 minutos, aunque creo que en los primeros kilómetros -con error en la ruta incluido- he ido demasiado rápido y luego lo he pagado con creces.
Faltando dos kilómetros para la llegada, me ha ocurrido como me ocurrió en la primera Media Maratón de Montaña de la Ragua: me detuve sin estar demasiado cansado (ya digo, la altura).
Sé que este tramo no lo correré como lo he corrido esta mañana de sábado, porque las fuerzas llegarán muy justas al kilómetro 40, que coincide con la Hoya de la Mora, aproximádamente.
Bajé con el coche por la antigua carretera, hasta llegar al Dornajo y me han inquietado sobremanera esas rampas. Por tanto, otro entrenamiento consistirá en subir este tramo de quince kilómetros -hasta la Hoya de la Mora-, de espectaculares subidas. Considero que esta parte de la prueba es clave, ya que, por lo general, la mayoría de los corredores llegan inmaculados al Centro de Visitantes, que es el kilómetro 25 y, a partir de ahí, muchos optan por alternar el correr y el andar (porque las fuerzas ya no responden). Por tanto, sería muy interesante poder seguir corriendo al menos diez kilómetros más para administrar los quince restantes de la mejor manera posible.
Otro entrenamiento previsto es la subida hasta el Castillo de Moclín, desde Pinos Puente. Es una ruta que ya hice en una ocasión en compañía de varios colegas de Las Verdes y sé que es dura. Las rampas son duras desde el kilómetro siete y medio aproximádamente. Ayer lo hice con el coche para recordar la ruta.
Y, por supuesto, habrá al menos una subida al Torreón de Albolote, que no es larga pero sí contundente.
También es necesario, de igual manera que se hace en maratón, hacer una o dos tiradas de treinta a treinta y dos kilómetros en rutas que ofrezcan algunas cuestas. Últimamente, por la zona de Caparacena, estoy descubriendo rutas de caminos entre los olivos que me satisfacen sobremanera ya que se trata de bajadas y subidas por caminos difíciles. Elegiré esta zona para hacer ese par de tiradas de treinta a treinta y dos kilómetros.
Como veis un plan corto pero exigente que espero cumplir y que habrá que complementar con el Compex, gomas y abdominales y esperar que el cuerpo aguante y no se lesione.

13 julio 2011

SUBIDA AL VELETA

"Nunca hables de lo que correrás o no correrás hasta que no acabes la carrera", dice un viejo dicho.
No es cierto, claro que no. Se trata de un nuevo dicho. Tan nuevo que acabo de componerlo, una especie de versión de aquel refrán que aconseja no hablar del perro hasta que no se salga del cortijo.
Y os preguntaréis, ¿a qué viene esto? ¿Habrá estado José Antonio sin escribir un buen tiempo centrado tan sólo en componer esas pocas palabras? ¿Habrá sufrido una mutación preocupante? No exactamente, aunque algo de eso puede haber en mi subconsciente y no lo haya percibido.
El caso es que este que escribe desde este rincón virtual ha decidido inscribirse en la Subida del Veleta que se celebrará el próximo 7 de agosto.
He de confesar que este tipo de decisiones son más revelaciones que reflexiones. Ya me ocurrió con la primera maratón que hice en Madrid y me ha ocurrido ahora con la subida. Hablaba con Fernando Medina y otros compañeros de mi club -Caja Rural-, tras la dura prueba del Río Dílar -la que por cierto, hice sin demasiado sufrimiento y me salió bastante bien-. Ellos ya la habían hecho el año anterior y pensaban repetir. Y me convencí que yo también debería de estar allí por múltiples razones: está catalogada como la prueba más dura del mundo; se desarrolla en uno de los espacios naturales más hermosos de la tierra; y siendo de esta tierra y vivir en ella sería un sacrilegio no disfrutar de ese "privilegio". Además, los años pasan y ya nada será igual. Y, para colmo, hoy he podido intercambiar unas palabras con su pertinaz organizador, Enrique Carmona, y ya todo lo he visto claro. Ya digo, una revelación.
Por tanto, si nada lo impide estaré en la salida del Paseo del Salón el primer domingo de agosto.
Lógicamente, el plan de entrenamientos en este mes escaso tiene que ser obligatoriamente distinto y se resume a una cosa: cuestas y gomas.
En un próximo post fijaré más detalles y relataré entrenamientos. Todo lo que vaya recopilando sobre esta magna prueba.

03 julio 2011

MÁS RUTAS


Este puente que se insinúa al fondo, llamado por las gentes de lugar como "el de Alitaje" se ha reconvertido en otro más amplio y resistente que posibilita más y distintas rutas.

Aunque no lo parezca y exista cierta inactividad del blog -algo totalmente lógico en estas locas fechas de estío y relajación de los hábitos-, sigo en la brecha deportiva. Lo mismo o más centrado si cabe.
De hecho, esta misma mañana de domingo -que es cuando escribo esta entrada-, a eso de las 9,30 horas, cuando esa especie de rey Thingol, que el astro que más calor da, comenzaba a prepararse para hacer de las suyas, comenzaba mi férreo entrenamiento de 18 kilómetros por eso caminos polvorientos y secos de la Vega granadina, sin salir en esta ocasión del término municipal de Pinos Puente, que es amplio como cortas sus expectativas políticas (aún estoy impresionado porque el PSOE haya allí barrido, a pesar del candidato que presentaban¡¡¡¡). En fin, lo importante de mi pueblo no son las expectativas políticas sino las múltiples posibilidades y rutas que ofrece para entrenar como ya he comentado aquí hasta el hartazgo.
Decía que comenzaba a una hora aún no demasiado calurosa y he ido alternando a lo largo de la ruta el calor con cierta presencia de nubes y aire tormentoso que ahora se posa sobre la capital granadina. No ha habido ni una gota de lluvia pero confieso que en algunos trances de la ruta la hubiera deseado para combatir toda esa sequedad que me rodeaba por doquier. Sin embargo, no me he sentido nada mal a pesar de los pocos kilómetros acumulados en las últimas fechas.
Los dieciocho de hoy -confieso- han sido un amplio ensayo previo a los quince y medio que el próximo domingo habrá que correr en la prueba de fondo del "Río Dílar", que este año se celebra en Ogíjares. Quince kilómetros en estas fechas y con un terreno alejado del llano se convierten en un duro correctivo y de ahí que sea necesario acumular kilómetros.
Pero éstos, en la mañana del domingo, han ido acumulándose con cierta facilidad, a pesar del ritmo discreto de 5' el mil. En realidad, no ha habido el sufrimiento que esperaba tras no entrenar últimamente por encima de los 15 kms.
Y es que resulta que la construcción -¡por fin!- del nuevo puente de Alitaje ha incrementado enormemente la posibilidad de hacer nuevas rutas, de unir unos caminos con otros; de ahí que casi todas las rutas que estoy haciendo últimamente sean novedosas -como ruta, aunque no como nuevos lugares-, y poco a poco el Forer se irá encargando de ir midiendo nuevos trayectos que ofrecen múltiples posibilidades sin necesidad en la mayoría de los casos de tener que ir y volver por los mismos lugares. La posibilidades, ya digo, se multiplican.
De hecho, poseer muchas rutas con distintas opciones kilométricas es algo que nos ayuda sobremanera a los corredores ya que no hacemos siempre el mismo tipo de entrenamiento.
Seguimos en la brecha y en verano más que nunca ya que la luz solar es amplia, a pesar de las muchas horas de calor que hay evitar.

27 junio 2011

MENOS RICOS (O MÁS POBRES)




En mi tercera visita al Algave portugués una cosa me ha quedado clara: esta zona se ha empobrecido.
Desde nuestros cómodos sofás asistimos a diario a noticias sobre rescate económico de países, y nos preguntamos sobre qué será exactamente eso. Hemos sabido -sabemos- que la Unión Europea ha rescatado a Irlanda, a Portugal y a Grecia. Y que Grecia deberá de ser nuevamente rescatada, situación ésta que está influyendo mucho en la prima de riesgo española. Y, por lo que explican las altas y arrogantes autoridades económicas europeas, estos rescates se deben a que estos países deben más dinero del que son capaces de recaudar, es decir, que gastan más que ingresan, algo muy similar a lo que ocurre en nuestras modestas economías: podemos soportar un mes o dos meses gastando más de lo que ingresamos pero no más de ese tiempo.
Los particulares y las empresas, ante la falta de liquidez acudimos a los bancos, pero si éstos ya no prestan nos vamos a pique; en el caso de los estados el dinero lo suelen prestar los inversores a través de letras del tesoro, bonos y no se cuántos productos financieros más. Y, claro, ese dinero hay que devolverlo con sus respectivos intereses, que es el único motivo por el que compran los inversores, no por patriotismo ni amor a la humanidad.
Ahora bien, si un inversor no se fía de la economía de un país, sólo comprará si ese país está dispuesto a pagar muchos intereses por ese préstamo, luego, a más intereses más deuda, una bola de nieve que se puede llevar a su paso todo lo que encuentre.
Esta deuda del estado -de todos los estados- es de pago prioritario vía presupuestos de ese estado que tienen un carácter anual. Y si no hay para otra cosa pues se recorta de donde se puede porque lo fundamental, lo prioritario, lo legal es pagar esa deuda. Y para como en España contamos con un Estado autonómico, lo cual significa que las Comunidades Autónomas también emiten deuda porque, igualmente, están muy endeudadas y no tienen liquidez suficiente.
Impresionante ¿verdad?
Estando estos días en esta zona del sur de Portugal apreciaba ese emprobrecimiento, como decía; se apreciaba en las calles de las ciudades con mínima conservación y maltrecho mobiliario urbano, en los comercios cerrados, en el deterioro de los monumentos, en las decenas de viviendas en ruina -unas habitadas y otras ya no-; pero se apreciaba, sobre todo, en una sensación de cierta tristeza que se endulzaba con una presencia amplía de turismo -británico sobre todo- dadas sus famosas playas. De hecho, observamos con especial detenimiento la situación de la capital del Algave, Faro, que es el centro económico y administrativo y la impresión fue pésima: menos comercio que en la visita anterior hace algo más de un lustro, calles muy deterioradas y pobreza en general. De hecho, esta Iglesia que vemos en la fotografía, que se llama Nossa Senhora Monte do Carmo presenta un serio aspecto de abandono, muy distinto al que se aprecia en la fotografía.
Y también apreciabas esa pobreza cuando dabas un salto a España y veías las calles del último pueblo español antes de acceder al Algave por Vila Real de San Antonio: Ayamonte que destilaba otra alegría, calles muy cuidadas, monumentos muy conservados, terrazas de restaurantes y bares rebosar, escaparates lujosos de tiendas prósperas...., a tan sólo unos cuantos kilómetros. Y me preguntaba si España no estaría viviendo aún en una burbuja económica de años pasados, a pesar de haber estallado una gran importante de ella.
También me inquietó pensar que lo que está ocurriendo en Portugal, tal vez, en pocos años pueda estar ocurriendo en España; de hecho, nuestra prima de riesgo hoy se ha disparado.

23 junio 2011

AL PARECER, SOMOS IRREDUCTIBLES


Estimados amigos-as corredores, todo parece indicar que en estas condiciones que refleja el grabado correremos la dura prueba del Río Dílar el próximo día 10 de julio (se retrasa una semana). Al parecer, nadie ha tenido en cuenta las condiciones climatológicas en esas fecha...esperamos que al menos haya agua (algún año se agotó para muchos corredores, justo en la subida a Dílar) a lo largo de esos 15,5 kms., que incluyen cuestas varias.
Seguramente que alguien de la organización piensa que somos seres irreductibles.

20 junio 2011

UN DOMINGO DE LOS CIUDADANOS



Lo dije hace poco en uno de mis artículos de Ideal: en una sociedad avanzada la clase política debería de estar en un segundo o un tercer nivel, algo que la sociedad parece estar comprendiendo a tenor de lo que pude vivir el pasado domingo a través de tres aspectos muy poco relacionados entre sí, pero al mismo tiempo dotados de una singular explosión ciudadana.
El domingo se iniciaba con una amplísima eclosión atlética en Dúrcal, el pueblo más importante de singular Valle de Lecrín (Granada) en el que participaron casi ochocientos corredores y corredoras –no vaya a mosquearse la Pajin- que afrontamos los casi 11 kilómetros de un circuito feísimo y algo duro, principalmente por el calor que era fuerte en el Valle a lo que se sumó el hecho de no pasar por lugares de vegetación por aquello de poder resguardarse algo del sol. Mario se fue raudo desde los primeros metros y yo me quedé hablando de la situación política del país durante los tres primeros kilómetros con mi amigo Roberto a un paso tranquilo. Luego él decidió seguir ese ritmo tranquilo y yo me fui alegrando a medida que transcurrían los kilómetros, si bien en ningún momento busqué un ritmo asfixiante ya que me conformaba con acabar la carrera con las mejores sensaciones posibles, como así fue, pues desde el pasado miércoles me encontraba algo cansado.


Por la tarde, a las seis, acudí a la manifestación de los indignados que aglutinó a más de 20.000 personas en Granada. De nuevo el asfixiante calor estuvo presente pero era necesario manifestar esa indignación que no tiene porqué ser la misma en todos los casos. En particular, cada ciudadano debe de tener un catálogo de puntos de indignación y, en mi caso, la indignación comienza por los privilegios de políticos y de la monarquía pasando por la bajada de sueldo a los funcionarios, el sometimiento de los políticos al gran capital y la burda utilización mercantil que la Unión Europea está haciendo de las personas. Ya lo dijo Anguita hace lustros y nadie le hizo caso: se está construyendo una Europa de los mercaderes, no de las personas.


Y, posteriormente, de forma involuntaria, dada la cercanía entre la finalización de la manifestación –en la Plaza de Isabel La Católica de Granada- y la aglomeración final de la celebración por el ascenso del Granada a Primera –en la Plaza del Carmen, sede del Ayuntamiento granadino-; de forma involuntaria, decía (ya que soy ajeno a participar en este tipo de celebraciones, aunque me alegra sobremanera el ascenso del equipo de mi ciudad), me encontré en la vorágine de esta última eclosión ciudadana cuando salía con un amigo de tomar dos verdes en la Calle Navas, a unos metros de la Plaza del Carmen. Así que me quedé unos minutos para presenciar esa nueva eclosión de personas, sus cánticos, sus alegrías..
Por tanto, un domingo tomado por la ciudadanía, al margen de los políticos –por cierto, fue amplio el rechazo que produjo en los aficionados del Granada la presencia del alcalde en el balcón municipal-, lo que me da esperanzas de que la casta política se quede en un lugar muy alejado de las manifestaciones ciudadanas porque son una de las preocupaciones más importantes cuando se pregunta por ellos en las encuestas.
En fin, un domingo de las personas. Un domingo sin dar importancia alguna a la privilegiada clase política, que ya es hora de que comiencen a comprender que la sociedad está cambiando.

UN VIAJE A PARÍS (I)

Existen ciudades que pueden ser contadas y otras que tiene que ser visitadas para poder contarse. Entre estas últimas está París.      No es...