
Cuando se trata de corredores aficionados -que populares es un concepto que cada vez me gusta menos- no podemos hablar de desastre, porque nada nos jugamos en esto. Pero sí he de reconocer que es muy molesto y doloroso sentirse en declive en cuanto a rendimiento y marca en una carrera.Y hoy me siento así.
No sólo por el mero hecho de haber acabado con un tiempo de principiante sino por las malísimas sensaciones experimentadas durante toda la carrera.
Y otro dato importante que demuestra este hecho: en la primera vuelta (los primeros cinco kilómetros), el tiempo, aunque no excelente para mí para una carrera de estas características, sí cumplía con lo previsto. En estos primeros cinco kilómetros mi crono marcó 21 minutos 2o segundos, lo que suponía ir a una media de 4 minutos y 16 segundos el mil, una media sensata, si bien alejada de la de 2007 en esta misma prueba y con igual recorrido. Sin embargo, necesité casi tres minutos y medio más (casi 25) para completar los otro cinco kilómetros restantes, necesitando diez minutos para hacer los dos últimos . Increíble.

Prueba de fondo de Santa Fé 2007. Eran otros tiempos.
Gentileza de Mari Carmen -mujer de Gregorio, al que se ve al fondo, poco antes de retirarse por lesión-
Y es que percibía que paulatinamente me iban abandonando las fuerzas
y no andaba "ni para atrás", como diría Paco Montoro.
Cuando me alcanzó Emilio (ante el que me quito el sombrero por sus resultados sin apenas entrenar. Sus cualidades son innatas.) en el kilómetro siete y medio, le dije que continuará porque me costaba respirar. Pero en el ocho ya no sólo era un problema de respiración sino de vaguedad en piernas e incapacidad mental para aumentar el ritmo. Sólo iba algo más cómodo bajándolo ostensiblemente.
Pasó de nuevo por mi mente el fantasma de la retirada, como ya ocurrió en noviembre pasado en esta misma prueba, pero aprendí bien la lección en su momento y concluí que sólo una eventual lesión debe de retirarnos de la competición: si ha habido momentos de "gloria" también tiene que haberlos de"miseria" en esas dos dualidades nos movemos los corredores y esas dos son las dualidades de nuestra existencia.
¿Significa esto que el declive es crónico? En absoluto. Tiene su explicación y referencias.
Tras las series 4X1000 del pasado jueves, entre 3'46" y 4' el mil, el día siguiente, que corrí durante 12 kilómetros, sentía que me encontraba muy cansado y barruntaba que ese cansancio pudiera no desaparecer para el domingo. Y no desapareció, en absoluto.
Cuando se encara una carrera rápida, en la que te propones mejorar tu marca ( en mi caso, haber hecho no más de 41 minutos), necesitas una preparación específica y abordarla con suficiente tiempo, sobre todo si eres corredor más diesel que ligero. No asumir esa preparación con el tiempo suficiente suele dar resultados negativos.
En una prueba rápida y corta, como es el 10.000, mejorar unos minutos se puede convertir en una misión muy difícil, ya que se trataría de robar bastantes segundos a cada kilómetro, aspecto éste que necesita un plan de entrenamiento, principalmente, basado en la calidad. Es decir, hacer una marca de 44 minutos puede ser un fracaso y restarle a ese tiempo tres minutos puede ser un triunfo, hablando en términos relativos siempre.
Pero para nada estoy desilusionado. No soy esclavo de marcas ni nada por el estilo y conozco mis limitaciones espaciales y temporales.
Como siempre mantengo, me gusta correr por encima de todo, sin adjetivos.
Por cierto, animado cerveceo con Emilio, Antonio y Javi. Lástima que estos dos últimos tuvieran que irse pronto, precisamente cuando Javi y yo comenzábamos a hablar de Murakami.
Emilio y yo seguimos reflejándonos en el vidrio verde durante un buen rato.