17 abril 2009

BITÁCORA DE UN CORREDOR


Estreno nueva sección.
En el margen derecho del blog, expondré entrenos y competición. Unas breves palabras que resuman sensaciones e impresiones. Una mejor disciplina para mí mismo y un somero asomo de lo que fue "Diario de un corredor". Espero que la sigáis.

15 abril 2009

2666, DE ROBERTO BOLAÑO



Un interesante artículo publicado en EPS por autor de "Soldados de Salamina", Javier Cercas, y un amplio reportaje leido en "Qué leer" sobre la obra de Roberto Bolaño me lanzaron de cabeza a la librería para comprar 2666 de Roberto Bolaño, el fallecido autor, nacido en Santiago de Chile, pero afincado en España. 
En Estados Unidos, sus libros se están convirtiendo en obligado culto y el eco en España está tronando a pasos agigantados.
Roberto Bolaño murió pronto porque vivió muy deprisa. Escritor atípico, alejado de los círculos literarios, y muy apegado a sus ideales,  sólo vivía para escribir. Y amplia fue su obra, a pesar de que falleció joven, en julio de 2003. 
De su amplia bibliografía, que incluye novela, poesía, artículos y ensayo, hay casi unanimidad en que la voluminosa novela 2666 es su obra maestra.
Javier Cercas decía en su artículo, que todo escritor que se precie busca escribir su obra maestra, pero que pocos lo consiguen. Bolaño lo consiguió.  El autor catalán también añadía en su artículo que no tengamos pudor en romper cualquier escaparate de librería para alcanzar su obra para, posteriormente, entrar en el local, pagar el escaparate y comprar alguna de sus novelas. Pero yo no he seguido al pie de la letra las palabras de Javier Cercas. Entre otras cosas porque la librería a la que acudo: 1. Está en plena Gran Vía granadina; 2. Los dueños ya conocen mi careto y 3. Nunca se me ha dado bien romper cosas -aunque en mi casa se opine lo contrario-. En fin, que me hice con 2666 de la manera más civilizada posible y espero hincarle el diente en cuando acabe dos o tres cosas que tengo comenzadas.
Por cierto, también fue determinante leer que Roberto Bolaño trabajaba en sus libros mientras escuchaba, provisto de sus auriculares, rock duro.
Cuando lea 2666 espero poder opinar con la efusividad que lo hacen quienes le han leído.

13 abril 2009

EL GRECO


Semana Santa es un periodo de ventajas. Uno discrepa de la fuerte carga que aporta el catolicismo a nuestra sociedad, pero se aprovecha de esa vasta presencia. Es la permanente contradicción en la que estamos instalados.
Periodo de ventajas, en mi caso, que no participo de los ritos exhibicionistas de las procesiones -dicho ésto sin doble lectura-, ni de viajes, en este periodo tan masificado de turismo patrio o foráneo. Así que es un periodo de ventajas consagrado al descanso hogareño, al cine, a trasnochar leyendo -una de mis pasiones-, al deporte. Excelente periodo para tirar de videoteca, que es a lo que dedicaré esta entrada. En concreto, al comentario de una película. 
Ni que decir tiene que antes de ver El Greco -que es de la película de la que escribiré- he vuelto a disfrutar con el cine bíblico, tan recurrente en estas fechas. Es algo que me gusta conservar. Y, lógicamente, he vuelto a disfrutar con trozos o visionado completo de Quo Vadis, La túnica sagrada, Ben-Hur, Jesús de Narareth, Rey de Reyes..., en fin, todo un rito al que acudo en esta época. 

EL GRECO (Creta, 1541-Toledo,1614)



Sin embargo, sí hemos tenido la oportunidad de ver "ex novo" El Greco, una producción griega, española y húngara, que recorre determinadas etapas de la vida del excelso pintor de Creta, cuyo nombre original siempre fue impronunciable en España: Domenikos Theotokopoulos -cuyo nombre he tenido que ir copiando casi letra a letra-. ¿Y qué nos cuenta este film de gran presupuesto? 
No exactamente la biografía completa de El Greco, pero sí una etapa de su vida marcada por su clara oposición a las prácticas de la Inquisición española del siglo XVI, tal vez la menos redentora y más asesina de la historia de esta institución, hoy suavizada con el nombre de Congregación para la doctrina de la fé y, que sepamos, hoy no manda a nadie a la hoguera, aunque es cierto que muchos lo harían si estuviera en sus manos. Pero ese es otro tema. 




El Greco, al parecer, tuvo un contencioso tremendo con un sacerdote que, en teoría, era su amigo y que posteriormente se convirtió en Inquisidor General, el sacerdote Niño de Guevara, protagonizado, en mi opinión - no en la de Mati- correctamente por Juan Diego Botto, que por su juventud bien podría proyectar una imagen no creíble de un duro sacerdote ajado con el reflejo deslumbrante de las hogueras, y que en la realidad es considerado por los historiadores como implacable y amigo de los autos de fé. 



El film, dirigido por el griego Yannis Smaragdis cuenta con una banda sonora de lujo, toda vez que está compuesta por otro griego ilustre: Vangelis. Este autor, años atrás editó un trabajo basado en El Greco, por lo que entiendo que la base de esta banda sonora deriva de aquél, cuyo cedé poseo desde hace bastante tiempo. 
De la película se pueden destacar varias cosas: una buena historia bien contada, una penetración en la vida del siempre misterioso autor de "El entierro del Conde de Orgaz", una aproximación muy exacta del papel de la iglesia en el siglo XVI en España, a la vez que podemos disfrutar de buenos exteriores de una de las ciudades más bellas del mundo: Toledo. 
Descubrir a El Greco a través del cine, ha sido un gran hallazgo.  Disfrutamos de sus cuadros -principalmente El entierro del Conde de Orgaz, que aún no ha salido de la iglesia en el que se instaló por vez primera: Santo Tomé de Toledo-, disfrutamos de la particular historia de este pintor griego, sin vinculo previo alguno con España, pero  que hizo de este país su patria, lugar en el que triunfó, tanto pictórica como socialmente. 
Lamentablemente esta superproducción pasó casi inadvertida en la gran pantalla a finales de 2008, como suele ser habitual con este tipo de cine. Así que la única opción que nos queda es verla en DVD. Si lo hacéis, creo que no os decepcionará. Merece la pena.
       

07 abril 2009

SEMANA SANTA


Nunca comprendí  - o entendí - la Semana Santa. Obviamente, no desconozco que se celebra la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, pero no he sido capaz, jamás, de asimilar toda esa parafernalia en las calles y plazas, principalmente, en las ciudades andaluzas.
En su momento, y por iniciativa propia, leí toda la Biblia. El Antiguo y el Nuevo Testamento. Y comprendí que es un libro que, al margen de lo que nos revele o cuente, contiene una prosa hermosa y, en determinadas fases, una excelente literatura. De manera que disfruté de esa lectura, como lo hago cuando leo un ensayo histórico o una buena novela. Pero decidí interpretar el llamado libro sagrado como un texto basado en las metáforas, incluyendo en éstas los diversos milagros de Jesús de Nazareth en el Nuevo Testamento. Por lo demás, es un texto que derrocha imaginación por doquier. 
Asimismo, siempre me ha interesado sobremanera el cine bíblico. Cada año intento ver Jesús de Nazareth de Franco Zefferelli (en mi opinión la mejor producción sobre personajes bíblicos) y me interesan sobremanera las superproducciones televisivas basadas en la Biblia. 
Pero de ahí a comprender las procesiones hay un abismo. De éstas no consigo destacar nada y sé que tendría muy difícil sobrevivir en Sevilla, donde la sociedad misma se autorefleja en gran parte en la llamada Semana de pasión. 
Igualmente no concibo la idiosincracia de cofradías y hermandades, entre otras cosas porque no creo que exista entre sus miembros más posicionamiento religioso que social, y eso me parece realmente desconfigurador de la realidad que intenta plasmar esta fiesta. Es más, pocos sabrían definir con precisión en qué consistió el llamado "Vía Crucis", por poner un sólo ejemplo.  
En Andalucía la Semana Santa rompe moldes religiosos y es algo que saben políticos e iglesia. En esta última, en ocasiones, ha habido algunas voces denunciando la frivolización de la celebración, pero inmediatamente han sido acalladas por el rugido social. Sin embargo, siempre hay que respetar a quien encuentra en estos actos públicos un verdadero sentimiento y una vocación.

No obstante lo dicho, se ha de reconocer que en España la esencia de la Semana Santa trasciende lo religioso. El Estado, aconfesional de acuerdo con la Constitución española, dedica varios días festivos conmemorativos de esta celebración, demostrándose que el factor social no es más que un trasunto del factor religioso, pero es esa nuestra historia y como tal hay que aceptarla. De hecho, en el futuro, no me gustaría que esta historia religiosa del catolicismo -una vez superadas las creencias ciegas y fundamentalistas de esta religión-acabaran siendo sustituidas por otra religión monoteísta mucho más atrasada y fanática, como es el caso del islamismo.     

02 abril 2009

X, EN LÍNEA DE SALIDA.



No podía evitar sentir cierta angustia tras el azaroso encuentro con Conchi. Esa situación le había sumido en una repentina angustia, que casi le paralizó. De manera que no sabía con seguridad en ese momento si se dirigía a correr su primera carrera, o en realidad trataba de escapar de la tela de araña que él mismo se había tejido. Desde luego, no era esa la situación que había imaginado para su debut.

Así que siguió conduciendo mecánicamente en dirección al pueblo cercano en el que se desarrollaría la prueba, intentando no dar más vueltas a las consecuencias que tendría todo aquello en el futuro. Incluso barruntó en algún momento que su futuro con Conchi pudiera estar pendiente de un hilo.

Había soñado con debutar en su primera carrera en otras condiciones anímicas. Seguramente –imaginaba- que la noche anterior a la gran prueba de fuego cenaría algo de pasta, leería –nueva afición en la que se estaba iniciando- y se iría pronto a la cama, negándole a Conchi su presencia para ver por enésima vez “La maldición de la momia”. Así que la mañana de domingo sería luminosa y festiva. Justo el ambiente que necesitaba para correr seriamente.

Pero no había previsto ese desencuentro con Conchi. Probablemente el asunto de la boda no había sido más que la sempiterna gota que colma el vaso, pero el problema era mucho más profundo.

Hasta que comenzó a correr existía un normal paralelismo entre la vida de ambos, e incluso, entre la vida de X y todo lo que le rodeaba. Solía hacer lo que los demás esperaban de él. Pero el correr le había convertido en otra persona. Por primera vez sentía que manejaba su vida.

Y lo que es peor: no quería dar marcha atrás.

Es probable que en algún momento de debilidad pensara en detenerse deshacer lo andando, pero inmediatamente comprendió que la flecha ya había salido del arco y ya tan sólo cabía rezar para que ésta se clavara en el punto elegido.

Inmerso en esos pensamientos, no reparó que ya se encontraba cerca de la zona de salida de la carrera.

Le impresionó el afanoso trajín de coches y personas para un domingo y a hora tan temprana. Lógicamente, hasta ahora, pocas habían sido las ocasiones en las que estaba fuera de la cama a esas horas y poco podía imaginar que existiera tanta gente que hiciera lo contrario.

Así que de pronto, como si de una solución balsámica se tratara, su pensamiento cercenó los pensamientos negativos que hasta ese momento le atenazaban y se dispuso a observar aquel fastuoso mundo que le rodeaba. Corredores y corredoras ajustándose sus atuendos deportivos junto al maletero de sus coches; atletas que calentaban y trotaban suavemente ocupando todas las calles que rodeaban al recinto deportivo desde el que se daría salida la carrera, cientos de prendas deportivas que vestían a cuerpos delgados y fibrosos y altavoces que atronaban con música casi épica. Impresionante todo aquel ambiente. Y entonces fue cuando se preguntó si aquel era su mundo.

Había dejado atrás lo que hasta ahora había sido su mundo y de pronto se encontraba a punto de penetrar en otro mundo que tampoco le parecía propio. Se encontraba a caballo entre dos mundos. Perdido en algún lugar remoto. Más perdido que de costumbre. De hecho, las tripas comenzaron a manifestarse y consideró seriamente si debería correr junto a toda aquella gente que parecían encontrarse cómoda en aquel ambiente. Hablaban unos con otros y él permanecía sólo, mirando de reojo su bolso y considerando seriamente si no resultaría ridículo vestirse con aquella ropa que tanto le delataría. Que tanto delataría sus anteriores años de ingesta sin control y ausencia de ejercicio físico alguno.

Precisamente, cuando se encontraba más desanimado, cuando estaba a punto de entrar en el coche y huir de allí a toda pastilla, como si se tratara de Clarence, el ángel de la guardia que salvó a Geoge Bailey, apareció el frutero, que interpretando en la cara de X un devastador desánimo, casi le transporto tomándole del codo y le llevó a la zona común donde entregaban dorsales y chips. No quedaba mucho tiempo. X, mientras tanto, se dejaba arrastrar como una marioneta. Tanta era su desazón.


- Creo que me he equivocado Ángel –que así se llamaba el frutero-.

- Nada de eso. Nos ha pasado a todos. Piensa que hasta hace muy poco estabas en un mundo distinto. Y todo lo que te rodeaba estaba hecho a imagen y semejanza de ese mundo que te construiste. De ahí que ahora, que estás a punto de entrar en otro mundo, ¡ qué digo ¡, en otro universo, estés tan contrariado.

-Y cómo soluciono todo eso.

-Corriendo. No hay otra fórmula.


Aquellas palabras de Ángel –que ya conocemos al frutero por su nombre- fueron un bálsamo decisivo para X, de manera que con ese nuevo ánimo, casi sin percibirlo, se enfundó su recién comprada ropa técnica, consistente en camiseta de competición y pantaloneta (recordemos que aún no le sentaban demasiado bien los pantalones de competición), ambas prendas de la marca Adidas, cometiendo el error de entrenar en competición unas Asics Kayano.

Ángel, tenía un nivel infinito comparado con el de X, pero aún así decidió acompañarle hasta la línea de salida para poder salir juntos, comentándole constantemente anécdotas vividas a lo largo de sus quince años como corredor.

El momento más intenso para X fue encontrarse junto a quinientos corredores, todos tensos al tiempo que alegres, esperando el disparo de salida.

¿Qué hacer entonces? ¿ Salir despacio, es decir, tal y como entrenaba? ¿Salir más rápido para luego ir adaptando un ritmo más suave ¿ ¿Qué hacer ? Todo un torbellino de sensaciones se arremolinaban en la mente de X. Pero sabía una cosa: nada de lo que estaba ocurriendo en su vida tenía ahora importancia. Qué más daba que horas después volviera a encontrarse con su situación personal cuando ahora sentía todos sus sentidos a flor de piel, deseando que por fin se diera la salida.

De nuevo el frutero volvió a leer sus pensamientos. Le dio ánimos, al tiempo que le decía que ahora era el momento en el que debería de decidir verdaderamente.


-Si atraviesas esa línea estás perdido. Si no la atraviesas también, jeje.


Entonces, como si de un momento mágico se tratara, se escuchó un disparo sordo y a continuación una enorme marabunta de corredores, enfilando una misma dirección. No había vuelta atrás.


01 abril 2009

EL CÁNTICO ESPIRITUAL


Existe en mí una gran contradicción. Mao-Tse-Tung, escribió un opúsculo que tituló "Las contradicciones", y se deducía de su lectura que puede existir una linea argumental que une las contradicciones con las fuertes convicciones.
No soy una persona religiosa, pero jamás he perdido la ocasión de ver una catedral, como ya conté aquí en algún momento, o un monumento religioso; e igual me suele ocurrir con alguna literatura espiritual, incluida la Biblia.
Conocía levemente los versos del poeta místico Juan de Yepes Alvarez, que pasó a la posterioridad como San Juan de la Cruz, pero pasaron ampliamente inadvertidos para mí hasta el día en el que se los escuché en directo y ahora en disco al gran cantautor leonés Amancio Prada. Fue en ese momento cuando descubrí el fuerte lirismo de un poeta en la voz de otro poeta de la canción. Aquellos versos me cautivaron. Mucho más cuando pude leer la agitada vida del poeta, que falleció accidentalmente en el Convento de S. Miguel de la hermosa ciudad de Úbeda (cuyo museo podemos visitar en la actualidad) una fría noche de diciembre de 1591 y sus restos fueron trasladados dos años más tarde en procesión solemne y sigilosa, en una oscura noche de invierno, a Segovia, hecho que sin duda para muchos estudiosos narra Cervantes en el capítulo "La aventura del cuerpo muerto" ( Capítulo XIX de la primera parte) de El Quijote. Esos restos volvieron de nuevo a Úbeda en 1607, que es donde se encuentran en la actualidad.

Hay muchos versos bellos en la poesía del religioso, pero siempre me cautivó el Cántico Espiritual. Sobre el Cántico Espiritual mucho se ha escrito. Los poetas místicos exteriorizaban su amor a Dios a través de su talento poético, pero otros han querido ver en estos versos una fuerte pasión homosexual, algo que yo no descarto.
Extracto los primeros versos del poema Canciones entre el alma y el esposo, integrante del Cántico Espiritual, y a continuación el poema cantado en la genuina voz de Amancio Prada:


¿ Adónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?

Como el ciervo huiste,

habiéndome herido;
salí tras ti clamando, y eras ido.
Pastores, los que fuerdes
allá por las majadas al otero:
si por ventura vierdes
aquel que yo más quiero,
decílde que adolezco, peno y muero.
Buscando mis amores
iré por esos montes y riberas;
ni cogeré las flores
ni temeré las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.







31 marzo 2009

CIGARRAS Y HORMIGAS


La urgencia de la actualidad, que ha sido la prueba de Málaga, imposibitó que pudiera este fín de semana pasado reproducir "Cigarras y hormigas", un artículo que publiqué el pasado sábado en Ideal y que es una visión de la crisis, comenzando el artículo con el arquetipo de la famosa fábula.
Resulta que en Ideal se ha eliminado la opción de leer los artículos de opinión en formato digital, así que no queda más remedio que acudir a la versión papel.
Reproduzco el artículo para vuestra consideración y por si no lo hubieráis leído en edición papel.



CIGARRAS Y HORMIGAS

Hace bien poco, en época de vacas gordas, producía sonrojo ser hormiga. Serlo desprendía una especie de hedor insoportable a perdedor. De hecho, todo el mundo se apuntaba al partido de la cigarra y ningún valor se concedía a las palabras de los antepasados cuando apostaban por el esfuerzo personal y el trabajo, visto como mal bíblico al tiempo que aconsejable.

Habiendo riqueza todo el mundo quiere su parte, que considera le es legítima y que le corresponde sin paliativos.

Pero, claro, llega el invierno para la cigarra. Y con la llegada del invierno ésta aporrea la puerta del partido de la hormiga e intenta asaltar sus despensas, llenas gracias a esa devoción por el esfuerzo.

No me cabe duda que España se ha convertido en una metáfora de la famosa fábula, con el añadido de que en nuestro idílico país los inviernos también eran prolijos en abundancia, ese cuerno que parecía tener dimensiones infinitas. Aunque todo se acaba.

En los últimos años nadie, ni particulares, ni empresas, ni administraciones públicas, nadie, se ha preguntado de donde provenía la riqueza. Simplemente, como ocurre con la fruta de los árboles, bastaba tan sólo con alzar los brazos y coger lo que se quisiera, sin importar ni su origen ni su destino.

Existiendo riqueza todos ganamos, afirmaban unos y otros. Se vendían bien los pisos porque siempre hay quien los compra, dijo un ministro y España es el país en el que es más fácil hacerse rico, dijo otro; había lista de espera para automóviles de alta cilindrada y se despreciaban los utilitarios; escaseaban las mesas de restaurantes caros y se ignoraban los menús; incluso los armarios estaban llenos de visones y otros derivados. Aunque nadie reparaba que nos estábamos pudriendo de éxito superfluo.

En definitiva, todo el mundo miraba hacia otra parte. El ciudadano porque pretendía alcanzar un nivel de vida infinito sin hacer preguntas y el potentado porque ya había roto el saco de la ambición hacía tiempo y no era época de remiendo alguno. Por su parte las administraciones públicas vivían una especie de orgía recaudatoria derivada de la venta de inmuebles y elevado consumo y si a algún jefe intermedio se le ocurría hacer preguntas era amordazado a la silla y puesto con los brazos en cruz de cara a la pared.

Y, en fin, -se decían- porque a unos cuantos descerebrados se les ocurra alzar la voz contra todo este desaguisado, no hay razón para detener la maquinaria de hacer dinero fácil.

Comenzó a sangrar por los poros el país más poderoso del planeta, justo en el momento en el que uno de los mayores artífices del caos dejaba la presidencia. Pero esa sangría no sería más que el preludio de una sangría a nivel universal que ya se acerca, según los expertos económicos, a la recesión. Y ya se sabe que no estando acostumbrados a ceder, recesión suena como una palabra maldita.

El premio Nobel de economía, Paul Krurgman, ha visitado recientemente España y ha dicho que el panorama es terrorífico para este país, que no se recuperará hasta que no lo haga la zona UE. Incluso ha comentado que sería precisa una bajada de precios y de sueldos, que es algo parecido a intentar convencer a muchos millones de cigarras a que introduzcan austeridad en su vida y sigan los pasos de las hormigas. Pero si se ha nacido para cigarra difícilmente se podrá vivir como hormiga.




UN VIAJE A PARÍS (I)

Existen ciudades que pueden ser contadas y otras que tiene que ser visitadas para poder contarse. Entre estas últimas está París.      No es...