Nunca comprendí - o entendí - la Semana Santa. Obviamente, no desconozco que se celebra la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, pero no he sido capaz, jamás, de asimilar toda esa parafernalia en las calles y plazas, principalmente, en las ciudades andaluzas.
En su momento, y por iniciativa propia, leí toda la Biblia. El Antiguo y el Nuevo Testamento. Y comprendí que es un libro que, al margen de lo que nos revele o cuente, contiene una prosa hermosa y, en determinadas fases, una excelente literatura. De manera que disfruté de esa lectura, como lo hago cuando leo un ensayo histórico o una buena novela. Pero decidí interpretar el llamado libro sagrado como un texto basado en las metáforas, incluyendo en éstas los diversos milagros de Jesús de Nazareth en el Nuevo Testamento. Por lo demás, es un texto que derrocha imaginación por doquier.
Asimismo, siempre me ha interesado sobremanera el cine bíblico. Cada año intento ver Jesús de Nazareth de Franco Zefferelli (en mi opinión la mejor producción sobre personajes bíblicos) y me interesan sobremanera las superproducciones televisivas basadas en la Biblia.
Pero de ahí a comprender las procesiones hay un abismo. De éstas no consigo destacar nada y sé que tendría muy difícil sobrevivir en Sevilla, donde la sociedad misma se autorefleja en gran parte en la llamada Semana de pasión.
Igualmente no concibo la idiosincracia de cofradías y hermandades, entre otras cosas porque no creo que exista entre sus miembros más posicionamiento religioso que social, y eso me parece realmente desconfigurador de la realidad que intenta plasmar esta fiesta. Es más, pocos sabrían definir con precisión en qué consistió el llamado "Vía Crucis", por poner un sólo ejemplo.
En Andalucía la Semana Santa rompe moldes religiosos y es algo que saben políticos e iglesia. En esta última, en ocasiones, ha habido algunas voces denunciando la frivolización de la celebración, pero inmediatamente han sido acalladas por el rugido social. Sin embargo, siempre hay que respetar a quien encuentra en estos actos públicos un verdadero sentimiento y una vocación.
No obstante lo dicho, se ha de reconocer que en España la esencia de la Semana Santa trasciende lo religioso. El Estado, aconfesional de acuerdo con la Constitución española, dedica varios días festivos conmemorativos de esta celebración, demostrándose que el factor social no es más que un trasunto del factor religioso, pero es esa nuestra historia y como tal hay que aceptarla. De hecho, en el futuro, no me gustaría que esta historia religiosa del catolicismo -una vez superadas las creencias ciegas y fundamentalistas de esta religión-acabaran siendo sustituidas por otra religión monoteísta mucho más atrasada y fanática, como es el caso del islamismo.
muy acertada tu conclusion jose antonio, pero es que a veces parece que ciertos sectores dificiles de entender se desviven por ello.
ResponderEliminarHay una gran película que se acerca de una manera casi real la vida de Jesús, y es el film de Pier Paolo Pasolini El evangelio según San Mateo, una joya. A pesar que Pasolini era comunista, escritor y poeta (tampoco era creyente)reflejó de una manera muy natural esa parte del evangelio, que por cierto no he leído nunca. Un abrazo
ResponderEliminarJose Antonio, buena reflexión. Es un hecho dificil de explicar...yo reconozco que la Semana Santa me apasiona y me envuelve. Sin duda el factor social es equiparable al religioso. No obstante en algunas localidades vertebran la sociedad. Las cofradias son como todo en esta vida...yo he formado parte de una Junta de gobierno muchos años y "de todo hay en la viña del señor..". Mi conclusión es que como te he dicho es dificil explicar la atracción que este "fenómeno sacro-social" ejerce sobre muchas personas, como es mi caso. Dejando ya a un lado el lado artístico de la representación.
ResponderEliminarLa Semana Santa es una imposición histórica de la religión imperante, como también lo son fechas como el 25 de diciembre, el 6 de enero, el 1 de noviembre o el 15 de agosto.
ResponderEliminarNo obstante, esta "Semana de Pasión" supera el ámbito de lo privado y se apropia de toda la sociedad. Quienes se adentran y participan en ella, lo hacen desde unas creencias pseudo-cristianas, ya que en el resto del año (la mayoría) no cumplen con los distintos preceptos que les impone su religión.
Es una semana de folclore, tradición rancia, pomposidad y proselitismo.
Me gustaría que al menos, nuestros representantes públicos (alcaldes, delegados, policías, militares, etc.) no participaran en estos actos religiosos y extrictamente privados.
Demostremos que España, al menos, es un verdadero Estado aconfesional.
¿ Tú crees que todas estas personas que participan en la Semana Santa conocen la Biblia y sus contenidos ?
Un abrazo republicano.
Toni Sagrel.
Disculpa, puse estrictamente pero con "x".
ResponderEliminar¡ Será que hoy es el jueves previo a la crucifi"x"ión !
No entiendo el fervor, fanatismo y ceguera que causan este fenómeno anual en nuestras calles. Trato de verlo como un teatro, como pura ficción, trato de ver el lado artístico, pero acabo carcomido por mi intolerancia (lo reconozco) hacia esta festividad. Pero bueno, si nos quedamos en esas simples procesiones... No sé si alguien vio en la tele el programa dedicado a la Semana Santa en España, con sus fustigaciones, empalados, etc etc etc.
ResponderEliminarDisfruta al menos del cine, que al fin y al cabo sí que es ficción pura.
Amigos, como mínimo resulta contradictorio que en un país aconfesional, tal y como reza nuestra Constitución de 1978, se haga apología de una manifestación religiosa concreta, por muy arraigada que esté.
ResponderEliminarOtro aspecto que me parece hipócrita es la actitud de algunos seguidores de esta tradición. Sin ir más lejos, el otro día en televisión una sevillana, casi con las tetas al aire de pronunciado que era su escote, y con mantilla, decía que estaban de luto por la muerte de Jesucristo ¡Por Dios, qué hipocresía! María Magdalena me parecia infinitamente más sensanta. Pero respeto a quien le encanta y cree en la tradición de la Semana Santa, tal y como manifestaba nuestro amigo Paco de Málaga.
Gran película la que citas P. Montoro.
E insisto, vendría bien a algunos cofrades leer la Biblia de vez en cuando.