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NUEVOS PROYECTOS LITERARIOS YA CONSOLIDADOS
Me refiero a nuevos proyectos literarios ya consolidados, porque por su propia naturaleza un proyecto no es otra cosa que una intención qu...
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Picadura `de lo que sea' en el gemelo izquierdo. Estas imágenes que veis en pantalla, desagradables a la vista, se deben a mis a...
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Esto que ahora relataré podrá parece increíble y ciertamente lo es: yo en una ocasión vi a dos perros hablando. Estaba lejos de ellos, com...
Estimado amigo, que bien que compartas tus artículos periodísticos para los que no podemos tener el placer de leerlo en el periódico, que es cómo a mi me gusta, cosas de gustos. Aunque vivo aislado en una calle sin salida de un pueblo y en lo más alto y difícil de dar con él, aún y así, los colindante son amos y señores de todo, a pesar de que a los corredores veteranos no nos gusta molestar, el hombre por antonomasia es prepotente, descarado, maleducado y en el caso de tu artículo, por el simple hecho de tomarse un aperitivo o un vermut, ya se cree dueño, amo y señor de molestar y vociferar a la hora que a él le parezca conveniente. Enhorabuena por la gramática y por el tema de tu artículo. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarLo que comentas es un muy habitual, amigo mío. Una sociedad poco educada y respetuosa acaba convirtiendo en desagradable y rechazable lo que, tal vez, nace como algo positivo para esparcirse y relacionarse, porque somos animales sociales. He visto terrazas fuera de España en las que apenas se escuchaba hablar, silenciosas bien acotadas y respetuosas; y estoy harto de ver terrazas en este país en las que todo eso escasea. En el último año el descontrol, a mi entender, ha sido aún mayor. Como digo en el artículo la ciudadanía, no toda, claro está, ha considerado que su derecho a esparcirse en una terraza es superior a cualquier cosa, incluso a una pandemia con miles de muertos. Ese ha sido el leitmotiv de este artículo, básicamente. Muchas gracias por tus palabras. Un abrazo.
EliminarTocayo, tu artículo, como siempre me hace pensar. Por encima del significado de esas dos palabras, "terracismo" y "terracitis", que dan título a este artículo tuyo, yo creo que está el fenómeno, no sé si bien entendido, de la digamos "socialización" "adaptar a un individuo a las normas de comportamiento social", según una de las acepciones de nuestro diccionario "oficial", el de la RAE. Y creo que, si no se tiene la enfermedad de la "terracitis", incluso se le puede mirar a uno como un bicho raro, por no tener las normas de "comportamiento social normales". Una persona que no esté de "bareteo" con frecuencia, que no vaya a la "playica", que no esté continuamente en el "Nevada", nuestro "complejo comercial" por excelencia; parecerá un "estraterrestre", un "ser" que no es de este mundo, a los ojos de los demás. Evidentemente esas "normas de comportamiento"se han visto recortadas a causa de las prohibiciones legisladas en pro de un "bienestar general", de forma que se pueda luchar contra esta pandemia, que es realmente algo preocupante; aunque, a veces, pueda parecer que no nos lo tomamos tan en serio como deberíamos. Creo que somos como somos, tocayo. Y eso no es, ni malo, ni bueno. Es como si pareciera que nuestra forma de ser está tan enraizada en nosotros que, en mi opinión, ni ta siquiera algo tan serio como el covid-19 es capaz de cambiarla.Gracias por seguir haciéndome pensar tocayo. Un abrazo.
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