CAPÍTULO I: ¿DESEAS CORRER?
1.
¿Te ha
picado la curiosidad o, tal vez, quieres mejorar tu forma física?
Sea
por el motivo que sea, lo importante es que te has interesando por correr. Es
posible que hayas visto a cada vez más gente corriendo por la calle y por los
caminos de las afueras de tu ciudad o pueblo. O, incluso, que alguien de tus
amigos o familia ya corra de manera habitual. Te han hablado de la bondad de
este deporte y quieres probar por ti mismo esa bondad. Es probable que tu
decisión haya sido para bajar de peso y elevar tu forma física o porque estás
harto de postergar una decisión que hace tiempo ya casi habías tomado. Fuere
por el motivo que fuere, lo importante es que en tu pensamiento ya existe esa
opción. Ya está sembrada la semilla. Por tanto, no la dejes escapar porque
estás en el buen camino.
Si
algún día llegas a ser corredor o corredora —ese es mi propósito—, seguramente
no recordarás con exactitud cuál fue el motivo que te lanzó a correr. Eso será
lo de menos. Lo importante es que ya habrás desarrollado el hábito y correr será
ya una de las cosas más importantes de tu vida, dando gracias a los dioses cada
día por haberte convertido en corredor. Todo esto que te cuento, lo he
experimentado. Es más, he lamentado muchas veces no haber comenzado antes, es
decir, no haber comenzado antes a correr de manera habitual. Pero, como siempre
digo a quien me pide consejo, nunca es tarde; no existe la edad ni la condición
física. Solo existe la determinación de dar el primer paso, todo lo demás
llegará poco a poco.
2.
Vas a
dar un paso importante: piénsalo bien, ¡que los sueños, suelen cumplirse!
Será
por aquello de que los sueños hay que dosificarlos porque suelen cumplirse, es
muy importante que tengas muy claro que quieres dar el paso. Porque una vez
dado, cambiarán muchas cosas en tu vida. Sencillamente, por el cambio de
hábitos y por el tiempo necesario que deberás dedicar a esta tu nueva faceta
deportiva. Te advierto que es adictiva. Sobre todo, al principio. Con el tiempo
esa adicción se atempera y se integra en tu vida de una manera natural. Es un
proceso necesario.
También
cambiarán tus relaciones personales en mayor o menor medida. Mucha de la gente
que te rodea, ya sean familia o amigos, no comprenderán inicialmente tu cambio
de hábito —y de vida— y eso, en ocasiones, ha creado algunas tensiones en
corredores que he conocido. Incluso, puedo hablar en primera persona de esos
desajustes. Piensa, por ejemplo, que, si tienes el hábito de tomar unas cañas
con tus compañeros de trabajo tras la jornada laboral y eso lo has hecho a lo
largo de los últimos años, es probable que debas desistir de algunas de esas
agradables reuniones de amigos y compañeros porque tengas que entrenar esa
tarde. No todo el mundo tiene el mismo nivel de comprensión. O bien, ya no te
interese o no te venga bien trasnochar si lo hacías habitualmente. Por eso es
muy importante que una vez hayas decidido dedicarte a esto de manera habitual
lo hables con tus seres queridos y amigos más cercanos. Lo comprenderán, sin
lugar a duda, si te respetan y quieren lo mejor para ti. Los más interesados,
egoístas, desleales y demás adjetivos, no te entenderán o no querrán
entenderte. Les mueve más perder al amigo de cañas (hábito que tampoco es
necesario perder, sino moderar y organizar) que ganar al amigo que se preocupa
por su salud y su estado físico y mental. Pues bien, esos probablemente no sean
los amigos que necesitas. Da el paso sin miedo.
Posteriormente
encontrarás otros obstáculos, pero los irás superando si ya has tomado una
decisión y ésta es firme. Por tanto, si ya estás decidido, comienza ya.
Has
de tener en cuenta, no obstante, que lo que se cuece en la mente necesita ser
refrendado con la actividad, sobre todo si se trata de una actividad que
requiere un hábito. Porque si hay alguna acción que esté relacionada
directamente con el hábito esa es la de correr. Y como todos los hábitos,
cuesta al principio, pero con el paso del tiempo, si porfiamos, cada vez será
más fácil. Por tanto, si ya estás decidido…. ¡Adelante!
Todo
lo que te cuento acerca de los amigos y familia y su comprensión o
incomprensión lo he vivido de manera directa, pero siempre lo tuve muy claro.
Es más, no tuve reparo alguno en cortar una seudoamistad si ésta me imponía
unos límites, porque la amistad verdadera no debe imponerlos. Te diré que
comencé historias independientes pero conexas sobre un personaje que un buen
día decide correr, tras haberse pasado su vida encorsetado en un trabajo
aburrido y mecánico y un tiempo perdido con colegas, que solo tenían la
ambición de beber hasta derrumbarse y trasnochar cada día. A esa historia le
denominé “X quería correr”, la cual publicaba en mi blog. Tuvo sus buenos
seguidores y es posible que algún día la retome y se llegue a publicar como
novela.
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