J.J. Benitez en su estudio. Sigue escribiendo sus libros a máquina, al parecer. |
En nuestro país contamos con un escritor muy peculiar que todos conocemos como J.J. Benitez, un personaje controvertido pero valiente, conocido por sus investigaciones sobre el asunto OVNI y temas paranormales en general. Arrinconado por el "stablishment" literario que no permite que entre en su exclusivo círculo nadie que ose escribir sobre asuntos que no sean "puramente literarios", pero adorado por millones de lectores -sobre todo gracias a su saga Caballo de Troya- en España e Hispanoamérica principalmente (sobre todo en esta región), así como por el sector literario o investigador de este tipo de temas. De ahí que sus apariciones en medios más o menos oficiales no sea muy prolija y el otro día comprendí o creí comprender por qué. Fue invitado a un programa de TV1 (lo vi en Youtube, porque no veo televisión apenas) en el que las entrevistadoras -porque eran todas mujeres, qué curioso, así como las personas del público también lo eran- con motivo de la promoción de su último libro sobre el "Ché" Guevara, titulado "Tenemos a papá", en el que el autor navarro ha investigado durante seis años sobre las últimas horas del guerrillero argentino que fue miembro activo de la Revolución cubana. Me pregunté qué hacía este autor -que es serio y reflexivo, con independencia de que no todo el mundo lo respete- en este tipo de programas. Y esta última pregunta engarza con lo que decía antes con relación a por qué no acude de manera asidua a programas, digamos, de la televisión oficial, aunque sí es posible verlo con mucha frecuencia en canales específicos de YouTube dedicados al misterio y programas de radio muy específicos sobre estas materias. El caso es que la presentadora y el resto de las acompañantes a la mesa -que debían ser, al menos, siete- no hacían más que referirse al mito sexual del guerrillero, pero él no dejaba de referirse a los falsos mitos en torno a sus virtudes y cualidades, de acuerdo con lo que deduce de la investigación emprendida. Así que, a ciertas alturas de la entrevista, en la que no era fácil mantener una línea argumental sostenida (ya sabemos cómo son este tipo de programas), los temas se desvían de un punto a otro y el bueno de J.J. Benitez comienza a sacar su mejor artillería pesada, que consiste en esencia en llevar la contraria a posturas oficiales; así que dice: "Es que ustedes creen que el 11-M fue cometido por los yihaiddistas". Ante tal afirmación-pregunta, la presentadora le corta radicalmente y cambia de tema. Todo el mundo parece sentirse incómodo ante ello. Él sonríe, quizá acostumbrado a que esto le ocurra con frecuencia, y dice sonriendo, algo así como "¿No me dejas decirlo? Y nada, toda la conversación vuelve de nuevo al libro del "Ché". Y comprendí entonces lo que antes decía acerca de ver a este autor con tan poca frecuencia en televisión, al parecer, por decisión propia casi siempre.
Ocurre que estamos en una sociedad mediática muy controlada y carente de libertades. Solo es posible asistir a programas y entrevistas que ya hayan pasado por algún filtro y, a veces, ni así, a no ser que se trate de una bazofia de casar a hijos con fulanas y menesterosas. Nos hemos alejado del espíritu de la libertad de expresión en los medios, por lo que cada vez será más frecuente encontrar masas de espectadores cada vez menos informados y/o manipulados. Por tanto, apaguen la televisión, o bien, seleccionen los muy pocos programas en los que no exista esa censura si es que los encuentran.
Yo ya lo hice hace mucho tiempo y tan solo acudo a programas, entrevistas y espacios que busco por la red (YouTube, aún, es un medio magnífico), en los que pueda escuchar con total libertad entrevistas puras y sin tapujos hechas a J.J. Benitez u a otros del estilo. Prueben y ya verán cómo cada vez comprenderán con más claridad la enorme manipulación televisiva.
Bien, volviendo a este autor, diré que es muy importante que -con independencia de que se sigan o no los temas sobre los que escribe- sigan existiendo existiendo este tipo de autores, los cuales basan sus libros en investigaciones de años. Se podrá estar o no de acuerdo con ellos y hasta es posible que existan kilos de manipulación en sus escritos e investigaciones, pero cuentan con una ventaja para los lectores: hay años de investigación y creen en lo que escriben, entre otras cosas porque han hecho investigaciones de campo. Además, existe una razón de peso para seguir el trabajo de éstos: nos sacan de la oficialidad, de lo establecido, de lo que hay que ver, leer o escuchar. En ese sentido, nadie le podrá negar a este veterano autor -del cual he leído algunos libros y me parece que escribe bastante bien- su ingente trabajo de más de cincuenta libros publicados y los millones de kilómetros recorridos por todo el mundo para escribirlos. Demos algún margen a la imaginación y a lo que parece irreal y descabellado. De lo contrario, la misma realidad acabará por devorarnos.
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