En esta página podrás acceder a mis libros publicados y dónde adquirirlos si fueran de tu interés, conocer el estado de mis nuevos proyectos literarios y, en definitiva, saber algo sobre mí. Además, suelo escribir entradas de blog sobre literatura propia o ajena.
El pasado miércoles día 11, se cumplió un lustro de los criminales y cobardes atentados de los trenes de cercanías en las inmediaciones de Atocha. En esos cinco años, nuestro país, no ha sido capaz de controlar en su totalidad a los grupos radicales islámicos, una imposibilidad debida, principalmente, a las vastas posibilidades que tienen estos terroristas de mezclarse con el elevado número de ciudadanos procedentes de diversos países islámicos, que viven en nuestro país. De manera que a estas alturas uno no sabe muy bien si todo ese desembarco de personas procedentes del mundo islámico obedece a alguna causa política-religiosa concreta o, si por el contrario, sigue siendo España el lugar deseado por estos pueblos, dada la pervivencia islámica durante ocho siglos.
Al europeo occidental, sin duda, le produce mucha angustia esta situación. Probablemente todos tengamos que ser llamados a entendernos, pero quien esto firma cada vez cree menos en la alianza de civilizaciones que predica Zapatero. Sencillamente, unos y otros, pertenecemos a distintas culturas y obramos de acuerdo con distintos criterios éticos y morales. Además, está el factor religioso. Europa dejó atrás, hace siglos, el fanatismo religioso, convirtiéndose la religión en un aspecto más de nuestras vidas, que no es ni más ni menos importante que otros. Sin embargo, en los países árabes la religión se vive de otra forma. De hecho, se entrecruza con la política más veces de las deseadas y si se me apura existe una menor tolerancia dado su fundamentalismo. Por tanto me pregunto abiertamente con sinceridad ¿me inquieta la presencia de tanta población árabe en España? Sí, abiertamente me inquieta. Probablemente, en España y, particularmente en Andalucía, muchas de nuestras instituciones, normas, costumbres, avances científicos, médicos, arquitectónicos e, incluso, rasgos físicos, tengan una raíz árabe. Pero España hace siglos que mira más hacia Europa y pertenece a esa rica cultura Europea. Los países árabes lo saben pero muchos parecen no admitirlo. Europa con sus grandezas y sus miserias, en mi opinión, es un ejemplo de organización social y de civismo. Países en los que se han diseñados políticas sociales y fiscales coherentes. En los que las ciudades han crecido armónicamente y su población ha gozado de un estatus y unos derechos bastantes homogéneos en comparación con otras regiones del mundo. Por tanto, a día de hoy pocas -quizá ninguna- culturas puedan alcanzar a la Europea. Lamento mucho tener que escribirlo, pero a día de hoy los países árabes no pueden presumir de estar a esa altura. Fueron culturalmente avanzados y florecientes pero hoy día están demasiado influenciados por un fundamentalismo ciego y excesivo odio hacia occidente.
José Antonio, Rocio, Jesús y Gregorio -de espaldas-.
Minutos antes de la salida de la prueba de Loja.Foto enviada por Gregorio
No es algo que ignore, pero en Loja, en esta mañana primaveral como pocas en los últimos días, he vuelto a reinventar los conceptos del correr como actividad intrínseca a la existencia misma; el correr para disfrutar; el correr para mantenerse alejado de problemas relacionados con el sedentarismo...el correr para sentirnos vivos. Es probable que haya influido en esas sensaciones la excelencia del ambiente y la conexión total que tenemos con él. Toda esa cantidad de caras conocidas que coincidimos cada dos o tres semanas en algún pueblo de la provincia. Sabedor, además, que para cada persona de las que allí nos presentamos, el correr tiene una función distinta, una motivación personal diferente, porque diferentes somos en esencia.
Pensando en eso he comprendido que este deporte popular pasa por ser, quizá, el que cuenta con mayor dosis de apuesta personal al tiempo que es una excelente explosión de colectividad, solidaridad y -por qué no- democracia.
Hombres y mujeres de muy distintas condiciones, ideas y pensamientos que dedican una mañana de domingo a trotar por calles, plazas y carreteras, sin otra pretensión que hacer deporte.
Y cada prueba atesora sus propias historias personales y encierra motivaciones ocultas: una persona que hoy comienza a correr; una pareja recién estrenada que corren por primera vez una prueba de competición; un atleta que vuelve al redil después de años de tabaco, alcohol y mala alimentación; otro que vuelve tras meses de fastidiosas lesiones. Todo un mosaico de motivaciones que se aupan en cada calle y en cada cuesta. Eso es algo grande, qué duda cabe.
Prueba de fondo de Albolote. Justo detrás de quien esto suscribe,
obsérvese a Mario, Gregorio y Víctor. Transcurría el km. 5.
Foto: Deporte Integral Y amparado por esa filosofía he corrido hoy en Loja. Embutido en todo momento en unas sensaciones previstas para disfrutar. Con ganas de hacer kilómetros tras el duro test de Sevilla. De manera que en la prueba de Loja de esta mañana, quizá, he disfrutado más que en casi ninguna otra.
Acompañados por una excelente mañana repleta de luz para la ciudad del poniente granadino nos dirigimos personas bien avenidas: José Palma (José del Oliver), Paco ( el compae Paco) y quien esto firma (allí nos encontramos con Jesús Lens y Rocio, Gregorio, Victor, José Manuel y un número considerable de miembros de mi club, Caja Rural). En animada conversación. Cada uno buscando sus sensaciones, siendo la vuelta un trasunto de la ida pero con más de 11 kilómetros entre las piernas, en nueva y renovada conversación tras una buena cerveza en ruta.
Y quizá todo ese ambiente relajado y ceremonioso, ese ambiente de amistad y afición común, unido a mi interés de correr con una suavidad mantenida, ha hecho que las sensaciones a lo largo y ancho de toda la carrera hayan sido de las mejores que recuerdo; que esas temibles cuestas no hayan sido más que unas leves inclinaciones del terreno, y que esos kilómetros fueran pasando raudos y sencillos. Sin necesidad de buscar tiempos ni optar por sufrimiento innecesario.
Cuando subía cuestas o cuando llaneaba percibía respiraciones muy agitadas a mi alrededor y sabía que mucha gente iba sufriendo, algo por lo que he pasado en infinidad de ocasiones pero no esta mañana.
Recuerdo que a los pocos días de acabar el Maratón de Madrid, en 2007 hice la prueba de Huétor Tajar y no fui capaz de buscar el disfrute pos maratoniano, de manera que sufrí lo indecible y penetré en una pájara de inciertas consecuencias. Luego comprendí que confundí el nivel adquirido en un maratón con ir demasiado rápido en una prueba infinitamente más corta. Y lo pagué.
Ahora, con mi segunda maratón acabada he visto las cosas de otra forma: dos semanas sin correr ni un metro y planificar la siguiente prueba - ésta de hoy- como un entrenamiento suave. Objetivo cumplido. Un suave ritmo de 4,40 el mil que ha posibilitado el encuentro con el correr más cotidiano.
A partir de ahora toca crecer, pero para seguir disfrutando de este bello deporte, que nos da más que le entregamos.
Y ahora, ¿ qué tal si os dejo con un impresionante live de Iron Maiden. el "Fear of the dark":
Para los no iniciados, decir que el Piorno (Rock), es un festi que se celebra anualmente en mi pueblo, Pinos Puente, y que tuvo como filosofía desde su nacimiento (oficiosamente en 1995 y oficialmente en 1996), mostrar lo más vivo de Heavy Metal del Estado. Y yo creo que lo consiguió en gran parte. La primera banda nacional de cierto renombre que apareció por Pinos Puente fue Ñu, pero posteriormente pasaron Barón Rojo, Saratoga, Obús, Avalanch, Tierra Santa, Koma, Mago de Oz -en varias ocasiones, entre otras bandas conocidas y menos conocidas.
Resultó que el éxito del evento, el lugar de celebración y la correcta organización, propició que al poco tiempo de iniciarse esta modesta andadura, la Concejalía que en aquel momento regentaba, la de Cultura, fuera llamada para apoyar la celebración en Pinos Puente de un festival de magnas dimensiones. Así que vinieron los "bárbaros", porque "Barbarian Rock", fue el nombre de aquel macroconcierto, en el que estaban llamados a intervenir algunas de las bandas más representativas del Heavy Metal Internacional, casos de Stratovarius, Therion, Gamma Ray, Iriah Heep, junto a reconocidas bandas patrias. Pero quisieron los dioses que los bárbaros no atronizaran en las instalaciones deportivas de Pinos Puente porque llovió como no lo había hecho nunca; de manera que sólo fue posible departir con las estrellas metaleras en el Backstage. Entonces pensamos que una mano negra o un jorobado se encontraba entre los fervientes chavales y chavalas de la Concejalía, porque meses más tardes, en los días más calurosos, del mes más caluroso, del agosto más caluroso de los últimos años, a las diez de la noche, cuando Medina Azahara se disponía a deleitar a su público en directo comenzaron de nuevo a burlarse de nosotros los dioses: era perceptible esa risa porque conjugaban lágrimas.
LOS TEUTONES IN EXTREMO FUE UNA DE LAS GRANDES BANDAS QUE PASARON POR EL PIORNO.
Pero volvamos al Piorno-Barbarian. El Piorno se siguió celebrando, pero engrandecido al tiempo que más cauto. Así que como el Barbarian se había impregnado del espíritu del Piorno o viceversa, el cartel se magnificó e hizo internacional, además de trasladar el festi a un recinto cerrado: el pabellón de deportes, lugar en el que hasta ahora se ha venido realizando. Desde ese momento, los grupos asistentes eran de talla internacional y por Pinos Puente pasaron: After Forever, Children of Boodom, In Flames, In Extremo, y debió pasar Kreator, pero se cayó del cartel a última hora. Pero la hora de los sueños venció y pronto ese Piorno-Barbarian pasó a un pueblo vecino -siempre ocurre- y el Piorno volvió a retornar a sus ancestros. Y fue cuando ya no le seguí la pista. Lo había creado, pero ya andaba sólo. Ahora se ha confeccionado el cartel de 2009, con más tiempo y se ha vuelto a trasladar a las fechas originarias. El cartel, del que nada sabía a día de hoy, me lo ha indicado Javi y me lo ha enviado Abel, al que agradezco su esfuerzo porque sé que no es música de su devoción. Pero los amigos son los amigos.
Escribía hace unos días sobre la corrupción del PP. Y, decía, que esa travesía del desierto que ahora atraviesa el partido de Mariano Rajoy ya había sido pasada por el partido de Zapatero. Son los dos grandes partidos del mapa político español. Partidos que, más allá de la política, extienden telescópicamente sus tentáculos a otros mundos menos prosaicos que la política misma. Partidos que por ser los más poderosos gobiernan en infinidad de municipios, gobiernan comunidades autónomas y se alternan cada pocos años en el gobierno del país.Y si a toda esa mezcla peligrosa unimos la situación por la que ha atravesado España en los últimos años, esa mezcla se convierte en explosiva.
Sin embargo, no pensemos que no existe corrupción en otros partidos. Ésta existe en todos, pero no todos tienen el poder necesario para que esa ese gusano se haga fuerte. Mantenía entonces y mantengo ahora que es erróneo pensar que son los partidos en sí quienes están podridos por el gusano de la corrupción. Si así fuera, deberíamos de inventarnos otros sistema y no sería sostenible una sociedad que se autodenomina democrática. Por tanto, sino queremos caer en el desánimo colectivo, debemos pensar que la corrupción ha penetrado en organismo de determinados elementos de estos partidos y de adláteres cercanos. Porque si esa corrupción afectara a sus propios dirigentes y responsables públicos, la ley no deberá ser mojigata ni débil.
Pero ¿cuál es el camino que lleva, por ejemplo, a un concejal a corromperse? A cuenta de esta pregunta escribí hace un año aproximádamente un artículo para Ideal que se denominó "El arduo camino de la corrupción", un artículo escrito, básicamente, a raíz del "caso Marbella", pero que representaba una reflexión general y que, creo, puede venir bien a cuento de este asunto. Si os apetece leerlo os dejo con él:
EL ARDUO CAMINO DE LA CORRUPCIÓN
No deja de ser curioso que aún poseamos capacidad de asombro ante la avalancha corruptora que chirría en nuestras cabezas. Ahora que el “efecto Marbella” hace estragos en determinados consistorios y los concejales de urbanismo son mirados como apestados, los ciudadanos que no poseemos cargo alguno nos rasgamos las vestiduras, lamentando que quienes hoy se corrompen ayer eran nuestros vecinos más idealistas y más ilusionados por hacer cosas por nuestro pueblo, ciudad o barrio, a los que saludábamos con honores de césares y a los que de vez en cuando acudíamos por si pudieran hacernos algún favorcillo. Dieron el primer paso para entrar en política, acudieron un buen día a afiliarse a un partido, tuvieron que emplear horas infinitas de su tiempo, de su trabajo, de sus estudios, del tiempo de su familia para, por fin, después de muchos sin sabores y algún buen sabor, alguna que otra puñalada política y restos de amigos dejados por el camino, colocarse, en un buen número, en una lista local con opciones para las próximas elecciones municipales. Debieron participar activamente en la campaña y dejar de nuevo de lado su tiempo, su trabajo y su familia. Y si su trabajo radicaba en la empresa privada contaban con muchas posibilidades de perderlo para siempre, porque pocos jefes admiten que su empleado desaparezca del proceso productivo en pos de su vocación política cada vez que los jerifaltes del partido le llaman al móvil. Otra cosa sería trabajar en la res pública. Luego tuvieron que participar en los diversos mítines y actos públicos que programa el partido y aprender a dar voces en esos actos; aprender a modular el tono de voz para arrancar unos ovejeros aplausos (algo que sólo han hecho bien en este país dos o tres políticos, a lo sumo); aprender a estrechar la mano aparentando serenidad y calidez en el rostro mientras se mira al votante potencial; aprender a comprometerse sin llegar a comprometerse. En fin, a trazar toda una metódica carrera para llega alto. Probablemente sea un tipo idealista,muy convencido de su vocación, que ya ha demostrado sobradamente en los enésimos años de delegado de curso en el instituto y otros tantos de presidente de la comunidad de vecinos, seguramente provisto de sinceros sentimientos de emoción al contemplar cómo el pueblo que lo ha visto nacer ahora lo ve de concejal o de alcalde, luego ¿qué proceso ha tenido que operar para que nuestro hombre o mujer llegue a corromperse?¿El dinero? ¿El poder? No es fácil llegar a saberlo, peroquien ha estado en algún cargo público en alguna ocasión podría ratificar conmigo que casi todo alrededor parece pensado para él; que en su entorno más próximo pululan palmeros y gente insincera que adula para obtener ventaja y que regala para ser regalado; y desde ahí hasta la arrebatadora puerta que traspasa esa perniciosa frontera de lo ajeno solo dista un ápice.
Muchos pensarán que la persona que acaba revolcándose en el fango de la corrupción ya tenía totalmente proyectada su meteórica y particular carrera. Es posible, pero no soy de esa opinión. Podría ser que en algún caso de alta dosis de ambición y frialdad así fuera, pero en la mayoría de los casos no. Otra cosa distinta es que, igualque muchos y muchas jóvenes consideran viable hacerse famoso y hacer dinero rápido por la vía del protagonismo ramplón en la programación basura poniendo barata su dignidad en el mercado, sin tener que pasar por una facultad o un curro para conseguir nada más que humillaciones laborales futuras, pudieran darse las circunstancias, ya digo, con determinación gélida, que algunas personas opten a cargos públicos con la idea de forrarse, tal y como parece comentó uno de los políticos más conocidos del país ahora en la oposición, pero de ahí a generalizar va un abismo. Ahora bien, tampoco es positivo para el funcionamiento normal de las instituciones generalizar en el sentido en que lo hace la voz popular que afirma que se está ahí para forrarse. Quizá lo que ahora esté ocurriendo en España no sea más que la consecuencia de lo que tarde o temprano tenía que ocurrir; ha ocurrido en muchos países antes que en el nuestro. Lo grave realmente es que esa práctica se convierta en generalizada y cotidiana, que la fuerza de la costumbre sea superior a la fuerza de la ley, sin que los poderes legislativo, ejecutivo y judicial arbitren medidas muy contundentes y precisas. Lo ocurrido en Marbella, que era como la trama de la excelente novela de Gabriel García Márquez “Crónica de una muerte anunciada”, podría considerarse como una desvergüenza que ayudará a solucionar otras desvergüenzas que vienen y vendrán por el camino. Habrá más casos de corrupción o se investigarán nuevas implicaciones en los distintos contenciosos abiertos por todo el país. Caerán y rodarán cabezas y – esperemos – las cárceles se llenarán de cuellos blancos. Pero todo eso no será más que el proceso necesario para que en un futuro próximo tengamos políticos más honestos, leyes más contundentes y jueces más valientes, que es tanto como pedir que nosotros, los ciudadanos, consideremos en serio que tenemos que cambiar el rumbo de las cosas y elegir mejor a los usufructuarios del poder. El coste será grande pero necesario.
Otra cosa distinta podría ser la respuesta que demos los ciudadanos en las urnas. Lo previsible será – también ha ocurrido en otros países – la existencia de una mayor abstención producto del desencanto ante el asqueo persistente de cada día, pero ese también será un proceso lógico ya que todos somos copartícipes de hacia donde queremos dirigirnos. Y no será más que el camino necesario que habrá que recorrer para optar a la candidatura de país serio y convencido de su Derecho. Si todo este zoco urbanístico, que sonroja al más deshonesto, sirve para transformar este mecanismo político tan pernicioso y nocivo habrá que considerarlo como un mal necesario. Pero, claro, para eso habrá que tener voluntad de cambiar y que nuestros ojos sean capaces de otear otros horizontes menos plagados de euros fáciles.
Han transcurrido unos pocos días desde la maratón sevillana, pero ya me siento prácticamente recuperado. Desaparecieron esta mañana los molestos -aunque no intensos- dolores, sorprendentemente, con mucha más rapidez de la estimada, y he de decir, por tanto, que mi recuperación ha sido inmejorable. De ahí que me atreva con la siguiente aseveración: no será la última maratón que haga. Sí, reconozco que hubo un momento nada mas acabar la prueba en el que me dije que probablemente no asumiera más entrenamientos intensos ni hiciera más esta prueba, pero al día siguiente comenzaron a aflorar las buenas sensaciones y contemplaba esos entrenamientos con cierta nostalgia. Se olvida el sufrimiento porque la mente es selectiva y perduran esas buenas sensaciones. Es por eso por lo que nos enganchamos a estas proezas atléticas. Además he decir que creo haber interpretado bien esta distancia. Cuando corrí mi primer maratón en Madrid, el estado de confusión sobre ritmos, kilómetros u otras cuestiones, era caótico. No pude pensar con claridad ni durante la carrera, ni tras finalizarla; pero ahora sí tengo mucho más claros los conceptos. Probablemente, no articularé una futura carrera de 42 kilómetros pensando en la marca, pero sí podré mejorar en cuanto a estrategia y diseño de la misma. Es lo más importante que aprendí el domingo en Sevilla. Por tanto, probablemente le toque el turno a Valencia el año próximo. O, tal vez, a Barcelona.
En otro orden de cosas, he de decir que esta semana no daré un paso y en la misma medida no desdeñaré alimento alguno por muy calorífico que este sea. Sé muy bien que el desgaste físico de un maratón comienza en el momento en el que se cruza la meta. El sistema inmunológico queda tocado y la musculatura extenuada y son aspectos que hay que cuidar sobremanera si no queremos convertirnos en vulnerables. Ya habrá tiempo de comenzar a trotar la semana próxima cuando el cuerpo y la mente se encuentren en condiciones más favorables.
Como retos próximos tenemos la dura prueba de Loja y la Media Maratón de Málaga. A esta última, con toda probabilidad, llegaré con lo puesto, pero sí me gustaría acudir a Málaga en mejores condiciones. En estos momentos el fondo físico está en su momento idóneo, por lo que no sería mala idea intentar trabajar la velocidad las semanas previas a la prueba malagueña.
Lo positivo de acabar una dantesca prueba con reservas y conservadurismo es que inmediatamente surgen las buenas sensaciones y se olvida el sufrimiento. En eso no erré y en estos momentos celebro que así fuera.
Justo en la entrada al Estadio Olímpico.A falta de 300 metros. (Foto de Mati, mi mujer).
La segunda. Eso es lo importante.
Es ostensible que el trabajo ya estáhecho y hay que mostrarlo. (Foto de Mati)
No sabría decir con exactitud cuando tomé la decisión de correr la segunda maratón de mi vida. ¿ Fue en diciembre ? ¿ En enero ? No sé, no podría confirmarlo con exactitud. Pero sé que hubo un momento en el comencé a medir rutas de no menos de 31 kilómetros, busqué la ropa técnica de más abrigo y me lancé bajo la lluvia, bajo el frío, bajo la nieve a devorar kilómetros. Seguramente la decisión de correr la maratón de Sevilla había sido tomada cuando fenecía 2008 y la suerte ya estaba echada. Un día después de correr la maratón de Sevilla estoy escribiendo en frío. No lo hice en caliente como hizo mi Alter ego, Jesús Lens, porque probablemente en ese momento, como en el poema de Neruda: podría escribir los versos (más tristes) esta noche. Tan sólo que el sentimiento de tristeza se tornaría en sufrimiento. Mucho sufrimiento. ¿Innecesario? ¿Buscado? Sí, ambas cosas: innecesario y buscado. Pero me pregunto y dejo la pregunta abierta: ¿cuántas cosas en la vida se hacen sin necesidad y buscando hacerlas? Y podríamos contestar con otra pregunta: ¿No está en esa búsqueda innecesaria la verdadera esencia de la vida? ¿No es esa búsqueda innecesaria la verdadera definición de la libertad? Muchos interrogantes que derivan probablemente del sufrimiento al que nos sometemos los maratonianos. Cuando mis amigos Paco y Emilio me llamaban para ver cómo había ido la prueba sevillana, les aconsejaba que jamás hicieran una maratón, por lo que ellos podrían encontrar en mis palabras grandes contradicciones ya que han sido muchas las charlas con ellos en las que les he cansado hablando de mi próxima maratón y de mis intensos entrenamientos, luego: ¿dónde está el término medio en estas trascendentales decisiones?
De izquierda a derecha: José Antonio, Jesús, Javi, Antonio, un amigo corredor de Granada y Javi Ruíz. (Foto de Mati)
Porque es una enorme decisión la que hay que tomar cuando decidimos correr una prueba de 42 kilómetros y sus 195 metros. A lo largo de nuestras vidas, llevaremos a cabo acciones que jamás pensaríamos llevarlas, pero tomar la decisión de correr durante tres o cuatro horas no se puede tomar todos los días, ni tampoco a la ligera...
...Pero volvimos a tomar la decisión, tras la maratón de Madrid de 2007, y allí estábamos con un nutrido grupo de Las Verdes, dispuestos a reinar por las calles de Sevilla.
LA PRUEBA Paso por el kilómetro 10, saliendo de la Isla de la Cartuja (Foto de Mati)
Decir que no estoy satisfecho en lo personal sería mentir. Lo estoy. No sólo porque haya bajado en 8 minutos mi marca personal -si bien el circuito era más benigno que el de la capital de España- sino porque supe sufrir. Y mucho más que en Madrid. Considerando, además, que el sufrimiento en mi segunda gran prueba comenzó mucho antes que en Madrid y que debí arrastrar durante más kilómetros esas malas sensaciones. En mi caso, hubo dos partes muy diferenciadas: los primeros 28 kilómetros y los 14 últimos. En los primeros no sufrí más de lo necesario y el ritmo era hasta ese momento sensiblemente por debajo de los 5 minutos el mil. Pero esas buenas sensaciones - y es algo que sabemos quienes hemos corrido algún maratón- se han de tornar en algún momento. En Madrid tuve la suerte de no entrar en el estado más agónico hasta el kilómetro 34, pero llegó como un hachazo. Sin embargo, en Sevilla, ese estado llegó seis kilómetros antes, y lo hizo de manera más ramplona y traicionera, hasta el punto que llegaron a aliarse varios elementos: la fatiga generada por el lactato acumulado y los problemas estomacales. Y os puedo asegurar que uno de los grandes jinetes del apocalipsis del corredor son los problemas estomacales. Sin embargo, en ningún momento perdí la calma y supe hidratarme bien e ingerir el gel que portaba en el momento necesario, cuando comencé a mostrar debilidad. Decía que en Madrid, la agonía llegó como un hachazo faltando menos de ocho kilómetros para acabar, de manera que la mente no supo interpretar aquello. Pero ayer, en Sevilla, la cabeza funcionó a la perfección y supo manejar el timón con frialdad, sin que en ningún momento el ritmo cayera por debajo de 5,15 el mil. De esa manera y con fortaleza mental sabía que llegaría - a pesar de los insistentes deseos de detenerme - si era capaz de no forzar. Percibía con claridad que el buen volumen de corredores que adelanté en la primera mitad del recorrido, ahora tomaban su alternativa y me adelantaban sin piedad, si bien eso tampoco me hizo perder la calma, porque si para algo sirve entrenar en soledad, no es para otra cosa que para reforzarse psicológicamente y comprender que el maratón es una prueba onanista por naturaleza donde no valen estrategias de grupo ni ritmos acompasados, a no ser que hablemos de atletas profesionales. Así que comprendí que si la mente funcionaba y la musculatura de las piernas no fallaba, llegaría, no ya en las 3 horas y 25 minutos que me había planteado, pero no mucho más tarde. El tiempo real se quedó en 3 horas 32 minutos y 27 segundos, pero la mayoría de los corredores debemos restar en torno a 1 minuto y medio que perdimos debido al gran tapón que se produjo a la salida del Estadio Olímpico de Sevilla. Sin embargo, he de decir que fui conservador durante toda la carrera. Temeroso de poder pinchar más allá del kilómetro 35, en ningún momento quise forzar la máquina como sí se suele hacer en medias maratones. Y he de reconocer que esa estrategia fue correcta, porque de lo contrario, los últimos siete u ocho kilómetros no hubiera podido hacerlos a un ritmo sostenido de 5,15 el mil. Más vale bajar el ritmo que no pinchar de forma estrepitosa y tener que detenerse en el peor de los casos. De ahí que la musculatura, en particular mis gemelos, mi bestia negra por excelencia, hayan llegado en perfecto estado, aunque he decir que poco a poco he ido transformando algo la técnica de carrera, intentando no cargar demasiado la pisada en estas zonas tan sensibles.
¿Correr un tercer maratón? Ahora no podría contestar con total sinceridad. Por lo pronto, no me cierro a esa posibilidad, si bien el sufrimiento está aún demasiado presente, algo que compartimos unánimamente el grupo de Las Verdes que corrimos ayer en Sevilla, con independencia del tiempo que hiciera cada uno.
Un buen momento para la reflexión (foto de Mati)
Por cierto, quiero felicitar a todos mis compañeros Verdes por el gran rendimiento que mostraron en el maratón de Sevilla y por saber sufrir con tanto estoicismo.
Hice mi segunda maratón. Eso es lo realmente importante.
Hoy, a un "habeas corpus" del maratón de Sevilla, he tenido un entrenamiento suave y muy agradable. ¿Se acuerdan de Paco, al que denominamos "compae"? Pues bien, ha sido con él con quien he corrido más de diez kilómetros por la Vega de nuestro pueblo. Llevaba tiempo insistiéndole que saliéramos a correr porque no lo habíamos hecho juntos desde hacía mucho tiempo. Pero por fin, hoy hemos decidido juntarnos y trotar por una Vega radiante, casi calurosa. Un trote suave, en el que no ha habido ni un minuto de tregua parlanchina.
Porque Paco y yo siempre tenemos muchas cosas que contarnos, y ha sido corriendo cuando hemos tenido las confidencias más exclusivas. Y es por eso por lo que ha sido agradable. Porque hemos disfrutado de lo lindo al tiempo que he descubierto que sus cuitas sobre correr más rápido o más despacio han quedado despejadas, ya que su ritmo es constante y nada trotón. Tal ha sido la vitalidad de ambos que hasta nos aventuramos a cruzar un río saltando de piedra en piedra. Es decir, que hemos vuelto al lugar donde comenzó todo. Paco y yo comenzamos a correr juntos en plena adolescencia. Muchas han sido las tardes de trote suave por esa Vega inalterable. Muchas cosas han cambiado, pero permanece inalterable esa dualidad que nos permitía correr y hablar de mil y un temas, y en la misma medida permanece nuestra amistad. He de confesar que a pesar de las distintas formas de concebir este deporte, correr para ambos forma parte de algo muy antiguo, casi tanto como esa amistad. Y es por eso por lo que siempre le insisto que deberíamos de quedar para correr de forma regular, aunque si bien es cierto que hay dos días que difícilmente nos saltamos: Nochebuena y Nochevieja.
Ambos junto a Javi, en la Prueba de Albolote
En el entreno de hoy, incluso, nos hemos atrevido con algunos cambios de ritmo que nos han ofrecido magníficas sensaciones. Los cambios, Paco, -le decía- no tienen porqué ser un infierno, simplemente acelerar y dejarse llevar durante un par de minutos, que eso mejora sobremanera. Y creo que se ha convencido que se pueden tener distintos niveles, pero que es posible entrenar juntos, porque todos finalmente debemos recorrer el mismo camino. Y ese no puede ser otro que el de los orígenes.