12 diciembre 2008

PREMIO TUCÁN CERVECERO


Amigos, ayer fuí premiado. Conecté el ordenador muy tarde y visité los blogs que acostumbro. Nada fuera de lo común: el rito que normalmente sigo. De manera que cuando me introduje en el blog hermano Pateando el mundo, me encontré con la agradable sorpresa que había sido premiado -junto al blog de Gregorio y al de otro bloguero que no conozco, pero que visitaré a partir de ahora-, con el Tucán Cervecero, ese que veis pegado como una lapa a una Guinnes, intentando absorver todo el líquido de lúpulo y malta que pueda.
Y me gustó sobremanera ese reconocimiento. Y lo acepté de buen grado. En primer lugar porque viene de un amigo, y ese motivo es más que suficiente; en segundo lugar porque está relacionado con la cerveza y eso es enormemente importante; algo ganado a pulso, que está enriqueciendo al supermercado Alcampo -que es donde suelo comprar la cerveza normalmente- y demás establecimientos, que se frotan las manos cuando ven aparecer por su local al grupo de Las Verdes (que como ya sabe casi todo el mundo, toman su nombre por el color del vidrio de determinadas marcas que nos encandilan: Heineken, 1925, etc., sin hacerle ascos a otras que no tienen el vidrio verde).
Decía Jesús, que el premio también lo otorgaba porque existían otras afinidades hedonistas, epicúreas y habladoras. Y es totalmente cierto: de todo eso padecemos, sin olvidar la más importante y, tal vez, la que haya posibilitado que la amistad vaya camino de cumplir 1 año en el grupo que antes citaba: el deporte. Correr para ser más preciso. La cerveza y correr es nuestra pasión (además de nuestras respectivas, que no creo que eso haya ni que decirlo, pero por si acaso).
Por todo eso, acepto y recogo ese premio. Es más, desde hoy ese Tucán estará a la derecha de este blog, pujando permanentemente por meterle un buen sorbo a esa deliciosa cerveza negra.
Gracias Alter.

10 diciembre 2008

SIMBOLOGÍA




Hace unos días entendía la poesía,

Pero antes tuve que compararla con la vida.

Me imaginé mal poeta y no entristecí,

Porque contemple otras cosas que alegres eran.

Y pasó una paloma buscando su trigo..

Antes decía que hace unos días entendí la poesía,

Pero no es cierto, ahora recuerdo,

Ya que tan solo ví una luz de aterdecer claro

Y eso me hizo desistir

Comprendí que la tarde es ilusa.

Y eso me despistó igualmente.

De hecho, todo lo vi bajo sospechoso silencio,

Y como en aquél anuncio, todo se paralizó.

Vi un perro,

No un perro bello,

Ni grande,

Ni fuerte.

Un perro.

Y no sé, es como si algo volará y no volviera,

Como una sensación traslúcida,

Cómo una piel transparente

O una mente abierta,

Sin cabeza.

No sé: algo parecido a la poesia.

08 diciembre 2008

FRANCO BATTIATO



En estos días -mientras escribo, mientras leo, mientras estudio-, estoy escuchando al doble cedé que tenéis a vuestra derecha: una colección Live de Franco Battiato. Y he de decir que me está resultando impresionante.
Descubrí a Battiato hace muchos años (algunas de sus canciones fueron muy populares en España) y enseguida me fascinó la poesía de sus letras y la misticidad de sus temas, todo ello tratado con una impresionante y cuidada orquestación musical.
Battiato es un italiano culto. Un músico que explora diversos estilos musicales e igua
l versiona canciones balcánicas que se centra en temas medievales de su Italia natal, y a todas esas versiones les ofrece un arreglo musical propio. Pero no se conforma con los arreglos musicales ya que trabaja mucho las letras, algunas de las cuales pudimos escuchar en un español bien pronunciado.


En Italia Battiato es muy apreciado entre el público culto, que llena hasta el último asiento de los teatros -principalmente- en los que programa algún concierto. Pero curiosamente también es muy admirado por el pueblo llano, gracias a los estribillos tan populares en toda Italia de algunos de sus temas.
Lo recordamos sobre el escenario con su aire intelectual y una gran napia, inmóvil en un lugar del escenario o bien sentado en un escalón o un sill
ón preparado al efecto.



Lo tenía muy olvidado, desde aquel primer disco que me regaló Mati, y estoy volviendo a disfrutar mucho de sus temas, no ya los conocidos como "Mesopotamia" o
"Prospectiva Nevski", sino con increibles canciones como "L'animale" o "Lettera al gobernatore della Libia".
Además me fascina porque es un superviviente, ajeno a modas y vulgarización de la música. Ha sido fiel a su estilo y en esa línea sigue, siempre investigando nuevos ritmos, componiendo nuevas letras. En definitiva, estamos ante un músico y un poeta. Excelente reencuentro.

HARUKI MURAKAMI



No, no he aprendido japonés, ni creo que jamás lo haga. El título de esta entrada corresponde al nombre de un escritor nipón, de enorme prestigio. Hasta ahora tan sólo había tenido vagas nociones sobre algunas de sus obras, sobre todo de "Crónica del pájaro que da cuerda el mundo" o "Kafka en la orilla", pero nada había leído de este escritor.
Pero resulta que hace unos días leí una entrevista que se le hizo en una revista literaria y quedé fascinado por su forma de entender el mundo y el sentido de la escritura. Además, mantiene que correr y nadar forma parte de su filosofía, hasta el punto que ya con 60 años se atreverá a hacer un triatlón. El deporte de alta exigencia es también su filosofía, como lo es escribir y contar las originales historias que suele contar en sus libros.
Su último libro es "After Dark" y no he dudado en adquirirlo hoy mismo en FNAC de Málaga. Podría haber comenzado por adquirir otros anteriores, entre ellos los arriba citados, que además están editados en bolsillo por la Editorial Tusquet, siempre tan exquisita y tan exigente, pero quería comenzar a leer algo del Murakami reciente.
Uno de los pocos autores japoneses que pasó de ser un escritor de culto a autor de prestigio a nivel mundial, que sostiene con total naturalidad que "corro y nado a diario porque debo estar en forma para hacer frente a tantas cosas poco saludables cuando escribo". ¿Podría ser Haruki Murakami el eslabón perdido entre el correr y la creación literaria, que tanto he buscado? Es posible.

05 diciembre 2008

ALGO NO ES COMO NOS DICEN EN LA CRISIS



Opino que hay algo que no es como nos dicen en lo referente a la crisis económica
. En absoluto negaré que las cosas están adquiriendo un color oscuro y que la hecatombe económica es posible presenciarla ya en los hábitos de consumo (cada día más comercios cierran y cada día nos desayunamos con nuevas quiebras). Nada de eso negaré, al menos, desde la más ramplona visión empírica de la realidad, que no desde la visión conocedora, porque ni tan siquiera los expertos se ponen de acuerdo en lo básico.
Pero dicho esto, vuelvo a insistir que hay algo que no es como nos están contando. Algo que está tapado, opaco aún, como si de un genio encerrado en su lámpara maravillosa se tratara, pugnando por salir e inevitablemente saldrá algún día y no para hacer milagros precisamente.
En pocos meses los medios de comunicación han pasado de abrir con titulares deportivos o políticos a abrir éstos con noticias económicas desastrosas. Y es ahí donde creo que estriba mi incredulidad: en ese machaque diario y sistemático, amenazandonos, asustandonos, a nosotros, sencillos mortales, que sufrimos lo indecible desde el día 20 de cada mes. Se trata de un miedo cuasireligioso, como aquel que proyectaban en el simple, el siervo de la gleba, en el periodo medieval, por parte de sinvergüenzas civiles y religiosos. Ahora que en occidente la religión no asusta, nos asustan con las cifras, cada vez más desastrosas y amenazantes. Y es por eso por lo que decía que hay algo que no me cuadra. Veamos. Si tan mal está la economía, desde hace apenas un año , ¿cómo es posible que dos años atrás todas las vacas fueran gordas? Para responder a esta pregunta se pueden articular dos versiones: 1. Las vacas no estaban tan gordas hace dos o tres años. 2. Las vacas no están tan flacas hoy. Es decir, existiría una verdad a medias o una mentira a medias, que nunca supe si es distinta cosa.
Por eso, desde hace unos días, sospecho que existe todo un mecanismo ideológico, totalmente planeado para prepararnos a afrontar un cambio de ciclo de proporciones bíblicas. Incluso, con timidez se están rescatando algunas teorías marxistas, pero maquilladas por la visión keynesiana de la economía, que son visiones mucho más moderadas y socialdemócratas. Mucho me temo que estemos asistiendo al final de la era capitalista, tal y como la hemos conocido hasta ahora, al fin de un proceso productivo selvático, a un modelo devorador que no nos lleva a ningún sitio, y es posible que se estén articulando nuevas teorías económicas que nos traerán desde disgustos hasta posibles satisfacciones. Si eso no es así, los medios de comunicación no debería entonces delatarse tan descaradamente.

03 diciembre 2008

LOS LARGOS CAMINOS



¿ Qué podría decirse de los largos caminos ?
Camuflados entre las hojas,
sabiendo a hierba,
y a tierra mojada,
en los que el cielo,
y la tierra,
apenas tienen nombre,
porque ese nombre se difumina,
en la línea del horizonte.

¿ Qué podría decirse de los inexplicables caminos ?
¿ Esos que sólo comiezan?
Sabiendo a hierba,
y a tierra mojada.

Caminos sin nombre,
porque el nombre sólo es un suspiro
y no una palabra.

(Granada, 3 de diciembre, tras correr trece kilómetros por una Vega fría y lluviosa)




30 noviembre 2008

NUEVA ENTRADA PROYECTO FLORENS: LA PRIMERA CARRERA DE X.


Bueno amigos, ya tenía ganas de incluir en este nuevo blog una entrada del Proyecto Florens, que como sabéis los más antiguos del lugar es un proyecto a cuatro manos con mi buen amigo Jesús Lens y que compartimos a través de nuestras dos bitácoras.
También los más antiguos del lugar, os acordaréis de X. Aquel tipo que sin nada que ver con el mundo del correr, totalmente alejado de hábito deportivo alguno, aficionado a los bares y nada dado a llevar una vida sana, un buen día, influido por el frutero del barrio, decide correr. Claro, toda esa metamorfosis produce un cambio, además de en él, en su vida, como pudimos comprobar en su X quería correr que publiqué en el fenecido Diario de un Corredor, y que podéis consultar para refrescar la memoria, o sencillamente si jamás llegasteis a leerlo.

Ahora os dejo con esta nueva entrega del Proyecto Florens, que consisten en nuevas peripecias en el arriesgado camino de nuestro X hacia la búsqueda de la idoneidad atlética.


LA PRIMERA CARRERA DE X

(o X tiene un problema)

Cuando llegó a casa tras hacer por primera vez 15 kilómetros de manera ininterrumpida no podía afirmar si estaba pletórico de felicidad o si por el contrario su debilidad le producía alucinaciones. Sin capacidad para resolver esa duda, y por si la solución se hacia esperar, casi instintivamente abrió la nevera y seleccionó la cerveza más fría. Curiosamente la mejor opción al tacto consistió en una sugestiva Voll-Damm, doble malta, su preferida, que se encontraba junto a una estimulante 1925, que comenzaba ya a mostrar síntomas helados a tenor del envolvente vapor frío que suele adherirse a su vidrio verde y envejecido. Tomó un sorbo largo e inmediatamente sintió un sudor frío, acompañado de una ligera sensación de flaqueza en sus piernas. Intentó restar importancia a esos síntomas y se sentó ante el reciente ordenador que había comprado, principalmente para poder conectarse a Internet y visitar páginas relacionadas con el correr y blogs de corredores. Pero se sintió mal nada más sentarse. Conchi, que seguía sin asumir que X se dedicara a perder el tiempo de aquella manera, primero corriendo y posteriormente sentándose ante el ordenador horas y horas, que además había costado una pasta, sufría -según sus propias palabras- directamente todo aquel radical cambio de vida que había experimentado su esposo desde que comenzó a correr, hasta el punto de percibir que se estaba desorientando el aparentemente estable y tácito equilibrio que existía entre ellos antes de iniciar X su nueva vida. Estaba realmente desesperada y se sentía francamente desgraciada por ser víctima de bromas y sarcasmos de familia y amigos. Y todo por aquel incomprensible capricho de su X. No podía evitar pensar que lo había perdido. Para siempre. Mientras pensaba en ello, comprobó cómo pasó su esposo raudo por el pasillo en dirección al cuarto de baño. X, lógicamente, intentó no quejarse de nada que pudiera perturbar aún más las opacas entendederas de su esposa que, curiosamente, apenas se enfadaba cuando llegaba a casa pedo perdido, a altas horas, del bar de Camilo, en compañía de sus amigotes, es más, aquellas situaciones le hacían una gracia infinita y lo comentaba con sorna, asomándole cierto orgullo de satisfacción cuando se lo contaba a sus amigas a la mañana siguiente mientras tomaban café y fumaban un cigarro. Añoraba aquella época, cuando X aún era normal. Sin embargo, desde que corría le arrebataba siempre un monumental enfado. Hábito incomprensible de todo punto ya que su esposo además había dejado 10 kilos y todo el mundo –incluida su madre, mujer de amplias proporciones- sostenía que parecía mucho más joven, y eso no podía significar otra cosa que un asunto de faldas. Mientras, X sabía que su mujer se había convertido en su mayor enemiga. Mucho más que Luís, su mejor amigo, que reticente como un burro, probablemente pudiendo más la gratitud y la amistad, había llegado a admitir que X le acompañara al bar de Camilo, aunque no probara ni un solo combinado, y se conformara tan sólo con aquélla cerveza de cristal verde, que casi costaba como el cubata. Sólo cerveza. Luís, salía como siempre pedo perdido, aferrado a sus cuitas, aullando sus frustraciones, apoyándose en el ya delgado hombro de X, y todo el mundo tan contento. Lo de siempre. Es lo que siempre habían hecho, si bien en el pasado el apoyo tenía que ser mutuo para que se compensara la pérdida de la verticalidad de ambos. Esa había sido su adolescencia en el pueblo y de esos materiales se había configurado la amistad entre ambos, una amistad sincera, pensaba X, pero que ahora se ponía a prueba, de manera definitiva.

X intuía que su existencia le cambiaría enormemente cuando se dedicara a correr de manera regular. Sabía que sus hábitos de toda la vida eran totalmente incompatibles con su nueva actividad. Que su entorno familiar, sus amistades, se resentirían de manera extraordinaria y que en ese camino arduo y espinoso, muchas de las cuestiones que se habían convertido en sólidas murallas de convicción, se derrumbarían como naipes en cuanto se calzara las zapas. Intentaría hasta que fuera posible simultanear algunos de los hábitos antiguos, pero pronto descubriría que serían muy pocos los compatibles. Tarde o temprano habría que asumirlo. Pero era esa su decisión. Probablemente la primera que por sí mismo había tomado en su vida.

De hecho, su primera carrera, sería el siguiente domingo. Una carrera de 13 kilómetros, ante la que se mantenía nervioso e ilusionado como un chiquillo. Una carrera que le había anunciado su mentor en materia atlética, su amigo el frutero, aquel tipo saludable y enjuto que le servía la fruta y siempre mantenía una sonrisa en su rostro. Pero X sabía que aquella carrera sería decisiva en muchos aspectos. Podía ser el comienzo de una nueva vida, al tiempo que, probablemente, el final de otra. Resulta que el día anterior, sábado, se celebraba la boda de Dieguito, el sobrino adorado de su mujer.

Desde hacía varias semanas toda la familia y los amigos, estaban calentando el ambiente: la cena que se iban a dar, las copas que se iban a tomar. Pero, claro, no había que culparles: es lo que habían hecho juntos toda la vida, con él a la cabeza. En todo caso, el culpable único era X. Él era el que realmente había elegido un camino distinto. Los demás, dentro de su error, eran totalmente coherentes con su vida, con su pasado, con su presente y con su futuro. Nada había que objetar en su comportamiento. En todo caso el que había cambiado la trayectoria no era otro que X. Él era el intruso.

Había logrado escabullirse de la grandilocuente despedida de soltero la semana anterior, excusando su asistencia por un fingido catarro, excusa que pudo arruinar amistad y familia, toda vez que cuando salía a entrenar el domingo a las 8 de la mañana, casi se cruza con los invitados de la despedida, que venían canturreando soeces coplillas incomprensibles. Pero aquella boda podía ser para X todo un drama, y lo que es peor: no sabía como evitarlo. Llegado el ágape, intentó guardar las formas, buscando la manera de irse justificadamente a la cama a una hora prudencial, que coincidía plenamente con la hora en la que los amigotes y la familia comenzaban a descorchar champán como aperitivo previo a las copas en la barra de la discoteca al aire libre del restaurante.

Conchi estuvo durante todo el tiempo escoltando literalmente a X, advirtiéndole mientras le pellizcaba en la cintura que no se le ocurriera irse, que era la boda de su sobrino predilecto, no vayas a lucirte como vienes haciendo últimamente.

X miró a su alrededor y no atisbó al frutero, muy amigo de la familia. Aquel individuo había sido, en opinión de Conchi, el que había creado todo el conflicto, una especie de alcahuete que había logrado que el correr sedujera a su X. Y para colmo su amigo frutero había tenido toda la sangre fría necesaria para no acudir a la boda, excusando cualquier cosa. Sabía que a estas horas ya se encontraba durmiendo, descansando para intentar mañana en la carrera de 13 kilómetros correr por debajo de los 4 minutos y 10 segundos el mil. Qué envidia. Tan evidente era la imagen de sus pensamientos en su rostro que Conchi soltó un fuerte suspiro y se levantó enfadada de la mesa, justo en el momento en el que Luís lo arrastraba literalmente a la barra, mientras comenzaba a tronar una abominable pachanga de canciones populares. La suerte ya estaba echada. Ahora ya daría igual que se quedara o que optara por marcharse. Así que, decididamente se marchó asumiendo todas las consecuencias. ¿Tan fuerte era su determinación?

UN VIAJE A PARÍS (I)

Existen ciudades que pueden ser contadas y otras que tiene que ser visitadas para poder contarse. Entre estas últimas está París.      No es...