

Me ha fascinado -como me fascina la literatura de viajes o el recuerdo del pasado visto desde el presente- descubrir la existencia de esta obra, que comienza a reeditarse, tras su primera edición en 1845.
Dotado de una prosa exquisita este viajero y escritor inglés nos ofrece perlas increíbles como ésta: "El rudo agricultor gallego, el industrioso artesano fabril de Barcelona y el alegre y voluptuoso andaluz son tan esencialmente diferentes entre sí como los diversos tipos de una misma fiesta de disfraces". Y tras leer este texto, uno llega a la conclusión de que no hemos cambiado mucho. O esta otra perla: " En España se consiguen la mayor parte de las cosas por medio del buen humor, una sonrisa, una broma, un refrán, un puro o un soborno, el cual, aunque último recurso, no es nunca, ni mucho menos, el menor de estos, y en seguida se podrá comprobar que ablanda el corazón más duro y suaviza las dificultades, después de que los más cívicos discursos hayan sido usados en vano, porque más ablanda dinero que palabra de caballero". Impresionante.
Leer nuestra propia historia desde el prisma de un culto escritor inglés dotado de esa magnifica prosa ha sido una de las satisfacciones del día. Y es que todo está en los libros.

Y continuando hablando de libros, ha caído en mis manos la novela histórica, reciente ganadora del VII premio de novela "Ciudad de Torrevieja", un certamen que presume por ser uno de los más prestigiosos en cuanto a este tipo de literatura, además de ser uno de los mejores dotados. Su autor, Juan Gómez-Jurado, es un joven escritor madrileño, del que conocía sus dos primeras novelas: Espía de Dios y Contrato con Dios. Una novela que promete y que espero hincarle el diente en cuanto organice mejor la conciliación de mi tiempo con una más incisiva lectura. Por lo pronto, duerme en los anaqueles, junto a otras pendientes de abrir.