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25 agosto 2012

PENSANDO YA EN LAS PRÓXIMAS CITAS

Y esas citas no son otras que las medias maratones que nos aguardan en los próximos meses. Hay para elegir: Guadix, Motril, Granada y Jaén, entre las más cercanas a mi entorno, pero hay más si extendemos el radio. Y es que los cuatro últimos meses de años son prolijos en esta distancia. 
Por tanto, nada más oportuno que ir acercándonos a ese kilometraje porque es una distancia traicionera si no hacemos más de 15 kilómetros de rodaje, al menos, una vez a la semana, siendo siempre más aconsejable rodar una cantidad de kilómetros lo más próxima posible a los 21 de que consta esta prueba si lo que queremos es encararla con la mínima solvencia. Además, al contrario de lo que ocurre en el entrenamiento para maratón, no hay desgaste si se asume esa distancia una vez a la semana. Otra cosa será ya buscar unos tiempos concretos, que exigirá, además, otro tipo de entrenamiento específico de calidad. 
Pero es una distancia que se prepara sin demasiados problemas si cumplimos bien el protocolo de entrenar por encima de esos 15 kilómetros, al menos una vez a la semana, durante las tres o cuatro semanas anteriores a la cita. 
De ahí, que siendo consciente de no haber rodado en los últimos meses por encima de 15 kilómetros y a menos de un mes para la primera cita de Guadix, en esta mañana de agosto, a una hora en la que el sol no te hunda los sesos con su fuerte puño, me he decidido a rodar 19 kilómetros justos por esta ruta que podéis contemplar en la imagen. 

Una ruta que he hecho con cierta facilidad a un ritmo cómodo de 4'48'' el mil, asegurándome una hidratación suficiente, ya que en estas fechas y cuando se trata de estas distancias siempre llevo una correa de hidratación con bebida isotónica (para que se mantenga fresca durante todo el recorrido, nada mejor que duerma en el congelador) y me aseguro que exista una fuente en algún punto intermedio de la ruta, además. La hidratación en estas fechas y más para rutas de tantos kilómetros se convierte en imprescindible. No cumplir esta regla es suicida. Además, en días tórridos como éstos la hidratación debe seguir acompañándonos todo el día, ya sea con agua, isotónico o cerveza. Es un elixir que necesitan nuestros músculos, nuestros tendones, nuestro organismo. Son reglas de oro que evitarán lesiones y trastornos metabólicos de consecuencias impredecibles. 
Así que ánimo para la preparación de estos próximos eventos, a pesar de que somos conscientes de que en estas fechas, entre vacaciones, calores y otras criaturas veraniegas a todos nos cuenta remontar el vuelo y eso se nota -y mucho- en los tiempos que hacemos en la primera cita de Guadix que, además, no es una media maratón fácil ni totalmente llana.      

16 agosto 2012

UN ENTRENAMIENTO MUY "VELETERO" (15/8/2012)

Se trata de una ruta de poco más de 16 kilómetros -ida y vuelta- entre Pradollano y la Hoya de la Mora. La ruta la inicié justo a la entrada de Pradollano, dejando el coche en el aparcamiento libre que hay justo a la entrada. Lógicamente, un 15 de agosto, esta zona no tenía ni un centímetro de nieve. Estas fotos las debió coger Google entre los meses de diciembre a febrero. 

En esta bifurcación hay que coger el carril derecho para comenzar a subir con dirección a la Hoya de la Mora. 

Aquí comienzan las primeras rampas, pero no son rampas complicadas. Estos primeros kilómetros -de 3 y medio a 4- hasta llegar al cruce que conduce al Veleta, aunque son de subida, son muy llevaderos y hacen bien.  

Nos encontramos con el cruce que conduce al C.A.R.D. Seguimos rectos.

Por la fotografía pareciera que la subida es muy dura, pero no lo es. Encontraré dificultades un poco más tarde.

Llegamos al cruce que, o bien, nos conduce a Granada -por la izquierda- a través de la carretera del Dornajo, que es por donde entra la prueba de el Veleta, o bien, se tuerce hacia la izquierda que nos conducirá a nuestro destino. Es lo que hice. 

Ésta es la primera rampa, una vez dejado el cruce. Aquí presencié una fuerte presencia del viento que, junto a la cada vez más pronunciada subida, me la jugaron unos metros más tarde. 

Esta zona siempre me ha parecido muy sugestiva. Ves asomar por primera vez el  Veleta y ya se aprecia el refugio militar "General Oñate". La dureza, a pesar del viento, aún es pasable, pero un poco más adelante el viento y también el terreno me hicieron prácticamente detenerme en seco; de hecho tuve que ir andando en dos ocasiones, y hasta andar costaba. El viento si lo tienes de cara no te deja dar un paso y subiendo aún menos.  

Llego a la altura del cruce que nos dirigirá, o bien a la estación SolyNieve -que está por encima de Pradollano-, o bien, al Veleta. El Veleta, ya permanentemente visible, ejerce sobre ti una influencia tan poderosa, que siempre irás en su dirección, aunque no puedas con tu alma. Ya se aprecia el campo de césped y la pista de atletismo del C.A.R.D., instalaciones que están justo en el techo del recinto deportivo.     

Esta última rampa es corta pero muy dura. Cuando la superamos ya comenzamos a ver las instalaciones de la Hoya de la Mora. El viento cambia aquí de dirección, por fortuna.   

Estamos a 2500 metros de altura, pero no he sufrido en ese aspecto, a pesar de no haber contactado con tanta altura en un año.

Estamos en la Hoya de la Mora. Como decía aquí el viento cambió y ahora lo tenía a mi espalda, hasta el punto que, a pesar de ser una subida dura, empujaba con tanto brío que tenías la impresión de ir bajando. Tan sólo debías mover las piernas porque el viento te transportaba. Un grupo de ciclistas que venían en dirección contraria, lo tenían de cara y prácticamente los detuvo en seco. Un mal día hoy para correr y pedalear en esta zona tan imprevisible.   
Llegados a la barrera, concluí la ruta (llegué hasta el segundo palo que se atisba a lo lejos, pero el aíre me hice desistir de continuar hasta la Virgen de las Nieves). Este punto coincide con los últimos 10 kilómetros -los más duros- de la prueba del Veleta o con el comienzo de la minisubida. 


Gráfica de la ruta 

COMENTARIO AL ENTRENAMIENTO  


Desde que el año pasado frecuentara estos parajes para preparar la subida al Veleta, me planteé volver allí, al menos, en alguna ocasión en verano, que es la única estación en la que se puede entrenar allí sin sufrir problemas meteorológicos, y no todo el verano está asegurada la laxitud climatológica. 
Así que elegí el 15 de agosto cuando la mayoría busca a codazos hacerse con un metro cuadrado (el mio lo cedo gratuitamente) en alguna de las playas de nuestro extenso litoral. Y, como preveía, el ambiente allí era muy otro. Bastantes ciclistas, algunos andarines, pero ningún corredor. Ocurre que la mayoría de los corredores que entrenan por allí lo hacen con vistas la prueba de el Veleta, pero transcurrido ésta no suele ser una zona para hacer un entrenamiento ordinario, a no ser que se esté preparando alguna carrera en altura. Por tanto, la noche anterior me nutrí de hidratos y medí en Google Earth la distancia que iba a hacer, oscilando entre los 16 y los 17 kilómetros, entre Pradollano y la Hoya de la Mora -ida y vuelta-. No calculé nada mal porque el Forer marcó finalmente algo menos de 16.500 metros, de los cuales hay algo más de cuatro con tramos que te ponen en serias dificultades, mucho mayores si el viento hace de las suyas y hoy ha hecho de las suyas, precisamente, en la zona más complicada, que es la conocida como de "las sabinillas", en las inmediaciones del centro operativo y el albergue militar "General Oñate". En ese lugar, está muy mal protegido por tu frontal derecho y si el viento viene de esa zona y lo tienes de cara cuesta mucho andar y no digamos correr. Por tanto, en dos ocasiones, entre el viento y la cuesta, hube de echar el pie a tierra y andar en torno a los 500 a 700 metros. No sé sinceramente qué hubiera sucedido sin viento, pero recuerdo que el año pasado no tuve necesidad de andar por allí cuando entrenaba sin viento alguno, aunque sí cuando competía por los problemas musculares en los abductores, desde el centro de visitantes de El Dornajo. 
El entrenamiento que he llevado a cabo en soledad el domingo, 15 de agosto, es bastante realizable, a pesar de que tiene momentos de mucha dureza, con rampas que en ocasiones superan el 15%. Pero es realizable también, porque a nivel logístico no necesita una preparación especial, como sí ocurre en otros entrenamientos de subida. No es necesario que nadie te recoja en coche, como sí es necesario que lo haga cuando subes las rampas de El Dornajo, ya que la bajada es bastante traumática para las piernas. En esta ocasión, la bajada se hace bien porque no existen muchas bajadas demasiado pronunciadas. Tampoco es necesaria una hidratación especial porque se pueden utilizar los medios que ofrece la zona. Para ese fin, decidí no llevar ninguna cinta de agua e hidratarme cuando llegara a la Hoya de la Mora, lugar en el que puedes comprar agua o bebida isotónica. Por tanto, mejor llevar unos cuantos euros que unas botellas de agua. Además, durante el trayecto no es necesaria hidratación ya que se corre a temperaturas por debajo de 20 grados, incluso, por debajo de 15, en algún momento, pero sí embadurnarse de protector solar porque, a pesar, de que el ambiente tinte a nublado, el sol a esas alturas es muy nocivo.  Así que si corres a un ritmo llevadero -yo lo hice a 5'30'' el mil, en total-, en poco menos de 1 y 25 minutos has completado el recorrido más el tiempo que necesites para hidratarte y -aconsejable- a deleitarte con las vistas. 
Por tanto, animaos a hacer esta ruta si habitáis por la zona porque no es aconsejable esperar mucho más, ya que las condiciones climatológicas en esta zona pronto no serán las adecuadas. 
Las fotos anteriores se deben a Google Earth, por lo que a continuación cuelgo cuatro hechas personalmente durante este entrenamiento: 







              








30 enero 2012

EL PANTANO DEL CUBILLAS



Estos son los primeros metros de la ruta más cercana al Pantano en sí.

El Pantano cuando llega el atardecer parece una bandeja de plata.

Se echan de menos estas vistas, estas imágenes. Se trata de la cara este del Pantano del Río Cubillas lugar que he suelo frecuentar para hacer un recorrido de 10300 metros que es la distancia de esta ruta. Sin duda, como demuestran las fotografías tomadas al atardecer del pasado sábado, es una zona peculiar, distante y algo misteriosa. A medio camino de la Vega y la zona de los Montes Orientales es siempre gratificante y espectacular a la vista contemplar este magno pantano construido para labores de regadío, que cuenta con 2300 metros de largo y 800 de ancho, y que tras 56 años de vida ha creado en su entorno una riqueza ecológica importante. De hecho, entre sus árboles es posible ver a la Urraca y sus Barbos son famosos por su gran tamaño. Además, su entorno cuenta con una riqueza arqueológica importante; de hecho, se han descubiertos villas romanas a su alrededor y existen también vestigios del Paleoítico Superior. Muy destacable también es la presencia de las trincheras de la Guerra Civil española y de ahí que exista una ruta cultural-natural denominada "Ruta de las trincheras". Algunas son visibles desde el mismo camino.  
Cuando corres por este circuito no ves en todo momento el pantano en sí, ya que la ruta también transcurre por la antigua carretera de Jaén, que hoy día da acceso a pueblos y urbanizaciones del propio Pantano y de los alrededores. Esa ruta, decía, gira junto al pantano durante unos cuatro kilómetros, en los cuáles es posible apreciar las vistas que se ven en las imágenes. Ese camino, -que está bien asfaltado durante un buen trecho pero muy mal asfaltado durante otro- está junto a la orilla y es muy gratificante correr por ahí por ese motivo; el resto de la ruta -algo más de seis kilómetros- transcurre por al arcén de la carretera, pero no existe peligro ya que éste es ancho. 
Esta ruta la recuerdo con cariño porque la frecuenté mucho en la preparación del Maratón de Sevilla de 2009 en fechas idénticas a éstas y en algunas ocasiones la hice con nieve, lluvia y frío, mucho frío, pero las sensaciones fueron magníficas. Con el fin de completar un total de 27 o 28 kilómetros hacía la ruta dos veces y luego añadía 6 o 7 kilómetros más dirigiéndome a la zona de Caparacena, que está a tan sólo 4 kilómetros de allí.
También es una ruta muy frecuente para MTB y bicis de carretera; de hecho, en alguna ocasión he encontrado por allí a nuestro amigo Aleandro, últimamente algo perdido por estos foros. 
Conocer esta ruta fue gracias a Paco; de hecho, existe mucha vinculación entre los habitantes de Pinos Puente y el Pantano. Podríamos decir que ha sido durante años la playa de aquel pueblo y de otros de alrededor, tales como Albolote -a cuyo término pertenece-, Atarfe, Peligros, Maracena e incluso Granada. 
También hay que decir que sus aguas, por desgracia, han segado muchas vidas porque sus recodos y ramaje bajo las aguas es abundante. No hay que olvidar que se construyó inundando cortijos, árboles, tajos y otros accidentes artificiales y eso confiere a su profundidad de hasta 20 metros un fondo muy poco uniforme y peligroso. 

UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...