Mi historia es muy curiosa. Me
llamo Loro Sierra Morena, porque en una finca de ese lugar nací y es el lugar
donde vivo, como ha hecho desde siempre mi familia, desde que aquel aventurero español
trajera a mis bisabuelos desde el lejano Ecuador. Yo vivía tranquilamente mis placenteros días,
aprendiendo cada día un par de palabras, pero un día llegó esa carta. Nadie lo
creyó al principio, ni tan siquiera el cartero, pero la carta era para mí. No
cabía duda. Un sobre de tamaño atípico de grueso papel y color verde oliva, adornado
por grandes letras inglesas rezaba: Destinatario: Mr. Loro Sierra M. Pero lo más
incomprensible es que en el remite se leía: 'House of Lords'. The Palace of Wetsminster.
London. UK'. En el interior, una breve tarjeta de papel estucado, que llevaba sobreimpresionado el símbolo de la Corona británica, decía en
español y en inglés:'Mr. Loro Sierra M. se le comunica que la sesión constitutiva de la
Cámara de los Lores tendrá lugar el próximo uno de abril. Rogamos su preclara
presencia con el fin de investirlo oficialmente por orden de S.A.R. la Reina.
Firmado: el Letrado Mayor del Reino'. Lógicamente,
se creó un fuerte revuelo entre mi familia y mis amigos. No se hablaba de otra
cosa en tres kilómetros a la redonda. Pero el mensaje estaba claro.
Ni
la evidencia de una inocente confusión ortográfica, ni la constatación cierta
de que el destinatario de la misiva fuera Mr. Lord Sierra Mackclemore, afincado en Gibraltar y que poseía una finca de recreo colindante a la nuestra, sirvieron para
justificar la improcedencia de mi nombramiento como Lord de la Corona
Británica, toda vez que la solemnidad del acto y la rigidez del derecho
británico impedían sustraer el título de Lord a quien ya había sido investido
como tal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Sin tu comentario, todo esto tiene mucho menos sentido. Es cómo escribir en el desierto.