Son los momentos agónicos -o felices- de llegada
a las instalaciones de Carranque (Foto gentileza de Ana)
Probablemente el título más sensato sería el resultante de eliminar el adverbio de negación. Pero hay que ser optimista.
Todos sabemos que un gran sacrificio conlleva un gran descanso. El sacrificio fue palpable durante los meses anteriores al Maratón de Sevilla. Concluí la prueba, aproximadamente, en el tiempo previsto, pero no deseé correr ni en la semana siguiente, ni en posterior, ni tan siquiera en la tercera semana. Tan sólo realicé la prueba de Loja, que es corta y la hice con bastante tranquilidad.
Sin embargo, comencé a correr el día 18 de marzo, a razón de no más de 11 ó 12 kilómetros diarios, una media de tres a cuatro días semanales. Y así ha sido también en la semana inmediatamente anterior a la Media Maratón de Málaga.
No entrenar por encima de los 15 kilómetros en alguna de las salidas sabía que pasaría factura para una prueba de 21 kilómetros, pero hoy he de decir que no han existido consecuencias demasiado nocivas.
He podido hacer esos 21 kilómetros sin demasiados problemas, pero no he podido o no he sabido ir al ritmo de los primeros 1o kilómetros -en torno a los 4,15 el mil-.
Precisamente superados esos iniciales diez kilómetros la fuerza bajó considerablemente, situación ésta que manifiesta claramente el nivel de entrenamiento de los últimos días. De manera que desde ese punto kilométrico hasta el 21 he pretendido vivir de las rentas. Pobres rentas, desde luego, pero suficientes para alcanzar la meta sin demasiados problemas.
Ante la pronunciada falta de ritmo, comprendí inmediatamente que lo más aconsejable era adaptar éste a las circunstancias. Y éstas han consistido en perder en torno a los 6 ó 7 en los restantes 11 kilómetros.
Pero no es algo que me haya importado en absoluto, ya que estaba completamente meditado y razonado.
Decía al principio que es una carrera para no olvidar. Entre otras cosas por la adquisición de una lección, que no por mucho conocer se convierte en menos importante: el correr siempre es menor de edad.
Daremos todo lo que podamos dar en competición, pero no existiendo una base de entrenamientos programados y adecuados, los resultado serán pobres, con independencia de que en el pasado nos sonriera la marca.
Es ésta una gran lección.
La otra consiste en saber encontrar momentos para sufrir y encontrar momentos para renunciar a ese sufrimiento. Y hoy renuncié a ese sufrimiento. Pero he de decir que renuncié a él por el simple hecho de no saber cómo sufrir ante la falta de energía. De manera que te llegas a preguntar si es posible perder forma en un el plazo de un mes.
En principio, cuando sales de la preparación de un maratón adaptas el organismo para asumir una importante carga de kilómetros pero, por lo general, no lo adaptas a la velocidad, a no ser que el plan de entrenamiento incluya series o repeticiones. Así que acabado ese monumental esfuerzo podría ser un momento idóneo para afinar el cuerpo. Y si eso no se hace, acudes a las pruebas con lo puesto, como suelo decir.
No obstante, sabía que mi rendimiento hoy no iba a ser otro. En la anterior entrada dije que no estaba para bajar de 1,37 y me he quedado en 1,37 y unos segundos, aunque con malas sensaciones que sí es algo más inquietante.
La mejora tendrá que llegar a partir de ahora, pero llegará si nos ponemos mano a la obra.
En otro orden de cosas, esta mañana de domingo hemos disfrutado de una idónea climatología en la capital de la Costa del Sol, a pesar de que malos y buenos agoreros pronosticaban lluvia. Sufrimos algunas rachas de aire en la zona de la costa, cerca de la Malagueta, pero nada importante.
Un buen ambiente, desde luego, como es habitual en esta prueba, si bien percibí ausencia de algunos detalles, que omitiéndolos podrían convertir a la Media de Málaga en una de las más importantes del país. En mi opinión, ha faltada una mejor señalización - a excepción de los dos últimos kilómetros-, ausencia de esponjas en los avituallamientos, y algún producto sólido - plátanos, por ejemplo- en la llegada. La camiseta técnica incluida en la bolsa del corredor, excelente.
Y de lo mejor, la buena compañía en la ruta de Mario y Gregorio y poder encontrarnos con un montón de amigos del grupo de Las Verdes: Antonio, Javi, Víctor, José Manuel y compañeros de mi club Esquí Caja Rural de Atletismo. Jesús Lens se encontraba en Segovia corriendo la Media Maratón de esa ciudad, entre cuestas y frío. Además pudimos saludar a amigos de este blog como es el caso de Pedro García Carrasco, que se ha desplazado desde el norte de la provincia de Almería. No corrió, tal y como anunció, Paco Montoro, si bien Mario comentó que le vió entre el público en el Paseo Marítimo.
Con la llegada de la primavera, existe un avispero de pruebas de todos los tipos. Las más inmediatas son cortas, como son el caso de Santa Fé o Huétor Tájar, entre otras, por lo que sería un buen momento para cosechar todo el fondo obtenido y comenzar a adquirir más velocidad que permita acabar estas pruebas con mejores sensaciones. Dicho queda.