18 abril 2010

LA IMPORTANCIA DE SER POPULAR


O aficionado, como a mí me gusta denominar al corredor que corre por mera afición, por mejorar la salud, por alejarse de malos hábitos no saludables, por perder peso, por sentirse distinto, no sé, por un sin fin de motivos, tantos como corredores aficionados poblamos los caminos, las carreteras y las calles (no olvidemos las rotondas).
Es en lo que pensaba esta mañana nublada de domingo cuando tras desistir de poder correr la simpática carrera en memoria del Padre Marcelino al llegar tarde (me temo que no te va a dar tiempo, me decía un joven de la organización mientras cerraba el sillín de la moto). No obstante, siendo ya inevitable mi no participación decidí disfrutar de aquello que siempre me planteo antes de iniciar una carrera y nunca cumplo: pasear por las vacías calles de la ciudad -de Granada, en este caso-, comprar la prensa y esperar a que vayan llegando los primeros corredores.
Me sorprendió comprobar que la cabeza de la carrera la protagonizaban dos corredores kenianos. Por los altavoces de ambiente afirmaban que la carrera era cosa de estos dos corredores y que en diez o doce minutos llegarían a meta. Por tanto, me situé en un lugar despejado en la acera, unos metros antes de la línea de llegada y decidí saborear lo que nunca me es posible hacer cuando participo.
A lo lejos, por el Camino de las Vacas, ya se veían los coches de la organización y se escuchaban las sirenas de la policía local, apareciendo a los pocos segundos el que sería el ganador de la prueba. Un atleta negro, pequeño, y exento de grasa alguna que como una gacela se acercaba a la meta a un ritmo inferior a los tres minutos el kilómetro. Ver correr a este tipo de corredores es todo un placer para quienes disfrutamos del atletismo.
Dos o tres segundos por atrás avanzaba hasta la meta otro corredor de idénticas características, que a pesar de su esfuerzo no pudo alcanzar a su compatriota. Posteriormente tuve la ocasión de felicitar a ambos corredores cuando salían del pabellón adyacente con la bolsa del corredor en la mano.
Que ambos corredores corran esta prueba, tal y como hacen en los grandes circuitos de carreras que pululan por todo el país, no significa otra cosa que la organización de este evento anual se toma muy en serio esta prueba y la dota muy bien económicamente.
Tras estos dos corredores el vacío.
Al cabo de, aproximadamente, un minuto o minuto y medio aparece un corredor marroquí, y a partir de éste comienzan a llegar otros atletas marroquíes, algunos de ellos conocidos por todos los que participamos en el circuito. El primer español aparece mezclado entre estos últimos me pareció comprobar, probablemente en sexta o séptima posición.
Tras este selecto grupo de diez o doce corredores otro vacío, abortado pasados otros tres o cuatro minutos por atletas -casi todos locales- de gran nivel que oscilan entre los treinta y cinco y los treinta y ocho minutos. A partir de este punto, comienzan a aparecer con cada vez menor intervalo de tiempo, al principio, escasas gotas de corredores, que tres o cuatro minutos más tarde comienza a convertirse en una lluvia más intensa, si bien aún existen muchos huecos y aún no existe una masa amorfa de corredores. Hablamos de los que están entre los treinta y ocho minutos y los cuarenta y cuatro aproximadamente. Hablo con mi interior y concluyo que al final de ese grupo podría haber llegado hoy.
Mientras pienso en todo esto abandono la zona de meta y comienzo a serpentear por calles adyacentes asistiendo a otro espectáculo mayúsculo que supera en plasticidad al anterior: me topo con los verdaderos protagonistas de la prueba, de todas las pruebas. Transitan fatigados, a falta de unos cuántos kilómetros un gran volumen de corredores y no puedo dejar de maravillarme de la puesta en escena de todos estos héroes anónimos. Corredores que llegarán a la meta con un crono superior a la hora. Esos son mis favoritos verdaderamente. Me detengo en la acera, los observo, los ánimo y ellos lo agradecen. Son altos, bajos, gruesos (no hay gente obesa en las pruebas), delgados, mayores, jóvenes, hombres, mujeres, gente de todo tipo y de todas las profesiones. Entre ellos reconozco a algunos que me saludan (¿ Ya has llegado ? No, no he corrido). Entre ellos hay estudiantes, abogados, dependientes, funcionarios, jueces, mecánicos, camareros, amas de casa...un inagotable número de personas y profesiones. Verles me alegra. Ellos son los verdaderos hacedores de las pruebas populares. Me dirijo a mi moto, abro el sillín y cojo el casco mientras esbozo una amplia sonrisa y pienso que estoy orgulloso de pertenecer a ese gran grupo.
No haber corrido hoy ha tenido ese aspecto positivo que no sueles saborear como testigo de excepción cuando participas en las pruebas. Pero también ha habido otro efecto colateral positivo: haber podido hacer posteriormente casi diecisiete kilómetros por la Vega disfrutando de algunas de las mejores sensaciones que jamás he sentido en mis años de corredor. Sin pretensión alguna, bajo un cielo plomizo pero exento de lluvia, a través de una Vega de luz nítida y precisa he podido completar dieciséis kilómetros y seiscientos metros a un ritmo alegre de 4,44 el kilómetro sin apenas sensación de esfuerzo, percibiendo a cada paso que la reflexión de esta mañana y las sensaciones experimentadas posteriormente son de las cosas que hacen de este deporte algo grande.
Y no pude evitar pensar que lo percibido esta mañana haya podido haber generado esos beneficios horas más tarde.

15 abril 2010

CASI UNA FÁBULA


Un grupo de gallinas se arremolina en torno a su cuidador y suministrador de alimentos. Saben o intuyen que hay carnaza e intentan buscar su bocado diario.

De pronto el cuidador, sabedor de que hay demasiadas gallinas nerviosas y estresadas que buscan su bocado y consciente de que no hay comida para todas, utiliza una técnica ancestral cuyo truco y posterior resolución las gallinas no se han transmitido generacionalmente. Así que coge una pequeña porción de pienso enriquecido -ese que chifla a los plumíferos- y la arroja justo en el lado contrario del corral, en un lugar distante y alejado del apelotonamiento inicial.

No falla. Dieciocho de las veinte aves de corral se dirigen hacia ese lejano lugar a pesar de que la proporción de pienso enriquecido es menor al que se estaba suministrando inicialmente.

Sólo dos gallinas permanecen en el lugar inicial sin apenas inmutarse del truculento gancho forjado por su cuidador. Si no fuera porque se trata de animales de natural imbécil uno pensaría que esas dos gallinas parecieran que están reflexionando sobre la estupidez cometida por sus dieciocho congéneres. Incluso pareciera que observan de forman inteligente a su cuidador. Sin duda han comprendido que su ración será mayor.

Esta escena cotidiana en cualquier corral de gallinas -y lógicamente, haciendo las obvias trasposiciones- ocurre cada día en el ámbito social, más concretamente, en el ámbito político.

La sociedad se arremolina en torno al tema de moda actual: la crisis. De éste hablan los políticos -de hecho, se pelean a su costa y buscan rédito electoral-, los periódicos, las emisoras de radio, los canales de televisión, los medios digitales, todo el mundo habla obsesivamente de ese asunto. Pero, de pronto, alguien se acuerda de ese gancho del corral de gallinas y lanza lejos una pequeña porción de nuevos y escandalosos elementos informativos, que obedecen al nombre de "caso Gürtel" o "caso Garzón". Y vuelve a no fallar. Gran parte de la sociedad y los medios de comunicación se arrojan a esa nueva noticia-escándalo; cacarean con el nuevo material; lo exprimen, lo estrujan. A pesar que es menos sabroso y más efímero que el anterior.

Desde la verja el cuidador esboza una cínica sonrisa.

11 abril 2010

MEDIA MARATÓN DE MÁLAGA 2010 (11 DE ABRIL)


No pudo ser. Ni por asomo. Sigo abonado a la misma marca de los dos años anteriores. Este año, 1'37''09'''.

La Media Maratón de Málaga cambió circuito, pero con este cambio también cambió muchos aspectos de la buena organización a la que nos tenía acostumbrados. No sabemos a qué obedecen estos cambios, de hecho si algo funciona resulta baldío cambiarlo. Pero se hizo y en su lugar se ha sustituido un recorrido atractivo por la ciudad por otro que no entra en ningún momento en la ciudad, a lo sumo se asoma tímidamente a la bocana del puerto para posteriormente volver a esa zona de expansión y ese terreno ganado en la parte oeste de la ciudad, junto a la desembocadura del Guadalhorce, muy cerca ya del municipio de Torremolinos.

Pero hablemos primero de la prueba culminada por quien aquí firma. Para poder hacernos una idea -y poder hacérmela yo mismo-, veamos los parciales kilométricos:

Kilómetro 1: 5,08. Km. 2: 4,24. Km. 3: 4,19. Km. 4: 4,23. Km. 5: 4,25. Km. 6: 4,32. Km. 7: 4,27. Km. 8: 4,31. Km. 9: 4,31. Km. 10: 4,36. Km. 11: 4,32. Km. 12: 4,31. Km. 13: 4,32. Km. 14: 4,35. Km. 15: 4,34. Km. 16: 4,42. Km. 17: 4,40. Km. 18: 4,47. Km. 19: 4,51. Km. 20: 4,49. Km. 21: 4,47.

De estos parciales es posible deducir algunas consecuencias. La primera es que haciendo lógica obviedad del primer kilómetro, que ha sido de mucha confusión y lentitud debido a la miríada de corredores, a partir del segundo kilómetro hasta, digamos, el quince los ritmos han sido más o menos los previstos para haber podido detener el cronómetro por debajo de 1 hora y 35 minutos, siempre y cuando los últimos hubieran sido similares o algo mejores, que era el propósito inicial.
Sin embargo, las carreras siempre te ponen en tu sitio. Y el mío ha sido dictado de manera fulminante a partir del dieciséis con leves síntomas ya desde el catorce. De hecho, desde el kilómetro diecisiete hasta el veintiuno la pérdida de ritmo ha sido muy evidente, esfumándose poco a poco las posibilidades que acariciaba allá por el kilómetro doce aproximádamente.
En palabras más concretas: a partir del quince me he hundido completamente, a pesar de que hasta ese momento las sensaciones era bastante buenas. Me han fallado las fuerzas de forma muy estrepitosa y traicionera, pasándome levemente la idea en el diecinueve de arrojar la toalla y detenerme.
En ningún momento de esos aciagos momentos he estado por encima de los cinco minutos el kilómetro más de ocho o diez segundos, pero los síntomas de debilidad han sido muy palpables.
Incluso, la sensación de debilidad ha sido, incluso, casi mayor que el año pasado que, realizando una marca idéntica, el ritmo fue mucho más estable a lo largo de esos veintiún kilómetros. Sin embargo, en la carrera de este año, si se observa con atención, es fácil comprobar cómo los ritmos frescos de los primeros kilómetros han ido desapareciendo de forma levísima hasta el batacazo final a partir del kilómetro dieciséis.
Honestamente hablando, a pesar de la fealdad y aburrimiento del circuito, no creo que éste haya influido en absoluto. Ni siquiera la racha de aire de los kilómetros finales lo considero un elemento decisorio. Además, contaba a mi favor con la inexistencia de la rampa final de los dos últimos años. Por tanto, el problema ha estado en mi propia capacidad -incapacidad en este caso- de no haber podido seguir el ritmo de los primeros trece kilómetros principalmente.
En un par de ocasiones pude ver el globo de la hora y treinta y cinco minutos antes de que éste se desinflara (por lo que es probable que corriera en varios momentos de la prueba a la altura del corredor que lo portaba), si bien tampoco he sufrido la humillación de ser adelantado por el de la hora cuarenta, al que dejé atrás en el kilómetros tres o cuatro.
De todas formas, como comentaba Mario en el coche -una excelente marca de 1,35 para mi paisano-, mantenerse con el paso de los años es similar a mejorar.
Me quedaré con esa frase.
Poco más que añadir. Escribía arriba sobre el cambio de recorrido y la organización. Unas palabras breves para indicar que esta carismática prueba andaluza ha desmejorado en ambos sentidos.
Desde la nula previsión en cuanto al aparcamiento hasta lo grisáceo del recorrido, pasando por la más total ausencia de fruta al finalizar la carrera y la mala organización en cuanto a la salida peatonal del estadio, probablemente provoquen que esta prueba sea eliminada de la agenda de muchos corredores entusiastas de esta prueba, entre ellos quien esto suscribe. Es una prueba rápida, sí, pero no a cualquier precio. Sin embargo, hay que decir que la camiseta técnica Adidas es excelente.
Enhorabuena a todos los participantes y, particularmente, a quienes hayáis mejorado marca.
Por cierto, habilito los comentarios para esta entrada, si bien pido desde ya disculpas si no me es posible contestar a vuestros -hipotéticos- comentarios.

09 abril 2010

PREPARADO PARA LA MEDIA DE MÁLAGA



En dos ocasiones he corrido la Media Maratón de Málaga y en las dos he fallado por unos motivos u otros.
En la primera ocasión -en 2008- comencé al ritmo que inicialmente había previsto pero pronto comenzaron a llegar los problemas estomacales y sucumbí al efecto del calor, situación atmosférica que no me es favorable. Probablemente la humedad hizo el resto.
En esa primera participación el estómago me pasó una mala pasada casi desde el inicio de la prueba. Comenzamos Abel y yo a buen ritmo, no perdiendo de vista el globo de la hora y media pero pronto comprendí que no podía seguir a ese ritmo. Abel me arengó pero le indiqué con la mano que siguiera él ya que yo tenía que bajar algo el ritmo. De manera que me sitúe en un lugar indefinido entre el globo de la hora y media y el de la hora y cuarenta minutos, más cerca de este último que de aquél. Finalmente detuve el cronómetro en 1 hora y 37 minutos.

El año pasado no sufrí problemas de estómago, pero comprendí desde el principio que no me asistían las fuerzas.
Aún así, durante los primeros diez o doce kilómetros corrí junto al globo de la hora y media pero a partir de ahí éste se fue perdiendo entre la niebla de corredores y cuando quise darme cuenta ya me estaba alcanzando el globo de la hora cuarenta, si bien no sufrí en ningún momento la humillación que éste me alcanzara. Comprendí que debía ser lo más fiel posible a los pactos, aunque éstos sean con uno mismo: si mi intención era ir con el primero, se convertía poco menos que en una blasfemia ir con el segundo. Una burda y cobarde traición individual.
Así que decidí activar el piloto automático y no alterar el ritmo hasta el final. Recuerdo dos momentos nítidamente: cuando me adelantó Mario como una bala a la altura de la Plaza de Toros, cerca de la Avenida Cervantes y el suplicio en que se convirtió la cuesta final que conduce a la meta del Estadio Carranque en la que seguramente no bajé de los seis minutos el kilómetro. Curiosamente detuve el kilómetro en idéntico tiempo del año anterior.

Este año no sé qué ocurrirá. Hay otro trazado y se elimina la cuesta del final. Además, según observo, es probable que me encuentre algo mejor o al menos eso acreditó mi tiempo en la más difícil Media Maratón de Baza.
No he hecho los kilómetros que hubiera querido, pero sí he metido algo de calidad, por lo que mi intención inicial -espero que también la de Mario- será correr junto al globo de la hora y media e intentar seguirlo hasta el final de la prueba. Soy consciente que no será probable que pueda entrar con él a la meta, pero si lo pierdo de vista en los últimos cuatro o cinco kilómetros, habré perdido en torno a los dos o tres minutos y consideraré cumplido el objetivo. Una marca de 1 hora y 33 minutos sería muy satisfactoria, pero también entenderé como ideal la hora y 35 minutos.
Dicen que no hay dos sin tres y espero que no se cumpla el dicho, ya que supondría volver a repetir la hora y 37 minutos.

08 abril 2010

MÁS SERIES MÁS SERIO



Esa franja -hoy ya mejorada junto al macrocentro deportivo We, que conoceréis quienes conozcáis esta zona de Granada- junto a las últimas viviendas ha sido el lugar elegido para las series.

Es curioso, muy curioso que yo tan poco proclive a hacer series, ayer miércoles estuviera todo el día buscando la ocasión para hacer algunas a pesar de lo apretado de la agenda.
Posiblemente esa inclinación se debiera a que el pasado miércoles volví por enésima vez a iniciar esa etapa -experiencia positiva, por cierto- y me comprometí con hacerlas al menos una vez a la semana, ahora que tengo la sensación que correr es algo que domino más últimamente, algo curioso también.
Así que han sido series urbanas, algo que también choca frontalmente con mi idea del correr, que siempre lo concibo como una actividad encuadrada dentro de un entorno natural, alejado de la ciudad.
Y no han ido mal esas series de aproximadamente 400 metros: 5x400, siguiendo la idea del miércoles pasado: no terminarlas completamente agotado. Tras esas series he podido hacer una ruta urbana de siete kilómetros y medio bastantes satisfactorios, pasando por el barrio de Mario, justo por Camino de las vacas . Y tras los ejercicios de elongación y unos cuantos abdominales he terminado con la sensación de haber cumplido sobradamente cuando presumía que la tarde ya iba a quedar en blanco.
Mañana habrá una ruta por las inmediaciones del Pantano del Cubillas a ritmo alegre de entre 10 y 12 kms, toda vez que no conviene ya cansar demasiado las piernas de cara a la Media Maratón de Málaga del próximo domingo en la que me planteo inicialmente enrolarme en el cajón de 1 hora 30, que seguramente no conseguiré seguir como ya me ocurrió en esta prueba el año pasado.

05 abril 2010

METALLICA LIVE NIMES

Me gustan los directos. Me quedé cautivado con ellos en mi etapa de concejal de -entre otras- este tipo de cosas, en una época particularmente febril y activa de eventos de este tipo, con la irrupción del Piorno Rock como festival estrella.
Hace poco descubrí este directo de mis admirados Metallica en el impresionante Teatro Romano de Nimes (Francia) en julio de 2009. Un excelente DVD de uno de los grupos que mejor directo ofrecen, que cuenta con la particularidad de estar grabado pensando mucho en la puesta en escena de los músicos desde el amplio y minimalista escenario. Destaco el excelente trabajo creativo y visual del vídeo y la posibilidad de ir estudiando con detalle la precisa irrupción instrumental de los cuatro miembros del grupo, como si de diapasón de cuatro tonos se tratara.
De Metallica siempre me ha cautivado esa garra sonora tanto de la guitarra principal asumida por el virtuoso Kirk Hammett como de la fuerza rítmica que lanza desde atrás el vocalista cofundador James Hetfield (en el mundo heavy se considera una virtud asumir la voz y la rítmica al mismo tiempo, virtud de elegidos), mientras que la guitarra bajista protagonizada por el "chicano" Robert Trujillo, va introduciendo el vigor tan propio de este grupo (desde luego, acertada elección la de este músico), presidiéndolo todo la batería del cofundador de la banda de origen danés Lars Ulrich. La grandeza de Metallica quizá sea toda esa compenetración que a pesar de los cambios de miembros (el bajo ha sido el puesto más movido tras la muerte en accidente de tráfico en Suecia del excelente bajista original Cliff Burton) el sonido del grupo sigue teniendo un estilo inimitable, una personalidad propia.
Este DVD inmortaliza uno de los conciertos de la gira mundial del grupo con ocasión del lanzamiento del último trabajo Death Magnetic, pero hay temas de los trabajos más míticos de la banda como es este Master of puppets uno de los temas-insignia de la banda californiana. Incluyo este tema tomado de YouTube, pero existen varias opciones de ver otros momentos del concierto en el universal portal de vídeos que, por supuesto, os aconsejo.

04 abril 2010

COMENZAR UN LIBRO, ACABAR UNA CARRERA.




Pocos momentos tan emocionantes como comenzar a leer un nuevo libro...

Toca devorar un nuevo libro. Qué momento más grato ese: de pie frente a los anaqueles de la cada vez más abigarrada librería, comenzar a sentir el tacto de los lomos posados tranquilamente en los estantes, durmiendo una especie de sueño de los justos, hojear las páginas, descubrir la sinopsis del argumento, los datos del autor, qué momento.


....y pocos momentos tan especiales como acabar una dura prueba

Un momento de emoción similar a acabar una prueba dura -un maratón, qué duda cabe- o comenzar a correr tras un periodo de lesión. Momentos de dicha, de plenitud, a estas alturas de la vida, tal vez algunos de los momentos individuales más gratificantes ante tanta estulticia en el exterior.
Acabado caín de Saramago -no, no se trata de una falta ortográfica poner ese nombre bíblico con minúscula sino un modesto homenaje al maestro portugués-, toca preguntarse de nuevo qué género, qué narración, qué ensayo, elegir, si bien la decisión ahora, inevitablemente, vendrá de la mano de la tercera y última entrega del ciclo Millennium de Stieg Larsson, La reina en el palacio de las corrientes de aire, toda vez que la tercera película ya está tocando a la puerta para verla y conviene tener la novela leída, toda vez que el cine en esta ocasión está siendo muy fiel a la literatura y no quiero dejar de verla por nada del mundo. Por eso conviene leer antes la novela.


Sin embargo, había otras prioridades a punto de ser devoradas que deberán esperar, entre ellas La noche de los tiempos de Antonio Muñoz Molina, que acaba de ser elegido libro del año por una revista especializada. Y eso le sitúa entre las prioridades que aún aguardan. Sin olvidar El niño 44 del británico Tom Rob Smith o Black & Blue la novela negra del escocés Ian Rankin, entre otros muchos títulos pendientes.
Qué ansiedad más placentera.

UN VIAJE A PARÍS (I)

Existen ciudades que pueden ser contadas y otras que tiene que ser visitadas para poder contarse. Entre estas últimas está París.      No es...