15 septiembre 2020

UN PROYECTO DE NOVELA QUE AVANZA

 Con 60 000 palabras iniciales doy por concluida la primera redacción de mi novela de título provisional Un mensaje desconocido, que es la continuación (una continuación atípica) del relato de igual título publicado en mi libro de relatos. 

No suelo terminar el borrador sin un final definitivo, pero en este caso era necesario porque a lo largo y ancho de esas 60 000 palabras iniciales la novela da giros diversos que podrían no conectar demasiado bien con un final incoherente con ellos. Por tanto, he decidido emprender ya la ardua labor de la reescritura (segunda escritura) del borrador con el fin de evitar entrar en más giros y vericuetos que pudieran desnaturalizar la idea argumental iniciar. 

Este segundo proceso será mucho más lento porque, en teoría, debería de marcar los tempos verdaderos del argumento de la novela, así como los giros definitivos, desarrollo de los personajes, afinación de los diálogos y todo lo conlleva crear un cuerpo narrativo lo más sólido posible. 

Posteriormente será entregada a unos pocos lectores cero que me darán sus sugerencias y opiniones; y de ahí pasará al corrector profesional, sin aun pensar en cómo publicarla. Eso será decidido posteriormente. Será una decisión que no tomaré hasta que totalmente concluida y ese día aún está por llegar. Y no llegará pronto. Me temo. 

Seamos sinceros: hoy el mercado está saturado de novelas y la posibilidad de que una novela sea visible no es fácil, con independencia de que se autopublique o sea haga con una editorial grande (mucho más difícil si es autopublicada). Sobre todo si no se trata de una novela de crímenes, romanticismo/sexo o histórica, que son los gustos lectores hoy día.

Y de nada de eso trata.

Luego, ¿de qué trata? Mis novelas siempre se refieren a individuos anónimos y cuentan su proceso vital, sus grandes dudas y decisiones. Pero nunca la expongo de manera directa, sino que las, digamos, maquillo a través de otras historias paralelas o argumentos enmarcados en esas historias. En Equis quería correr, la historia que enmarca es la actividad y el anhelo de correr y en ésta en la que ahora trabajo hay cuestiones un tanto misteriosas, distópicas y misteriosas, pero siempre la razón vital del ser es el trasfondo.

Es lo que intento, pero siempre será la soberanía inalienable del lector la que tenga la última palabra.



4 comentarios:

  1. Amigo José Antonio, sin duda el mercado literario está muy complicado respecto a llegar al lector. Si ya sumamos que cada vez hay menos lectores y los que hay ya tienen unas tendencias literarias, pues mejor ni pensarlo. Se que esa actitud no es la tuya, afortunadamente para los que te leemos, y lo mejor de todo es lo que disfrutamos los lectores, con hambre de leer lecturas nuevas y que nos haga pasar unas horas alejado de éste hastiado mundo. Un abrazo

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    1. Amigo, Paco, estás en lo cierto, el mercado literario está muy complicado. Sin embargo, como bien comentas, no forma parte de mi ambición entrar en ese mercado, que en realidad es mercadeo, sino contar historias por el placer de contarlas. Lo demás importa menos. Pero es cierto, cada vez es más difícil ser visible ante el panorama tan poco esperanzador: pocos lectores y los que lo son con gustos literarios muy concretos. Pero lo importante es seguir escribiendo y tener un número de lectores que conecten con lo que uno escribe. Un fuerte abrazo.

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  2. Tocayo, ya tienes lista la base de tu novela. La tienes que pulir aún en su reescritura. Y en ello emplearás bastante tiempo. Pero la base, la "esencia", la tienes. Todo tiene que seguir un proceso. Así que, cuando la tengas terminada, y esté leída por los lectores que tú elijas, tendrás que decantarte en qué formato editarla. En buena parte influirá en tu decisión cómo está el merado de compra de libros. Pero el paso previo es su reescritura, en la que te emplearás a fondo. A seguir adelante con este proyecto tocayo. Que al final, cuando veas los frutos de tu trabajo, tendrás la prueba de que ha merecido la pena. Al fina, como bien dices, como bien dices "...será la soberanía inalienable del lector la que tenga la última palabra".

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    1. Lo importante es escribir, cada día lo veo más claro. Y, por supuesto, que te lean. Lo primer está en mis manos, tocayo, lo segundo no. Un fuerte abrazo.

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Sin tu comentario, todo esto tiene mucho menos sentido. Es cómo escribir en el desierto.

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