25 agosto 2020

LOS ANIMALES, ASIGNATURA PENDIENTE (DIARIO IDEAL, 24 DE AGOSTO DE 2020)

 



No queda otro consuelo que considerar al perro vagabundo Timple como una especie de mártir que expíe la culpa de esta sociedad que abomina hasta de sus animales más cercanos. No creo que sea necesario recordar aquí cómo ha sido asesinado en Lanzarote este animal, que no es más que un triste titular anticipatorio de lo que ocurre con frecuencia en nuestro país con otros seres de su especie o de especies distintas, porque si vamos a hablar de derechos de los animales no podemos –ni debemos– excluir a ninguno, doméstico o salvaje. Y para hablar de derechos debemos de hablar de leyes, las cuales van entrando en el Código Penal español a través de un embudo estrechísimo, hasta el punto, las más de las veces, que se interrumpe el débil goteo y eso permite que dos individuos no solo hayan sacrificado sin motivo a este inocente animal, sino que lo hayan hecho, además, con premeditación, alevosía y usando una saña pocas veces vista, con grabación de imágenes incluida. Un martirio intolerable que tan solo podría servir para lo que decía más arriba: considerar a este perro vagabundo como una especie de mártir que al fin provoque un severo repaso legal de índole penal y un verdadero rechazo de la sociedad en general a este tipo de actos e individuos, que bien podríamos llamar monstruos sin temor a equivocarnos. El Código Penal español introduce el tipo penal en cuanto al maltrato de animales domésticos y amansados en el artículo 337, estableciendo un tipo básico y un tipo agravado. En mi opinión, la pena para ambos tipos, sobre todo para el agravado, es insuficiente. El agravado (artículo 337.3) prevé una pena de seis a dieciocho meses de prisión e inhabilitación especial de dos a cuatro años, pero hay que considerar que con esos periodos de pena tan mínimos, difícilmente, un maltratador va a ingresar en prisión, a no ser que se trate de un delincuente reincidente. Cuando se trata de maltrato a otros seres más débiles el legislador no puede ir tan atrás con respecto a lo que ocurre en la sociedad.

No puedo afirmar que, comparativamente, España sea un país especialmente violento con sus animales, pero sí que es uno de los pocos que disfruta torturándolos ya sea en una plaza redonda o en esas fiestas dantescas y medievales aderezadas con buenas dosis de ignorancia y de alcohol.  También puedo afirmar que, en general, y no solo en España, nos comportamos de manera violenta con las demás especies, siempre más indefensas y vulnerables. Y lo hacemos desde el plato. No recuerdo si fue Ghandi quien dijo que la violencia contra los animales comenzaba en el tenedor, porque también es violencia legalizada y consentida todo ese crimen diario sordo e invisible infligida a los millones de seres vivos que pasan por los mataderos industriales para calmar nuestros apetitos, que no es más que un eufemismo. Creo que fue el Nobel de Literatura Coetzee quien aludía a la necesidad de mataderos de cristal, que haría visible los horrores que dentro ocurren para comprender por qué algo troceado que se vende en los supermercados y carnicerías no es más que la parte de un todo que un día tuvo vida y si hay vida hay felicidad, tristeza y miedo.

Desde hace miles de años el ser humano decidió que el animal no estaba ahí para otra cosa que para ser utilizado en cualquiera de las manifestaciones que le fuera posible aprovechar. Lo ha utilizado para trabajar, para vestirse, para divertirse, para comer, para desplazarse...Sin embargo, pocas veces le atribuyó un rol distinto a ésos. Apenas ha cambiado nada desde entonces; es más, en ciertos sectores la violencia se ha incrementado. Consiguió, en parte, cambiar esos roles el perro, pero aún en nuestros días este fiel animal sigue siendo utilizado para todos esos quehaceres que enumero, sin excluirse el de alimentar, algo común en algunos países asiáticos, si bien esa cercanía no ha evitado que el resto de los animales sigan adscritos a esos roles nada agradables que se le asignaron, porque el ser humano suele tener mucha capacidad para dejar de ver lo que es evidente. Y la evidencia actual no es otra que la humanidad aún sigue ejerciendo la violencia contra los animales, algo mitigada por las leyes y actitudes individuales personales de, todavía, pocas personas que han podido ver la realidad que está más allá de la presencia del animal entre nosotros.

Soy de la opinión que una sociedad evoluciona en la medida que va dejando atrás fórmulas anacrónicas y tradiciones arcaicas y violentas, y sobre todo protegiendo a sus seres más débiles, más susceptibles de ser aniquilados por el propio hombre, pero siempre será un fracaso de la sociedad que asesinatos como el que ha sufrido Timple sigan ocurriendo. Una sociedad que suele mirar hacia otro lado o sencillamente no mirar ante el sufrimiento del animal, que se autoengaña pensando que su paso por esos campos de concentración modernos que son los mataderos industriales es un tránsito sin sufrimiento ni tortura o que ha nacido para morir en una plaza, o cualquier otro espectáculo público, o para ser herramienta de carga o para utilizar su piel para vestirnos, en definitiva, para aprovechar todo lo que sea posible de él, porque para todo eso ha nacido. Pensar así es negar la vida, negar a un ser vivo, que en absoluto ha nacido para nada de eso. Pensar así –insisto– es un rotundo fracaso de la sociedad. Y este fracaso es de todos, de quienes no quieren mirar y conocer la realidad, y de quienes no quieren educar y legislar.         


5 comentarios:

  1. Una de las facetas por las que no me gustan las personas es ésta que tu denuncias tan bien, aunque hay excepciones claro está; y por mucho que lo explique no lo entienden mis contertulios pues dicen que el hombre es un ser social. Y es cierto, el hombre es un ser social, pero es raro dar con un espécimen que merezca la pena, pues es raro que tal persona tenga un cierto grado de sensibilidad. Una persona es sensible cuando ama a los animales y si ama a los animales y los defiende, es señal de que ama en profundidad la vida. Gran artículo el tuyo amigo mío. Un abrazo.

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    1. Muchas gracias por tus palabras apreciado amigo, que complementan muy bien lo dicho en el artículo. Efectivamente, el hombre no llegará a ser un completo, ni mucho menos social, si no sabe proteger lo más débil que le rodea. Tenemos un obligación para con los animales y jamás me cansaré de proclamarlo a los cuatro vientos. Por suerte, cada vez hay más gente que estamos en esta línea. Un fuerte abrazo.

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  2. Tocayo, qué razón tienes. La especie humana es, en buena parte, considerablemente "despreciable". Y, por desgracia, disfruta de esa forma tan "macabra", por calificarlo de alguna forma, de actuar para con los pobres animales.

    No sé si es cuestión de legislación. No sé si las leyes nos "educan". Bueno, sí lo sé. O, al menos, sí sé lo que creo. Y creo que, por desgracia, muchas veces las leyes están para burlarse de ellas. O esa es mi impresión. No es que sean "papel mojado", pero sí que muchas "personas" no se las toman en serio. O, al menos, no tan en serio como se debieran de tomar. Con los animales, por desgracia, siempre hemos hecho "perrerías". Hasta no hace mucho, no recuerdo el pueblo, tiraban una cabra desde el campanario de la iglesia. No sé si se seguirá practicando, espero que no, en otro pueblo se colgaban aves en una cuerda y, "personas" a caballo los decapitaban al pasar al galope al lado de las pobres aves. No olvidemos la "animalada" que hacen año tras año, al toro de la Vega en Tordesillas, que no sé se la presión de pacifistas mitigó un poco; pero que en realidad sigue. A los toros les hacen verdaderas... No consigo calificar a esos martirios que les hacen a los pobres toros. En muchos pueblos le ponen antorchas en los cuernos. En alguna ocasión en visto en televisión como, después de martirizarlo, le pegan un tiro en su frente, para aniquilarlo sin piedad.

    Yo creo, tocayo, que es cuestión, casi más que de poner "verdaderas penas" a los infractores, de educación. Pero eso de educar, es la pescadilla que se muerde la cola. Los agentes primarios de la educación son la familia y la escuela. En la escuela pueden inculcarle "buenos valores". Pero si los padres no educan a sus hijos en esta línea, porque ellos mismos en muchos casos, están mal educados, no sé a ciencia cierta cómo se podrían poner los cimientos para una verdadera "educación". Si con las mismas personas hacemos barbaridades. Qué no vamos a hacer con los animales. Echan por televisión,
    sin ningún pudor, acciones "repugnantes" de personas sin "escrúpulos", que le debería de poner el vello de punta a cualquiera. El otro día vi otro asesinato de un negro por un policía en Estados Unidos. El pobre hombre, se dirigió a su coche, se sentó en el mismo, y el policía se fue al coche y le asestó, creo que siete disparos a bocajarro. Cuando vemos la violencia de género, que también salpica y mucho, a los hijos. Porque a veces hasta son asesinados por su progenitor. Pero a todos les queda la, para siempre huella, del asesinato de uno de sus padres por el otro. Y eso, creo yo, que es algo que les afecta de por vida. Pero creo que me estoy desviando un poco del tema. Simplemente lo que quiero, de alguna forma, es demostrar, aunque ya es algo que está más que demostrado, que el "hombre" puede que no sea bueno por naturaleza. Me refería antes a la educación. Pero lo primero es que las personas estemos hechas de "buena madera" para que nos puedan educar. Al igual que un buen mueble está hecho por buena madera. Y, por supuesto, esa madera ha sido trabajada por manos verdaderamente artesanas; una persona, para que llegue a tener unos verdaderos "valores humanos"; primero, ha de estar hecha de "buena madera". Y, segundo, debe de haberse formado por verdaderos educadores.

    Lo del sacrificio de animales no lo puedo tratar, puesto que tengo que ir quitando parte de lo que he escrito. Me he pasado de los 4.096 caracteres preceptivos.

    Un abrazo tocayo.

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    1. Creo que el sistema no te ha dejado escribir más,tocayo, y es una pena, porque el hilo argumental era bueno y pedagógico. Celebro que hayas interpretado tan bien mi artículo, que busca inducir a pensar y,sobre todo, a mostrar un mundo que está ahí y que no solemos ver. Un fuerte abrazo.

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  3. Gracias tocayo por tocar la "fibra sensible" de las personas. Al menos la mía la has tocado. Sobre esta publicación hay "mucha tela que cortar". Pero creo que mis ideas fundamentales acerca de cómo suele ser el comportamiento del "ser humano" con los animales. Y sí, intento sacar mi faceta "pedagoga". Al fin y al cabo soy pedagogo, aunque no ejerza esa bonita profesión. Un fuerte abrazo tocayo.

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Sin tu comentario, todo esto tiene mucho menos sentido. Es cómo escribir en el desierto.

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