No estoy muy seguro qué ha querido contarnos el joven y novísimo director Benh Zeitlin en la aclamada película 'Bestias del sur salvaje'. Si todo es metáfora habrá que interpretar qué ha querido contarnos a través de ella; sí es realidad, resulta poco creíble; y si es una mezcla de ambas cosas, habrá que imaginar.
Está claro que no es un cine descriptivo. Por tanto, habrá que entender que es onírico, imaginativo. O una rara mezcla entre lo posible y lo imposible.
Por un momento pensé que jugaría con la imaginación, pero ha medida que transcurría la cinta comprobaba que no había definición alguna para poder permitirse imaginar algo. Ya he dicho en varias ocasiones, que en el cine para que me describan la realidad de una manera no real o metafórica, prefiero la ficción pura y dura, es más, prefiero la ciencia ficción porque sé lo que voy a ver. De ahí que si no hay forma de ver lo que se quiera contar, prefiera cada vez más películas sin pretensiones, 'americanadas', incluso.
Viento esta película, ha habido momentos en los que he pretendido ver un homenaje o una denuncia al brutal tratamiento que se dio a las víctimas empobrecidas del nefasto 'Katrina' en New Orleans, pero lo descarté; luego, si no se trata tampoco de eso, vuelvo a no saber qué película he visto.
Por su parte, la irrupción desde la tumba de esa especie de jabalíes gigantes (¿Orus?), dormidos plácidamente siglos y siglos en el Polo Sur y que vuelven a la vida a través de deshielo, no puede ser otra cosa que la metáfora de que tenían fama de atacar a los cavernícolas, devorando de paso a sus bebés, luego ¿hay una correlación entre aquellos cavernícolas expuestos a los dramas de la naturaleza y éstos seres pobres como ratas de las pantanosas tierras del sur de Estados Unidos? No estoy seguro de poder contestar a eso con rotundidad. Por tanto, sigo sin saber qué ha querido contarnos el joven director.
Eso sí, excelente la fotografía y buena la banda sonora.
¿Aconsejar la película? Que cada cual elija. Me es imposible mojarme.
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