PORTADA DE LA REVISTA 'EL JUEVES' |
Una lectura atenta del auto del Juez José Castro Aragón, titular del Juzgado de Instrucción nº 3 de Palma de Mallorca, nos documenta de primera mano sobre las dudas razonables que han llevado a este osado Juez -digo osado, porque no es habitual que juez alguno en España tenga el valor jurídico necesario para imputar a un miembro de la Familia Real- a imputar y citar para declarar a Doña Cristina Federica (que sorpresa lo de Federica) de Borbón y Grecia. Esa lectura causa estupor y en ocasiones uno tiene la sensación que esas dudas razonables que expone el juez sobre la actuación de la Infanta en la 'Asociación Instituto Nóos de Investigación Aplicada' y la sociedad mercantil 'Aizoon S.L.' resumen muy bien el atentado a la inteligencia que supone para el español de a pie la actuación de esta avispada pareja en el juego de sombras en que se ha convertido el entorno de la Monarquía en España.
No obstante, advierte el juez que la imputación puede suponer tanto el sobreseimiento como la posibilidad de abrir el cauce para posibilitar al Ministerio Fiscal y acusaciones Particular y Popular para que formulen sus reproches penales y a los Actores Civiles sus pretensiones civiles. Todo eso puede ocurrir a raíz de lo que esta señora declare el próximo día 27 de abril a las 10 de la mañana en la sede del Juzgado de Instrucción número 3 de Palma de Mallorca.
No debemos olvidar que ser imputado penal en este país, de acuerdo con nuestro sistema jurídico-penal, puede significar nada o mucho. Es decir, que no es lo mismo estar imputado que acabar con responsabilidad penal. Y es ahí donde está el punto de inflexión fundamental. Además, hay que tener en cuenta que el Juez José Castro Aragón no juzga sino que instruye; y que la instrucción proviene de una primera instancia judicial del Poder Judicial ¿Qué quiero destacar con esto? Ni más ni menos que el Poder Judicial a medida que va subiendo escalones jerárquicos va adquiriendo más hábitos políticos y menos judiciales. Por tanto, debe estar muy vigilado este juez por los órganos judiciales superiores en jerarquía, a pesar de que en un plano teórico y con las Constitución en la mano tan independiente es la actuación judicial de este juez que la de cualquier magistrado de instancias superiores.
Dicho esto, hay que considerar que dar el paso de imputar a un miembro - o miembra- de la Familia Real tiene su trascendencia política. Es como si el duro cascarón del núcleo intocable de la Monarquía ya se pudiera tocar; y que eso ocurra en este país podrido supone mucho.
Claro, ha tenido que tocarse fondo para llegar a estas composturas, pero se ha llegado, que es lo importante.
Las monarquías como la iglesia -cualquier iglesia- son instituciones camaleónicas, porque no de otra forma pueden seguir subsistiendo en los siglos de los siglos. Esa capacidad de transformación, sin lugar a dudas, tiene su mérito. Por ejemplo, fijémonos en la supervivencia de las monarquías para que nos hagamos una idea de su capacidad de resistencia: han sido guillotinadas (Revolución Francesa y/o periodo republicano de Cromwell en Inglaterra), asesinadas (en la revolución bolchevique contra la Rusia zarista por ejemplo), expulsadas (caso de los Borbones en España en varias ocasiones), pero ahí siguen, perpetuándose sine die. Siempre vuelven. Por tanto, que ningún republicano de corazón o de ideas considere que nuestra actual monarquía no va a tener la suficiente pericia para seguir aferrada al poder. Un poder que ya no es político sino económico e influyente. Una especie de franquicia que busca situarse allí donde le dejen. Como el Macdonald.
Esto es grave paisano, la cúspide de nuestro sistema político de convivencia es imputado, es sospechoso de ser corrupto y criminal, y sabemos que todo el sistema lo es, o al menos bastantes individuos lo son, y lo admitimos por que en todo el recorrido de la población alguien, mas bien ya muchos, es corrupto y saca provecho....no se por donde reventara.
ResponderEliminarReflexión muy acertada Mario. No sé por donde reventará, pero algo tiene que cambiar antes de que el populismo barato se imponga, que es lo que va a ocurrir.
ResponderEliminarCada vez se habla más de la necesidad de la derogación de la monarquía, pero una república con los mismos valores -o sea ningunos- tampoco significa nada. Saludos.