Han querido los elementos que el día que estreno las Saucony Triumph 7 haya ido arrastrándolas en esos fatídicos cuatro kilómetros últimos de los dieciséis con los que me he atrevido hoy, en una tarde que anunciaba una primavera, a priori, muy calurosa. Probablemente haya corrido a veintiséis grados y eso ha sido decisivo. Sin duda, he sufrido.
Pero el problema no está en ese desaforado calor repentino porque he corrido con diez grados más y en mejores condiciones. El problema está en lo lejano que está ya el treinta y uno de enero, que fue cuando corrí los veintiún kilómetros de la Media Maratón de Almería, en unas condiciones de forma muy favorable. El problema es que el parón obligado siempre pasa factura.
Fuere por unas razones o por otras el caso es que pocas veces he sufrido como hoy, a pesar de que en pocas ocasiones el crono señalaba un ritmo inferior a los 5'15'' el mil. En realidad, no iba excesivamente lento porque la media ha estado por debajo de ese crono. El por qué de un ritmo algo vivo para las condiciones en las que me encontraba haya sido, quizá, mérito exclusivo de la buena respuesta de unas zapatillas excelentes y, sobre todo, con una amortiguación y estabilidad aún intactas.
Pero sé que el camino de la idoneidad física es ése y no otro, por lo que toca sufrir, que también forma parte del correr.
Sucede siempre -o al menos a mí me sucede siempre- que estos tres o cuatro primeros meses del año son los peores en cuanto a forma física. Además, consultando las estadísticas del peso en los últimos años, por lo general, en estos primeros meses la báscula siempre ha estado más disparada para ir bajando a medida que transcurren los meses. Y es que tener menos peso -dentro de los parámetros y características morfológicas de cada uno- es muy importante para rendir mejor y sufrir menos.
Por tanto, que nadie tenga duda que correr no es una actividad que consista solamente en calzar unas zapas y salir a trotar. Correr en serio está muy relacionado con la forma de vida y una forma de vida alejada del orden casi siempre se resume en los dígitos de la báscula y en mayor pérdida de forma. Esa es una de las grandes preocupaciones de los corredores, pero también nuestra mayor motivación.
José Antonio, mucho tiempo sin comentarte aunque sigo leyendo tu original blog. Me ha llamado la atención esta entrada y veo que también sufrís los corredores experimentados. Yo sufro a diario pero ahí sigo luchando con la báscula.
ResponderEliminarSaludos.
Miguel -Cuenca-
Todos sufrimos Miguel, y aunque no lo creas, quizá la élite sea la que más sufre. Imagina lo que se ha de sufrir para cubrir 42 kms en poco más de dos horas.
ResponderEliminarSaludos.