06 mayo 2009

LA PERCEPCIÓN DE LAS COSAS



Hace unos pocos días pasaba casualmente por una calle de mi pueblo, Pinos Puente; una calle normal, una de las muchas que podríamos encontrar en cualquier pueblo, pero añorada. Cercana a la casa de mi niñez; una calle por la que he pasado en muchas ocasiones y que tengo asimilada con sus características propias. La tienes memorizada en la retina, y podrías perfectamente reproducirla mentalmente sin necesidad de contemplarla en la realidad. Es algo que nos ocurre a todos con los lugares de nuestro entorno.


Y decía que pasando casualmente por ella observé en ella otra fisonomía. Sabía que esa calle seguía siendo la misma de siempre, nada en ella había cambiado, pero de pronto me sorprendió comprobar cómo al fondo de la misma emergía majestuosa Sierra Nevada, a pesar de que podrían existir un mínimo de 40 kilómetros de separación. Y pensé que nunca había reparado en ello. Asimismo, sorprendentemente, en un primer plano, emergía el Piorno, un picacho que preside la entrada del pueblo y que forma parte la zona montañosa de Sierra Elvira. Ese primer plano, también me sorprendió, pero era mucho más evidente. Sin embargo, no podía dejar de contemplar la gran mole de Sierra Nevada, repleta de nieve, y tener la sensación real de que se podía tocar con la mano.
Minutos después me encontraba en la carretera que une Pinos Puente con Granada y observé Sierra Nevada mucho más lejana, circunstancia ésta que me produjo mucho más estupor: si me acerco a Sierra Nevada, ¿ cómo es que la veo más lejana que desde la calle del pueblo ? No supe responder a esa pregunta.
Nos acostumbramos a mirar de una manera concreta desde niños. Vemos los elementos que nos rodean con la configuración inicial y resulta difícil deshacerse de esa manera de mirar. 
Pero en realidad, aunque miramos y vemos, no tenemos agudizado el sentido de la observación. Si siempre hemos contemplado las cosas, las personas, los objetos, de una manera y la mente acostumbra a ver de esa forma. Pero hay otras formas de mirar, y descubrirlas siempre es emocionante. Seguramente eso ocurrió cuando contemplé esa calle con una mirada distinta.        

9 comentarios:

  1. Te digo que cuando voy de visita a Jaén y contemplo el vasto mosaico de olivares siento que me estremezco desde los pies a la cabeza. El mismo paisaje que tantas veces ignoré, que tan asimilado, viciado y casi odiado tenía. Ahora he descubierto casuchas, pequeños valles y caminos en los que antes no había reparado.
    Creo que según pasan los años todo, absolutamente todo adquiere una nueva dimensión. En mi caso, casi todo lo pasado cobra nuevos matices positivos. ¿Será por eso de que todo lo pasado fue mejor? ¿O es que vamos creciendo con vendas que progresivamente nos vamos quitando?

    ResponderEliminar
  2. Tal vez lo que ocurre es que nos vamos "inmunizando" visualmente hablando, pues lo que hemos tenido siempre ante nuestros ojos, nos cuesta apreciarlo bajo un nuevo prisma óptico. En alguna ocasión hemos hablado de la adaptación de los receptores, por ejemplo ante un intenso olor, al cabo de un rato, dejamos de percibirlo, y lo que ocurre con el olfato puede hacerse extensible, en cierto modo, a la vista.
    Habría que tratar de recuperar la capacidad de sorprenderse, aún cuando se trate de imágenes de cada día.

    ResponderEliminar
  3. Amigo respecto a tu columna ,tranquilo que aunque las sensaciones a veces no acompañen seguro que cuando llegue Santa Fe sacas lo mejor de ti, animo!!

    ResponderEliminar
  4. José Antonio:

    La vida es un conjunto de imágenes apiladas, entre el cuerpo y el alma. Según cambia este cuerpo, se va modificando el alma que lo contiene, y por ende, variamos la captación y el contenido de todas esas imágenes interiores.

    Es lo bonito de la vida, volver a redescubrir, volver a sorprenderte de todo aquello que -pensabas- ya conocías.

    Cuando vivía en Madrid, lo primero que siempre me llamaba la atención al volver a Granada era la visualización de nuestra majestuosa Sierra Nevada. Siempre, siempre me sorprendía.

    Saludos republicanos. Toni Sagrel.

    ResponderEliminar
  5. Yo también percibo sensaciones extrañas cuando voy por el Paseo de los Tristes, recordando mi infancia y cómo ha cambiado todo. Bueno, todo no. Nos queda La Alhambra, que mantiene el mismo aspecto.

    No te preocupes por ese entrenamiento. Mi entrenador me aconsejó que esta semana no hiciera nada de Fartlek. Nada más que rodajes tranquilos y cada vez en menos kilometraje. Ayer 60', hoy 50 (que se quedaron en 40 por unos perros), mañana descanso, el sábado 20 y el domingo a por piononos.

    Así que, tranqui, que lo fuerte hay que darlo en las fiestas.

    Nos vemos

    ResponderEliminar
  6. Con respecto al running: por algo somos populares. No hay que preocuparse en exceso. Yo ahora me estoy tomando las cosas más tranquilamente. Sólo salí esta semana lunes y martes, el pasado sábado, de juerga y hoy ha encartado otro día lúdico-festivo, con lo que el entreno programado para hoy se ha ido al garete. Me da igual. Mañana (si puedo) rodaré unos kms y el domingo, lo que salga.

    ResponderEliminar
  7. pues si, jose antonio, sobre todo con los cambios de estación, una luz distinta. El viernes pasado en pinos, en la calle eras bajas miraba al piorno, lo admiraba, y me parecia distinto, único. Pasamos demasiado rápido y no contemplamos.

    ResponderEliminar
  8. Javi, necesitamos observar más que mirar. Quedarnos en los detalles pequeños. Haces bien relajándote un poco. Somos populares.

    Abel, llevas razón. Nos inmunizamos y sesgamos la capacidad de mirar. Debemos abrir los ojos, permanentemente. Te espero en Santa Fé.

    Paco,como bien dices, espero que el trabajo hecho aflore en la carrera, pero ¡que mal sienta no entrenar con buenas sensaciones! Saludos

    Toni, con nuestro cuerpo cambia nuestra percepción. Pero estoy convencido que igual que es posible mantener el cuerpo a raya -corriendo por ejemplo-, también el alma se puede reactivar. Hay que intentarlo.

    Greg, supongo que tus visitas al Paseo de Los Tristes son un compendio de nostalgia, y es que el lugar se ofrece a ello. Sin duda.
    Excelente consejo el que me das. Ayer estaba derrotado, aunque hoy me han salido unas buenas series. Ahora lo cuento en la bitácora.

    Mario, fue muy similar lo que a mí me ocurrió. A tí en las Eras Bajs, a mí en la Calle Rosas, donde estaba el bar del Coco. Fue una revelación.

    ResponderEliminar
  9. Leo tu entrenamiento de hoy. Jolines, que estás que te sales. Yo soy incapaz de hacer una serie bajando de 4 e intentar hacer otra un poco después. Las mías son de 4'15 y sufriendo lo mío.

    No fuerces mucho y ve rebajando para que el domingo tengas muchísimo mono por correr.

    ResponderEliminar

Sin tu comentario, todo esto tiene mucho menos sentido. Es cómo escribir en el desierto.

UN NUEVO PROYECTO ARRIESGADO

  Tras acabar mis dos últimas novelas, Donde los hombres íntegros y Mi lugar en estos mundos , procesos ambos que me han llevado años, si en...