31 enero 2009

HOMBRE EN EL BARRO


Actualmente entreno con cuatro pares de zapatillas. Y todas, excepto las Brooks, que son las más recientes, ya conocen lo que es travestirse con una capa marrón oscura y en ocasiones negruzca. Y es que el barro me persigue de una manera avasalladora en estos días.
Inicialmente conferí el título de "Asics Émbarras" a las 2100, por aquello de ser las más veteranas del grupo y las primeras que tuvieron ese honor, aunque son las que mejores sensaciones dan en cada pisada. Pero ocurre que hay que salir de nuevo a correr y las titulares se encuentran en el pabellón de reposo, desmaquillándose para mejor ocasión. De manera que es inevitable que debuten en este terreno sus hermanas mayores, las Asics Kayano y sus primas, muy lejanas, las Saucony Triump. Estos tres pares ya conocen lo que es penetrar sin piedad en charcos, hundirse sin remedio en barro, o sencillamente, lodo.
Porque no existe apenas un entrenamiento en el que no tenga que sufrir esos barros del ayer, que serán los lodos de hoy.

Esta tarde de sábado era muy desapacible para correr y mi horario de entrenamiento no está siendo del todo ortodoxo. Pero a estas alturas uno que es corredor, ya no se plantea mirar al cielo ni al suelo, porque estando de lleno en este menester preparatorio, no hay otra que salir, acumular kilómetros, sin plantear otras cuestiones ni avanzar en otras pesquisas.
Si ayer fueron 13 los kilómetros hechos, con más chispa, al ser una distancia menor, hoy la idea era llevar a cabo 25.

EL BARRO COMO ALIADO

Lo negativo de las tiradas kilométricas son dos cosas básicas: es conveniente alejarse con frecuencia del asfalto, muy agresivo para los miembros inferiores, lumbares y espalda; en consecuencia, ello implica buscar caminos de tierra, mucho menos agresivos. Pero está el barro.
Estamos atravesando un periodo de lluvias y los caminos no evacúan con la rapidez deseada. Si además, se da la circunstancia que pasan vehículos - tractores mayormente - y hay abiertas determinadas obras de canalización o paso del AVE por la Vega de Pinos Puente, el resultado es encontrar zonas totalmente impracticables.
Decía el otro día que localicé barro en el flequillo, y es cierto; de hecho, hoy lo he localizado cerca del hombro derecho, y la malla negra ha competido esta tarde con otro color: un marrón negruzco.
Es normal que eso sea molesto, pero si el camino es un sólo charco de nada servirá ir esquivándolos. Muchos afirmarán que se disfruta como un chiquillo, pero no, es molesto, porque el agua entra hasta convivir con el pie y la percepción es desagradable, aunque hay que continuar moviendo las piernas.
Así que no he tenido otra opción que dejar el entrenamiento en 21 kilómetros, hechos a cinco minutos el mil, si bien lo previsto inicialmente era hacer 25.

Cuando salía esta tarde a las cinco menos cuarto, supe desde el primer kilómetro que no sentía buenas sensaciones: la respiración no era sosegada y me faltaba un punto de energía. Para colmo, comenzaron a caer grandes gotas que pronto se tornaron en pequeños granizos. No fue más de tres o cuatro minutos, pero a la vez el frío era muy intenso.
Esas sensaciones malas quería combatirlas con sorbos breves al "Camelback", que contenía casi un litro de isotónico, pero pronto advertí que probablemente iba muy rápido y no había recuperado como creía tras los 13 kilómetros fuertes de ayer: sencillamente la mente memorizó el mismo ritmo de la tarde anterior y eso pude percibirlo en el kilómetro siete, donde reparé que rodaba a 4,35 el mil. La solución: bajar el ritmo. Eso posibilitó que las sensaciones fueran mejores y la respiración más regular.
No obstante, ese punto de fuerza de ayer hoy seguía completamente desaparecido, y la subida larga, pero no dura, de Zujaira poco iba a contribuir a la recuperación de esas sensaciones, que no llegaron del todo, pero ya no eran tan malas a la salida de Casanueva, en el kilómetro trece del recorrido.
Hasta entonces, aún no había sufrido en exceso el barro porque no había llegado el camino. Pero llegó a partir de Ánzola, faltando 8 kilómetros para completar el entrenamiento.
Comenzó de la manera más cruel: el pequeño vado de Ánzola se vio sorprendido por el pequeño desbordamiento del río Cubillas y no era posible ver la profundidad que en ese momento se alcanzaba. Probablemente no fuera mucha, pero cauto inicié un ejercicio de acrobacia por un "macho" orillado. Finalmente no hubo otra opción que arrojarme a ese pequeño río provisional, pero ya sí, percibiendo el fondo.
Con las zapatillas técnicas contamos con una ventaja: la configuración y el tejido de rejilla provocan un secado rápido. Ese baño las dejaron limpidas, pero enseguida llegó el barro, que no desapareció en los 8 últimos kilómetros.
La tarde ahora era más desapacible, pero ya hacía rato que me había desprovisto de guantes y gorro de lana. Me seguía faltando ese punto de fuerza y por eso necesitaba que el frío ahora fuera percibido por el rostro, pero el barro ralentizaba y carga las piernas.
Y para colmo, realmente, hoy me encontraba algo cansado.


30 enero 2009

CARGA DE KILÓMETROS EN FÍN DE SEMANA


Una semana en la que las zapas han estado ausentes.
Desde la tirada de 31 kilómetros del domingo, bajo un inmenso manto de agua, no he tenido más opción que dejar cuatro días huérfanos de kilómetros, algo no muy prudente de cara a la preparación de una prueba de cuarenta y dos kilómetros.
Así que no hay más opción que intentar dignificar la semana kilométrica en los escasos tres días del fin de semana.
El inicio no ha sido nada deslumbrantes La tarde del viernes serviría para poner el contador a cero e intentar que éste marcara al menos 25 kilómetros. Pero, finalmente, han sido 13 los marcados.
Con el físico destemplado tras la jornada laboral a las tres de la tarde, no encontraba demasiadas fuerzas para rodar 25 kilómetros. Así que opté por no almorzar, para que la digestión no se convirtiera en un problema y descansar una hora. De manera que con esos apoyos, no me fue tan complicado comenzar a entrenar a las cinco y cuarto de la tarde.
Serían sólo 13 kilómetros, pero imprimiendo un ritmo algo más alto serían aprovechables. Y así ha sido.
Opté por el circuito de Fuente Vaqueros, que es llano, muy aconsejable para rodajes rápidos, y me encontré con fuerza desde el primer kilómetro. La media de rodaje ha sido de 4,35 el mil, que ayudarán a que las fibras sensibles no se adormezcan por mor de tiradas multikilométricas.
Pero mañana será otra cosa. Creo que no he cansado en exceso las piernas, y por tanto buscaré la tirada larga. En torno a los 30 kilómetros por similar escenario.
El domingo comienza el circuito de Diputación de Granada. La primera prueba será la clásica Industrial de Armilla, lugar al que he sido convocado por mi club, para entrega de dorsales. Pero también correré allí. No lo tenía previsto en absoluto, dado que la tirada de 30 kilómetros será llevada a cabo menos de veinticuatro horas antes. Así que no serán más que diez kilómetros, parte de un entrenamiento, que espero sea de dos sesiones, pudiendo ser la segunda - según fuerzas- de otros diez o doce kilómetros, por la tarde. Lógicamente el ritmo deberá ser bajo.
La suma total de kilómetros, a pesar de todo, no superará los sesenta, dígitos bastante pobres para la preparación de un maratón, pero al menos entre éstos habrá una tirada larga, que es lo importante.

La semana próxima será similar a ésta. La carga de kilómetros tendrá que venir desde el viernes, algo que convierte en más complicada la preparación pre-maratoniana. No obstante, en ese empeño seguimos, y la inscripción ya está hecha.


29 enero 2009

Digital Art : Women in Art, by Philip Scott Johnson



Bueno, pues hemos vuelto. Aunque en realidad nunca nos habíamos marchado.
Nada mejor que ir sellando una tortuosa semana con un regalo digital. El que ha sido depositado en mi correo electrónico por José Manuel, una persona muy particular, que un buen día tuve el honor de tener como alumno en un curso. Un ser que igual se transforma en protagonista de "El banquete" de Platón, que desaparece con su bicicleta de montaña por la más hostil naturaleza.
Se trata de Arte Digital con mayúsculas. Un vídeo que ya ha sido visitado por más de cinco millones de personas en You Toube en todo el mundo. Una singularidad sin igual. Toda una exhibición de sensibilidad, belleza y sentimiento, además de una excelente muestra de arte pictórico. Si el arte es puro resiste estar fuera de los museos. Si esa afirmación es cierta, este vídeo es su personificación más excelsa. Vean: Women in Art.

25 enero 2009

AVE NOCTURNA, AUNQUE SIN SALIR DE MI NIDO




Nada mejor que este extracto del comentario que envié a Las Verdes para comenzar a plantear una especie de "bitácora de Maratón", que así figurará en las etiquetas. Una bitácora que mostrará de una manera particular el cómo y el por qué de una preparación, que siempre es dura y desafía muy mucho nuestro ritmo cotidiano.
Escribía "ave nocturna, aunque sin salir de mi nido" en clave metafórica - y no sólo porque el búho sea uno de mis animales preferidos, y así lo atestigua mi colección-, para excusar mi probable inasistencia al entrenamiento que se había planeado con algunos miembros del gupo de Las Verdes la mañana del domingo 25 de enero.
Para mí supone una gran noticia y aconteci
miento poder entrenar con mi grupo, porque es una magnífica compañía y porque el entrenamiento en común siempre es más llevadero. Pero me puede el otro lado oscuro y nocturno. Ese en el que me erijo en ave nocturna y abro un libro en el silencio de la noche o navego por Internet.
Tal y como decía mi Álter Ego, Jesús Lens en su entrada que aconsejo no se pierdan, uno madruga de lunes a viernes porque no hay más remedio, pero no por elección personal. Ahora bien, no se ha de entender que no vaya conmigo madrugar. En absoluto. Es una práctica que siempre me ha satisfecho y lo he hecho durante más de dos años seguidos para acudir a carreras de competición, por poner un sólo ejemplo, y lo seguiré haciendo. Pero ocurre que el otro lado, el oscuro, es el que realmente me satisface. Cenar, ver una buena película y cuando ya todo se queda en silencio, abrir un buen libro, servirme una copa, comenzar una tableta de chocolate negro o unos bombones y disfrutar de lo lindo (el ritual del ave nocturna en su nido). Y pasar páginas del libro o rastrear páginas web o disfrutar de buena música con los auriculares bien instalados. Y en ocasiones, ver levemente en el horizonte la nueva luz que llega. Y eso, es incompatible con correr muy temprano, porque para entonces el cuerpo no habrá descansado lo suficiente y más que correr uno aullará por los caminos. Y porque queda todo el día.
Resulta que ahora en invierno, aunque los días sean cortos, la temperatura siempre acompaña, d
e manera que es factible salir a correr a cualquier hora.
Por tanto, descansado el cuer
po, celebrado el desayuno (porque para mí también es celebración) y transcurriendo todo relajado, un comienza a rebuscar en el armario de la ropa técnica para comenzar otra celebración, otro ritual: los prolegómenos del correr.



Así que así transcurrió esta mañana de domingo, en el día que escribo esto. Sobre las 13 horas comenzaron esos ritos, preparé la mochila de hidratación, el gel, las pastillas de glucosa, los guantes, el gorro, y todo lo necesario para afrontar dos horas y media de trote. Treinta podrían ser los kilómetros que haría hoy. La ruta: Pantano del Cubillas- Capara
cena- Pinos Puente- Búcor- Cortijo de Enmedio y vuelta al lugar de partida. El ritmo: sobre los cinco minutos el kilómetro.
Un recorrido duro, rocoso, el típ
ico que apenas te deja "llanear", porque cada pocos kilómetros aparece alguna rampa, por lo general no muy dura, pero que muestra la oposición de las piernas, el corazón y los pulmones, principalmente a medida que se acumulan los kilómetros. Y todo ello acompañado de una más que persistente lluvia, que jugueteaba en mi rostro, mezclándose con el sudor. No recuerdo apenas diez minutos de ruta en el que no haya llovido una gota.




Finalmente, la llegada al Cortijo de Enmedio la detuve en 1 hora y 8 minutos, por lo que me pareció adecuado avanzar algo más, hasta detener el kilómetro en 1, 15 minutos que con tiempo similar en la vuelta se convertiría en 2 horas y 30 minutos, aproximádamente. Por tanto, los kilómetros han podido estar entre 31 y 32 perfectamente, a espera de utilizar Geoogle Earth para hacer la pertinente medición aproximada.
Cuando vas a hacer una maratón necesitas hacer kilómetros. Eso es lo verdaderamente importante para acabar con ciertas garantías. Ahora bien, si el interés no está solamente en acabar, sino en hacerlo con el mejor tiempo posible, procederán las series, los cambios de ritmos y otros elementos que aseguren la calidad.
En mi caso, ese segundo factor no tiene apenas importancia. En Madrid, en 2007, acabé en 3 horas y 39 minutos, pero acabé, que era la intención desde el primer momento. He de reconocer que el tiempo fue mucho mejor que al que en teoría aspiraba ya que los entrenamientos fueron concienzudos y duros, pero no lo suficientes, quizá, para hacer menos de 4 horas. Sin embargo, ya llevaba varias medias maratones a mis espaldas y bastante competición, y eso posibilitó que pudiera detener el cronómetro 41 minutos antes del tiempo previsto.
Ahora en Sevilla, salvo imponderables de última hora, no espero hacer más tiempo. En primer lugar, porque el terreno de Sevilla no es el de Madrid; y en segundo lugar, porque creo que estoy haciendo más y más largas tiradas y no estoy en mal momento de forma.
Pero hay que seguir trabajando. Y mucho.

La semana acabó con un total de 76 a 78 kilómetros, una cifra no espectacular para preparar la distancia de Filípides.
Si el pasado lunes, adaptando el día a la tirada de 25 kilómetros, el cuerpo acabó "entero" y la resistencia aeróbica en perfectas condiciones, he de decir que en la superior tirada de hoy, por una ruta mucho más complicada que la de la Vega, a nivel aeróbico no ha habido problema alguno, e incluso he afrontado la última rampa de la residencia geriátrica "Entrealamos" con cierta facilidad, pero he de decir que las piernas han acabado muy tocadas, principalmente la zona en la que conviven sóleos, gemelos y algo más abajo el talón de Aquiles. En ambas piernas. A partir del kilómetro 23 o 24 bajar cualquier pequeño desnivel se ha convertido en un calvario, pero nada parecía indicar que estuviera fraguándose una lesión. Simplemente que la carga de kilómetros y la dureza del terreno han deteriorado esta zona muscular.
Sin embargo, si subía alguna rampa el dolor desaparecía casi por completo, ya que en estas circunstancias trabajan mucho más los isquiotibiales. Por tanto, cuando llegaba al punto final del recorrido, esa ha sido mi mayor inquietud, al pensar que en Sevilla aún tendría que correr entre 11 y 12 kilómetros más, y seguramente el dolor iría a más. No tendré más remedio que trabajar con gomas y estiramientos persistentes esas zonas musculares.
A día de hoy, faltando ya menos de un mes para la prueba, sé que no tendré problemas aeróbicos para acabar a un ritmo en torno a los 5 minutos el kilómetro, y me conformo con ello. No ambiciono "meter" series en estas cuatro semanas para bajar algunos segundos el kilómetro porque podría encontrarme con otros problemas más imperdonables: los musculares.

La semana que mañana comienza será complicada. Pocos días habrá para correr grandes tiradas.
Mañana recuperaré con no más de diez o doce kilómetros, pero ya nada podré hacer hasta el viernes. El fin de semana será clave para ampliar el volumen kilométrico, contando que, además, está la Media Maratón de Almería, en la que podré poner "fino" el organismo, dado que será mayor la velocidad en los 21 kilómetros, pero no será una ocasión para hacer mucho volumen kilométrico. De manera que el viernes se convertirá en el día de la tirada larga, sacrificando almuerzo y demás circunstancias que vengan con la vocación de dispersar el obligado entrenamiento.

21 enero 2009

UN POEMA LLAMADO OBAMA


Permitidme que este miércoles de poesía, para mí la más idónea hoy sea creer que el mundo puede cambiar.
No voy a valorar en absoluto lo que ya muchos medios de comunicación están ya valorando: que EEUU se convierta de la noche a la mañana en nuestro guía espiritual. Nunca lo ha sido y nunca lo será.
No debemos creer que una sóla persona, aunque sea Presidente del país más poderoso del mundo, e incluso, estando provisto de una buena dosis de bondad, pueda cambiar las cosas. Las cosas son como son porque así se han diseñado desde mucho tiempo atrás. Estados Unidos es un país que se debe a sus criaturas, creadas por él mismo, estando estas criaturas muy determinadas. Un país que necesita controlar el mundo para que siga existiendo su "status"; que necesita del dinero y del consumo, porque es la esencia de su sociedad; que necesita sus grandes corporaciones económicas porque son las que les abren las puertas económicas en el exterior; que necesita todos esos elementos que han ido conformando a este gigante. Ahora bien, dentro de ese esquema, Obama puede aportar cierta humanidad. Pero no porque sea un político más humano, no. Se trata de un político, que ha llegado a lo más alto, seguramente porque tiene algunos cadáveres en su armario. Con esto no estoy desprestigiando a quien creo que podría ser la persona idónea para liderar un cambio en el mundo. Pero si lo hace lo hará por otros motivos y circunstancias, que son las que realmente valoro: su procedencia, su raza, su formación. Un político y una persona diametralmente opuesta a Bush y su cuadrilla. La oveja negra de la clase que estudia y saca mejores notas que el resto. El patito feo que seduce e ilusiona. Esos elementos podrían ser más que suficientes. Y, además, porque necesariamente deben de producirse grandes cambios, sobre todo a nivel de mentalidad - si no se han producido ya-, si valoramos en su justa esencia que quien apenas hace 200 años podría pasar por ser el esclavo de la plantación de algodón más siniestra, hoy es el Presidente de todos los norteamericanos, y en parte de todos nosotros. Y todo sin olvidar un dato muy importante: el hecho de que sea hijo de madre blanca y padre negro, algo que representa y simboliza perfectamente al nuevo ciudadano americano.
Insisto que para mí, hoy miércoles, no hay mejor poema.


20 enero 2009

PROYECTO FLORENS: KANOUTÉ


Contamos con un nuevo Proyecto Florens. Una nueva y excelente contribución a este proyecto que mezcla el deporte, la vida, la sociedad y la empresa. Un proyecto debido a la pluma de mi otro par del proyecto, mi querido amigo Jesús Lens, que ha acertado de pleno con este artículo relacionado con la actitud de la estrella del Sevilla Kanouté. Un gesto que le costó una multa, pero que fue un humano gesto, debido a un tipo que se aleja muy mucho del comportamiento frívolo y mediático de un ejército de cabezas huecas, que no se avergüenzan de no haber leído un libro y acaban estrellándose con su Porsche de 150.000 €. Tiene que haber de todo en el mundo del fútbol, pero sí he de elegir siempre me quedaré con la visión del mundo del futbolista francés.

18 enero 2009

ENGANCHADO CON STIEG


Apellidado Larsson. Hace pocos meses no conocíamos a este sueco ya fallecido, que en sus ratos libres escribía de forma anónima una excelente trilogía, Millennium, que está suponiendo un fenómeno de dimensiones universales, pero la gran pregunta es ¿qué ofrece la literatura de Stieg Larsson, que tanto engancha? Obviamente, a punto de acabar su primera entrega y aguardando en los anaqueles la segunda -la tercera aún no está publicada en España-, no destrozaré las expectativas de futuros lectores. Pero sí comentaré mis impresiones. Y éstas son gratas con respecto al libro que a punto estoy de acabar. Se trata de una lectura fácil -no confundir con una trama fácil-. Es decir, Larsson no ha necesitado de grandes barroquismos lingüísticos para contar una historia -que son muchas- fascinante. Estamos ante novela negra, por tanto, debemos siempre tener presente qué tipo de género estamos leyendo.
En una dedicatoria que escribí sobre este libro, que regalé a un familiar, le venía a decir, aproximádamente, que Suecia pasaba por ser una sociedad casi perfecta, pero que con la lectura de este libro descubrirá que no lo es tanto. Y como en ese mítico programa he de decir que hasta ahí puedo escribir, en este caso.
Antes de comenzar la lectura de "Los hombres que no amaban a las mujeres," había leído lo dicho por un crítico. Éste se preguntaba algo así: ¿qué tiene este libro que nos hacer ver el amanecer? Y es cierto. Ya me ha pasado en un par de madrugadas. Su lectura empapa, subyuga, comprime, alienta..., tanto que he decidido dejar aparcado otro buen puñado de libros, algunos, incluso, ya comenzados. Ya decía que su lectura es ágil y fácil, algo meritorio para una novela, pero que no es precisamente el género que habría que dar a leer al público juvenil. Porque existe desgarro, violencia, grandes interrogantes humanos, aunque también humanidad. Por supuesto, es un libro que recomiendo.

UN VIAJE A PARÍS (I)

Existen ciudades que pueden ser contadas y otras que tiene que ser visitadas para poder contarse. Entre estas últimas está París.      No es...