11 junio 2017

ROMA, LA CIUDAD ETERNA (V)

   
Perspectiva de los FOROS Imperiales. En primer término el de Trajano,
tal vez, el mejor conservado.
 Capítulo aparte merecen el foro o, en puridad, los foros. Es todo un galimatías que no es fácil entender. Tendremos que situarnos históricamente. Inicialmente estaba el FORO en estado puro, el de la primera época romana, la republicana. El FORO era lo que son ahora las plazas principales de los pueblos y ciudades. Lugar en el que confluye todo lo importante de la ciudad, desde los negocios hasta la religión. Pero no debemos confundir el FORO con los FOROS Imperiales. Estos están más o menos juntos al otro, separándolos el Coliseo (Anfiteatro de Flavio) tradicionalmente atravesados por la Vía Sacra, pero hay más restos de foros repartidos por la ciudad. Sí, un galimatías, ya digo. Los foros Imperiales son éstos: El de César, el de Augusto -quizá el mayor-, el de Nerva -desde mi punto de vista, quizá, el más bello- y el de Trajano -nuestro emperador hispalense, quizá, el más conservado-. Al parecer estaban unidos al FORO republicano, pero los "listos" del periodo de Mussolini, crearon una calle o carretera entre medias. ¿Cómo hacer sombra a un dictador? Toda esta extensión es enorme y hay que recorrerla andando (por tanto, amigos, hay que ir en buena forma a Roma), partiendo desde la magnífica y enorme Piazza de Venecia te puedes perder hasta -si tienes forma y no hace mucho calor- el Palatino o, incluso hasta las Termas de Caracalla. Y más lejos aún. Ya sabemos que todos los caminos llevan a Roma. 
    ¿Y qué verás en el FORO o en los FOROS? Muchos verán piedras; otros verán piedras con historia, si van bien empollados o han contratado una visita guiada (es mi consejo), y otros verán belleza arquitectónica. ¿Pero qué vio este viajero? Os puedo asegurar que piedras no, aunque las había por doquier; vi belleza y mucha, mucha historia. Alguna la había empollado (llevo mucho tiempo leyendo historia romana, desde que me enganché con el Derecho Romano en la facultad) y otra me la explicó muy bien la guía italiana que contratamos, una chica espabilada y muy informada, que nos contó cosas que no suelen aparecen en los libros de historia. Así da gusto. 
    Pero este viajero, que es fiel a su mismidad y soledad, no podía dejar pasar la oportunidad (porque no lo hace en ningún sitio que visita y le gusta), de contemplar todo aquello en soledad, los días posteriores. Recrearse en esa historia, en todas esas piedras que tuvieron vida y todas esa vidas que ahora no son más que aire, huesos lo más. Contemplar todo ese "genio" romano, con sus muchas virtudes y sus muchos defectos, que nos fue legado y configuró lo que hoy somos, para bien o para mal. Todo eso se coció ahí, a pocos metros de mis narices, y por eso decía en una de estas crónicas, que a Roma, tarde o temprano, hay que ir. Ir como el que busca a su madre o a sus ancestros, como el que busca explicarse sus propias costumbres, leyes, hábitos y cultura. Nuestra cultura occidental que no nos debe ser arrebatada, heredada directamente de la Gran Grecia de nuestros amados y sabios filósofos. Porque Roma, y antes que ella Grecia y Esparta, fomentaron lo que somos. Pusieron en su sitio a quien intentó arrebatarnos esa entidad e imponer su propia cultura, en mi opinión mucho más ancestral y oscura. Fueron asesinos y sangrientos, sí, y eso es deplorable. Sometieron a otras nacionalidades, cercaron a los arévacos de Numancia durante más de veinte años. Mataron, violaron.. Para al final dejarnos su literatura, su ingeniería, su cultura, su arquitectura, su arte, su literatura, sus leyes, sus obras civiles, incluso sus corruptelas, en fín lo que somos. Nada seríamos sin eso. Siempre ocurre. Cuando una civilización se sabe superior a las otras, no la explica, sencillamente la impone. Así ha sido siempre y es posible que así siga siendo. 

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