Reflexionaba ayer sobre la importancia que tiene la irrupción de la vida social en el régimen -más o menos cerrado- de los entrenamientos. Los corredores aficionados tenemos ciertas contradicciones en ese aspecto, pero hay que intentar no vivirlas como tales. Me explico.
Sumado a eso, esos 30 kilómetros mínimos semanales no serán posibles si durante toda esa semana -mucho más los días de descanso- no existe cierto orden en cuanto a la nutrición y la ingesta de líquidos varios o, en general, un estilo de vida saludable, que conllevará un mínimo de descanso y cierto orden. Y ahí es donde radica la contradicción.
Lógicamente, en unos corredores más que en otros. Para algunos esta dualidad se convertirá en un quebradero de cabeza, por la sencilla razón de que les atrae tanto el régimen cerrado de entrenos como las salidas sociales -nocturnas, por lo general-; pero para otros, eso no será un problema, por la sencilla razón que su régimen social está en un plano muy atrasado con respecto al del entrenamiento. No obstante, el asunto se estropea cuando a éstos últimos, en ocasiones, les da por dejarse llevar por el sosiego que suponen las alternancias sociales, principalmente ahora en periodo estival. Y como no es su costumbre, su rendimiento cae enteros.
Una reflexión que viene a cuenta de mi propia experiencia durante la semana pasada. Una semana dividida entre el entrenamiento y el alterne social y nocturno. Por lo general, pertenezco a ese segundo grupo de corredores que no suele frecuentar el ámbito 'farrero', pero cuando eso ocurre -y ocurre poco, lo confieso, por decisión propia- el entrenamiento se convierte en una birria. Hago la mitad de kilómetros y esa mitad nos lo hago con la dedicación y nivel que quisiera. Además, cuesta arrancar y centrarse en un ritmo normal de entrenos.
Pero comprendo y aconsejo que -como siempre digo- el corredor aficionado tiene la ventaja sobre el profesional de poder entregarse con mesura al dios 'Baco' y al Hedonismo. Lo importante es ser ecléctico y concienzudo. En otras palabras, no perder la cabeza ni en una cosa ni en la otra.
No se puede añadir ni una coma mas amigo, estoy contigo. El placer de correr es lo más, pero esa cerveza helada en una noche templada de verano, en una terraza o viendo una película es otra clase de placer que no hay que descuidar. Un abrazo
ResponderEliminarPor supuesto. Y si es necesario, se hacen dos o tres kilómetros más y solucionado.
ResponderEliminarFeliz verano amigo Paco.