El nombre de Julio César Jacobi poco nos dirá -incluso a los más futboleros-, pero si decimos: es el portero suplente del Granada C.F, probablemente ya nos diga algo, a pesar de que mucha gente aún se preguntará quién es.
Y sale aquí debido a una reflexión que me surgió cuando leía el lunes por la mañana el artículo que a él aludía a raíz de sus luces y sus sombras firmado por la fina pluma de mi buen amigo Manolo Pedreira, redactor de Ideal.
Venía a decir Manolo que Julio César no tenía aspecto de portero sino más bien de seminarista. Y, efectivamente, este joven de 25 años, natural de Brasil, atesora un rostro beatífico que poca impresión de feracidad debe de dar en el área cuando se disponga a atrapar balones con más rápidez y destreza que sus naturales enemigos los "killers" delanteros del equipo rival.
Y es que este portero de procedencia portuguesa -al parecer también fue suplente en el Benfica-, cedido al Granada, está en boca del mundillo futbolístico, incluso, allende de Granada, debido a sus grandes paradas y sus muy sonadas pifias. Y como resulta que la memoria es selectiva, traicionera y anárquica, no sé por qué me ha venido alguien a la mente que poseía -guardando las distancias- similares virtudes y similares defectos. Caprichos del destino. Y ese alguien no es otro que el suscribe, que también anduvo bastantes años en la ingrata tarea de arquero en las ligas provinciales.
Cuando Julio César se automarcó el tercer gol ante el Villarreal, en una jugada inofensiva, fijé mi mirada en sus ojos cuando la cámara de televisión ofreció un plano corto. Y fue entonces cuando intenté averiguar qué pasaría por su cabeza, que podría albergar en ese momento un torbellino de desolación y desesperanza. Llevaba cuatro partidos como titular por mor de la lesión de espalda del titular y muy querido por la afición, Roberto Fernández; había cuajado una gran actuación ante el Málaga y el Betis, pero ante el equipo sevillano había errado también en el gol bético; sabía que todas las miradas estaban puestas en él; él se sabía observado y para colmo no contaba con prestigio, buena fama ni pasado glorioso, un perfecto desconocido. Y, ahora, de pronto, cuando el Granada podía incluso empatar y tras hacer un par de meritorias paradas, va y la pifia. Tierra trágame. Reconozco que me sentí mal por él y en parte también por mí, por mi pasado errático en esa demarcación. Para colmo su aspecto es pulcro, educado, casi débil y allí se encontraba sólo, en tierra hostil, alejado de su hogar, cedido por su equipo, automarcándose un gol que le podía apartar de la titularidad.
Al día siguiente leí el artículo de Manolo e, insisto, sin saber porqué pensé en ese otro portero modesto que también solía liarla parda de vez en cuando; aquel que en opinión de gente sabia del fútbol podía llegar lejos si se le ofrecían las oportunidades adecuadas; aquel que fue valorado por jugadores que fueron de la élite del fútbol nacional como son el caso de Emilio Baena -padre de mi amigo Emilio- y por Joaquín Calera, ambos jugadores del Granada en distintas épocas. Pero a aquel joven no se le dio la oportunidad de oro y acabó sucumbiendo.
Probablemente no sea el caso de Julio César porque llegar a Primera División ya es triunfar pero mucho me temo que si su técnico, Abel Resino, no le tiende ahora la mano, como portero que él también fue, este chico con cara de seminarista acabe sus días haciendo bolos en equipos poco serios, porque no me cabe duda que existe un enorme potencial en este portero, tan sólo alguien debe de enseñarle a enmendar sus pifias y, tal vez, a hincar puñales con su mirada.
A pesar de la pifia que cometió el otro día frente al Villareal, creo que apunta buenas maneras y que merece su oportunidad. Roberto nos ha salvado muchos goles , pero también se ha tragado unos cuantos.
ResponderEliminarEl domingo a las 12 hemos de ganar al equipo de Donostia, para no entrar en puestos de descenso y ante un rival directo de los que juegan nuestra liga por la permanencia.
La carrera de Albolote a las 11 y el fútbol a las 12, voy a tener que correr mas que nunca.....SaludoSS.
Yo "por suerte", cuento con el privilegio de no tener que correr en Albolote, aunque de todas formas tampoco acudiré al "Nuevo Los Carmenes". O pedaleo o lo veo en televisión.
ResponderEliminarAcudí a ver a la Real Sociedad en copa y me pareció un equipo bastante asequible. Se estuvo a punto de remontar la eliminatoria.
Compae , cuanta razón tienes, aún guardo en mi retina esa parada espectacular que hiciste a un lanzamiento de falconetti y que dejaste perplejos tanto al público como a todos los jugadores "Dios santo que palomitón", fue la frase de la mayoria de la gente alli congregada, y la verdad esque la estirada de palo a palo fue realmente maginifica. Por contra otras tardes no has estado tan afortunado y la pifias en un tiro fácil , los porteros y tú lo sabes pasan de la gloria al infierno en cuestión de segundos. Recibe un fortissimo abrazo . Pásame por mí correo tu telefono se me borró la agenda y no puedo contactar contigo. Acabo de terminar mi recorrido por la Vega en un tiempo espectacular 1 h para unos tristes 10.5 km.
ResponderEliminarCompae, créeme si te digo que me acorde de aquella inusual parada cuando hacia la entrada. Puede ser que porteros como yo hayan llegado lejos y otros se hayan quedado por el camino. Estoy en ese segundo gran grupo. Un abrazo.
ResponderEliminarTe paso el teléfono.