25 febrero 2011

AL MENOS QUEDA EL CICLISMO

Cuando esta tarde venía con la bicicleta por uno de los caminos que frecuento cuando corro, no pude evitar pensar que el correr me resultaba extraño, lejano, a pesar de que no hace ni veinte días que calcé unas zapas. Extraño a mí, que llevo ya miles de kilómetros hechos. Fuere por la causa que fuere, correr lo presentí como algo muy distante y difícil, probablemente influenciado aún por la dolencia en la zona del calcáneo del pie izquierdo, que no es más que la reproducción de la tendinitis aquilea.



Por ahora, no estoy echando tan de menos correr porque estoy centrado en la MTB -que insisto me gusta menos que correr-, subiendo cuestas, llaneando, en definitiva, pasándolo bien y de camino intentando no perder demasiado la forma y mantener el peso lo mejor posible para cuando vuelva a correr, que no sé con exactitud cuando será.
Lo que está claro es que mientras persista la dolencia -que va desapareciendo poco a poco- correr para mí estará vetado. Cada vez, soy más prudente. De hecho, hasta ahora no he encontrado el momento para dar el primer paso, pero llegará ya que de las lesiones siempre se sale, a no ser que sea irreversible.

Salir con la MTB obedece a otras leyes distintas. Por lo general, se necesita algo más de tiempo porque utilizamos una máquina, que necesita sus cuidados mínimos. Hablamos de otro tipo de deporte, con lazos comunes con el correr, pero distinto a fin de cuentas.
No obstante, la bicicleta también puede enganchar o, de lo contrario, que se lo pregunten a esos cientos de ciclistas aficionados que se desviven por tener la mejor potencia o los mejores cambios.
Cuando comencé en el ciclismo, lo hice en el de carretera porque la MTB aún no estaba tan introducida en nuestro país. Y, efectivamente, el grupo que nos movíamos con la bici teníamos en este deporte nuestra obsesión. De hecho, comencé a dejar el fútbol - y también porque sabía que no iba a tener más futuro que recorrer equipos modestos- por la bici. Pero hablamos de otros tiempos.
Realmente no sé que ocurrirá con la lesión que arrastro. Probablemente sea la que me retire de correr, pero al menos quedará el ciclismo, que hasta ahora no se ha manifestado incompatible con la lesión.
Seguramente probaré a dar los primeros pasos a principios del mes que viene, no sin antes acudir a un par de sesiones de fisio.

3 comentarios:

  1. Anímate. Verás que pronto estás de nuevo rodando por esa vega.
    No hay mal que cien años dure.... ni siquiera zapatero.
    SaludoSS.

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  2. Has probado la natación? Un deporte que no produce apenas lesiones y que cura casi todas

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  3. Alfredo, amigo, será que uno va cumpliendo años, pero ya me tomo las lesiones con menos ansiedad. Por cierto, según las últimas encuestas Zapatero y Griñán se van...

    Amigo Tercero, mis cualidades natatorias son similares a las del tronco, pero sí llevas razón. A la espera estoy de que se inaugure a doscientos metros de mi casa una piscina -será inaugurada horas antes de las elecciones municipales, al tiempo- donde me introduciré para curar y reforzar. De hecho, he leído que incluso andando por la piscina, que es quizá mi mayor habilidad en el agua, ya supone un ejercicio fantástico.
    Espero verte más por aquí. Tu blog muy interesante. Saludos.

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Sin tu comentario, todo esto tiene mucho menos sentido. Es cómo escribir en el desierto.

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