01 octubre 2014

TÉCNICAS PARA ALEJAR LA RUTINA Y OTRAS COSAS DEL CORRER

   El último entrenamiento del mes de septiembre ha servido para volver a coger el frontal, además de para hacer diez kilómetros y medio excelentes. En pocas ocasiones había encontrado tan plácida la Vega: el sol poniéndose, nada de calor, nada de frío, nada de aire, casi nadie de gente, ni de vehículos. Mirabas para atrás y veías el largo camino solitario y ya casi oscuro, levemente regado aún de la lluvia caída los días anteriores. E intentabas imaginarte a ti mismo corriendo (a esa retroalimentación llegamos a veces los corredores), incluso a vista de pájaro y las plácidas sensaciones eran más especiales.
   Devorando kilómetros con facilidad. Adentrándome en caminos estrechos que provocaban que la visión cambiara. Si el camino viraba al norte, el sur lo veías frente a ti; pero si el camino viraba al este, perdías de vista el sur de manera momentánea. Ha sido gozoso. Y nuevo. 
 
Cruce Carretera de Tiena-Olivares. Al fondo, el histórico Cerro de
Los Infantes. Comienzo de ruta de entreno del sábado (Foto de J.A. Flores)  
 Últimamente utilizo con frecuencia una técnica, que no es nueva. Resulta que a estas alturas casi conozco todos los tramos de un área concreta, pero si esos tramos los altero, los uno de forma distinta, el resultado es un recorrido nuevo. En ocasiones, incluso, dejo el coche en un lugar determinado de la ruta y la recorro a la inversa o recorro un trozo y lo uno con otro. Por ejemplo, el pasado sábado corrí por una ruta que en un momento volvía a pasar de nuevo por el sitio donde estaba aparcado el coche. Y esos cambios que parecen insignificantes, en realidad no lo son. Te alejan de la rutina, que es la esencia de la persistencia, esa que acaba por devorarlo todo. Cuando sueles correr solo, has de utilizar estas técnicas, ya que la mente necesita cambios y novedades. 
Por tanto, hay que vencer a la rutina tanto en la vida diaria y en las relaciones personales, como en asuntos tan aparentemente alejados de éstas como es correr. Esos pequeños cambios nos van a posibilitar seguir corriendo durante mucho tiempo, porque nada hay más tedioso que repetir siempre la misma ruta -o, no sé, cepillarse con el mismo cepillo los dientes-, a pesar de que nos ofrezca ciertas ventajas en cuanto al conocimiento milimétrico del terreno.   

CON EL FRONTAL EN LA MOCHILA

Decía que hoy he vuelto al frontal. El sol se pone cada vez antes y es fácil que nos coja el manto de la noche en mitad de una ruta si corres por la tarde. Por eso, desde que compré este aparato para el Trail de 'La Huella del Búho', siempre va en la mochila, junto a las gafas, los apósitos de ampollas, el protector solar, la crema calentadora...Ya forma parte de esa pequeña colección, porque nunca sabes cuando vas a tener que utilizarlo, principalmente, ya digo, en estos meses que se avecinan en los que la noche ya gana al día. 
   Para llevarlo encima, y no estorbe para correr, he encontrado una solución perfecta:  lo coloco en la frente y, simplemente, le doy la vuelta. Es decir, el foco va en la nuca y la cinta me sirve como elemento válido para que absorba el sudor de la frente y no llegue hasta los ojos. Actúa como cinta de tenista. De manera que cuando lo necesito conectar, basta con darle la vuelta. Otra opción es llevarlo en el cuello, como si fuera un collar. No es molesto porque apenas pesa unos cientos de gramos.
   Y eso es lo que he tenido que hacer hoy: darle la vuelta en los últimos dos kilómetros, básicamente, para no entrar en los charcos del camino, que aún estaban repletos de agua por la lluvia de los últimos días. De esa manera, el frontal ya es un amigo más, como el GPS, las gafas, la ropa técnica, las zapas...   

2 comentarios:

  1. Pues si, la rutina es lo peor con lo que nos podemos enfrentar, tanto en el running como en nuestra vida cotidiana. Y es increíble en cambio de sensaciones que se producen cuando se hace lo que tu dices: hacer la misma ruta pero cambiándola. La verdad es que una gozada correr en estos días.

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Sin tu comentario, todo esto tiene mucho menos sentido. Es cómo escribir en el desierto.

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