UNA REVELACIÓN
INQUIETANTE
En una visita rutinaria a casa de mi madre, ésta me soltó dentro de
una conversación circunstancial: «Yo nunca he sentido miedo de dormir aquí sola, en la casa en la que hemos vivido toda la familia.
Dicen que los muertos a veces regresan, pero eso yo no lo he visto. Tan sólo en
una ocasión, cuando estaba en la cama, vi unas sombras
muy oscuras junto a las cortinas de la ventana
que da al balcón».
Fue
una revelación inquietante.
No me la esperaba y me quedé helado. No sé si por la forma tan casual
en que lo dijo o por la revelación en sí.
—¿Unas
sombras? —le pregunté.
—Sí,
unas sombras muy negras, que se movían un poco.
—Madre, seguramente que lo que se movía eran las cortinas.
Sobre
todo si estaba la ventana abierta.
—No, las cortinas no se movían porque era en invierno, uno de los
días más fríos, y la ventana estaba cerrada.
—Es probable que fueran los claroscuros que forman los faros de
los coches al pasar por la calle.
—Estoy acostumbrada a ver el reflejo de los faros de los coches que
entran por las ranuras de las ventanas. Precisamente la luz que entra
es clara y no oscura.
—Pero... ¿tenían alguna forma humana? —me atreví a preguntar.
—Sí. Al principio me pareció que sí, pero luego no se apreciaba forma alguna, como una especie de círculo. Les hablé.
—¿Cómo
que le hablaste?
—Sí.
Les pregunté que a qué venían.
—Madre,
¡por Dios! ¿Le hablaste a unas sombras?
—Sí. Podrían tratarse de espíritus de muertos. A veces nos visitan
para comunicarnos algo.
Escruté el rostro de mi madre. Siempre había sido sensata. Era una persona ya mayor pero no padecía ninguno de los males que deprecian
la mente de las personas mayores, tales como
el Alzheimer o la demencia senil.
—¿Y
qué paso? —me esforcé en no ser condescendiente.
—Les
pregunté: «¿Qué queréis? ¿A qué venís?»
—¿Hubo alguna respuesta? ¿Alguna señal? ¿Algún movimiento?
—No,
nada. Pero desde que les hablé no han vuelto a
aparecer.
Posteriormente, seguimos hablando de cosas insustanciales, de ésas que se hablan
con los padres
o con algún miembro de la familia.
Sin embargo, no he conseguido quitarme esa revelación de la mente.
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