10 octubre 2008

NICHOLAS WILCOX Y EL DIVERTIMIENTO LITERARIO

Tentado está uno de volver a escribir sobre la crisis, sobre todo tras comprobar el nuevo batacazo -pero el de hoy mayúsculo- alcanzado por el Ibex-35 hispano, que hasta a mí me ha preocupado. Pero no, fiel a lo anunciado ayer -y aunque parezca que nado contra corriente, que también es cierto-, seguiré sumergido en tierras jiennenses, ahora que el tiempo de otoño acompaña, para liarnos con historias de templarios y ritos ancestrales de los que tanto atesora esta fascinante ciudad interior, que un día me impresionó cuando la contemplé desde el Castillo de Santa Catalina, sede del Parador Nacional de Turismo de esta ciudad.

Pero en fin, mejor que yo, dejemos que sea el artículo que publiqué en Ideal, no sé si hace año y medio o dos años. Un artículo que habla de todo eso, de escritores que utilizan otros nombres y de amigos escritores que descubren todo ese divertimento.


NICHOLAS WILCOX Y EL DIVERTIMENTO LITERARIO


En estos días de verano tardío donde el tiempo oscila entre lento y rápido nada mejor que el antídoto del recogimiento lector, que asume un papel como de frenada de emergencia ante la revolucionada vorágine de los meses de hastío. De ahí que aprovechen las editoriales para sacar en estas fechas una buena parte de sus novedades editoriales y los quioscos se metamorfoseen en libros por entregas, sabedoras del ralentí biológico que necesita el ser tan cansado de descansar y ya dispuesto a enfrentarse a otro tipo de medusas, de bocado más incierto.

En esa aventura de la lectura y a la espera del cambio climatológico que desdiga el tiempo tórrido una fórmula casi siempre exitosa suele ser la novela histórica, tan extendida en nuestro tiempo. Es posible que el fenómeno avasallador de ésta, como dice Pérez Reverte, no sea otro que la ausencia de enseñanza histórica en los nuevos planes de estudio. Si es cierta esa afirmación, habría que decir que bienvenida sea esa ausencia, ya que existen algunas obras de este género excepcionales, además de bien documentadas. Sería entonces como leer historia sin la rigurosidad y academicidad del ensayo, además de tener la oportunidad de enfrascarnos en una buena novela.

En ese género de novela que alude a elementos históricos, pero en este caso narrada desde el prisma de la actualidad, es probable que haya caído en las manos del hipotético lector alguna novela de Nicholas Wilcox, hispanista inglés que ha tratado en su obra los asuntos templarios de manera magistral en momentos en los cuales casi nadie escribía novelas sobre templarios. Además, existe toda una aureola misteriosa sobre la identidad del autor, descubierta, como ya sabrán, por Pérez Reverte en un famoso artículo publicado en 2002.

Esa curiosidad, o fascinación, o misterio, hace que el lector se interese por las novelas del supuesto hispanista inglés, pudiendo ser muy probable que se introduzca en la novela de título “La lápida templaría” que nació como best seller, aunque no adolece de apuntes literarios referentes a las grandes pasiones humanas de las que siempre se ha servido la novela. La sorpresa del lector irá en aumento cuando descubra que casi toda la acción que sostiene la trama transcurre en la provincia de Jaén, dejando algún espacio al Albaicín granadino, lugar donde mora uno de los personajes. Lógicamente, si no conoces el misterio que envuelve la aureola del personaje inglés, acabas por pensar que qué haces con tu tiempo y a reprocharte la escasez de conocimiento de lo que te rodea, cuando un inglés, nacido en Sudáfrica, tiene más información que tú sobre estas tierras en las que moras. Sin embargo, si has leído con antelación el artículo de Pérez Reverte, la congoja y la frustración ya no es tan grande porque sabes que detrás de la figura de Nicholas Wilcox se encuentra el escritor de Arjona - cuna de Alhamar, fundador de la dinastía nazarí- Juan Eslava Galán, ganador del premio Planeta en 1987, con la novela “En busca del Unicornio”, y antiguo estudiante en la Universidad de Granada.

Sin duda estos divertimentos son elementos que forman parte de la buena literatura, muy aconsejables en los meses en que las medusas descansan de sus voraces bocados, claro, siempre y cuando el espíritu y la mente necesiten estímulos alejados del mundanal ruido de la ciudad tras los meses veraniegos, y para ese cometido nada mejor que conocer la historia correctamente novelada en la mayoría de los casos, o magistralmente novelada en algunos otros. La novela no puede ser nunca una invención si baraja datos concretos. Es más, no puede ser jamás una invención en ningún caso, a lo sumo una mezcla de ficción y realidad, donde la realidad no es identificable y la ficción puede ser la realidad más común.

En el sentido de la ficción, que podría no ser otra cosa que alguna vida contada, o tal vez exagerada, según podría afirmar Bryce Echenique, mezclada con los datos contrastados, Nicholas Wilcox ó Juan Eslava Galán nos presenta el misterio templario y otros misterios más cercanos de la vida, de manera que el divertimiento de la literatura, sus historias y personajes, hace que el viajero literario y el real conozca ya por donde guiar sus pasos en el descubrimiento del pasado. Desde ese comienzo, entonces, ya es posible saltar en la búsqueda de una supuesta lápida que encierra el secreto salomónico del universo, o bien, visitar verdaderas obras de arte erigidas por supuestos miembros de la macro orden medieval, guerrera y religiosa. Por tanto, es posible saltar a tierras navarras para conocer la iglesia románica de Santa María de Eunate y afanarse en una mezcla de literatura y placer viajero para descubrir el Bafomet templario o el símbolo de los dos caballeros. En cualquier caso el viajero siempre descubrirá regalos para la vista y también para el sentimiento, producto de conjugar la literatura con la historia, o simplemente para poner en marcha su imaginación, pudiendo ser todo ello entrelazado admirablemente por una mente escrutadora, atenta y aislada convenientemente de la vacuidad y zafiedad en que pretenden convertir nuestros días los programadores televisivos y demás expertos en vampirismo social, el cual se extiende ya peligrosamente hacía terrenos más particulares de nuestro quehacer diario siempre solícito a interrumpir cuando ni siquiera es llamado.

13 comentarios:

  1. Alter, de éste no me acordaba. Excelente idea ésta de recuperar artículos que, pasados, siguen teniendo mucha actualidad.

    Es que no conocemos apenas nada de lo que tenemos ¿verdad? Un buen descubrimiento para seguirle la pista, sin duda.

    En clave Verde...

    ¿Qué tal tu vuelta a los caminos?

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  2. No es mala idea. Sabes amigo que hay articulos atemporales - o como me gusta decir, intempestivos -. De manera que es bueno tirar de disco duro y recuperarlos, vistos en la distancia algunos ganan. Claro, otros pierden.
    En Clave verde: me acojonó el aire. A ver mañana. Te envié un SMS.

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  3. ¿Te puedes creer que no había visitado Jaén nunca, hasta la semana pasada? ¡¡Qué vistas magníficas desde el Castillo!! Y la portada de la catedral también me encantó.

    Como bien dices, hay POSTs que podrán perdurar en el tiempo y otros que caducan casi antes de ser publicados. Es la ambivalencia de esta locura bloggera.

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  4. Greg, como bien dice Jesús, no conocemos nada de lo que tenemos. Cuando comencé a leer cosas sobre Jaén, me quedé helado. Tiene una historia mitad histórica mitad esotérica, impresionante.

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  5. Entrar en tu blog me gusta, amigo. Aunque soy un lento y empedernido lector de libros, me entusiasma apuntar libros para leer, este es uno de ellos, el de Eslava ¿cual es?, En busca del Unicornio lo he leído.
    Saludos

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  6. No, ese del que hablo es la Lápida Templario. Léelo, Paco, merece mucho la pena. Es una trilogía, pero es éste el que, en mi opinión, merece la pena.

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  7. Me cuesta entender el que no se haya dado más publicidad al hecho de la impresionante vinculación de toda la provincia de Jaen, con la historia de los Templarios.
    Ello supondría un enorme empuje hacia ese turismo de buen nivel cultural, alejado de los tópicos del turista de calzón corto, cámara fotográfica en ristre y color a gamba recocida, que pulula buscando cerveza barata y hoteles de oferta permanente.
    Ya conocía yo de esta tradición de nuestra vecina provincia, por un amigo ubetense, conocedor y estudioso de historias, emplazamientos y leyendas sobre los Templarios, que cuando se enzarza en su narración te deja boquiabierto, por el potencial inexplotado de esas tierras surcadas por millones de olivos, que acaso no dejan ver algo, que está justo a sus pies.
    Excelente artículo José Antonio, que de nuevo, me ha hecho ser consciente de los tesoros que tenemos a nuestro lado y que sin embargo paracen transparentes a nuestra mirada.
    Saludos!!

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  8. Disculpad el lapsus, pero se me ha colado la cuenta de las verdes.
    Saludos: Abel

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  9. Paco, Abel, amigos, "La lápida templaria", es un libro que aconsejo de forma contundente. Hay muy buena literatura en esa obra de Juan Eslava Galán y ayuda sobremanera a conocer esa tierra templaria que no conocemos como decía Abel. Además, hay un trasfondo de personajes, en mi opinión, solitarios que buscan más allá de su vida normal. En cuanto lo leí tuve la suerte de ir a Jaén y la forma de escribir el artículo de "Casa Gorrión", se debió a cómo aparece esta taberna en el libro. No hay excusas, haceos con el libro que está en bolsillo desde hace tiempo.

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  10. Felicidades por el artículo y por el recientemente estrenado blog. Viví en Jaén durante medio año, se muy poco de su historia local (ignoraba que fuera tan interesante). Sobre la novela histórica, coincido con Pérez Reverte en que su éxito es consecuencia de su progresiva pérdida de espacio en los planes de estudio. A la gente le interesa mucho su pasado, pero éste suele resultar más placentero cuando el escritor aprovecha la armadura del relato para ir introduciendo retazos de historia, aunque sea únicamente como atrezo para su novela. Desde luego, hay historiadores profesionales que transmiten sus investigaciones de forma amena, sin tener que recurrir a la ficción, en cambio otros, con independencia del rigor de sus obras, producen auténticos ladrillos.
    Por cierto, comencé a leer "Entre limones" a partir de una recomendación tuya, aunque con poca predisposición. Poco a poco, el libro me ha ido atrapando. No se si son los encantos de Las Alpujarras, la visión en su peculiar mundo desde el prisma de un "guiri" o la abierta y descomplicada actitud con que el autor hace frente a los inevitables choques culturales. En cualquier caso un libro para disfrutar. Un saludo

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  11. Amigo Vacuit, tiene toda la razón Pérez Reverte. Probablemente la novela histórica no hubiera tenido el éxito de los últimos años si los planes de estudios fueran más cuidadosos con la historia. Y, como bien dices, alguna son un auténtico ladrillo. Sin embargo, conociendo Jaén como lo conoces, te recomiendo esta novela encarecidamente, luego me darás tu opinión.
    Celebro que mi recomendación de leer "Entre limones" haya sido acertada. Es una novela fresquísima, que como bien dices, te atrapa y te ofrece una visión de una zona que conocemos, con los ojos de un güiri, quizá ahí esté su grandeza.
    Gracias por tus palabras, segumos en contacto. Saludos.

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  12. Para las personas de Jaén, Eslava Galán es un referente. Nada más grato que visitar la ciudad tomando como guía otro de sus libros "El enigma de la mesa de Salomón".
    De hecho el bafomet templario que hay en la fachada gótica de la catedral de Jaén me ha servido de título e imagen de mi blog:
    http://bafomet.wordpress.com

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  13. Me gusta el misterio templario y la figura del Bafomet. Jaén atesora muchos secretos.
    Saludos Bafomet, visitaré tu seguro interesante blog.

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Sin tu comentario, todo esto tiene mucho menos sentido. Es cómo escribir en el desierto.

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