01 enero 2015

LAS UVAS DE LA IDA

No, no se trata de un error sobre el título de la excelente novela de Steinbeck, sino de un deseo para el nuevo año: la ida definitiva de este régimen andaluz, que se señorea por Andalucía sin que nadie le sople desde comienzos de la democracia -y desde un poco antes, con la preautonomía-.
Porque lo de las uvas de Nochevieja y Canal Sur no es una anécdota sino una sustancia. No es un fallo sino una manera de proceder. No es una error de un directivo anónimo sino la manera de entender la información esta triste cadena que se autodenomina pública. Su manera de entender Andalucía y de ningunear a los andaluces, que en muchos casos no nos merecemos otra cosa mejor. De ahí que lo ocurrido en Nochevieja no sea más que la herencia recogida de tantos años de barbaridades de esta infame cadena andaluza. 
 Es lo que ocurre cuando se permanece tanto tiempo en las instituciones, que te haces de una pieza con ellas y se pierde todo sentido de la responsabilidad ante el poder y el buen gobierno. Por tanto, he de concluir, no toda la culpa es de los políticos sino -insisto- del ciudadano que posibilita con su voto que sigan ahí.     
Los Simpson siguen esperando... 
En Canal Sur hay muy buenos profesionales y a algunos los conozco, pero nada de eso tiene que ver con la visión política del medio, que no es más que el trasunto de la forma de gobernar y de concebir a Andalucía. 
Cuando veía esta mañana algunos vídeos domésticos de familias andaluzas sobre el momento de fiasco de las uvas no sabía si compadecerme o de alegrarme. 
Compadecerme en el caso de que buena gente pretendiera tan sólo ver  y compartir en su cadena regional uno de los momentos importantes del año. Alegrarme -como apuntaba antes- al comprobar que muchos de esos que se quedaron con cara de incredulidad posibilitan con sus votos que siga gobernando este régimen caduco que extiende sus raíces desde los albores de la democracia, acomodados en sus sillones. Sí, es cierto que las últimas elecciones las perdieron y gobiernan gracias al apoyo de otros de similar camada, pero también me horroriza pensar que hubieran gobernando los que ganaron. O sea, no hay salida mientras siga el esquema tradicional de partidos y el decadente sistema electoral.
Luego, los andaluces estamos desorientados. Tanto como esas miles de familias que comprobaban que en mitad del rito casi orgiástico de las uvas les metían no sé qué de turismo de Andalucía y no sé qué de motos en el circuito de Jerez.  

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