25 octubre 2015

CINE: LA DEUDA (Coproducción USA-PERU-ESPAÑA, 2015)


La deuda, es una de esas películas que hay que ver en los tiempos que corren porque ayuda a comprender ciertas cosas. Opera prima de Barney Elliott, se aleja del confeti acartonado que otorga Hollywood a muchas de sus películas. Y eso es así, porque además de ser cine cien por cien, está coproducida, además de por Estados Unidos, por Perú y España. 

Aquí el protagonismo lo tienen los dos primeros países, porque se trata de deuda externa de un Perú pobre como las ratas y una economía ultra liberal americana en la que cualquiera de sus corporaciones bancarias o de fondos de inversión y comercialización de deuda pública de países pobres, son mucho más poderosos que muchos de los países a los que manejan como marionetas ante la mirada impasible de gobiernos poderosos y ricos. Países que ven recortadas e hipotecadas sus economías, además de por su pobreza decimonónica y sus políticas basadas en los grandes terratenientes y potentados, por su propia deuda que les entierra. Una deuda que crece de manera exponencial a costa de recortar derechos y servicios sociales y sanitarios. ¿Nos suena todo esto a algo? 
Obviamente, por muchos recortes que hayan sufrido determinados países como Grecia, España o Portugal, nunca tendrán nada que ver con la vampirismo económico al que están sometidos países de la América Central y del Sur. Y no hablemos ya de África o de algunos asiáticos.  
Esta película no explica todo, entre otras cosas porque su director no apuesta fuerte. Le hubiera salido una ópera prima aún mejor si se hubiera arriesgado, pero hay que comprender que no siempre es fácil, sobre todo cuando se trata de un director novato que espera no estrellarse con su primera película. 
No veremos en esta cinta nada espectacular, además del paisaje andino. No veremos grandes estrellas (aunque sí a los españoles Carlos Bardem y Alberto Amman, que rayan a muy buen nivel), ni BSO alguna, aunque sí una buena fotografía. Sólo veremos una realidad que por conocida, no dejar de ser siniestra. 
Una realidad en la cual se muestra en qué manos está el mundo. Quien maneja todo esto afirma de manera lapidaria que siempre ha sido así y así sera. Pero está claro que su discurso está adaptado a sus propios intereses. Por su parte, las víctimas, las economías paupérrimas luchan en vano porque no sea así, casi siempre en vano. 
Varias historias humanas que se entrecruzan bajo el argumento principal que expongo, que es una técnica que va muy bien para películas de este tipo. 
Al final, el director ha querido que encontremos alguna esperanza. Pero mejor ver la película, merece la pena.

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