En ésta consigue lo que más o menos se propone, o al menos es lo que deduzco tras verla: transmitirnos lo absurdo que resulta en ocasiones dejar de ver la realidad-realidad para centrarnos en la realidad-virtual.
Hay entretenimiento y buen elenco de actores, gente que hace creíble lo que tenemos a la vista, si bien no estamos dispuesto a ver que no es otra cosa que una sociedad protagonizada por las redes sociales e Internet en la que conviven erráticamente adultos y jóvenes.
Y digo erráticamente, porque por motivos generacionales a los primeros, a muchos de ellos, les cuesta coger el ritmo de la irrupción de las redes sociales y los que creen haberlo cogido, lo único que hacen es una utilización ramplona y torpe de éstas, bien sea para controlar a su prole o establecer relaciones sexuales ridículas y sin sentido a través de Internet. Por su parte, los jóvenes entienden que dominan el medio, pero eso es también una ilusión, ya que es el medio virtual el que les domina a ellos. Al final, es lógico que todo choque y se diluya, incluso, de manera trágica.
Una película acertada que se deja ver muy bien.
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Sin tu comentario, todo esto tiene mucho menos sentido. Es cómo escribir en el desierto.